Orgías en la Historia:
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Grecia
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- Edad Contemporánea (en preparación)
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Orgías romanas ¿mito o realidad?
Si
hacemos una encuesta a la gente y les preguntamos sobre sexo y Roma,
seguramente la primera imagen que les venga a la mente sea la de unos
romanos tumbados en sus triclinium, pegándose un festín con todo tipo de
manjares, y vino, mucho vino, en un ambiente cada vez más desenfrenado
que acabará en una gran orgía.
¿Mito....
Pues
esta imagen, aunque muy difundida y sugerente, no representa la
realidad histórica, ya que la cultura romana es su más de 1000 años de
existencia estuvo regida por una
estricta moral sexual, dirigida
principalmente a proteger (y controlar) la virtud de las castas matronas
romanas, y donde la mayor virtud de un ciudadano romano era la
templanza y el
autocontrol, por lo que dejarse arrastrar por las pasiones era visto como causa de degradación moral.
A estos conceptos generales podemos añadir otros
tabúes como
la homosexualidad pasiva, la felación, el cunnilingus y la
homosexualidad femenina, que era tomada por uno de las aberraciones
morales más espantosas. Incluso existía cierto pudor acerca de la
desnudez en público, especialmente la femenina, ni las más atrevidas
pinturas eróticas pompeyanas muestran a las prostitutas completamente
desnudas.
Hay que recordar, que al contrario que en la cultura griega, los romanos no vieron con buenos ojos la desnudez pública del cuerpo masculino.
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Escena de banquete en una casa de Pompeya |
Por todo ello, parece muy improbable la
existencia de orgías entre ciudadanos de igual extracción social, ya que
sería considerado una
auténtica infamia que una casta matrona romana mantuviese relaciones sexuales en público delante de otros hombres.
Tal vez la fama de los "eróticos"
banquetes romanos
es que fueron el lugar ideal donde las patricias romanas mostrasen
todos sus encantos, era casi el único lugar donde podían flirtear con
otros hombres, por lo que los banquetes serían el escenario ideal para
miradas furtivas, coqueteos e intencionados roces, que podrían culminar
en una pequeña aventura extramatrimonial.
Otro dato que apuntan los detractores de la existencia de orgías en la cultura romana es que
los romanos canalizaron las actividades de sexo colectivo en fiestas relacionadas con cultos a la fertilidad, como las lupercales o las
ludi floralis,
donde a pesar de producirse en un ambiente festivo y de cierta
relajación moral nunca trasgredían las barreras de la moral sexual
imperante.
A todo estos argumentos podemos sumar que los
principales testimonios de estas orgías provienen de autores cristianos,
cuyo objetivo era mostrarnos la degeneración moral del paganismo frente
a la virtuosidad del pensamiento cristiano, o historiadores romanos,
que aunque contemporáneos, seguramente exagerasen los vicios de los
emperadores, como metáfora de un régimen político corrupto y tiránico.
Si
a eso sumamos la enorme cantidad de imágenes eróticas o sexualmente
explícitas halladas en cualquier ciudad romana es fácil imaginar cómo
esas pinturas o esculturas excitaron la mente de arqueólogos e
historiadores, fomentando la perpetuación de muchos de estos mitos.
... o Realidad?
CONTRA SABELO
Los versos que me
has leído, Sabelo, son de un estilo asaz elevado para las escenas de
disolución que describes. Ni entre las prostitutas de Dídimo, no en los
voluptuosos librillos de Elefántide, se hallaría cosa análoga. Pintas en
tu obra nuevas posturas de amor, cual puede idearlas el libertino más
desenfrenado: lo que hacen ocultamente los más avezados impúdicos; cómo se acoplan hasta cinco o más, formando una cadena , y por fin, cuanto la licencia imagina conforme se apagan las luces. Para tanto cinismo, no era precisa tanta elocuencia.
- Marcial, Epigramas (CLIV)
Pero
tras la conquista de Grecia se produce una helenización de Roma, que al
calor de nuevas corrientes filosóficas, como el
epicureísmo,
proporcionarán una nueva visión del hombre, rompiendo con los antiguos
tabúes, produciéndose una
progresiva liberación sexual, donde la
mujer conquistará grandes cuotas de libertad y donde primarán nuevos
valores como la pasión, la belleza o la idea de amor romántico.
Porque aunque la sociedad romana tuvo unas normas morales muy estrictas en la esfera pública, en la
esfera privada el ciudadano romano gozó de gran libertad, por lo que pudo dar rienda suelta a los vicios o gustos más atrevidos.
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Bacchanalia - Auguste Leveque (1890-1910) |
Y es que
concubinas, prostitutas, esclavos y
otros individuos de baja condición social, al no ser considerados
ciudadanos romanos, no estaban sometidos a las mismas estrictas reglas
morales, por lo que si un ciudadano romano, lograse vencer sus propios
convencionalismo sociales, podría montar una orgía con individuos
pertenecientes a estas categorías sociales.
Es decir,
un esclavo o esclava era considerado un objeto más, que debía total
obediencia a su amo, por lo que podían disponer de ellos con total
antojo, incluso para satisfacer sus deseos sexuales: existen infinidad
de testimonios de esclavos utilizados no sólo como esclavos sexuales al
servicio de su amo, sino también dispuestos a satisfacer a alguno de sus
invitados, o incluso prostituirlos abiertamente como una forma más de
aumentar las rentas de su señor.
Con todo esto, no sería nada raro que aquellos
patricios más libertinos realizasen auténticas orgías en sus villas,
incluso como regalo para algún ilustre invitado, contratando a
prostitutas o sirviéndose de sus propios esclavas o esclavos. Sólo hay
que revisar los ácidos Epigramas de Marcial para descubrir todo un mundo
de sexo y lujuria, incluso insinuando la transgresión de numerosos
tabúes sexuales, como la homosexualidad pasiva:
No soy un adivino: pero si le duele / el pájaro a tu pequeño esclavo
y a ti, Névalo, el culo, / me hace sospechar.
- Epigramas, Marcial.
¿Pero qué pasa con los famosos banquetes?
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Fresco de la Casa de los Amantes castos, Pompeya. |
Sin duda alguna la idea más difícil de desenterrar
del imaginario colectivo es la creencia de que los famosos banquetes
romanos acababan en desenfrenadas orgías, de sexo y lujuria
descontrolada. Se puede afirmar sin ningún tipo de miedo de que esta
creencia es falsa, o al menos de la inmensa mayoría de banquetes.
Los
banquetes no dejaban de ser una reunión de amigos,
un acto social para charlar y entretenerse, claro que muchos de estos
banquetes se desarrollaban en un ambiente de cierta distensión sexual, y
es que el placer erótico formaba parte de la cultura romana, ya que el
sexo era visto como algo positivo, al no estar ligado a ninguna idea de
pecado.
Pero entonces
¿había sexo o no había sexo? Una
vez descartada la participación de las castas matronas romanas en
cualquier tipo de orgía, sí que era posible que un invitado se retirase a
la intimidad de un cuarto con alguna esclava o liberta que le hubiese
atraído físicamente, o incluso con alguna meretriz traída al banquete
para tales menesteres.
Tal vez la causa de la extensión de este mito fueron los
banquetes exclusivamente masculinos, aquellas reuniones destinadas a '
correrse una buena juerga',
lejos de las miradas censoras de sus mujeres, banquetes regados con
buena cantidad de vino, y donde la presencia de cortesanas versadas en
diversas artes como la poesía, la danza o la música erotizaban la
velada...
Las miradas y las insinuaciones irían dando paso a caricias y
besos, los poemas más líricos y hermosos se irían tornando en poemas y
canciones burdas y subidas de tono, los bailes sensuales se convertirían
en auténticos striptease, y finalmente cuando los efluvios de Baco
impregnasen el corazón y las almas de esos hombres, las escenas de sexo
también harían acto de presencia, por lo que, sí que es muy probable,
que terminasen en auténticas orgías de sexo en grupo, donde cada hombre
daba rienda suelta a sus pasiones, tal y como muestran algunas pinturas
de Pompeya, Herculano y Stabia.
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Viñeta con orgía del cómic 'Astérix en Helvecia'. |
Las orgías imperiales
Pero
si alguien ha dado fama a las orgías romanas fueron los excesos de la
gran mayoría de sus emperadores, excesos que nunca sabremos si se deben
más a la pluma excesiva de vengativos historiadores o responden a una
realidad.
Y es que historiadores como
Tácito o
Suetonio,
no dudaron en retratar a numerosos emperadores como tiranos y perversos
sexuales, incluso a sus esposas e hijas (Mesalina, Claudia) a los que
se les atribuyen la transgresión de todos las tabúes romanos:
felaciones, incestos, sodomía, cunnilingus, travestismo y como no
orgías!
Un poder ilimitado sumado a la crisis moral y
de valores que vivía la sociedad romana en los primeros siglos del
Imperio fue el caldo de cultivo ideal para que el sexo, la lujuria y la
promiscuidad se extendiese a las capas más altas de la sociedad romana. Y
tal vez, aquí se esconda, la realidad de las tan famosas orgías
romanas, en el
binomio poder y sexo, ya que es fácil rastrear a
lo largo de la historia numerosos ejemplos donde aquellas personas que
han acumulado poderes absolutos se han atrevido a satisfacer sus
fantasías sexuales más atrevidas y salvajes.
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'Romanos de la decadencia', Thomas Couture. |
Así
Tiberio, cansado del
ejercicio del poder, pasó sus últimos años retirado en su fantástica
villa de la isla de Capri, lejos de las ambiciones y las envidias de la
ciudad eterna. Aunque Suetonio nos dice que en su retiro se dedicó "
a favor de la soledad y lejos de las miradas de Roma, entregose
finalmente sin freno a todos los vicios que hasta entonces, y aunque
torpemente, había disimulado"
Por lo que pronto empezaron a correr toda clase de rumores y chismes sobre lo que allí ocurría donde según cuentan tenía: "
un
grupo de muchachas, de jóvenes y de disolutos, inventores de placeres
monstruosos (...) formaban allí entre sí una triple cadena, y
entrelazados de este modo se prostituían en su presencia para despertar,
por medio de este espectáculo, sus estragados deseos".
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Villa Jovis en Capri |
Aunque fue su sucesor,
Calígula, el que se
lleva el dudoso honor de ser el Emperador más depravado de todo el
Imperio, desde el momento de su coronación no dejó de celebrar fastuosos
banquetes donde comida, sexo, danza y música se entremezclaban sin
pudor alguno. Según las diversas fuentes estas fiestas imperiales
derivaban en orgías colectivas, donde se mezclaban patricios y esclavos,
que bajo los efectos del alcohol y otras drogas, realizaban todo tipo
de actos sexuales.
Según avanzaba su reinado, sus
problemas mentales también fueron agravándose, por lo que sus
excentricidades y comportamientos desquiciados se multiplicaron: tomaba a
su antojo a las mujeres de sus invitados, mantuvo relaciones sexuales
con sus hermanas, casándose con Drusila, su hermana favorita, incluso
llegó a nombrar cónsul a su caballo.
Ponemos como último testimonio a
Mesalina,
la joven esposa de Claudio que murió ejecutada a los 24 años por orden
de su propio marido, harto de sus corruptelas, intrigas y escándalos
sexuales de toda índole. Se la acusó de organizar orgías, de participar
en ritos paganos donde el desenfreno sexual era la regla e incluso se
prostituyó en los burdeles más sórdidos de Roma, volviendo de madrugada
al Palacio Imperial. Conocida es la leyenda de su apuesta entre ella y
la prostituta más conocida de la ciudad, Escila, para ver quién lograba
satisfacer más hombres, concurso que ganó la emperatriz, dándole placer a
diferentes hombres durante varias horas más.
Conclusión
En este primer viaje hacia la historia de las orgías podemos diferenciar
dos períodos,
un primer período donde estas orgías están marcada por su componente
mágico, ritual; y un segundo período, donde el peso de la religión
desaparece y simplemente estas prácticas de sexo en grupo pasan a
practicarse por puro placer hedonista.
La segunda conclusión que queremos dejar reflejada es
la dificultad para discernir cuánto hay de mito y cuanto de realidad en las famosas orgías romanas,
ya que a pesar de contar con múltiples testimonios es difícil pensar
que siglos de rígida moral sexual puedan borrarse de un plumazo.
Tal
vez la mejor forma para analizar este enigma histórico sea hacer una
pequeña comparación con nuestra realidad, ya que a pesar de que hoy en
día vivimos en una sociedad cada vez más abierta respecto a todo lo
relativo al sexo ¿cuántos de nosotros ha participado en una orgía?
¿realmente participarías?¿por qué la mayoría de la gente nunca ha
practicado ninguna actividad de sexo grupal?
Y es que a
pesar de que el peso de la moral sexual cristiana es cada vez menor,
parece que sus casi dos mil años de presencia ha configurado en nuestro
subconsciente colectivo ciertas prácticas sexuales como negativas,
cuando no ciertamente como completamente amorales, por lo que imaginamos
que algo similar sucedería en los corazones y mentes de los hombres
romanos, marcados por cientos de años de una estricta moral sexual.
Aunque
a la vista de los numerosos testimonios, tanto gráficos como escritos, parece absurdo negar una realidad, que aunque menos frecuente de lo que pensamos, tuvo que darse en ciertos ambientes de excesivo lujo y libertinaje moral.
Y es que todo parece remitirse a
una cuestión más relacionada con el poder y el dinero
que de determinada moral imperante de una época, sólo hay que ver los
paralelismo entre Tiberio y el ex-presidente de Italia, Silvio
Berlusconi implicado en varias tramas de prostitución y orgías, y que al
igual que el emperador italiano, se hizo edificar una lujoso villa para
sus 'fiestas privadas' en la isla de Córcega.
Bibliografía
Alberto Angela, Amor y sexo en la Antigua Roma, La esfera de los libros, 2012
Jean-Noel, R.; Eros romano: sexo y moral en la Roma antigua, Ed. Complutense, 1999.
Grimal, P.; El amor en la Roma antigua, Paidós Ibérica, 2000.
http://www.galeon.com/culturaarcaica/orgiabaston.htm