I.- La prostitución en la cultura romana.
II.- La prostitutas en el Derecho Romano.
III.- Viaje a un prostíbulo del siglo I.
IV.- La prostitución masculina en la Antigüedad clásica.
Los prostíbulos en Roma y Pompeya
En el siglo I d.c. el censo de Roma de prostituas era de 32.000, a las que hay que sumar todas aquellas que no se hubiesen dado de alto ante los ediles. Otro dato que nos indica la proliferación de este oficio es que en el siglo IV d.C en la ciudad de Roma estaban registrados oficialmente más de 50 locales de prostitución.
Así en Roma el punto de referencia obligada es el Foro, donde converge la vida ciudadana. Al Foro conducían una serie de calles con muy mala reputación. Al norte del Foro, se situaban los barrios próximos al Circo Máximo, como el Velabro, donde encontramos una alta concentración de sectores marginados. Al sur, nos encontramos el barrio marginal más conocida y de más triste fama, al Subura, situado entre el Esquilino y el Viminal, distritos V y XV. En estos sectores encontraríamos la prostitución más marginal y miserable. El trastevere también acogería los prostíbulos más sórdidos.
Frente a estas zonas marginales se encuentra el Aventino y el distrito IV, en cuyas laderas se situarían las casas de prostitución, con un nivel económico más elevado, regentadas por lenos, que hacían de intermediarios entre las prostitutas y el cliente.
Señalar que la discriminación entre las mujeres, no sólo se daba entre
las matronas y el resto de mujeres, sino también entre las mismas prostitutas,
ya que las del Aventino despreciaban a las de la Subura y a las que ejercían en
lugares públicos.
En las ciudad de Pompeya se han censado unos 30 edificios relacionados con la prostitución, algunos eran simples habitaciones situadas en la planta superior o en la trastienda de tabernas, posadas, hosterías incluso casas particulares o almacenes.
Por otro lado, en la ciudad de Pompeya destaca el alto número de casas privadas que disponen de cubicula eróticas, estancias reservadas para satisfacer sus deseos sexuales con esclavas o prostitutas de alta clase. Estas habitaciones contaban con una rica decoración erótica: pinturas murales, espejos , incluso se han documentado unos pequeños cuadritos con diferentes escenas eróticas que pueden ser ocultados mediante unas puertecitas.
El ambiente de los prostíbulos
Señal en el suelo que indica la dirección del prostíbulo. |
Estos locales eran fácilmente identificables, primero porque existían señales que te indicaban la dirección hacia el prostíbulo más cercano, ya sean falos grabados en el pavimento del suelo o señales verticales. Además estos locales tenían un enorme falo pintado de rojo bermellón, que servía de aldaba de la puerta, también se ha documentado este tipo de falos en algunas tabernas, lo que indicaría que tambíen se ejercía la prostitución en ese lugar.
Además por la noche, los establecimientos estarían iluminados por faroles de aciete con formas fálicas. Según el tipo de barrio donde te internases podías correr peligro, por lo que los personajes más ricos, irían acompañados de su propia escolta de esclavos armados con faroles y palos. Como bien nos dice Plauto "Aquí tenemos todas las categorías de hombres: caballeros, de a pie, emancipado, ladrón, esclavo fugado, presidario huido, y esclavos por deudas. Las suripantas reciben a cualquiera con tal de que tenga dinero".
Señal que indica el camino hacia el prostíbulo. |
En el interior de los prostíbulos, existían numerosas representaciones eróticas: falos de todo tipo de forma y tamaño, dibujos con recreaciones de escenas sexuales, o dibujos explicativos sobre la especialidad de cada meretiz. En las puertas de las habitaciones habría pizarritas con el nombre de la meretriz y sus tarifas, y por el otro lado, la palabra occupata, para colgarla en la puerta cuando estaba con un cliente.
También existía una zona de recepción, mejor o peor preparada según el nivel del prostíbulo, que podía incluir servicios de comida y bebida, tal y como nos lo describe Plauto “lleno de rincones oscuros y cuartuchos. Se bebe y se come como en las tabernas. Alienados en anaqueles a lo largo de las paredes hay cántaros sellados con pez, de largas etiquetas, indicio de que es lugar frecuentado por buenos bebedores”.
Frescos del lupanar de Pompeya. |
En esta zona las prostitutas se mostraban a los clientes vestidas con gasas o desnudas, anunciándose según su especialidad, la mayoría con nombres exóticos y seguramente mintiendo sobre su lugar de procedencia, atribuyéndose un origen en algún punto exótico y lejano del Imperio Romano.
Cabe recordar que la prostitución no era una práctica exclusiva para las mujeres; los hombres, especialmente los esclavos más jóvenes, también se prostituían, atendiendo tanto a mujeres como a hombres.
No queremos cerrar este apartado, sin mencionar, una fuente de información primordial para conocer, de primera mano, los entresijos de la prostitución romana, los graffitis que clientes y prostitutas dejaron en las paredes de estas casas. En Pompeya se han documentado más de 120 inscripciones que expresan todo tipo de sentimientos: celos, satisfaciones, añoranzas, advertencias, etc..
“Así que llegué aquí, follé y
regresé a casa” (CIL, IV, 2346)
“Festo jodió aquí con sus
camaradas” (CIL, IV, 3935)
“Haspocras folló aquí muy a gusto
con Drauca por un denario” (CIL, IV, 2193)
“Quien esto escribe está enamorado; quien lo lee, toma por el culo; el que escucha, se pone caliente; quien pasa de largo, es un maricón; que los osos se me zampen a mí, y yo, que lo leo, un cipote” (CIL, IV, 2360)
“Quien esto escribe está enamorado; quien lo lee, toma por el culo; el que escucha, se pone caliente; quien pasa de largo, es un maricón; que los osos se me zampen a mí, y yo, que lo leo, un cipote” (CIL, IV, 2360)
“Cayo Valerio Venusto, soldado de
la primera cohorte pretoriana, follador máximo” (CIL, IV, 2145)
“Crisero y Suceso jodimos aquí
tres veces cada uno” (CIL, 4816)
Un lupanar en Pompeya: Vicola de Lupanare
Este antiguo burdel es el edificio más visitado de todo el conjunto de Pompeya, fue descubierto en el siglo XIX y ha sufrido diversas restauraciones, hasta su definitiva reapertura en el año 2006. Como vimos en anteriores posts en el mundo romano existían numerosos edificios relacionados con la prostitución (posadas, hosterías, termas, casas particulares) aunque las características de este particular edificio, nos hace pensar que fue construido exclusivamente como lugar de prostitución.
Vista general de Vicola de Lupanare |
El lupanar "Vicola del Lupanare", situado en la Regio VII (12,18-19-20), está ubicado en la zona más antigua de la ciudad se encuentra entre el Foro, el mercado y la Via Stabiana. En la intersección de dos de sus calles secundarias, muy cerca de donde estaban ubicados los baños, tabernas y posadas. Por la impronta de una moneda en el estuco de la pared, se cree que data del año 72, pocos años antes de la erupción del Vesubio.
Es un piso de dos plantas, en forma de L, y en él se busca, la máxima racionalización del espacio. En la entrada principal se representa un Príapo bifálico cuya finalidad sería espantar los malos espíritus. Al fondo de corredor, tras un ligero murete, se hallaba una letrina; lugar donde arranca una escalera de madera, hacia el primer piso.
Vista del interior del prostíbulo. |
La planta baja contaba con dos ingresos que daban acceso al corredor central donde se abrían cinco pequeñas habitaciones, a lo largo de este pasillo podemos ver sobre el dintel de cada cella meretricia, cuadros pictóricos pornográficos, donde se ven distintos acoplamientos y juegos sexuales. La finalidad de estos cuadritos pornográficos, aparte de la lógica excitación del cliente, se ha especulado que también pudiese indicar la especialidad de cada meretriz.
Las cellae meretriciae eran bastane pequeñas, sin ventilación y donde destaca la cama, pegada a la pared realizada en ladrillo, sobre la que se colocaría el colchón y la almohada. Estas habitaciones también contarían con una mesita y algún tipo de lamparilla, además de alguna jarra de agua para el aseo personal.
Cella Meretricia |
La planta superior cuenta con una amplia balconada que recorre toda la doble fachada, en esta planta encontramos 5 nuevas habitaciones, un poco más espaciosas que las de la planta de abajo, y abiertas al balcón corrido, por lo que eran más luminosas y mejor ventiladas. Se ha especulado que estas habitaciones estuviesen reservadas para los clientes más ricos, aunque la ausencia de pinturas eróticas hace pensar que pudiesen ser las habitaciones privadas de las chicas.
Bibliografía:
Eslava Galan, J., La Vida amorosa en Roma, Temas de Hoy, 1996.
Herreros González, C., Las meretrices romanas: mujeres libres sin derechos, Iberia: Revista de la Antigüedad, Nº 4, 2001 , págs. 111-118.
Poveda Navarro, A.M., Negotium sexual: la prostitución en la cultura romana, Sexo y erotismo: Roma en Hispania,
[catálogo de la exposición] / coord. por Antonio Manuel Poveda Navarro,
Francisco José Navarro Suárez; Ana María Vázquez Hoys (col.), José
Miguel Noguera Celdrán (col.), 2009, págs. 97-117.
Robert, J.N., Eros romano: sexo y moral en la antigua Roma, Complutense, 1999.
Violaine Vayoneke, La prostitución en Grecia y Roma, Editorial Edaf, 1991.
http://arraonaromana.blogspot.com.es/2014/05/la-prostitucion-romana-en-plauto.html
Hola!! Mi nombre es Laura Díaz, y soy la autora del blog Los Fuegos de Vesta. También dirijo un grupo de facebook llamado Los Fuegos Romanos de Vesta. Es la primera vez que entro en tu blog y sinceramente me ha encantado; de hecho, una de mis áreas de estudio es la prostitución en la Antigua Roma. Con tu permiso, comparto el artículo. También me gustaría incluirte entre los blogs recomendados de Los Fuegos de Vesta; espero que no te importe. Un saludo, y felicidades!!!
ResponderEliminarEstoy haciendo mi tesis de maestría en Humanidades en Costa Rica sobre la sexualidad en la antigua Roma. Laura incluyame en todo lo relacionado al tema. Tengo 9 semanas para el proyecto. AYUDA
ResponderEliminarExcelente y curioso artículo. Me parece magnifico! La prostitución no deja de ser parte de nuestra historía, nos guste o no reconocerlo.
ResponderEliminarSaludos
me encanta la señal para indicar el camino al prostíbulo, muy ingenioso
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