martes, 1 de agosto de 2023

El Salón Kitty: Un prostíbulo de lujo al servicio del espionaje nazi

Sexo y espionaje:
- Una larga y sórdida historia
- Capítulo I: El salón Kitty
- Capítulo II: El caso John Prófumo
- Capítulo III: Mata Hari
- Capítulo IV:Virginia Oldoini
- Capítulo V: Markus Wolff y los Romeo de la Stasi
- Capítulo VI: Gerda Musinger en Canadá

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El Salón Kitty fue un burdel utilizado por los jerarcas nazis para tejer una red de espionaje sobre extranjeros y otros mandatarios nazis, sospechosos de traidores o tibios con la causa.


Sabedores de la debilidad de los hombres ante las pasiones mundanas, la Gestapo creó un mundo de vicios donde sus hombres pudiesen relajarse, emborracharse con los mejores alcoholes, hablar con damas cultas y sofisticadas, y sobre todo, cumplir sus fantasías más ocultas con las más bellas mujeres... y al final, una vez rendidos a todos los placeres, susurrar sus miedos, contar sus pasiones, confesar sus odios, en definitiva, desvelar los secretos que habían jurado guardar.

Al mismo tiempo, en un oscuro sótano, algunos de los hombres más siniestros y peligrosos del régimen nazi registraban con un frío silencio cada palabra... ¡¡Bienvenidos al Salón Kitty!!


El Salón Kitty


Este prostíbulo, fue creado a inicios de los años 30, por Katharina Zammit, más conocida por el apodo de Kitty Schmidt. Este burdel, uno de los más populares de la ciudad, estaba situado en uno de los distritos más ricos de Berlín. Entre sus clientes habituales estaba lo más granado de la sociedad berlinesa: diplomáticos, industriales de primer nivel, dignatarios extranjeros, políticos y, como no, miembros de alto rango del partido nazi.

Kitty Schmidt, de joven.

Con la llegada de Hitler al poder, el prostíbulo siguió incrementando su fama, como uno de los burdeles más exclusivos de la ciudad. Aunque Kitty Schimdt, sabedora del peligro del ascenso nazi, no dudó en apoyar a los judíos que huían del país. Cuando el ambiente en Alemania se volvió irrespirable, Kitty intentó huir del pais, aunque agentes del servicio secreto nazi (SD) la detuvieron en los Países Bajos y fue enviada a la sede de la Gestapo.

En el cuartel de la Gestapo fue interrogada por Schellenberg y el general de las SS Reinhard Heydrich, ideólogos del plan de espionaje, quienes le dieron un ultimátum: cooperar con los nazis o ser enviada a un campo de concentración.


Las condiciones eran claras, ella volvería con normalidad a dirigir el Salón Kitty, con sus chicas de siempre, pero trabajaría bajo las órdenes de las SS y la Gestapo.

Daba comienzo la "Operación Kitty".

Operación Kitty

Pusieron micrófonos por todo el burdel, habilitando una sala de escuchas en el sótano, reclutaron a las prostitutas más bellas de Berlín y las adiestraron para la causa. 


Pero no sólo reclutaron a prostitutas, sino que emitieron una orden secreta para buscar "chicas inteligentes, que hablasen varios idiomas y, sobre todo, que fuesen fieles al partido", y como no, arias. En total seleccionaron un grupo de 20 mujeres que actuarían al servicio de la temible Gestapo, se sabe que entre las mujeres seleccionadas hubo damas de la alta sociedad berlinesa, quienes incluso estando casadas fueron forzadas a "colaborar" con el régimen.

Fotograma de la película 'Salon Kitty'


Estas mujeres fueron entrenadas durante siete semanas, no sólo para convertirse en refinadas meretrices, sino también para reconocer uniformes militares y rostros importantes, así como en técnicas para extraer información sensible a sus clientes. Y entre estas chicas no faltaban aquellas dispuestas a satisfacer las necesidades más exigentes, a cumplir los caprichos más exóticos, las más retorcidas perversiones...

Las propias mujeres desconocían la existencia de los micrófonos, ya que se creían que la información se obtenía de los informes que redactaban después de cada encuentro. A principios de 1940 ya tenían todo el operativo en funcionamiento.

El matrimonio Heydrich


Alguno investigadores han apuntado que detrás de la operación Kitty estuvo Lina Heydrich, esposa de Reinhard Heydrich, el todopoderoso director de la Gestapo, que fue ella quien ideó toda la trama de espionaje.

Por todo ello, muchos de los oficiales nazis, sabedores de lo que ocurría en el famoso burdel berlinés, rehuyeron el contacto con el matrimonio Heydrich, ya que consideraban que por su culpa muchos buenos oficiales habían sido defenestrados.

El siniestro matrimonio Heydrich.
Reinhard fue uno de los ideólogos de la "solución final" nazi.

Muchos de los clientes del Salón Kitty acabaron sufriendo los duros y despiadados interrogatorios de la Gestapo.

 Una broma de mal gusto, un comentario fuera de lugar, una insinuación maliciosa, unas palabras malinterpretadas... podían hacer que acabases en el lúgubre edificio de la Gestapo.


El asesinato de Heydrich, en 1942, no supuso el fin de las escuchas, su puesto lo ocupó, primero, su lugarteniente Walter Schellenberg, y posteriormente, el jefe de la Policía Criminal, Arthur Nebe.

Las escuchas



Es una pena que casi todos los informes de estas operaciones hayan desaparecido, ya que por el Salón Kitty pasaron numerosos dirigentes nazis de la época, así como alguno de sus más estrechos aliados.

Numerosos diplomáticos extranjeros fueron invitados a disfrutar de los placeres del Salón Kitty. Entre ellos estuvo Serrano Suñer, ministro de asunto exteriores del régimen franquista, o una comisión italiana, encabezada por el yerno de Mussolini y su ministro de exteriores, quienes se mofaron de Hitler, llamándolo "pequeño payaso ridículo".


Nadie estaba a salvo de ser espiado. Muchos dirigentes nazis acudieron al prostíbulo bajo el rumor de tener un trato especial si acudían al Salón Kitty y pronunciaban la frase en clave "Vengo de Rothenburg". A todos ellos, se les mostraba el catálogo de las mejores chicas disponibles, pudiendo seleccionar a cualquiera de ellas. Incluso a varias, sabemos que el general de las SS Sepp Dietrich, quiso tener a las 20 chicas especiales para montar una orgía.

Fotograma película 'Salón Kitty'

Incluso se grabó al todopoderoso Josep Goebbels, ministro de propaganda nazi, que por lo visto disfrutaba en secretos de "espectáculos lésbicos". 



Pero como en cualquier buena película de espías no puede faltar la parte de contraespionaje. El agente británico Roger Wilson, bajo la identidad encubierta de secretario de prensa rumano "Ljubo Kolchev", descubrió el cableado de los micrófonos ocultos , por lo que se convirtió en un cliente habitual del prostíbulo hasta que tuvo acceso a una de las habitaciones especiales, donde logró pinchar uno de los micrófonos.

Aunque los británicos no lograron extraer información muy valiosa, ya que las escuchas estaban más dirigidas a depurar facciosos dentro del partido, que a sacar información militar.


Algunos de estos informes también recogen que los propios encargados de las escuchas se aprovecharon frecuentemente de los servicios de estas damas, donde se remarca el trato cruel y vejatorio que el propio Heydrich tenía hacia las mujeres.

La Stasi, el servicio de inteligencia de la Alemania Oriental, calculó que la operación Kitty les proporcionó a la Gestapo más de 25.000 grabaciones, aunque la mayoría de las cintas fueron destruidas, por lo que se cree que no lograron extraer información vital para el transcurso de la guerra. 

Fin de la Operación Kitty

Cartel de la película de Tinto Brass.

El operativo finalizó de forma abrupta, ya que, durante un ataque aéreo británico, en julio de 1942, el edificio que albergaba el Salón Kitty fue destruido. Las autoridades nazis viendo los escasos resultados de la operación no pusieron mayor interés en retomar el asunto.

Gracias a los servicios prestados, las SS permitieron a la señora Schmidt abrir un nuevo burdel en otra dirección, que siguió funcionando después de la guerra, bajo la dirección de los hijos de la señora Schmidt.

Como podéis imaginar esta historia, tan peliculera, ha sido llevada al cine varias veces, aunque todas ellas sin demasiada fortuna. Su versión más conocida es la polémica película de Tinto Brass, Salon Kitty.







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