sábado, 20 de julio de 2019

Las termas romanas y el mundo de la prostitución


BALNEA, VINA, VENUS CORRUMPUNT CORPORA NOSTRA
SED VITAM FACIUNT BALNEA, VINA, VENUS
[Los baños, los vinos y el sexo corrompen nuestros cuerpos;
pero, la vida está hecha para los baños, los vinos y el sexo]
Epitafio de la tumba de un liberto
(Corpus Inscriptionum Latinorum VI 15258)

 

Recreación de unas termas romanas
Este último canto a los placeres de la vida nos permite adentrarnos en el debate sobre qué relación existían entre estos tres conceptos: vino, sexo y termas, ¿cómo estaban conectados? ¿eran placeres que se podían obtener de forma conjunta? ¿eras las termas un lugar habitual de prostitución? ¿la representación de escenas eróticas implicaban que el lugar estuviese relacionado con el comercio sexual? ¿existían burdeles que ofrecían servicios termales?

Y es que si viajamos a Pompeya encontramos dos lugares que han suscitado este debate ¿eran las termas un lugar habitual de prostitución? Adentrarse entre los muros de la Casa del Lupanar o de las Termas Suburbanas, nos podrían indicar muy a las claras que, efectivamente, las termas eran un lugar habitual para la prostitución... aunque el problema es que fuera de Pompeya no existen ejemplos tan atrevidos como los encontrados en la ciudad del Vesubio.

 Otro ejemplo de todo ello, lo tenemos en esta entrada donde hablamos del fascinante descubrimiento durante una excavación arqueológica de un burdel de lujo en Tesalónica, que ofrecía un espectacular servicio termal para sus clientes ¿o eran unas termas con un burdel situado en la planta de arriba? Otro ejemplo más, que vino a avivar el debate sobre la relación entre las termas y el mundo de la prostitución.

Por último, no podemos obviar que la prostitución estaba presente en numerosos espacios de la vida romana, y no sólo hablamos de los prostíbulos o las prostitutas que ejerciesen por las calles.

Muchos negocios, como posadas, tabernas o panaderías, podían obtener una fuente de ingresos extra, habilitando alguna habitación trasera para el ejercicio de la prostitución. 


Por lo que sería extraño que el dueño o el gerente de unas termas dejase de explotar un negocio tan lucrativo como el de la prostitución, especialmente en un lugar con tanto tránsito de gente, y habilitado con numerosas habitaciones privadas para masajes, aceites,....

Escena erótica. Casa del Restaurante (Pompeya).
Pintura mural en un negocio local que seguramente también funcionase como prostíbulo.


Las termas en la cultura romana


Donde hubo romanos existieron termas. Y es que los romanos fueron unos apasionados de los baños, siendo uno de sus mayores símbolos de progreso, de ingeniería, de técnica, en definitiva, de cultura.

Las termas eran centro de la vida social romana, todos los ciudadanos romanos acudían regularmente a las termas, era un lugar de encuentro, debate, conspiraciones...  pero también de relajación, de seducción, de miradas indiscretas, de gestos insinuantes entre los vapores del agua caliente humeante...


Como explica Mary Beard "existía la fuerte sospecha de que fueran corruptoras de las costumbres: la desnudez, el lujo y el placer del calor, el gusto lúdico de los vapores eran a los ojos de muchos una combinación peligrosa".

Imagen de los famosos baños asociados a un mega prostíbulo en Tesalónica.

Pero antes de que os imaginéis complejos termales, repletos de mármoles resplandecientes, luminosos, ventilados, con aguas cristalinas, como nuestros spas modernos, hay que decir que las termas romanas podían ser muy variadas y no eran lugares precisamente muy higiénicos... Eso de la ducha previa de nuestras piscinas aún no se había inventado, por lo que os podéis imaginar como podía estar el agua, después que más de mil personas al día, pasasen por ellas, dejando flotando en el agua, los restos de cosméticos, ungüentos, sudor, barro, e incluso algún que otro elemento más escatológico.

El propio Marco Aurelio en sus 'Meditaciones' (8,24) comenta: "Qué os han parecido los baños? Aceite, residuos asquerosos, agua cenagosa, todo repugnante"

Pero no os queremos bajar la libido, y como cualquiera que se haya bañado en los famosos baños 'Szechenyi' de Budapest, sabe que a todo se acostumbra uno... por lo que tampoco tuvo que ser muy diferente a estos turísticos y masivos baños húngaros. Así que mejor os dejamos con este canto a la belleza, refinamiento y lujo de los baños realizados por Luciano en su "Hipias o el baño"

Recreación ideal de unas termas romanas.



"Palacios de placer"


Pero los baños eran mucho más que un simple spa, las termas romanas eran centros de entretenimiento polivalentes, la gente no sólo iba a bañarse, también a hacer ejercicio, a asistir a discusiones filosóficas, a hacerse tratamientos de belleza, a encontrarse con los amigos...  Y lógicamente todo ello regado de los mayores placeres de la vida: comida, bebida y seguramente, sexo.

Representación esquemática de un conjunto termal, con espacios para el ejercicio físico, para el baño, para masajes, y ¿también para el sexo?

Por lo que los baños públicos, financiados por el Imperio, eran una especia de "palacio de los placeres", diseñados para el disfrute de la población romana. 


Incluso en baños mucho más pequeños, e incluso privados, se observa esa asociación entre baños y placeres sensuales, incluido ¿por qué no? el negocio del sexo.

Y es que esta asociación de los baños con la prostitución no es exclusiva de la cultura romana, en los baños mediales también se ejerció la prostitución, así como en los baños del lejano Japón.

Además, no hay que olvidar un punto muy importante, la sociedad romana era muy clasista, tan clasista, que se podía distinguir el rango social de cada individuo por el color o el tipo de ropajes, pero en los baños todos los ciudadanos se igualaban, desnudos todos los hombres y mujeres somos iguales.

Interior de unas termas romanas.
Esta promiscuidad social, como bien indica Thomas McGinn, en su documentadísimo "The Economy of Prostitution in the Roman World", propiciaría una atmósfera de intriga sexual, de relajación moral, que permitía vencer el machismo y el sentido de vergüenza y honor del hombre romano.

La profesora Carmen Guiral también se suma a esta corriente de ver las termas como lugares de placer y un espacio de seducción: "Había, sobre todo, prostitución. La voluntaria, que ejercían las cortesanas y, la forzada, con las esclavas. Las tenían incluso en las casas para servir al dominus y a sus invitados".

Y aunque, mujeres y hombres, se solían bañar en horarios diferentes, mañana y tarde, respectivamente, hubo otras termas que ofrecían espacios separados. Incluso se sabe que durante el Imperio se permitió el baño conjunto, aunque debido al éxito que tuvo esta iniciativa, pronto se intentó prohibir, ya que ponía en peligro la honorabilidad de la matrona romana.

Para que nos hagamos una idea de la popularidad de las termas, basta con saber que hasta las prostitutas de más baja condición, las que ofrecían sus servicios en cementerios, los seres más infames del escalafón social romano, tenían acceso a alguno de estos baños, como bien refleja Marcial en uno de sus epigramas más ácidos y furiosos:

 XCIII
La momia que se quiere casar

"Cuando tienes trescientos consulados, Vetustila, y tres pelos y cuatro dientes, pecho de cigarra, piernas y color de hormiga, cuando tienes una frente más arrugada que tu estola y unos pechos que parece telarañas; (...) Cuando el bañero, apagadas las luces, te permite entrar mezclada con las prostitutas de los sepulcros (...)"


Por lo que no nos puede extrañar que muchos escritores romanos, especialmente los estoicos, aunque alababan los baños como lugar de salud, pusieron su ojo crítico sobre esa atmósfera moralmente corruptora que existía en las termas: el lujo excesivo, la desnudez, los vapores calientes, esclavas dando masajes,... era un cóctel demasiado sensual para la estricta moral estoica (y posteriormente cristiana). Por lo que recomendaban a las matronas romanas a alejarse de estos centros de corrupción moral.


 Un viaje a Pompeya...


Si queremos ver que nos dicen los vestigios arqueológicos nada mejor que viajar a Pompeya, donde tenemos dos ejemplos muy claros que han dado aire a todo este debate: Las explícitas imágenes sexuales encontradas en las Termas Suburbanas y la Casa del Lupanar. El problema es que no tenemos otros ejemplos tan evidentes de termas con imágenes eróticas tan explícitas y numerosas.

Por lo que no se puede aseverar que todas las termas fuesen un lugar habitual de prostitución. Pero sí, que muchos lugares de prostitución, incluyeron estancias termales entre sus servicios, y que algunos baños ofrecían servicios de prostitución, ya fuesen de forma clandestina o regulada por el propio gerente de las termas.



Vista general del fresco de las Termas Suburbanas de Pompeya

Al primer sitio que vamos a viajar es a las Termas Suburbanas de Pompeya, un lugar que nos ha dado algunas de las representaciones sexuales más explícitas de toda la cultura romana.

Su vestuario (epodyterium) estaba decorado con escenas sexuales muy explícitas: parejas fornicando en las más diversas posturas, un trío e incluso una orgía. 


Cada escena se situaba sobre unas cajas de madera numeradas (I-XVI) que servían para guardar la ropa. Y aunque sólo ha sobrevivido una pared, se sospecha que originalmente habría 2 paredes más decoradas, lo que daría un total de 24 escenas eróticas.

¿Qué hacían esas escenas de sexo explícito en los vestuarios de unos baños?


Mucho se ha debatido sobre el significado de estas pinturas eróticas. Las versiones más mojigatas aluden a que era una sencilla regla nemotécnica para saber dónde guardabas la ropa. "En el cajón número 6 debajo de trío", una forma de atraer clientes a las termas y propiciar un ambiente lúdico.

Otros creen que en realidad se trataban de anuncios publicitarios de un burdel situado en la plata superior de las termas, o incluso como un catálogo de los servicios ofrecidos en el prostíbulo "¿Cuántos ases me cuesta un servicio número IV con esa prostituta germana de ahí?.

Detalle de uno de los frescos de las Termas Suburbanas.

Y no faltan, quienes argumentan que eran los servicios que ofrecían las propias esclavas que servían dentro de los baños.

Aunque la mayor parte de arqueólogos rechazan que las termas funcionasen habitualmente como un prostíbulo, y defienden que las pinturas tenían un sentido lúdico y decorativo en los baños.


Pero, lo que nadie puede negar es su estrecha relación, y allá donde había unas termas, en las proximidades siempre había un prostíbulo.

La Casa del Lupanar es un buen ejemplo de ello, situada a escasa distancia del foro, cercana a tabernas y a las termas de Stabia, probablemente las termas más populares de la ciudad. Y aunque los tres edificios se encuentran separados, algunos textos de la Antigüedad vendrían a confirmar la estrecha vinculación entre posadas, tabernas y prostitución.

Porque la pregunta es ¿por qué el dueño de unos baños iba a privarse de enriquecerse de un negocio tan lucrativo como era el de la prostitución? Si sería algo tan sencillo como habilitar unas habitaciones para tales menesteres... ¿No hacían esto en cualquier taberna o posada de baja estofa, donde la tabernera, a veces, también ofrecía servicios sexuales?


Fresco de la Casa del Lupanar en Pompeya.

PISTAS SOBRE LA PROSTITUCIÓN EN LAS TERMAS ROMANAS

Un hecho que favorecería la prostitución sería que no había distinción entre hombres y mujeres a la hora de servir en los baños... Es decir,  los asistentes masculinos fueron empleados en los baños utilizados por las mujeres, y viceversa. Siendo la mayoría de ellos, esclavos o libertos, por lo que no sería difícil que fuesen utilizados al mismo tiempo como esclavos sexuales.

El jurista Ulpiano menciona específicamente que el personal encargado de guardar la ropa de los vestuarios ejercían también la prostitución a instancias del "balneator", por lo que se preguntaba si había que calificarlos como proxenetas. Por lo que parece evidente que estos servicios de prostitución se darían dentro del mismo recinto termal.

Los esclavos muchas veces eran utilizados en el mundo de la prostitución
como una fuente de ingresos extra para sus amos

Y aunque es difícil encontrar registro arqueológico de estas actividades, sí que podemos encontrar algunas pistas en textos literarios o epigráficos:

Luciano en su canto a la belleza de los baños, en "Hipias o el baño" nos relata:

"Al entrar, nos aguarda una sala pública de amplias dimensiones, espera adecuada para criados y acompañantes; a la izquierda están los salones de recreo, muy convenientes, por cierto, para un balneario, con reservados acogedores y rebosantes de luz; tras ésta, a ambos lados, hay vestuarios suficientes para desnudarse, y en el centro una sala de gran altura y enorme claridad, con tres piscinas de agua fría, revestida de mármol de Laconia. (...) y por doquier brota la gracia y el encanto de Afrodita."

Esos "encantos de Afrodita" seguramente sea un eufemismo para hablarnos del comercio sexual. Es decir, los baños son un lugar propicio para la belleza, la sensualidad, el amor. Así, en algunos baños se han encontrado inscripciones muy similares a las halladas en burdeles, invitando al cliente a  "Entra y disfruta". Más pistas nos dan algunos graffitis de claro tono erótico en los baños de Herculano, o la existencia de una serie de pequeñas habitaciones en los baños de Sarno de Pompeya que se empleaban para el masaje e unción de aceites de los clientes, y seguramente también como lugar de prostitución.

Más pistas nos la puede dar el horrible descubrimiento arqueológico realizado en las termas de Ashqelon. Allí, se descubrieron casi 100 esqueletos de bebés apiñados en la alcantarilla situada bajo la casa de baños. El buen estado de los huesos indicaría que fueron arrojados al drenaje poco después de nacer, aunque como indica el análisis antropológico, parecen que todos ellos estaban muertos al nacer.

Aunque tampoco se puede descartar que estos niños fueron arrojados vivos  a las alcantarillas, sin más contemplaciones, ya que seguramente todos estos niños eran fruto de los embarazos de las prostitutas que trabajaban en estos baños.

Pintura erótica de las Termas Suburbanas de Pompeya.
Un hombre ¿masajeando? a una mujer.

Otra pista sobre la relación entre termas y prostitución es que muchos baños tenían en su entrada estatuas dedicadas a Venus, y aunque pueden entenderse como un simple escultura de decoración, o un guiño a ese famoso "carpe diem" de los epicúreos. Lucrecio asocia una de estas Venus situadas en la entrada de unos baños bizantinos, con la Venus Volgivaga, "la caminante callejera", es decir, la patrona de las prostitutas, que celebraban su festividad en el mes de abril.



CONCLUSIÓN


Por todo ello, aunque se ha querido separar el mundo de las termas con el de la prostitución, como si fuesen dos realidades separadas, a nuestro parecer creemos que estaban más estrechamente vinculados de lo que muchos ha querido ver. No sólo esa conexión entre las termas y prostíbulos cercanos, sino el propio ejercicio de la prostitución dentro del complejo termal.

Contaban con el ambiente erótico ideal, un espacio perfecto preparado con pequeñas celdas individuales, mano de obra esclava, de ambos sexos, y muy numerosa; un continuo fluir de personas, y lo que es más importante, un negocio tan lucrativo que parece difícil creer que no se quisiese explotar por algún motivo moral o deontológico.

Por todo ello, no nos puede extrañar que existan numerosos epitafios que se despiden de la vida dándole gracias a poder haber disfrutado del vino, los baños y el sexo:

"A los dioses Manes de Cayo Domicio Primo. En esta tumba estoy yo, el conocido y famoso Primo. He vivido a base de Lucrinias (ostras de Lucrino); en muchas ocasiones he bebido vino de Falerno.  Baños,  vino y  sexo han envejecido conmigo durante años. Si he conseguido esto, que ahora me sea la tierra ligera."




BIBLIOGRAFÍA

Blázquez, J.M. y Cabrero, J.; "Termas y prostíbulos de la antigua Roma",  La Aventura de la Historia, núm. 53, pp. 90-93, marzo 2003. 

 McGinn, T.; "The Economy of Prostitution in the Roman World" en  https://www.press.umich.edu/pdf/0472113623-ch2.pdf

Sobre baños, vino y sexo http://es.antiquitatem.com/termas-vino-sexo-venus-epitafio






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