sábado, 20 de julio de 2019

Las termas romanas y el mundo de la prostitución


BALNEA, VINA, VENUS CORRUMPUNT CORPORA NOSTRA
SED VITAM FACIUNT BALNEA, VINA, VENUS
[Los baños, los vinos y el sexo corrompen nuestros cuerpos;
pero, la vida está hecha para los baños, los vinos y el sexo]
Epitafio de la tumba de un liberto
(Corpus Inscriptionum Latinorum VI 15258)

 

Recreación de unas termas romanas
Este último canto a los placeres de la vida nos permite adentrarnos en el debate sobre qué relación existían entre estos tres conceptos: vino, sexo y termas, ¿cómo estaban conectados? ¿eran placeres que se podían obtener de forma conjunta? ¿eras las termas un lugar habitual de prostitución? ¿la representación de escenas eróticas implicaban que el lugar estuviese relacionado con el comercio sexual? ¿existían burdeles que ofrecían servicios termales?

Y es que si viajamos a Pompeya encontramos dos lugares que han suscitado este debate ¿eran las termas un lugar habitual de prostitución? Adentrarse entre los muros de la Casa del Lupanar o de las Termas Suburbanas, nos podrían indicar muy a las claras que, efectivamente, las termas eran un lugar habitual para la prostitución... aunque el problema es que fuera de Pompeya no existen ejemplos tan atrevidos como los encontrados en la ciudad del Vesubio.

 Otro ejemplo de todo ello, lo tenemos en esta entrada donde hablamos del fascinante descubrimiento durante una excavación arqueológica de un burdel de lujo en Tesalónica, que ofrecía un espectacular servicio termal para sus clientes ¿o eran unas termas con un burdel situado en la planta de arriba? Otro ejemplo más, que vino a avivar el debate sobre la relación entre las termas y el mundo de la prostitución.

Por último, no podemos obviar que la prostitución estaba presente en numerosos espacios de la vida romana, y no sólo hablamos de los prostíbulos o las prostitutas que ejerciesen por las calles.

Muchos negocios, como posadas, tabernas o panaderías, podían obtener una fuente de ingresos extra, habilitando alguna habitación trasera para el ejercicio de la prostitución. 


Por lo que sería extraño que el dueño o el gerente de unas termas dejase de explotar un negocio tan lucrativo como el de la prostitución, especialmente en un lugar con tanto tránsito de gente, y habilitado con numerosas habitaciones privadas para masajes, aceites,....

Escena erótica. Casa del Restaurante (Pompeya).
Pintura mural en un negocio local que seguramente también funcionase como prostíbulo.


Las termas en la cultura romana


Donde hubo romanos existieron termas. Y es que los romanos fueron unos apasionados de los baños, siendo uno de sus mayores símbolos de progreso, de ingeniería, de técnica, en definitiva, de cultura.

Las termas eran centro de la vida social romana, todos los ciudadanos romanos acudían regularmente a las termas, era un lugar de encuentro, debate, conspiraciones...  pero también de relajación, de seducción, de miradas indiscretas, de gestos insinuantes entre los vapores del agua caliente humeante...


Como explica Mary Beard "existía la fuerte sospecha de que fueran corruptoras de las costumbres: la desnudez, el lujo y el placer del calor, el gusto lúdico de los vapores eran a los ojos de muchos una combinación peligrosa".

Imagen de los famosos baños asociados a un mega prostíbulo en Tesalónica.

Pero antes de que os imaginéis complejos termales, repletos de mármoles resplandecientes, luminosos, ventilados, con aguas cristalinas, como nuestros spas modernos, hay que decir que las termas romanas podían ser muy variadas y no eran lugares precisamente muy higiénicos... Eso de la ducha previa de nuestras piscinas aún no se había inventado, por lo que os podéis imaginar como podía estar el agua, después que más de mil personas al día, pasasen por ellas, dejando flotando en el agua, los restos de cosméticos, ungüentos, sudor, barro, e incluso algún que otro elemento más escatológico.

El propio Marco Aurelio en sus 'Meditaciones' (8,24) comenta: "Qué os han parecido los baños? Aceite, residuos asquerosos, agua cenagosa, todo repugnante"

Pero no os queremos bajar la libido, y como cualquiera que se haya bañado en los famosos baños 'Szechenyi' de Budapest, sabe que a todo se acostumbra uno... por lo que tampoco tuvo que ser muy diferente a estos turísticos y masivos baños húngaros. Así que mejor os dejamos con este canto a la belleza, refinamiento y lujo de los baños realizados por Luciano en su "Hipias o el baño"

Recreación ideal de unas termas romanas.



"Palacios de placer"


Pero los baños eran mucho más que un simple spa, las termas romanas eran centros de entretenimiento polivalentes, la gente no sólo iba a bañarse, también a hacer ejercicio, a asistir a discusiones filosóficas, a hacerse tratamientos de belleza, a encontrarse con los amigos...  Y lógicamente todo ello regado de los mayores placeres de la vida: comida, bebida y seguramente, sexo.

Representación esquemática de un conjunto termal, con espacios para el ejercicio físico, para el baño, para masajes, y ¿también para el sexo?

Por lo que los baños públicos, financiados por el Imperio, eran una especia de "palacio de los placeres", diseñados para el disfrute de la población romana. 


Incluso en baños mucho más pequeños, e incluso privados, se observa esa asociación entre baños y placeres sensuales, incluido ¿por qué no? el negocio del sexo.

Y es que esta asociación de los baños con la prostitución no es exclusiva de la cultura romana, en los baños mediales también se ejerció la prostitución, así como en los baños del lejano Japón.

Además, no hay que olvidar un punto muy importante, la sociedad romana era muy clasista, tan clasista, que se podía distinguir el rango social de cada individuo por el color o el tipo de ropajes, pero en los baños todos los ciudadanos se igualaban, desnudos todos los hombres y mujeres somos iguales.

Interior de unas termas romanas.
Esta promiscuidad social, como bien indica Thomas McGinn, en su documentadísimo "The Economy of Prostitution in the Roman World", propiciaría una atmósfera de intriga sexual, de relajación moral, que permitía vencer el machismo y el sentido de vergüenza y honor del hombre romano.

La profesora Carmen Guiral también se suma a esta corriente de ver las termas como lugares de placer y un espacio de seducción: "Había, sobre todo, prostitución. La voluntaria, que ejercían las cortesanas y, la forzada, con las esclavas. Las tenían incluso en las casas para servir al dominus y a sus invitados".

Y aunque, mujeres y hombres, se solían bañar en horarios diferentes, mañana y tarde, respectivamente, hubo otras termas que ofrecían espacios separados. Incluso se sabe que durante el Imperio se permitió el baño conjunto, aunque debido al éxito que tuvo esta iniciativa, pronto se intentó prohibir, ya que ponía en peligro la honorabilidad de la matrona romana.

Para que nos hagamos una idea de la popularidad de las termas, basta con saber que hasta las prostitutas de más baja condición, las que ofrecían sus servicios en cementerios, los seres más infames del escalafón social romano, tenían acceso a alguno de estos baños, como bien refleja Marcial en uno de sus epigramas más ácidos y furiosos:

 XCIII
La momia que se quiere casar

"Cuando tienes trescientos consulados, Vetustila, y tres pelos y cuatro dientes, pecho de cigarra, piernas y color de hormiga, cuando tienes una frente más arrugada que tu estola y unos pechos que parece telarañas; (...) Cuando el bañero, apagadas las luces, te permite entrar mezclada con las prostitutas de los sepulcros (...)"


Por lo que no nos puede extrañar que muchos escritores romanos, especialmente los estoicos, aunque alababan los baños como lugar de salud, pusieron su ojo crítico sobre esa atmósfera moralmente corruptora que existía en las termas: el lujo excesivo, la desnudez, los vapores calientes, esclavas dando masajes,... era un cóctel demasiado sensual para la estricta moral estoica (y posteriormente cristiana). Por lo que recomendaban a las matronas romanas a alejarse de estos centros de corrupción moral.


 Un viaje a Pompeya...


Si queremos ver que nos dicen los vestigios arqueológicos nada mejor que viajar a Pompeya, donde tenemos dos ejemplos muy claros que han dado aire a todo este debate: Las explícitas imágenes sexuales encontradas en las Termas Suburbanas y la Casa del Lupanar. El problema es que no tenemos otros ejemplos tan evidentes de termas con imágenes eróticas tan explícitas y numerosas.

Por lo que no se puede aseverar que todas las termas fuesen un lugar habitual de prostitución. Pero sí, que muchos lugares de prostitución, incluyeron estancias termales entre sus servicios, y que algunos baños ofrecían servicios de prostitución, ya fuesen de forma clandestina o regulada por el propio gerente de las termas.



Vista general del fresco de las Termas Suburbanas de Pompeya

Al primer sitio que vamos a viajar es a las Termas Suburbanas de Pompeya, un lugar que nos ha dado algunas de las representaciones sexuales más explícitas de toda la cultura romana.

Su vestuario (epodyterium) estaba decorado con escenas sexuales muy explícitas: parejas fornicando en las más diversas posturas, un trío e incluso una orgía. 


Cada escena se situaba sobre unas cajas de madera numeradas (I-XVI) que servían para guardar la ropa. Y aunque sólo ha sobrevivido una pared, se sospecha que originalmente habría 2 paredes más decoradas, lo que daría un total de 24 escenas eróticas.

¿Qué hacían esas escenas de sexo explícito en los vestuarios de unos baños?


Mucho se ha debatido sobre el significado de estas pinturas eróticas. Las versiones más mojigatas aluden a que era una sencilla regla nemotécnica para saber dónde guardabas la ropa. "En el cajón número 6 debajo de trío", una forma de atraer clientes a las termas y propiciar un ambiente lúdico.

Otros creen que en realidad se trataban de anuncios publicitarios de un burdel situado en la plata superior de las termas, o incluso como un catálogo de los servicios ofrecidos en el prostíbulo "¿Cuántos ases me cuesta un servicio número IV con esa prostituta germana de ahí?.

Detalle de uno de los frescos de las Termas Suburbanas.

Y no faltan, quienes argumentan que eran los servicios que ofrecían las propias esclavas que servían dentro de los baños.

Aunque la mayor parte de arqueólogos rechazan que las termas funcionasen habitualmente como un prostíbulo, y defienden que las pinturas tenían un sentido lúdico y decorativo en los baños.


Pero, lo que nadie puede negar es su estrecha relación, y allá donde había unas termas, en las proximidades siempre había un prostíbulo.

La Casa del Lupanar es un buen ejemplo de ello, situada a escasa distancia del foro, cercana a tabernas y a las termas de Stabia, probablemente las termas más populares de la ciudad. Y aunque los tres edificios se encuentran separados, algunos textos de la Antigüedad vendrían a confirmar la estrecha vinculación entre posadas, tabernas y prostitución.

Porque la pregunta es ¿por qué el dueño de unos baños iba a privarse de enriquecerse de un negocio tan lucrativo como era el de la prostitución? Si sería algo tan sencillo como habilitar unas habitaciones para tales menesteres... ¿No hacían esto en cualquier taberna o posada de baja estofa, donde la tabernera, a veces, también ofrecía servicios sexuales?


Fresco de la Casa del Lupanar en Pompeya.

PISTAS SOBRE LA PROSTITUCIÓN EN LAS TERMAS ROMANAS

Un hecho que favorecería la prostitución sería que no había distinción entre hombres y mujeres a la hora de servir en los baños... Es decir,  los asistentes masculinos fueron empleados en los baños utilizados por las mujeres, y viceversa. Siendo la mayoría de ellos, esclavos o libertos, por lo que no sería difícil que fuesen utilizados al mismo tiempo como esclavos sexuales.

El jurista Ulpiano menciona específicamente que el personal encargado de guardar la ropa de los vestuarios ejercían también la prostitución a instancias del "balneator", por lo que se preguntaba si había que calificarlos como proxenetas. Por lo que parece evidente que estos servicios de prostitución se darían dentro del mismo recinto termal.

Los esclavos muchas veces eran utilizados en el mundo de la prostitución
como una fuente de ingresos extra para sus amos

Y aunque es difícil encontrar registro arqueológico de estas actividades, sí que podemos encontrar algunas pistas en textos literarios o epigráficos:

Luciano en su canto a la belleza de los baños, en "Hipias o el baño" nos relata:

"Al entrar, nos aguarda una sala pública de amplias dimensiones, espera adecuada para criados y acompañantes; a la izquierda están los salones de recreo, muy convenientes, por cierto, para un balneario, con reservados acogedores y rebosantes de luz; tras ésta, a ambos lados, hay vestuarios suficientes para desnudarse, y en el centro una sala de gran altura y enorme claridad, con tres piscinas de agua fría, revestida de mármol de Laconia. (...) y por doquier brota la gracia y el encanto de Afrodita."

Esos "encantos de Afrodita" seguramente sea un eufemismo para hablarnos del comercio sexual. Es decir, los baños son un lugar propicio para la belleza, la sensualidad, el amor. Así, en algunos baños se han encontrado inscripciones muy similares a las halladas en burdeles, invitando al cliente a  "Entra y disfruta". Más pistas nos dan algunos graffitis de claro tono erótico en los baños de Herculano, o la existencia de una serie de pequeñas habitaciones en los baños de Sarno de Pompeya que se empleaban para el masaje e unción de aceites de los clientes, y seguramente también como lugar de prostitución.

Más pistas nos la puede dar el horrible descubrimiento arqueológico realizado en las termas de Ashqelon. Allí, se descubrieron casi 100 esqueletos de bebés apiñados en la alcantarilla situada bajo la casa de baños. El buen estado de los huesos indicaría que fueron arrojados al drenaje poco después de nacer, aunque como indica el análisis antropológico, parecen que todos ellos estaban muertos al nacer.

Aunque tampoco se puede descartar que estos niños fueron arrojados vivos  a las alcantarillas, sin más contemplaciones, ya que seguramente todos estos niños eran fruto de los embarazos de las prostitutas que trabajaban en estos baños.

Pintura erótica de las Termas Suburbanas de Pompeya.
Un hombre ¿masajeando? a una mujer.

Otra pista sobre la relación entre termas y prostitución es que muchos baños tenían en su entrada estatuas dedicadas a Venus, y aunque pueden entenderse como un simple escultura de decoración, o un guiño a ese famoso "carpe diem" de los epicúreos. Lucrecio asocia una de estas Venus situadas en la entrada de unos baños bizantinos, con la Venus Volgivaga, "la caminante callejera", es decir, la patrona de las prostitutas, que celebraban su festividad en el mes de abril.



CONCLUSIÓN


Por todo ello, aunque se ha querido separar el mundo de las termas con el de la prostitución, como si fuesen dos realidades separadas, a nuestro parecer creemos que estaban más estrechamente vinculados de lo que muchos ha querido ver. No sólo esa conexión entre las termas y prostíbulos cercanos, sino el propio ejercicio de la prostitución dentro del complejo termal.

Contaban con el ambiente erótico ideal, un espacio perfecto preparado con pequeñas celdas individuales, mano de obra esclava, de ambos sexos, y muy numerosa; un continuo fluir de personas, y lo que es más importante, un negocio tan lucrativo que parece difícil creer que no se quisiese explotar por algún motivo moral o deontológico.

Por todo ello, no nos puede extrañar que existan numerosos epitafios que se despiden de la vida dándole gracias a poder haber disfrutado del vino, los baños y el sexo:

"A los dioses Manes de Cayo Domicio Primo. En esta tumba estoy yo, el conocido y famoso Primo. He vivido a base de Lucrinias (ostras de Lucrino); en muchas ocasiones he bebido vino de Falerno.  Baños,  vino y  sexo han envejecido conmigo durante años. Si he conseguido esto, que ahora me sea la tierra ligera."




BIBLIOGRAFÍA

Blázquez, J.M. y Cabrero, J.; "Termas y prostíbulos de la antigua Roma",  La Aventura de la Historia, núm. 53, pp. 90-93, marzo 2003. 

 McGinn, T.; "The Economy of Prostitution in the Roman World" en  https://www.press.umich.edu/pdf/0472113623-ch2.pdf

Sobre baños, vino y sexo http://es.antiquitatem.com/termas-vino-sexo-venus-epitafio






miércoles, 17 de julio de 2019

Frases y Expresiones: Llevar al huerto

 Frases y Expresiones:

I.- Te pongo mirando a Cuenca
II.- Echar un polvo
III.- Mujer de bandera
IV.- Espaguetis a la Puttanesca
V.- Irse de picos pardos
VI.- Llevar al huerto
VII.- Poner los cuernos (próximamente)

____________________________________________

LLEVAR AL HUERTO

 
Retomamos nuestra sección de frases y expresiones sexuales buscando el origen de una expresión tan popular como "llevar al huerto" que según la R.A.E. puede tener dos significados:

- Seducir a alguien sexualmente
- Lograr convencer a alguien.

En ambas definiciones, se sobreentiende que se trata de convencer a la otra persona a través de triquiñuelas, engaños y mucha persuasión, por lo que la definición engloba un toque de malicia.

Investigando sobre el porqué de esta expresión, resulta muy curioso descubrir que los dos significados que tiene parecen coincidir a la perfección con las teorías etimológicas que nos hablan sobre el origen de popular expresión.




ORIGEN SEXUAL DE LA EXPRESIÓN: CALISTO Y MELIBEA

Entrada al huerto de
Calixto y Melibea
La teoría más aceptada es que el nacimiento de esta expresión tiene un origen literario, nada más y nada menos, que en uno de las obras cumbres de la literatura universal, "La tragicomedia de Calisto y Melibea", ¿qué te suena pero no sabes de qué? Es que no es otra obra que la universal 'La Celestina' de Fernando de Rojas.

Aiiinnssss que recuerdos del instituto ¿verdad? Y es que no hay estudiante que no haya tenido que estudiar esta obra cumbre que da inicio al Siglo de Oro de la literatura española. Pues en esta novela "el huerto" adquiere un gran protagonismo...

En es un huerta, donde por primera vez Calisto, un joven de la nobleza, que persigue a un halcón huido se encuentra con Melibea, de la que se enamora perdidamente. Y aunque le tira los tejos, con las más tiernas palabras de amor, sólo consigue el rechazo de la muy honrada Melibea.

Calisto,  lleno de dolor, regresa a su hogar, pero su criado, al ver el estado de ánimo de su señor, le recomienda los servicios de Celestina, una alcahueta, que puede conseguir que Melibea caiga rendida a sus pies. Calisto, desesperado, acepta el ofrecimiento.

Y es así, como la Celestina, a través argucias, engaños y un poco de hechicería, consigue que Melibea acepte un encuentro con Calisto, a través de la valla del huerto.

En los siguientes encuentros, Melibea deja entrar en su huerto al impulsivo Calisto, y consuman su amor... con erótico (y trágico ) resultado.



EL HUERTO DE CALISTO Y MELIBEA

Como curiosidad, añadir que este famoso huerto de Melibea se puede visitar, ya que está situado en el casco antiguo de Salamanca, y se halla en el lugar donde se cree que Fernando de Rojas ubicó el lugar de encuentro de los protagonistas y escenario del trágico desenlace de la célebre novela.

Es un pequeño espacio ajardinado sobre la muralla de la ciudad con unas hermosas vistas de las Catedrales y de la ribera del Tormes. En la entrada del jardín, os recibirá un busto de bronce de la famosa Celestina, y os recomendamos daros un romántico paseo por este rincón escondido de la ciudad salmantina.


El Huerto de Calisto y Melibea, con la escultura de La Celestina, obra de Agustín Casillas, al fondo.
Foto: Pablo de la Peña. Origen: La Crónica de Salamanca



ORIGEN TRÁGICO DE LA EXPRESIÓN:  LOS CRIMENES DEL HUERTO

El otro posible origen de esta expresión es mucho más reciente y tiene que ver con unos trágicos asesinatos que acapararon las portadas de la prensa nacional.


Estamos en el año de 1904, en el pueblo cordobés de Peñaflor, allí vivían los dos delincuentes protagonistas de nuestra historia, Juan Aldije, apodado "el francés", y su socio José Muñoz Lopera. Ambos trabaron amistad y se hicieron compinches en sus primeras fechorías: robos y estafas varias relacionadas con el mundo del juego.

Pronto idearon un plan para robar y asaltar a incautos forasteros... Lopera, que era habitual de las timbas de cartas que se realizaban por la zona, era el que estudiaba a la futura víctima, buscando algún comerciante o forastero que estuviese de paso y con pinta de llevar con él unos buenos cuartos.
Trababa amistad con ellos en alguna taberna o posada, y les comentaba que si querían participar en un lucrativo "negocio".



El negocio que les proponía era compincharse para desplumar a un adinerado francés muy aficionado a las cartas que vivían en una finca a las afueras de Peñaflor. Por lo que, gracias a la labia y el poder de persuasión de Lopera, más de un incauto le acompañaba hasta la casa del "francés".

La casa estaba situada a las afueras del pueblo, contaba con cuadras, corrales y, como no podía ser de otra forma, un gran huerto. La finca había adquirido cierta fama por la organización clandestinas de timbas de cartas.  Así que, el "francés" les recibía a la entrada de la finca, y con muy buenas formas y modales, les daba la bienvenida a su hogar y les apremiaba a que entrasen en la casa por un camino muy estrecho que dividía el huerto en dos partes.

'Por favor, ustedes primero' les decía el "francés", y cuando se encaminaban hacia la casa, aprovechaba para partirles la cabeza, atacándoles por detrás con una barra de hierro. Allí mismo, les despojaban de todas sus pertenencias y lo enterraban rápidamente en el huerto de la finca.



Finalmente serán descubiertos, gracias a la investigación impulsada a raíz de la desaparición de Miguel Rejano, la última de sus víctimas, ya que el primo del fallecido, Juan Mohedano, atendiendo a las súplicas de la viuda, inició una investigación por su cuenta, y con la ayuda del ex-policía Laureano Rodríguez, reconstruyeron sus últimos pasos hasta dar con la fonda donde se hospedó por última vez. Una vez allí empezaron a surgir los nombres de los sospechosos, y un tercer socio, un tal Borrego, que también era asiduo a las timbas que se organizaban en la zona, y testimonio clave en la investigación, ya que parece que fue él, quién soltó el chivatazo sobre los cadáveres ocultos en el huerto.

Una vez presos, ambos confesaron un total de 6 crímenes, cometidos entre los años 1898 y 1904, acusándose mutuamente de ser los autores materiales de los asesinatos. Y detallando el modo de asesinar a sus incautas víctimas:  


En su declaración detallaron con les hacían caminar por un estrecho camino de acceso a la finca, y cuando el gancho les distraía diciendo la frase: "cuidado con la cañería", el francés aprovechaba que miraban hacia el suelo para propinarles un fuerte golpe en la cabeza y rematarlos en el suelo con un martillo.



La prensa nacional siguió con mucha atención todo lo relativo a este caso: los progresos en la investigación de los hechos, la fuga (y posterior entrega) de "el francés", y  ¡cómo no! el juicio sumarísimo al que fueron sometidos, y su condena a pena capital. Ambos fueron sentenciados a garrote vil y ajusticiados en la cárcel sevillana del Pópulo, el 13 de octubre de 1906.

Este caso fue portada en todos los periódicos del país, por lo que rápidamente se popularizó la frase "llevar al huerto" como expresión de convencer a alguien con engaños y triquiñuelas, y salir mal parado.  


Incluso tenemos película sobre este suceso, ya que en los años 70 el director Paul Naschy llevó al cine esta truculenta historia bajo el título de "El huerto del francés"





Bibliografía:


https://confilegal.com/20180823-llevar-al-huerto-es-una-frase-que-se-origino-por-un-suceso-famosisimo/

 https://proyectonaschy.com/2012/03/25/el-huerto-del-frances-de-la-realidad-a-la-ficcion/



martes, 2 de julio de 2019

La agitada vida amorosa de Alfonso XIII


Alfonso XIII tiene el dudoso honor de encabezar la lista de ser el Borbón más mujeriego y juerguista de todos los que han sentado sus posaderas en el trono español. Como a todos los borbones anteriores (y posteriores a él), le volvían loco las mujeres, y mantuvo relaciones extramatrimoniales con un gran número de mujeres, teniendo una especial predilección por cupleteras y artistas de la época.

Fueron tantos sus escarceos amorosos que se le han reconocido oficialmente hasta cuatro hijos ilegítimos, nunca sabremos cuántos quedaron fuera de ese reconocimiento formal. De todos estos bastardos, seguramente haya uno que ustedes conozcan, ya que no dudó en recorrer los platós televisivos de España reclamando su linaje real... el ínclito Leandro de Borbón.

Retrato de Alfonso XIII.

Pero no sólo sus amoríos fueron motivos de escándalo, sus juergas, fiestas y correrías nocturnas en clubes y domicilios particulares fueron muy sonados en la década de los 20. 


Siempre manteniendo un elevado tren de vida, repleto de lujos y caprichos: yates, coches deportivos, viajes por todo el mundo... Un rey que supo amasar un gran fortuna gracias a sus contactos y que le permitió seguir con ese tren de vida, incluso estando en el exilio.


Un poco de contexto histórico...


Aunque todos estamos aquí por conocer un poco más los entresijos de la vida amorosa de Alfonso XIII, no está de más conocer la época que le tocó vivir.

Fue educado para ser un rey liberal y muy católico. Le tocó vivir una época apasionante, donde España buscaba recuperar su prestigio internacional después del desastre del 98. Los mayores problemas durante su reinado fueron las guerras de Marruecos, los movimientos nacionalistas vascos y catalán (tal vez no hemos cambiado tanto en 100 años) y el incipiente movimiento obrero, fruto de que España se habría definitivamente a la modernidad.

La política española estuvo bajo ese particular turnismo entre conservadores (Cánovas y Maura) y liberales (Sagasta  y Canalejas) que ya fuese por separado o en gobiernos de coalición, fueron incapaces de dar solución a todo este hervidero de problemas y pasiones que hervía esa olla a presión que era España. La primera válvula de escape fue la dictadura de Primo de Rivera que consiguió liberar presiones y mantener la temperatura dentro de unos límites estables...

Primo de Rivera, un dictador apoyado por el rey.

Una vez desgastada la fórmula de esta llamada "dictablanda" se intentó restaurar el orden constitucional, aunque la victoria de socialistas y republicanos en las elecciones de 1931 , provocó que el monarca, para evitar males mayores, se exiliase del país, proclamándose la II República.

En el anterior post dedicado a la figura de este monarca ya hablamos también de la ajetreada vida social y nocturna de la España de esa época, donde empezaban a popularizarse el ocio moderno: cabarets, revistas de variedades, el cine,  la pornografía, la prensa rosa, las drogas....

Su matrimonio con Victoria Eugenia


Alfonso XIII conoció a su futura mujer, Victoria Eugenia, en un banquete celebrado en el palacio de Buckingham por el rey Eduardo VII. Era muy habitual en aquellos tiempos, ya que asegurar la línea dinástica con un heredero era primordial, que se preparasen viajes, fiestas y banquetes entre las diferentes monarquías europeas para dar a conocer a futuras candidatas.

Una vez limpiado el expediente de la futura reina (convertirse al catolicismo, elevar la posición de su familia,...) y bajo el permiso de la familia real inglesa se produjo el esperado enlace en la Iglesia de San Jerónimo el Real el 1906.

Un jovencísimo Alfonso XIII y su mujer, Victoria Eugenia.

Aunque se casaron muy enamorados y tuvieron unos primeros años de matrimonio felices, muy pronto la reina descubrió el carácter mujeriego y frívolo de su marido, donde las amantes fueron multiplicándose.


Incluso las amantes oficiales, como la actriz Carmen Ruiz Moragas, con la que el monarca mantuvo una relación estable y duradera, manteniendo una familia paralela.

La escritora Pilar Eyre ha sido quién más se ha acercado a la figura de esta desdichada mujer en la novela que escribió sobre su vida y como nos relata de forma descarnada en su novela "Ena":

"Fue una mujer despreciada por su marido, anulada por su suegra —la reina madre María Cristina—, ridiculizada por la corte, ignorada por sus súbditos y castigada por sus hijos, a la que nadie quiso y que jamás fue feliz".


Pero como suele ocurrir en estos casos, "Ena" como era conocida familiarmente, siempre amó con fidelidad y pasión a su marido, al que siempre perdonaba sus continuas infidelidades. Además, durante todos los años de reinado siempre supo mantener la compostura, y cumplió con el papel que se esperaba de ella, esposas fiel y sumisa, por lo que nunca montó una escena y llevó con resignación la vida libertina de su marido.

Aunque lo que peor llevó fueron los reproches públicos que le hacía Alfonso XIII , culpándola de las enfermedades y discapacidades de sus hijos.


Y es que a pesar de los numerosos hijos que tuvo el matrimonio, hasta siete, tuvieron bastante problemas para dar con un varón sano que asegurase la línea de sucesión. Su primer hijo, Alfonso, nacido un año después de su matrimonio, fue hemofílico, enfermedad heredada por parte de la abuela de ella, la reina inglesa Victoria.

Su segundo hijo, Jaime, nació sordo y renunció de forma voluntaria al trono por su discapacidad. Su tercer hijo varón, nació muerto. Por lo que no fue hasta 1913, cuando nació el infante Don Juan, conde Barcelona y abuelo de nuestro actual Felipe VI cuando por fín aseguraron la línea dinástica directa.

Las amantes


Como casi todos los borbones, Alfonso XIII heredó la lujuria desenfrenada de sus antepasados. El número de amantes que tuvo es incontable, ya que mantuvo relaciones con mujeres de toda clase y condición, con una especial predilección por las artistas y cantantes (tal vez no hemos cambiado tanto en estos 100 años).

Entre sus conquistas se encuentran a grandes artistas de la época como la Chelito, Raquel Meller, Pastora Imperio o incluso la mismísima Mata Hari. 


En sus viajes y escapadas amorosas por las grandes ciudades europeas solía viajar de incógnito presentándose como Duque de Toledo, identidad que le permitía sumergirse tanto en los bajos fondos de las ciudades, como en las fiestas de más alta alcurnia.

Sus primeros escarceos amorosos...


Su primer amorío conocido, fue nada más acceder al trono, con una famosa cantante del teatro Eslava, conocida como Julia Fons. Aunque en esos primeros años de fogosa juventud, su relación más polémica la tuvo con una de las mujeres más bellas de Europa, la francesa Melanie de Vilmorin, mujer casada, con la que tuvo un hijo ilegítimo. Aunque ella siempre adujo que jamás había engañado a su marido, ya que los reyes no contaban.

Beatriz Noon, la niñera.

Otro de sus amoríos más sonados fue con la institutriz irlandesa de los infantes, Beatriz Noon, con la que tuvo una hija ilegítima, Juana Alfonsa Milán y Quiñones. Esta infidelidad, tan cercana al círculo de la reina, hizo que la reina siempre comedida, estallase de ira e hizo expulsar a la niñera de la corte.

Pero esta hija gozó de una especial predilección por parte del monarca, no sabemos si fue por el gran parecido físico que compartía con su padre, pero siempre contó con su protección, encargando su educación a un íntimo amigo suyo. Fue tan estrecha la relación padre e hija, especialmente en sus años de exilio en Ginebra, donde se les podía ver pasear juntos del brazo, que la prensa confundió a esta hija con la nueva amante del rey, a pesar de su gran parecido físico.

Los infantes Alfonso y Beatriz en la
boda de Alfonso XIII y Victoria Eugenia.
Baby Bee, la mejor amiga de la reina.

Una de las comidillas más sonadas de la época, fue el lío amoroso que implicaba a la infanta Beatriz Leopoldina, conocida como Baby Bee, íntima amiga de la reina, y esposa de Alfonso de Orleans y Borbón, primo del rey. Este affaire pone en evidencia el carácter libidinoso del monarca, ya que ninguna mujer estaba a salvo de sus caprichos amorosos, ni siquiera esta infanta, íntima amiga de la reina, que siempre rechazó de pleno los intentos de acercamiento del monarca.


El matrimonio finalmente fue expulsado de la Corte y obligado a residir en Suiza, bajo acusaciones de que Baby Bee era una mala influencia para la reina, por su estilo de vida demasiado moderno. Aunque por todos era sabido que este exilio se debía al rencor y la ira del monarca, que no soportaba el rechazo de la infanta y veía con envidia a este feliz matrimonio, con numerosos hijos sanos, siendo su primo Alfonso de Orleans, un militar de mucha popularidad dentro del ejército.


Carmen Moragas, la amante que pudo ser reina.


Pero de todas las amantes de Alfonso XIII, sólo una llegó a ocupar un lugar importante en su corazón, su nombre, Carmen Ruiz de Moragas, a la que el rey apodaba cariñosamente "Neneta", ya que su relación, aunque con altibajos, se prolongó durante más de tres décadas.

Alfonso XIII estuvo tan locamente enamorado de ella que buscó anular su matrimonio con Victoria Eugenia para convertirla en su reina.


Carmen Ruiz de Moragas fue una mujer de noble cuna, bella, inteligente, feminista, pasional... despertando por igual envidias y devociones. Su vida repleta de escándalos, sexo, lujos y fama fue comidilla de la prensa rosa de la época. Se codeó entre las más altas esferas, despertando elogios y admiración por parte de los maridos, y envidias y rencores por parte de sus mujeres.

Alfonso XIII y la actriz Carmen Moragas.


Ella era la típica mujer que todo hombre quería tener de amante, pero nunca de esposa. Y al mismo tiempo, gozaba de la libertad y descaro que toda mujer aspiraba a tener, pero que la encorsetada sociedad de la época les prohibía ser.


Por lo que no es de extrañar los numerosos percances que tuvo con otras grandes mujeres de la época: la duquesa de Dúrcal logró que la expulsaran del hipódromo, la condesa de Romanones la llamó puta  a la cara, y se cuenta que la reina escupía sobre su rostro, cada vez que lo veía en la prensa de la época.

Pero todo ello, no nos debe hacer olvidar que desde muy joven destacó como una portentosa actriz  dentro de la compañía del María Guerrero y que pronto se convirtió en la primera actriz del Teatro Español. Por lo que desde la primera vez que el monarca la vio actuar quedó prendado del carácter y la belleza de esta mujer.

Su relación se prolongó varias décadas, y de ella, nacieron dos hijos: María Teresa, que murió muy joven, y el famoso Leandro de Borbón, personaje muy popular de nuestra televisión, ya que nunca dejó de pelear por que reconociesen su linaje real. Con ellos, formó una familia paralela, a la que siempre amó, siendo de los pocos bastardos reales a los que quiso reconocer.  Se cuenta que hasta la propia reina espiaba el jardín de la lujosa villa donde residían para ver a esos dos bastardos reales a los que tanto amaba su marido.

Nadie puede negar el evidente parecido físico de Leandro de Borbón con su padre Alfonso XIII.


Su predilección por las artistas de la época

La bella Chelito

Pero este sátiro monarca no sólo fijó sus ojos en su Carmen, sus libidinosos ojos también se posaron sobre la flor y nata del artisteo patrio: la chelito, Raquel Meller, Pastora Imperio. Se cuenta que Raquel Meller, famosa cupletista de la época y mujer de fuerte carácter, reclinó una y otra vez, los acercamientos amorosos del monarca.


No así otras numerosas artistas, como la soprano Geneviéve Vix, la contraalto Gabriella Besanzoni, la Bella Otero, la famosa artista de variedades Celia Gámez o la cupletista conocida como la bella chelito, que según rumores de la época, perdió su virginidad a manos de Alfonso XIII.

Exilio y muerte

Su vida en el exilió continuó viviendo, y nunca mejor dicho, a cuerpo de rey,  gastando una enorme fortuna en viajes, viviendo en hoteles de lujo y viviendo como un auténtico playboy gastando su fortuna en toda clase de caprichos y lujos. Falleció el 28 de febrero de 1941 en el Gran Hotel de Roma a causa de una angina de pecho.







Bibliografía



La real jodienda no tiene enmienda, en http://www.elcanario.net/Benchomo/realjodienda8.htm

Sobre Carmen Ruiz,  https://www.elespanol.com/corazon/famosos/20180210/carmen-ruiz-amante-alfonso-xiii-reina-espana/283722179_0.html

Sobre Beatriz de Orleans, https://elretohistorico.com/beatriz-orleans-de-sajonia-coburgo-gotha/