sábado, 19 de marzo de 2016

Penitenciales Medievales: Sexo y Pecados


"¿Has hecho lo que algunas mujeres suelen hacer, has fabricado algún aparato o artilugio a modo de miembro viril a tu medida, lo has atado con algunas ligaduras en tus partes pudendas o en las de una compañera y has fornicado con otras mujerzuelas u otras contigo, con el mismo instrumento o con otro?
Si lo has hecho, cumplirás penitencia todas las fiestas de guardar durante cinco años."
  - Penitencial de Burchard de Worms, S.XI


Uno de los objetivos fundamentales de este blog es brindar toda la información posible sobre el sexo y el erotismo a lo largo de la historia, y con ello, ya de paso, derribar unos cuantos clichés y tópicos, que existen sobre el sexo y la sexualidad en determinadas épocas.

En este blog, ya hablamos sobre uno de los (supuestos) iconos más representativos de la sexualidad en la Edad Media... los cinturones de castidad. Hoy nos acercamos a otro de estos objetos polémicos... los penitenciales altomedievales.

Y es cómo veremos, estos penitenciales serán uno de los documentos medievales donde de forma más clara y detallista se nos habla de sexo, con unas descripciones tan detalladas que a veces rozan lo lascivo; pero al mismo tiempo se han utilizado para fijar la moral sexual de una época, la Edad Media, que abarca casi mil años y múltiples y muy variadas regiones.

Grabado sobre la lujuria, Peter Bruegel, el viejo.


¿Que son los penitenciales?

Estos penitenciales eran manuales donde se catalogaban todos los pecados imaginables que un sacerdote podía llegar a escuchar en confesión privada (sodomía, bestialismo, fantasías sexuales, lesbianismo... ) y donde también se asignaban las penitencias correspondiente por cada acto, normalmente ayuno y mucha plegaria, lógicamente aquellos que no querían pasar penurias espirituales podían conmutar la penitencia pagando una suma de dinero.  Es decir, el perdón era cuantificado según la gravedad del pecado cometido.

Estos penitenciales nos transmiten una idea de una moral sexual bastante férrea, imponiendo un código moral basado exclusivamente en el sexo dentro del matrimonio y sólo con fines reproductivos,  todo lo que se aleje de este fin era considerado vicio, pecado o lujuria.

Aunque paradójicamente, lo más lujurioso de toda esta historia son las descripciones recogidas en los propios penitenciales donde se recoge de manera minuciosa y detallada infinidad de prácticas sexuales.


Absolución tras la confesión, de un Libro de Horas francés,
finales del siglo XV
. Egerton MS 2019, f. 135

Origen

Los primeros penitenciales surgieron alrededor del siglo VI en Irlanda, región recien cristianizada, por lo que no nos debe extrañar que surgan en estas lejanas tierras célticas, ya que la falta de formación y preparación de su clero fue suplida a través de estos libros que sirvieron de base doctrinal para buena parte de ellos.

Posteriormente fueron llevados al resto del continente por sus monjes, cuando la práctica de la confesión privada comenzó a reemplazar las confesiones públicas de los pecados, extendiéndose al mismo tiempo la imposición de las penitencias.

Estas prácticas se siguieron publicando hasta bien entrado el siglo XII aunque oficialmente fueron condenados a la hoguera por la Iglesia Católica durante el Consejo de París en el 829.

En palabras del gran medievalista G. Duby el éxito de estos penitenicales fue porque "ayudaban a los jefes de la Iglesia a cumplir una de sus principales funciones: juzgar, definir las infracciones, fundándose en la autoridad de sus predecesores, con el fin de reprimirlas y, por este camino, asentar poco a poco y con solidez las reglas de una moral".

A esto hay que sumar que las autoridades seculares reconocieron este tipo de legislación eclesiástica, lográndose una cierta unificación entre ambas legislaciones, logrando la Iglesia avanzar en su tarea de cristianización y extendiendo su influencia en la sociedad.

Características

Los pecados recogidos en estos penitenciales eran de todo tipo desde el asesinato hasta la fornicación. Aunque parece ser que los pecados relacionados con el sexo fueron los que más interesaron a las autoridades eclesiásticas, ya que encontramos numerosas descripciones de los más variados actos sexuales, y donde no faltan todo tipo de detalles escabrosos.

Detalle de 'El jardín de las delicias' , El Bosco, 1500
Junto a estos pecados se recogían también las penas asociadas a cada uno de ellos, que iban desde el ayuno hasta la recitación de salmos, pasando ¡cómo no! por la repartición de limosnas, a ser posible a la Santa Madre Iglesia.

Por otro lado, estos penitenciales nos permiten observar el tipo de moral sexual que queria imponer la Iglesia al resto de la sociedad: una visión del sexo negativa y restrictiva. Restringiendo todo tipo de prácticas y posturas, incluso imponiendo las fechas adecuadas para realizar el acto sexual.

De esta forma cualquier acto sexual no destinado a la procreación era considerado pecado, por lo que tanto el sexo oral como el sexo anal eran considerados pecaminosos, ya que su único fin era la obtención del placer sexual. Esta visión del sexo era tan restrictiva que hasta las caricias y los tocamientos (contactus partium corporis) eran considerados como faltas, ya que aportaban una dosis de placer no necesaria para la procreación.

Pero la Iglesia no sólo condenaba los actos en sí, los hechos, sino también los pensamientos, por lo que tanto el hombre como la mujer debían reprimir cualquier sentimiento relacionado con el deseo erótico (voluptas) o las fantasías sexuales (delectio fornicationis).

Es decir, la única postura permitida, no pecaminosa, era la considerada natural, es decir, el misionero, de frente, el hombre arriba y la mujer debajo. Todo un símbolo de como concebía la Iglesia el papel de la mujer en el sexo: pasiva y sumisa. Y es que no es casualidad que esta postura sea una de las que menos placer otorga a la mujer en la cama, ya que el pene, con esta postura, entra en contacto con la parte de la vagina más alejada del clítoris, intentando evitar así que la mujer obtenga placer de sus relaciones.

Como vemos, la regulación de la sexualidad por parte de la Iglesia era total, incluso en el cuándo se podía realizar el acto sexual, considerando falta o pecado practicar el coito durante los días sagrados, en festividades religiosas, o cuando la mujer tenía la menstruación.

Salterio Lutrell, c. 1325-1335, fraile franciscano escuchando la
confesión de una monja. Additional MS 42130, f. 74

Fin de los penitenciales

El principal motivo para su prohibición fue que estos penitenciales ofrecían un código sexual diferente a la postura oficial de los padres de la Iglesia. La gravedad de los pecados y sus condenas variaban enormemente de un penitencial a otro, muchas veces contradiciendo la postura oficial de la Iglesia. Así por ejemplo, el castigo por cometer algunos pecados, como pueden ser el sexo por placer o el uso de anticonceptivos, podía variar enormemente de un libro a otro, y lo que era peor, contradecir la opinión que ofrecían los ideólogos y obispos de la Iglesia.

Es decir, estos libros una vez que cumplieron su primera misión (ayudar a instalar la moral católica en tierras paganas) fueron considerados peligrosos, ya que no sólo contribuían a la confusión moral del creyente sino que podían dar lugar a la aparición de fuerzas disidentes dentro de la misma Iglesia.

Pero a pesar de que estos penitenciales estuvieron proscritos desde el siglo IX se siguieron utilizando hasta bien entrado el XII, ya que fueron obras evidentemente prácticas, incluso se redactaron nuevos ejemplares. Sólamente con la aparición de los confesionales, obras cuyo texto había sido redactado por la Iglesia oficial, se logró ir desterrando el uso de estos penitenciales.

Otro de los motivos de la progresiva desaparición de estos manuales fueron los cambios producidos en el acto de la confesión, ya que se instruye a los confesores a no preguntar directamente sobre los distintos pecados posibles. El motivo de ello era evitar dar nuevas ideas pecaminosas al feligrés, ya que al preguntarle si había cometido tal o cual pecado, o si había realizado una determinada postura pecaminosa, en realidad estaba fomentando la imaginación lasciva del confesante.

Y es que este fragmento de un penitencial, más parece un fragmento de literatura erótica que un manual para evitar pecar:

"¿Has hecho lo que algunas mujeres suelen hacer, que, cuando quieren apagar el deseo que las atormenta, se juntan como si pudieran y debieran unirse, y juntan ambas sus sexos y frotándose así la una con la otra desean apagar su ardor? Si lo has hecho, debes cumplir penitencia todas las fiestas de guardar durante cuatro meses."
- Penitencial de Burchard de Worms, S.XI

Con el fin del uso de los penitenciales la Iglesia dió otro paso en la difícil unificación de la moral (sexual) cristiana, recordar que algunas viejas tradiciones, como la esclavitud o la poligamia, fueron muy difíciles de extirpar de las sociedades medievales, especialmente en el norte de Europa, donde la renovación carolingia supuso un paso fundamental para cimentar el cuerpo doctrinal de la Iglesia.


Principales penitenciales medievales:

Como ya vimos los primeros penitenciales surgieron en las lejanas tierras célticas (Irlanda, Escocia), por lo que los más antiguos fueron redactados por monjes irlandeses:

- Penitencial de Vinnian (550 d.C.), principal libro penitencial del siglo VI.

- Penitencial de Cummean o 'Comianus' (650 d.C.), atribuido a un abad irlandés del mismo nombre. Fue uno de los primero penitenciales medievales teniendo una amplia circulación por Europa. La preocupación de los penitenciales por los pecados sexuales se hace evidente desde estos primeros libros, contando ya con un capítulo dedicado a la fornicación.

Posteriormente, con la difusión de estos penitenciales por tierras europeas, surgieron nuevos penitenciales mucho más elaborados con una carga ideológico mucho más definida:

Penitencial de Teodoro.
- Penitencial 'Canon de Teodoro', (siglo VII) Teodoro de Tarso fue un monje benedictino enviado por el Papa Vitaliano a Inglaterra, donde fue nombrado obispo de Canterbury. La importancia de este penitencial radica en ser uno de los primeros redactados por un latino, sirviendo de inspiración para la redacción de posteriores penitenciales. Está incluido en un conjunto de leyes y manuscritos incluido en el Corpus Christi College 190 de Cambridge.

- Penitencial de Reginón de Prüm (siglo IX), incluído en la obra titulada 'De Ecclesiasticis disciplinis et Religione Christiana', donde entre las preguntas recogidas hay 22 dedicadas a asuntos de índole sexual. Lo llamativo de este penitencial es que las preguntas no van dirigidas a la persona directamente, sino están realizadas a hombres selectos de la comunidad para que contesten sobre los pecados de los otros.

- Penitencial de Burcardo de Wörms (siglo XI), es uno de los penitenciales más influyenes de la Alta Edad Media y uno de los más famosos por el detallado cuestionario relativo a las transgresiones morales, abarcando más de 200 preguntas. Este penitencial también es conocido como 'Corrector et Medicus', ya que como el mismo libro dice en su introducción: "contiene las correciones de los cuerpos y las medicinas de las almas, y enseña a cualquier sacerdote, incluso al sencillo, cómo ha de ayudar a cada individuo".

- Penitencial de Alano de Lille (siglo XII), denominado 'Liber Poenitencialis', un breve penitencial que se diferencia de sus antecesores porque se aleja de la visión de las penitencias tarifadas, tan características de los siglos anteriores.


Para finalizar, nada mejor que leer un extracto de uno de estos penitenciales para hacernos una idea del tipo de preguntas que se gastaban en estos textos... Aquí os dejamos con un extracto del famoso penitencial de Burcardo de Worms:


PENITENCIAL DE BURCARDO de WÖRMS

41-. ¿Has cometido adulterio con la esposa del otro, sin estar casado? 40 días a pan y agua, y 7 años de penitencia.
42-. Si, casado, has cometido adulterio con la mujer del otro, cuando tenías con qué satisfacer tu deseo, 2 ayunos con 14 años de penitencia.
46-. ¿Has fornicado con una monja, es decir, con una desposada de Cristo? Si es así, 40 días a pan y agua y 7 años de penitencia; y durante toda la vida los viernes tomarás sólo pan y agua.
52-. ¿Te has acoplado con tu mujer, o con cualquier otra, por detrás, como los perros? Si es así, 10 días de penitencia a pan y agua.
53-. ¿Te has unido a tu esposa durante su menstruación? Si es así, 10 días de penitencia a pan y agua.
120-. ¿Has fornicado, como lo hacen los sodomitas, introduciendo tu verga en la parte trasera de un hombre? Si estás casado y lo has hecho una o dos veces, 10 años de penitencia en los días oficiales, uno de ellos a pan y agua. Si es una costumbre, 12 años. Si lo hicieste con tu hermano de sangre, 15 años.
123-. ¿Has fornicado solo, es decir, has tomado tu miembro viril en la mano y, tirando del prepucio, lo has agitado hasta el punto de expulsar tu semilla por placer? Si es así, 10 días.
126-. ¿Has cometido sodomía o bestialidad con hombres o animales, a saber, con una vaca, una burra o cualquier otro animal? Si lo has hecho una o dos veces y no tenías esposa para aplacar tu lubricidad, ayunarás 40 días a pan y agua y harás siempre penitencia. Si estabas casado, ayunarás 10 años en días fijados. Si tenías la costumbre de cometer ese crimen, ayunarás 15 años. Si cometiste el acto en cuestión en tu juventud, ayunarás 100 días a pan y agua.


Conclusión

Como bien apunta C. Vogel en su obra 'La penitencia en la Edad Media': No es exagerado decir que la penitencia tarifada produjo una ruptura radical con la antigüedad y con la manera de concebir, en la vida cotidiana, las relaciones entre Dios y el pecador, entre el pecador y la Iglesia. El nuevo sistema constribuyó por ello mucho a forjar unna espiritualidad nueva, que sobrevive en nuestros días".

Es decir, estos penitenciales son un claro reflejo de la lucha de la Iglesia por imponer sus dogmas de control y dominación sobre una inmensa población, situada en el norte de Europa, aún no cristianizada. Sirvieron, entre otras cosas, para instaurar una visión eclesiástica del matrimonio, y especialmente para controlar todos los aspectos de la sexualidad humana.

Incluso la misma evolución de los diferentes penitenciales reflejan los cambios de la mentalidad o de prioridades en el seno de la Iglesia. Poco a poco, la Iglesia, con el apoyo de los poderes laicos, irá estrechando el cerco para el control de la moral y de la conducta de sus feligreses hasta lograr imponer su visión hasta en los más íntimos detalles de la sexualidad humana.



 Bibliografía 

Leah Otis-Cour, Historia de la pareja en la Edad Media: placer y amor, Siglo XXI de España Editores, 2000.

L’Hermitte-Leclercq, P. “Las mujeres en el orden feudal (siglos XI y XII)”. Historia de las Mujeres en Occidente: la Edad Media. Madrid: Taurus, 2000. v.2 de Historia de las Mujeres en Occidente. Dir. G. Duby y M. Perrot.

Matthews Grieco, Sara F. “El cuerpo, apariencia y sexualidad”. Historia de las Mujeres en Occidente: del Renacimiento a la Edad Moderna (Tratado sobre el amor). Madrid: Taurus, 2000. v.3 de Historia de las Mujeres en Occidente. Dir. G. Duby y M. Perrot.

Payer, J.P., Sex and the penitentials. The development of a sexual code, 550-1150

Raña Dafonte, C.L.; "Corrector et medicus": la ética altomedieval a la luz de los penitenciales, Revista Española de Filosofía Medieval, 2006.

Raño Dafonte, C.L.; De Vita non sancta en la Alta edad media, Revista Española de Filosofía Medieval, 2005.

Vanina Neyra, A.; Los Libros Penitencialesla penitencia tasada en la alta Edad Media, Anales de historia antigua, medieval y moderna, Nº 39, 2006 (Ejemplar dedicado a: Historia y Arqueología Altomedieval en torno a la problemática Longobarda (II parte)), págs. 215-226.

Verdon, Jean. El amor en la Edad Media: la carne, el sexo y el sentimiento. Barcelona: Paidós, 2008.

Vogel C.; La penitencia en la Edad Media, Editorial CPL, Barcelona, 1999.

Anónimo, Cartas de Abelardo y Eloísa, Madrid, Alianza, 2002.


[En Internet]

Cabanes Jiménez, P.;  La sexualidad en la Europa medieval cristiana, Universidad de Cádiz, 2003.
en http://parnaseo.uv.es/Lemir/Revista/Revista7/sexualidad.htm

Los pecados y castigos en la Edad Media Leyes y Penas Flagelantes en http://historiaybiografias.com/edadmedia8/


http://www.revistahistorik.com/loprohibidolopracticado.html






domingo, 6 de marzo de 2016

Lex Oppia: La primera manifestación de mujeres

Breve crónica de los sucesos

Año 195 a.C., Roma ha superado una de sus etapas más críticas de su historia, Cartago ha claudicado y Roma sobrevive al pulso de la historia; la agricultura y el comercio se reactivan y la riqueza vuelve a florecer entre los ciudadanos romanos.

Dos  tribunos de la plebe piden al senado que se abrogen varias leyes destinadas a la austeridad y a la carestía, ya que Roma vuelve a ser la nación más poderosas del Mediterráneo.

El fogoso debate en el senado se ve interrumpido por una algabaría que está ocurriendo en el exterior, los senadores alarmados se dirigen a la plaza del foro y lo que contemplan sus ojos les llena de estupor... nunca en la historia de Roma se había visto algo igual.

Una multitud de mujeres se agolpan frente al senado, exigiendo la derogación de la ley que estaba siendo debatida, el rumor se extiende por las calles de Roma, y poco a poco, grupos de mujeres de toda clase y condición, van colapsando los accesos al Foro. Las mujeres de más alta alcurnia son las que encabezan la manifestación, presionando a sus maridos para que voten a favor de la derogación de la ley.

Los maridos más severos recriminan a sus mujeres su presencia, ordenándolas que vuelvan a casa, pero ninguna mujer se mueve de allí, los gritos y las burlas contra los senadores que se mantienen a favor de la ley se extienden por toda la plaza pública.

La noche cae en las calles de Roma y el debate se aplaza para la próxima jornada.

Reconstrucción de el Foro romano.

Pero para sorpresa de los senadores, al día siguiente la situación es exactamente la misma, a la hora de iniciar el debate, las mujeres se van agrupando en torno al foro, incluso los rumores de los hechos acecidos en la jornada anterior, se han extendido a las ciudades más próximas, por lo que grupos de mujeres de las aldeas vecinas vienen a sumarse a la manifestación.

Un magistrado pide calma a la masa que se agolpa en la escalinata del senado, el severo Marco Pocio Catón, máximo defensor de mantener la ley, alza su voz e inicia un discurso arremetiendo ferozmente contra la actitud emprendida por las mujeres, fustigando a los maridos que han tolerado tal actitud y exponiendo los peligros de aumentar el lujo y de ceder ante las presiones de una multitud enarbecida.

¿Quién se saldrá con la suya? ¿Lograrán las mujeres romanas imponer su voluntad frente a una sociedad tan machista y patriarcal? o ¿los senadores avergonzados ante las palabras de Catón votarán en contra de la derogación?

Acompáñanos en este viaje a la Roma del siglo III a.C. y descubre por qué empezó y cómo acabó la primera manifestación de mujeres documentada en la historia



Parte I: Roma al borde del colapso ¿por qué se promulga la Ley Oppia?

Todo comenzó en el año 215 a.C., Roma estaba en plena lucha por su supervivencia contra la poderosa Cartago de los Barca. La II Guerra Púnica parece estar a punto de decantarse a favor de Cartago, un año antes en el 216 a.C., Roma había sufrido una de sus derrotas más humillantes en Cannas, y los ejércitos de Aníbal campan a sus anchas por suelo itálico, mientras numerosas ciudades itálicas, antiguas alidas de Roma, cambian de bando. La orgullosa Roma se tambalea, a punto de perecer contra su ancestral enemigo.

La crisis económica se apodera de la ciudad, la disminución del comercio y el estado de guerra permanente hace que la producción agrícola disminuya alarmantemente. La plebe urbana nerviosa, amenaza con sublevarse. Y es que mientras el hambre y la miseria se extendía entre las clases populares, los grandes aristócratas seguían ostentado su poder y riqueza por las calles de Roma.
 
Retrato mujer romana Al-Fayum
El Senado, temiendo una guerra civil, aprueba una ley que limitaba la ostentación pública de riquezas, es la famosa Lex Oppia (ley que debe su nombre al tribuno de la plebe Cayo Oppio), ley que obligaba a todos los ciudadanos romanos a regirse por la austeridad que estaba padeciendo tantos las clases populares como el mismo Estado. No sólo se restringe el uso de joyas, sino también de vestidos lujosos o de colores llamativos (por el uso de tintes caros), así como el uso de carruajes de dos o cuatro caballos para fines no religiosos.

Todo parece indicar que la promulgación de esta ley fue aceptada por la mayoría de las familias patricias romanas, además su incumplimiento suponía la confiscación por parte del Estado de aquellos bienes exhibidos. Además, a esta ley se le sumó en el año 210 a.C. una propuesta del cónsul Valerio Levino, aconsejando a los senadores donar al Tesoro del Estado algunas de las joyas y anillos de oro de esposas e hijas, ya que la misma supervivencia de Roma estaba en juego

Parte II: La victoria de Roma ¿por qué se quiere derogar la ley?

Roma, gracias a su sacrificio y a su capacidad de reponer tropas, es capaz de vencer a Cartago, quedando como única potencia hegemónica en el Mediterráneo. A partir de ese momento crucial, Roma se transformará en el centro cultural, político y económico del mundo. Los soldados victoriosos regresan a sus hogares con un cuantioso botín, las riquezas de los vencidos fluyen hacia Roma y el comercio mundial gira en torno a la ciudad del Lazio, los años de penurias y carestía han quedado atrás y ante la ciudad de Roma se alza un futuro próspero.

Por lo que en el año 195 a.C., dos tribunos de la plebe Marco Fundanio y Lucio Valerio decidieron solicitar la derogación de la lex Oppia; ya que creían que un nación vencedora tenía derecho a exhibir orgullosa la riqueza de sus conquistas.

La propuesta fue llevada al Senado, donde muy pronto se radicalizaron las posturas, produciéndose un enfrentamiento entre los dos bandos: el bando encabezado por los dos tribunos que exigían la derogación de la ley y el bando más tradicionalista, que defendía mantener los valores romanos de austeridad y sobriedad, a cuyo frente se puso Catón.

Parte III: La rebelión de las mujeres

Retrato de Al-Fayum
Durante estos días de intenso debate, por primera vez en la historia de Roma, las mujeres rompían con su tradicional silencio y se manifestaron en el foro a favor de la derogación de la ley. Además, según iban pasando los días y el debate se radicalizaba, más y más mujeres, se concentraban en la plaza del Foro exigiendo que se les devolviese el derecho a lucir elementos suntuarios.

Esta actitud provocó la indignación entre el sector más tradicionalista del senado, ya que consideraban que este comportamiento suponía una profanación de los espacio de la vida pública reservados a los hombres.

Aunque el día de la votación definitiva se produjo un hecho aún más insólito...

El día anterior a la votación había circulado el rumor que los tribunos Marco y Publio Bruto iban a imponer su veto para impedir que la propuesta de derogación prosperase. Por lo que a la mañana siguiente, cuando éstos iban a salir de sus casas en dirección al Foro, se encontraron con un "escrache" en todo regla a las puertas de sus domus, una multitud de mujeres impidieron que ambos tribunos llegasen al Foro, atropellándoles mediante preguntas y exigencias.

Así el día de la votación, mujeres de todo tipo y condición (a pesar que la ley perjudicaba sólo a las mujeres de las clases más alta) se lanzaron a las calles de Roma, en número aún más numeroso que las concentradas en los días anteriores, llegando mujeres de pueblos y ciudades vecinas. Gracias a esta constante fuerza de presión, las mujeres consiguieron su objetivo, logrando la abrogación de la ley con la unanimidad de todas las tribus.

 Parte IV: Dos discursos para la historia

Esta actitud de las mujeres pilló a todos tan por sorpresa, que su postura fue debatida en el Senado, en medio del estupor y el escándalo general. Por suerte para nosotros, el debate fue tan intenso que se han conservado dos de los discursos más famosos realizados en aquellas jornadas y recogidos por la pluma de Tito Livio: el de Marco Porcio Catón y el de Lucio Valerio.

Aunque éstas no son las únicas referencias a la Lex Oppia en la literatura romana. Existen bastantes textos que recogen este episodio, aunque la mayoría de ellos, encierran un discurso bastante misógino, tildando a las mujeres de caprichosas, presumidas, irresponsables...

Catón el Viejo realizando un discurso en la plaza del Foro.

Antes de analizar los discursos recogidos por Tito Livio hay que apuntar, que bajo esta lucha de las mujeres, se esconde un enfrentamiento entre dos posturas políticas contrapuestas, por lo que la elección de los personajes que realizan dichos discursos no es casual:

Por un lado tenemos a Marco Porcio Catón 'el Viejo' máximo defensor de las tradiciones republicanas, representadas en valores como la austeridad, la sobriedad y la disciplina. Con un discurso bastante misógino sobre el papel de la mujer en la sociedad romana.

Por el otro lado, tenemos al tribuno Lucio Valerio, que representaría las nuevas corrientes de pensamiento más hedonistas, con clara influencia de los nuevos valores griegos que empiezan a penetrar en la sociedad romana.

Así Catón en su discurso, con una fuerte carga misógina, ataca primero a las mujeres por atraverse a salir de sus casas a inmiscuirse en asuntos de exclusividad masculina, ya que las mujeres deben permanecer bajo la tutela del paterfamilias y no se las debe permitir participar en la vida pública. Además las acusa de que esta manifestación es por un simple asunto de vanidad, ya que según él, no soportan ir vestidas igual que las mujeres de clase inferior.

En la segunda parte de su discurso reprocha a los senadores no haber sabido controlar a sus mujeres y les advierte del peligro de que las mujeres obtengan más derechos, pasando el pueblo romano a ser un pueblo gobernado por mujeres.

La réplica corresponde a Lucio Valerio, que defiende el derecho de las mujeres a exhibir las riquezas que tanta sangre le había costado al pueblo romano obtener, ya que ellas también habían sufrido las privaciones de la guerra. Por lo que las mujeres de los generales podian lucir con orgullo las prevendas que las disntiguían del resto de las clases sociales.

Retrato de Catón el Viejo
El Discurso de Catón

  “¿Qué forma es ésta de precipitaros fuera de vuestras casas, bloquear las calles e interpelar a unos hombres que no conocéis? Cada una de vosotras podría haber formulado esta demanda en su casa, ante su marido. ¿Es vuestro poder de seducción más grande ante unos desconocidos que ante vuestro esposo? ¿Corresponde a una mujer saber si una ley es buena o no?
 

Nuestros antepasados han querido que ninguna mujer, incluso en un asunto de carácter privado, pueda intervenir sin un fiador, que estén protegidas por la tutela de sus padres, de sus hermanos, de sus maridos, ¡y nosotros las dejamos entrar en la vida del Estado, ocupar el Foro y participar en las asambleas! ¿Qué no intentarán luego si consiguen esa victoria?
 

 ¿Y por qué esta revuelta? ¿Acaso para suplicar que rescaten a sus padres, maridos o hijos, prisioneros en Cartago? No, es para brillar con oro y púrpura y para pasear en sus carros; para que no haya límite a nuestros gastos ni a la profusión de lujo”.

"Si cada uno de nosotros, señores, hubiese mantenido la autoridad y los derechos del marido en el interior de su propia casa, no hubiéramos llegado a este punto. Ahora, henos aquí: la prepotencia femenina, tras haber anulado nuestra libertad de acción en familia, nos la está destruyendo también en el Foro. Recordad lo que nos costaba sujetar a las mujeres y frenar sus licencias cuando las leyes nos permitían hacerlo. E imaginad qué sucederá de ahora en adelante, si esas leyes son revocadas y las mujeres quedan puestas, hasta legalmente, en pie de igualdad con nosotros. Vosotros conocéis a las mujeres: hacedlas vuestros iguales. Al final veremos esto: los hombres de todo el mundo, que en todo el mundo gobiernan a las mujeres, están gobernados por los únicos hombres que se dejan gobernar por las mujeres: los romanos."

- Intervención en el Senado de Marco Porcio Catón, recogida por Tito Livio Indro Montanelli. Historia de Roma. Plaza & Janés. Barcelona, 1961



Bibliografía

Kühne, V.; La "lex oppia sumptuaria" y el control sobre las mujeres, Mulier: algunas historias e instituciones de derecho romano / coord. por Rosalía Rodríguez López, María José Bravo Bosch, 2013, págs. 37-52

http://arraonaromana.blogspot.com.es/2013/11/rebelion-de-las-mujeres-en-la-antigua_10.html

http://revistadehistoria.es/lex-oppia-las-protestas-de-las-mujeres-romanas/

sábado, 20 de febrero de 2016

Frases y Expresiones: Ir de picos pardos


Frases y Expresiones:

I.- Te pongo mirando a Cuenca
II.- Echar un polvo
III.- Mujer de bandera
IV.- Espaguetis a la Puttanesca
V.- Irse de picos pardos
VI.- Poner los cuernos (próximamente)

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"Irse de picos pardos"


Entre las frases y expresiones relacionadas con la sexualidad,'irse de picos pardos' quizá sea una de las más conocidas popularmente, no sólo por su extendido uso, sino también por su arraigo en el refranero español. Y es que esta expresión ya viene recogida en la edición de 1791 del Diccionario de la Academia definiéndola como "frase con la que se da a entender que alguno, pudiendo aplicarse a cosas útiles y provechosas, se entrega a las inútiles e insustanciales, por no trabajar y por andarse a la briba".


Hoy en día, usamos esta expresión como sinónimo de irse de juerga, o pasárselo bien, aunque en ciertos contextos mantiene su sentido original, ya que también puede referirse a salir de juerga con intenciones de ligar, o en otros contextos "irse de putas".

Aunque como en la mayoría de las frases y expresiones aquí recogidas, su origen es algo ambiguo. Especialmente en el cuándo, ya que como veremos todas las versiones parten de un mismo hecho, la diferenciación social de las prostitutas como origen de esta expresión.

La procuradora, Dirck van Baburen. 
1622. Museo de Bellas Artes, Boston.

Siglos XIV-XV: Faldas de 4 picos

La primera de estas teorías atribuye el origen de esta expresión a una costumbre que había entre las mujeres de la Baja Edad Media, ya que allá por los siglo XIV y XV, las mujeres solían vestir como falda un lienzo de forma cuadrangular, por lo que las faldas acababan con cuatro picos.

Si uno de estos picos estaba recogido significaba que la mujer era soltera y por lo tanto estaba permitido que un hombre se acercase a hablar con ella. La expresión surgió a causa de que las prostitutas llevarían recogidos uno de estos picos por un cintillo de color pardo, o como símbolo de diferenciación social llevaban cosido a uno de sus picos un trozo de tela de ese color.

Goya, Capricho 16.
Dios la perdone. Y era su madre.
Siglos XVI- XVII: Cintillos

Otros autores sitúan el origen de esta expresión durante el Siglo de Oro, ya que los estudiante de vida libertina solían acabar sus juergas con meretrices. Estas prostituas eran identificadas mediante un cintillo de color pardo situado sobre la falda.

Siglo XVIII: Mantos

Aunque para conocer la teoría más extendida sobre el origen de esta expresión, hay que viajar varios a la España Ilustrada del siglo XVIII, cuando bajo el reinado de Carlos III, se quiso diferenciar a las mujeres de vida licenciosa del resto de mujeres, por lo que se las obligó a usar un signo distintivo que evitase vergonzosas equivocaciones.

Por ello, se obligó a las meretrices a identificarse mediante un jubón o mantilla en que los picos fuesen de color pardo. Además, estas ordenanzas les prohibían utilizar prendas como sombrillas, guantes o cierto tipo de vestidos.

Pareja tocando música y procuradora, Dirck van Baburen.
Rijksmuseum, Ámsterdam.

Y como conclusión... un dato (no tan) sorprendente!

Como hemos podido ver, aunque las teorías varían en el tipo de prenda o la época donde se impuso esta obligación, todas comparten una mismo trasfondo, la diferenciación social de la prostituta frente al resto de mujeres.

Esto se hace más evidente, no sólo en la obligación de vestir unas determinadas prendas de color pardo, sino especialmente en la prohibición de vestir con otros elementos sólo permitidos a mujeres de limpia honra.

Aunque para sorpresas de muchos de nuestros lectores para encontrar el origen de esta costumbre tenemos que viajar, nada más y nada menos, que .... a la Antigua Roma!

Y es que fueron los romanos quienes primero prohibieron tanto a prostitutas como a adúlteras vestir la típica stola blanca, reservada sólo para las castas matronas romanas. Estando las meretrices romanas obligadas a vestir en la vía pública una túnica corta, y de color... ¿adivinan?

Sí!! de color pardo!!



Bibliografía

Poder y prostitución en Sevilla, (siglos XIV-XX), tomo I / Francisco Vázquez García, Andrés Moreno Mengíbar/Universidad de Sevilla, 1998 (2ª edición)

[En Internet]

 http://franciscojaviertostado.com/2013/04/08/edad-media-de-oficio-prostituta/

 http://personal.us.es/alporu/histsevilla/prostitucion_publica_justificacion.htm




domingo, 14 de febrero de 2016

Los Vikingos y el Sexo: Moral sexual vikinga.


Sexo y sexualidad en la Cultura Vikinga:
- Moral sexual vikinga
- Sexo, Religión y Magia en el mundo vikingo (próximamente)

Las fuentes

Uno de los principales obstáculos que nos encontramos al abordar el tema de la sexualidad en la cultura de los pueblos nórdicos es que éstos no tenían una cultura escrita en el sentido moderno de la palabra, ya que a pesar de contar con su propio alfabeto, las famosas runas, no tenían producción literaria propia.

Esto hace que la mayor parte de información sobre la cultura vikinga* provenga de fuentes indirectas, muchas de ellas de carácter anacrónico, y todos ellas, tantos cristianas como árabes, presentando la información de manera interesada, ya sea para mostrar las bondades del cristianismo frente al paganismo nórdico o para contraponer el mundo salvaje de los norteños frente al refinamiento y el grado de civilización alcanzado por la cultura árabe.

Para nuestra desgracia, toda información relativa al sexo o a la sexualidad de estos pueblos fue obviada en gran parte, especialmente entre los cronistas cristianos. Por lo que muchos de los datos sobre sus ritos y cultos han sido recogidos de manera parcial y sesgada, especialmente todo aquello relativo a la sexualidad.

No hay que olvidar que el proceso de cristanización de estas tierras fue realizado de manera gradual y muchas veces impuesto de manera violenta, por lo que poco a poco, los templos y ritos paganos fueron cayendo en el olvido o sobreviviendo en la clandestinidad, sobre todo en las zonas más rústicas.

Fragmento del Tapiz de Bayeux
 * Aunque hoy en día conocemos popularmente a estos pueblos con el nombre de 'vikingos', éste es un término que se refería sólamente a los guerreros que se lanzaban a una expedición, por lo que lo correcto sería hablar de pueblos nórdicos o germanos.


Moral Sexual

De manera general podemos decir que su moral sexual era bastante más abierta que la del resto de culturas europeas, cuyos prefectos morales ya estaban muy influenciados por las grandes religiones monoteístas. Sólo hay que echar un ojo a su mitología y a sus sagas, y veremos que el sexo está muy presente en ellos.

Para acercarnos a la imagen del sexo entre los antiguos vikingos, empezamos por uno de los relatos más famosos sobre su cultura, realizado por el diplomático árabe Ahmad Ibn Fadlan (quuién inspiró la famosa película 'El guerrero nº 13') que, enviado a las tierras del Volga, tuvo la mala suerte de toparse con una expedición vikinga. Su caravana fue apresada por los vikingos con los que no le quedó más remedio que convivir con ellos durante una de sus campañas de saqueo. Tiempo después, volvería a la ciudad de Bagdad, por aquellos días una de las ciudades más prósperas del mundo civilizado.

llustración de la expedición de Ibn Fadlan al norte de Europa. Museo Narod, Rusia.

Ibn Fadlan nos proporcionará sugerente información sobre el mundo de los vikingos, poniendo especial énfasis en aquellos aspectos culturales que más chocaban con el refinado y civilizado mundo árabe.

Si hacemos casos a las palabras de Ibn Fadlan, los vikingos tuvieron una noción bastante natural sobre el sexo, practicándolo de forma abierta, incluso delante de otras personas.

"En una sola de esas casas se reúnen diez y veinte personas, más o menos. Cada uno tiene un lecho en el que se sienta. Con ellos están bellas jóvenes esclavas destinadas a los mercaderes. Cada uno de ellos, ante los ojos de sus compañeros, tiene relaciones sexuales con su esclava. A veces todo un grupo de ellos se unen de esta manera, unos frente a otros. Si un mercader entra en ese momento para comprar a algunos de ellos una joven esclava y le encuentra cohabitando con ella, el hombre no se separa de ella antes de haber satisfecho su necesidad."

Como podemos ver, la poligamia estaba oficialmente permitida, ya que los hombres podían tener varias concubinas bajo su techo, estas concubinas por regla general era esclavas, aunque bajo este regimen de concubinato también podían unirse alguna mujer libre. La existencia de esta esclavitud de carácter sexual estuvo bastante generaliza dentro de la cultura vikinga, por lo que el comercio de esclavas alrededor de la cuenca del Volga fue un negocio muy próspero.

Más llamativo es lo que los cronistas normandos denominaron matrimonio 'more danico' (a la manera danesa), donde un hombre podían casarse oficalmente con dos mujeres y donde los hijos frutos de este segundo matrimonio eran cosiderados legítimos. Esta costumbre, a pesar del progresivo avance del cristiansmo, estuvo vigente durante varios siglos.

'La princesa capturada'

El papel de la mujer 

Dentro de la sociedad vikinga, donde la tribu y el clan seguían siendo de vital importancia, la mujer gozaba de un status quo similar al de los varones. A diferencia del resto de Europa, donde el papel social de la mujer se empequeñecía bajo el peso del cristianismo, en la sociedad vikinga la mujer tenía un rol activo y su figura era enormemente respetada. Se la consideraba 'la señora de la casa' (husfreya), por lo que mantenían el control de las propiedades sin necesidad de contar con el beneplácito de los marido

En cuanto a su rol sexual, la mujer gozaba de gran libertad, no era propiedad de su marido, incluso podía divorciarse esgrimiendo muy diversos motivos. Además la violación de una mujer libre era considerada una de las mayores afrentas dentro de la sociedad vikinga, por lo que era uno de los pocos delitos donde se contemplaba la pena de muerte.


Matrimonio

La edad permitida para contraer matrimonio estaba asociado con la primera menstruación, ya se consideraba a la mujer madura sexualmente. Por lo que la edad para el matrimonio solía ser durante la adolescencia, en torno a los 15 años.  Como la mayor parte de culturas del mundo, el concepto de virginidad, asocidado a la pureza, era muy importante, ya que se ponía en entredicho el honor y la honra de toda la familia.

A pesar de esa libertad de la mujer, el matrimonio no era cosa del amor ni del enamoramiento, por lo que la opinión de la mujer solía contar bien poco. El matrimonio era considerado como un negocio familiar, ya que lo que primaba a la hora de contraer nupcias era establecer alianzas familiares o mejorar económicamente la situación de ambas familias.

Según podemos extraer de las sagas nórdicas, una vez que un joven alcanzaba la madurez y se le consideraba preparado para gestionar su propia hacienda familiar, su padre le proponía escoger a una mujer para el matrimonio. A partir de ese momento, eran los padres de ambos jóvenes los que establecían una negociación, si el resultado era satisfactorio y llegaban a un acuerdo (dote, regalos, hacienda,...) se fijaba la fecha y el lugar de la boda.

Como vemos, el concepto de matrimonio por amor, no existía o al menos no era lo habitual, ya que muchas veces la mujer conocía a su futuro esposo el mismo día de la boda.

Divorcio

Esta paridad social entre hombres y mujeres tiene su mejor reflejo en el divorcio, ya que ambos miembros de la pareja podían solicitar el divorcio si consideraban que su matrimonio no era satisfactorio. Aunque normalmente, el uso del divorcio era exclusivo de las mujeres, ya que para los hombres el divorcio, al tener que devolver la dote, no les salía econonómicamente muy rentable.

Los motivos esgrimidos para solicitar el divorcio podían ser muy diversos: desde la falta de descencia, ya fuese por estirilidad o impotencia, por una mala gestión de la economía familiar, por malos tratos (considerado una ofensa muy grave) o incluso por insatisfacción sexual.

Una vez obtenido el divorcio, la mujer podía regresar al núcleo familiar o conservar su independencia y vivir de sus propias rentas, incluso podía llegar a contraer segundas nupcias.

Fotograma de la serie 'Vikings'


La homosexualidad en el mundo vikingo

Como en cualquier cultura del mundo, la homosexualidad también estuvo presente dentro del mundo vikingo. Aunque como la mayor parte de sociedades antigüas, tan preocupadas por la fertilidad y la prosperidad del grupo, del clan, el mayor problema de las conductas homosexuales era que no aportaban hijos al grupo, por lo que los hombres y mujeres que evitaban el matrimonio eran penalizados por la ley.

Con todo ello, sabemos que aunque la homosexualidad no estaba bien considerada, tampoco era considerada ni un tabú, ni un sacrilegio, ya que como hemos visto la moral sexual nórdica era mucho más laxa.

A esto hay que sumar que, como en la mayor parte de culturas guerreras y esclavistas, el concepto de homosexualidad moderno no existiese, siendo entendido mejor dentro del binomio: activo-pasivo. Es decir el sexo homosexual activo sería visto como un acto de dominación y de superioridad, mientras que lo vergonzoso sería el sexo pasivo, el ser sexualmente utilizado por otro hombre.

La propia lengua nórdica utilizaba el sustantivo 'ergi' o 'regi' cuyo significado más próximo sería impropio de hombres (afeminado) y se aplicaba en contextos de comportamiento sexual pasivo. Así en varios textos de naturaleza muy diversa (jurídicos, mitológicos,...) se hace referencia a este tipo de personas.

Chamanismo, lesbianismo y prostitución masculina

Algunos datos, como ya propusimos en este post, apuntan a que el chamanismo y cierta clase de sacerdotes estaban muy relacionados con la homosexualidad. Existiendo un cuerpo sacerdotal, vinculado al dios Freyr, que se vestía y peinaba como mujeres, teniendo un comportamiento afeminado (no propio de los hombres). Esta conexión entre magia y homosexualidad vendría confirmada por algunas leyendas del folklore germánico, donde vinculan las desviaciones sexuales con algún tipo de magia negra.

En cuanto a la homosexualidad femenina no hemos encontrado ninguna referencia, aunque suponemos que como en otras culturas tan dependientes de las fertilidad, una de las mayores afrentas era no aportar hijos a la sociedad, por lo que aunque a ciencia cierta el lesbianismo existió, el deber de cualquier mujer sería contraer matrimonio y aportar hijos a la sociedad.

El último testimonio que nos hablaría de la presencia de la homosexualidad en la cultura vikinga es el recogido en un breve cuento conservado en un manuscrito del siglo XIV,  donde aparece un término cuyo significado más próximo estaría vinculado con la prostitución masculina de carácter homosexual. Estos hombres, que sin lugar a dudas serían esclavos, tendrían una consideración social de lo más ínfima, y es que el propio texto dice que el pago de sus servicios era muy bajo. Con todo ello, su existencia vendría a confirmar que había una demanda de este tipo de servicios.



Bibliografía

Velasco, Manuel (2012) Breve Historia de los Vikingos (versión extendida), Ed. Nowtilus,

[En Internet]

Sobre la cultura vikinga en general contamos con dos magníficos portales:
- The Valkyries Vigil: http://thevalkyriesvigil.com/
- Ala de Cuervo: http://heathenpride-aladecuervo.blogspot.com.es

Sobre la homosexualidad:
- https://es.wikipedia.org/wiki/Ergi
- http://seidh.org/articles/sex-status-seidh/
- http://legacy.fordham.edu/halsall/pwh/gayvik.asp

domingo, 7 de febrero de 2016

Los Libertinos franceses


 "¡Imbéciles mortales!
¿Creéis realmente que podéis matar la pasión que la naturaleza ha puesto en vosotros?
Es la obra de Dios. Queréis destruir esas pasiones, embutirlas dentro de estrechos límites.
¡Locos!"
 -  Jean Baptiste Boyer d'Argens, Therese Philosophe (1748)

Si hablamos de libertinos franceses seguramente se nos vendrá a la mente alguna escena de la película 'Las amistades peligrosas', o la figura de personajes como el Marqués de Sade o Giacomo Casanova, incluso las personas de mente algo más calenturienta imaginarán lujuriosas reuniones de aristócratas franceses celebrando orgías bajo el resplandor de los candiles en un solitario castillo... pero dentro del pensamiento libertino también encontraremos a personajes de la talla de Diderot o Rousseau, que no dudaron en liderar un movimiento que pregonaba la libertad del hombre... y la libertad sexual iba a ser uno de sus frentes de batalla.

Protagonistas de la película 'Las amistades peligrosas'

Si el siglo XVI fue el siglo de los grandes descubrimiento en el campo de la física, donde gracias a personajes como Galileo, Descartes o Newton se dio el paso a un sistema de pensamiento mecanicista, el XVII será el siglo de la Razón, de la Ilustración, de donde surgirá un nuevo hombre empeñado en alcanzar la libertad, no sólo la libertad política, religiosa o social sino también la libertad de las mentes y de los cuerpos. Y para ello, deberá sondear en los límites de sus sentimientos pero también de sus pasiones.

El libertino será un hombre emancipado de los límites morales de la religión, si en el siglo XVII exigirá la libertad de pensamiento, en el siglo XVIII buscará la libertad del cuerpo.


Así pues encontraremos dos tipos de libertinos: aquellos de corte intelectual, que centraron sus esfuerzos en conseguir la victoria intelectual frente a la Iglesia, esgrimiendo la libertad de pensamiento frente al inmovilismo intelectual de la religión.
Desnudo en reposo, F. Boucher, 1751.
Museo Wallraf-Richartz, Colonia.

Y después, en los albores de la revolución francesa, aparecerá otro tipo de libertino, los 'libertinos carnales', poetas, aventureros, filósofos, aristócratas... que se entregarán a los placeres de la vida, buscando en el libertinaje y en el desenfreno sexual romper definitivamente cualquier barrera moral sobre la sexualidad humana, donde "siguiendo la estela de Epicuro, celebraron la materia, el cuerpo y la alegría"; tal y como los describe Michel Onfray en su obra 'Los libertinos barrocos'. 

Por lo que la lucha por la liberación sexual fue un arma más que esgrimir frente a la represión del Estado y de la Iglesia.

Los libertinos carnales

Será este segundo grupo de libertinos los que nos interese a nosotros, aquellos que en nombre de la moral natural se entregaron a los más lujuriosos placeres sexuales, librepensadores que no dudaron en trasgredir los dogmas establecidos y romper con las barreras morales dominantes.

Pero este fue un movimiento elitista, las clases medias y bajas siguieron siendo muy conservadoras, especialmente en todo lo relativo al terreno sexual, por lo que su liberación sexual no se produjo hasta bien entrado el siglo XX. 

De esta forma serán los nobles y los intelectuales los que encabezarán este movimiento de libertad sexual, un último canto del poder y del exceso de una aristocracia y de una nobleza que muy pronto verá cuestionada su posición ante el triunfo de la Revolución Francesa. Un triunfo que traerá consigo el protagonismo de la burguesía, la cual impondrá una nueva moral sexual, que desterrará cualquier tipo de sensualidad, y que impondrá una nueva ola de puritanismo, representado en la moral victoriana.

Por lo que nuestros protagonistas serán ‹‹los refinados, los aristócratas, los cortesanos [...] que parece caracterizar el siglo de los filósofos para hacer de él el de la pornografía y el erotismo›› en palabras de R. Muchembled.

La vida de un libertino (c. 1732-1735),  William Hogarth.
Sir John Soane's Museum, Londres.
Y nada mejor si queremos buscar una definición de este libertinaje que acudir a su máximo representante, el Marqués de Sade, quién dijo que el libertinaje “es un extravío de los sentidos que supone ir siempre más allá de todos los frenos, un desprecio soberano por cualquier tipo de prejuicio, el rechazo absoluto de toda forma de culto, el horror más profundo hacia las normas morales”.

Para comprender estas palabras de Sade y la actitud de estos libertinos recogemos el testimonio de Vázquez y Altarriba que en su obra 'La paradoja del libertino' dan respuesta al porqué de esa actitud: "Los libertinos partían de la idea de que todo ser humano es un ser sensual y, por consiguiente, un ser gozante, y que las educaciones religiosa y social han hecho de él un ser dolente. Devolverle su capacidad gozante constituye la labor esencial del libertino, que se ve a sí mismo, más que como un educador, como un anti-mesías venido a redimir a todos aquellos que pasan por la vida sin disfrutar de ella, sin conocer la naturaleza, sin conocer el universo, en suma, sin conocerse".

Por ello, algunos de estos libertinos no dudaron en romper con cualquier tipo de traba moral y adentrarse en sus límites, para inventariar casi con saber enciclopédico la naturaleza de la sexualidad humana, incluida sus perversiones más ocultas y secretas.

Viñeta del cómic, Casanova de Milo Manara.


La liberación sexual de la mujer

Una de las imágenes recurrentes cuando hablamos de los libertinos franceses es la de una reunión de ricos y aristócratas aprovechándose de jóvenes ingenuas, a las que someten a todo tipo de vejaciones...  Pero hay que recalcar que esta filosofía libertina también trajo consigo un paso más hacia la liberación sexual de la mujer.

Y es que en el siglo XVIII la condición social de la mujer aún venía marcada por la represión y el control de su sexualidad, la mujer debía refrenar sus impulsos y sus deseos, y la simple idea del goce sexual femenino estaba completamente vetada.

Los libertinos también se alzarán contra esta moral machista y controladora de la sexualidad de la mujer, la mujer dejará de ocupar un rol pasivo en cuanto a su sexualidad, el viejo mensaje de la iglesia de reducir el rol de la mujer a la maternidad quedará destruido por estos libertinos que nos mostrarán mujeres sexualmente activas, que gozan y viven una sexualidad abierta al placer y a la pasión.

Casanova, de Milo Manara.
Y si hay una persona que se preocupó en analizar el rol de la mujer en esta nueva sociedad ese fue el gran intelectual francés Diderot, quién expresó bien a las claras que la mujer, que cada mujer, era un ser lleno de deseos y placeres.

Así el enciclopedista francés consideraba que el deseo era un bien que todo ser humano tenía la obligación moral de experimentar, ya que las pasiones y los deseos reprimidos eran una fuente de infelicidad.

Para Diderot, que las mujeres no pudiesen experimentar el placer, tal como lo hacían los hombres, era una terrible tragedia, ya que la pasión y el deseo son parte de la condición humana.

"Muchas mujeres morirán sin haber experimentado la cúspide de la "volupté". [...] La mayor felicidad se les niega incluso en los brazos del hombre que adoran, pero nosotros podemos encontrarla junto a una mujer dócil que ni siquiera nos gusta"

Incluso era consciente de que para muchas mujeres el matrimonio no era un camino hacia la búsqueda de su placer sexual, sino que un nuevo foco de represión e insatisfacción sexual:

"He visto mujeres honestas estremecerse de horror cuando se les acercaba el marido; las he visto meterse en la bañera sin creerse nunca lo bastante limpias de la suciedad del deber [conyugal]"

Portada 'La Religiosa'
Sus dos obras más representativas en este aspecto fueron su ensayo sobre las mujeres ('Sur les femmes', 1772) una obra, que a pesar de arrastrar algunos tópicos tan machistas como el de la histeria femenina, conserva grandes dosis de feminismo, al hablar de la igualdad del hombre y la mujer, y de las desventajas de la mujer al nacer por el encorsamiento de la sociedad al que se ve sometida ("viven reducidas al silencio en la vida adulta").

Aunque sin duda su obra donde mejor refleja esta situación de la mujer es la novela 'La joven religiosa' (1761) que narra los problemas a los que se ve sometida una joven cuando es obligada a ingresar en un convento, una novela que se alza "contra las pasiones reprimidas y pervertidas por el dogma de la Iglesia, una magnífica metáfora de la desesperanza de una mujer en una sociedad represiva y patriarcal"


Los libertinos en el arte

La lucha de los libertinos franceses contra la moral eclesiástica se extendió a todos los campos, desde la filosofía hasta la política, por lo que el arte y la literatura también se pondrán al servicio del placer, el erotismo y la lujuria. Y es que, según se acrecentaba la represión sexual y la censura por parte del Estado se irá aumentando, al mismo tiempo, la producción artística de carácter erótico o pornográfico.

Por lo que durante este siglo disfrutaremos de una intensa producción literaria de carácter erótico que marcará definitivamente el devenir de este género literario hasta nuestros días, quedando como referencia obras tan famosas como 'Les bijoux Indiscrets' (1747) de Diderot, 'Thérèse Philosophe' (1748) de Boyer y auténticos clásicos de la literatura erótica como 'Fanny Hill' (1748) de John Cleland y las diversas obras del Marqués de Sade, 'Justine o los infortunios de la virtud' (1791), 'La filosofía en el tocador' (1795) o 'Las ciento veinte jornadas de Sodoma' (1904).

El anticleraquismo de esta literatura libertina se hace evidente en las continuas referencias sexuales relacionadas con el mundo de la Iglesia: curas depravados que se aprovechan de incautas jovencitas, monjas que alcanzan el éxtasis en brazos de un amante, escenas de sexo dentro de los muros de un convento,... todas estas imágenes suponían un ataque directo a la Iglesia, presentándola como un nido de vicio y corrupción, tan cínica y falsa, como la moral sexual imperante.

Las bañistas, Hean Honoré Fragonard.
Este mismo siglo verá como el mundo de la creación artística también vivirá un auge de la pintura de carácter erótico, los autores celebrarán el erotismo del cuerpo humano y su naturaleza sexual. Desde la visión sutil, elegante y discreta del arte Rococó, pasando por la sensualidad desbordante de Boucher o Fragonard, hasta llegar al arte más obsceno y lascivo de Thomas Rowlandson.

Cuadros llenos de sensualidad y erotismo, con mujeres voluptuosas, semidesnudas, llenas de luz y de color, obras realizadas al gusto y a los requerimientos de una sociedad caracterizada por su libertinaje al servicio del placer.

Así el genial pincel de Boucher nos presenta hermosas mujeres, sugerentes, lascivas, ofreciéndonos sus hermosos traseros, provocándonos con la mirada, invitándonos a sucumbir al placer...

Odalisca morena, F. Boucher, 1745.
Museo del Louvre.

Otra de las obras pictóricas cumbres del libertinismo es 'El cerrojo' de Fragonard, donde dos amantes apasionados buscan cerrar el cerrojo para entregarse a la pasión amatorio en el gran lecho que ocupa la parte central del cuadro. Un cuadro donde la luz se pone al servicio del erotismo.

El cerrojo, Jean Honoré Fragonard.
Museo del Louvre, París.

Conclusión

La historia de la sexualidad siempre ha venido marcada por grandes períodos de represión y censura, salpicados por momentos de liberación total de las pasiones, y estos libertinos franceses representan uno de estos períodos donde se rompe con la moral establecida para dar rienda suelta a la sexualidad natural del hombre.

Y es que estos hombres, y mujeres, vivieron a caballo entre dos épocas, entre el final del Antiguo Régimen y el inicio de la Edad Contemporánea, por lo que estos libertinos franceses representan el último canto de cisne de un grupo social caracterizado por sus privilegios, pero también por su frivolidad, por su exuberancia y por su libertad de pensamiento.

Por lo que esta explosión del gusto por expresar la sexualidad del ser humano sólo se pudo dar en ese período y en ese grupo social de intelectuales, librepensadores, filósofos, aristócratas.... ya que antes y después, el ser humano volverá a autoimponerse una estricta y rígida moral sexual...  Antes, con el control total de la moral sexual por parte de la Iglesia; después por el triunfo de la burguesía y la imposición de una nueva moral sexual, tan estricta (e hipócrita) como la ejercida anteriormente por la Iglesia.

Y es casualmente en esta era de la Razón, cuando el hombre se dejará imbuir por el lado más instintivo de la pasión, es en esta época de ansias de conocimiento cuando el hombre se atreverá a explorar un terreno vedado hasta entonces... la sexualidad humana. Por lo que la homosexualidad, la masturbación, el travestismo, o el sadomasoquismo se liberarán de la cárcel moral donde estaban ocultos y verán la luz gracias a estos libertinos franceses.

Este atrevimiento será pues su gran contribución a la historia de la sexualidad humana.

Bibliografía

Blom, P., Gente peligrosa. El radicalismo olvidado de la Ilustración europea, Anagrama, Barcelona, 2012.

Roudinesco, E.; Nuestro lado oscuro: Una historia de los perversos, Anagrama, 2009.

Vázquez, L. y Altarriba. A.; La paradoja del libertino: sobre "Las amistades peligrosas" y otras perversas relaciones dieciochescas, Liceus, 2008.

Alicia H. Puleo, J.A.N. de Caritat, Olympe de Gouges, La Ilustración olvidada: la polémica de los sexos en el siglo XVIII, Anthropos Editorial, 1993.

[En Internet]

Esteban, I.; Virtudes y perversiones de los libertinos, en
http://www.hoy.es/20090608/sociedad/virtudes-perversiones-libertinos-20090608.html

Historia crítica del libertinaje, en
http://www.revistaenie.clarin.com/literatura/Choderlos-de-Laclos-Godard-dAucour-Marques-de-Sade-Cuentos-y-relatos-libertinos_0_529147284.html

http://www.temporamagazine.com/una-ilustracion-cargada-de-razon-y-de-lujuria-2/

http://www.investigartes.com/inicio/index.php?option=com_content&view=article&id=90

lunes, 1 de febrero de 2016

Derecho de pernada: ¿mito o realidad?

El Derecho de Pernada: ¿mito o realidad?
- Pruebas documentales en la Península Ibérica (próximamente)
- Pruebas documentales en Europa (en preparación)

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El derecho de pernada

El derecho de pernada, también conocido por la expresión latina "Ius Primae Noctis", derecho a la primera noche, es uno de esos elementos característicos de la Edad Media donde mito y realidad se entremezclan, sin saber a ciencia cierta, si realmente existió este derecho como tal o era un pago simbólico en especies o dinero cuando un siervo contraía matrimonio dentro de las tierras de un señor, ya que ambas posturas pueden esgrimir argumentos, incluso documentos para demostrar o refutar dicho derecho.

Sea mito o realidad, lo que parece claro es que, en buena parte de la Europa feudal, los siervos debían pedir permiso a su señor para poder contraer matrimonio, lo que implicaba el pago de una tarifa, tanto al señor feudal como a la autoridad eclesiástica, a cambio de su autorización. Esta costumbre estaría mucho más arraigada en aquellos lugares donde el campesino estuviese adscrito a la tierra, ýa que un matrimonio podía significar el traslado del campesinado a otras tierras, por lo que la primera preocupación del señor era percibir una compensación económica por esta pérdida.

A día de hoy, la mayor parte de los historiadores medievalistas dan por hecho que el derecho de pernada es más un mito, o mejor dicho una invención, que una realidad histórica. Y hablamos de invención, porque como veremos a continuación, hubo diferentes grupos sociales a lo largo de la historia, que aludieron a este este derecho como medio de conseguir ciertos fines económicos o políticos.

Este es un dato que no nos debe sorprender, ya vimos como otro gran mito de la Edad Media, los cinturones de castidad, realmente nunca existieron en el medievo, siendo una invención posterior para desprestigiar la época que mejor representa el poder de la nobleza.

Por lo que la universalización de este "mito" como una verdad histórica se la debemos principalmente a los Ilustrados, que buscaron presentar este derecho como uno de los muchos abusos cometidos por la nobleza contra el pueblo llano. Además, Hollywood, como casi siempre, también ha contribuido a difundir este mito, siendo la película de Braveheart su exponente más significativo, y es que la película se inicia con una escena de una boda, donde la novia es forzada a "pasar la primera noche" con el noble de turno, por lo que nuestro protagonista, William Wallace, decide casarse en secreto para evitar que su reciente esposa sea objeto de ese mismo abuso.

Fotograma de la película 'Braveheart',
donde una novia es secuestrada el día de su boda por los soldados del noble.


Posturas Irreconciliables:

La escasez de fuentes medievales que mencionen directamente este derecho, así como la ambigüedad en el uso de diferentes términos relativos al derecho de pernada ha dado lugar a diferentes interpretaciones y posturas:
Coito, representado en el códice
medieval Tacuinum sanitatis.

a) Aquellos que defienden que es un derecho señorial como tal.

b) Aquellos investigadores que defienden que este derecho se refiere al pago simbólico de una tasa en especie o metálico al señor por parte de dos siervos que van a contraer nupcias como reconocimiento de su sumisión.

Con este pago se pone en evidencia ante toda la comunidad la preeminencia del poder señorial frente al familiar. Es decir, la mujer es esposa, pero ante todo es sierva, al igual que su marido, que debe resignarse al poder de su señor.

Este tipo de impuesto al matrimonio fue muy habitual en el norte de Europa, aunque en la Península Ibérica también contamos con algunos ejemplos como el 'Fuero de Gosol' de 1273, donde se dice: “Que nos den una pata, como ha sido costumbre hasta ahora".  El problema radica, en los casos donde la suma exigida es tan alta que es imposible pagar por parte del campesinado ¿Qué pasaba en esos casos? ¿el noble podía entonces ejercer su derecho de pernada?

c) La opinión mayoritaria dentro de los medievalistas es que esta expresión recoge de forma genérica aquellos abusos señoriales de índole sexual a los que estaban sometidos los siervos, donde los casos (frecuentes) de violación y/o abuso por parte de un señor a sus siervos quedaba sin castigo por la impunidad de la que gozaba la nobleza, como consecuencia de su diferenciación social y sus privilegios jurídicos, sin olvidar la propia consideración social de la mujer.

Esta última interpretación es la que parece más lógica, es decir, no se trata de una prebenda legal institucionalizada, sino más bien una realidad histórica que siempre se ha dado, el abuso sexual o la violación desde una posición dominante (señor) hacia una inferior (siervo).

Esta es una realidad que, a día de hoy, sigue siendo bastante habitual en nuestra realidad cotidiana, donde personajes con cierta cuota de poder (jefes de empresa, ejecutivos, políticos, sacerdotes,..) se sirven de su autoridad para forzar a una mujer por medio de la coacción.

Por lo tanto, es fácil imaginar los numerosos casos que pudieron suceder durante todo el medievo, donde aquellos señores más despóticos y crueles se agarrarían a antiguas leyes no escritas para justificar estos casos de abusos de autoridad, ya que casualmente, los nobles acusados de violación también lo son de otros delitos.

'El derecho del señor', de Jules Arsene

Este debate también se ha producido dentro de la comunidad científica prolongándose durante largo tiempo. Así en el siglo XIX Jules Delpit realizó una exhaustiva búsqueda documental para tratar de confirmar la existencia del derecho de pernada, catalogando hasta 72 escritos relacionados con estas costumbre. A esta obra respondió el medievalista francés Alain Boureau refutando la mayor parte de estas pruebas, quedando sólo cinco textos como creíbles y/o auténticos.

d) La principal conclusión a la que llegó el prestigioso historiador es que el derecho de pernada es un argumento esgrimido por parte de la nobleza para justificar el pago de un nuevo tributo sobre el matrimonio.


¿La construcción de un mito?

Como la mayor parte de las leyendas oscurantistas sobre la Edad Media, la construcción de este mito, o si queremos la universalización de un hecho esporádico como una costumbre consumada y extendida, radica en momentos claves de la historia donde los grupos sociales emergentes se enfrentan a nobleza y aristocracia aludiendo a este derecho como ejemplo de los abusos y agravios a los que han estado sometido.

Así tenemos varios momentos claves en la historia donde se ha ido reforzando este mito:

- Desde comienzos del siglo XVI este mito es usado por juristas vinculados a la Corona como argumento contra el poder nobiliario y así reforzar el poder de las nacientes monarquías nacionales frente a los poderes nobiliarios.

- Otro hecho que contribuyó a la universalización de este mito fue la actitud de los conquistadores españoles en América, donde sí se dieron abusos muy similares al "derecho de pernada" y donde los propios conquistadores alegaron a este derecho feudal para así poderlo aplicar en sus encomiendas.

Cómic 'Isabella'
- Durante la Revolución Francesa y la Ilustración es la burguesía la que en su búsqueda de arrebatar cuotas de poder al antiguo estamento nobiliario no cesó en buscar agravios e injusticias históricas acometidas por la nobleza. Buscando desprestigiar, no sólo a la nobleza, sino también a la época que mejor representa a esta clase social... la Edad Media.

- El empujón definitivo para la construcción de este mito se dio en el siglo XIX, cuando este mismo argumento fue esgrimido para atacar los privilegios del estamento eclesiástico.

- Finalmente, la consolidación en el imaginario colectivo del derecho de pernada como un derecho medieval universal ha sido gracias a toda una variada producción artística contemporánea: libros, películas, cómics, ...


El silencio de las fuentes

El debate entre mito o realidad se agudiza ante el silencio de las fuentes escritas, ya que las fuentes que aluden directamente al 'derecho de  pernada' son muy escasas. Esta  escasez de referencias sobre el derecho de pernada en los textos medievales es la principal argumentación que esgrimen los detractores de su existencia, siendo especialmente significativa la ausencia total de referencias en textos de carácter eróticos y amorosos.

Por contra, Carlos Barros, en su estudio "Rito y violación: derecho de pernada en la Baja Edad Media", afirma que no encontrar legislado este derecho no implica que no haya existido, ya que al tratarse de una costumbre antigua, se convirtió en un derecho consuetudinario, es decir, era una norma jurídica que aunque no está escrita se cumple porque ha seguido transmitiéndose de forma oral, y con el paso del tiempo, se ha convertido en una norma a cumplir.

El mismo autor busca las causas de este silencio argumentando que "estos abusos sexuales entran en el terreno de lo no dicho, de lo que se hace, pero no se dice y aún menos se escribe", no sólo por el temor de denunciar a un señor, sino también por el estigma que sufre la mujer violada. Recordar que aún hoy en día, muchas mujeres que han sufrido una violación prefieren no denunciar estos casos ante el temor de enfrentarse a cierta estigmación social.

Vasily Polenov: Le droit du Seigneur (1874).
En la Edad Media estos casos de violación podían ir más allá, ya que incluso se podía dar cierto consentimiento por parte de padres o hermanos de la víctima para quedar bien ante su señor, es decir, dándose un cierto servilismo del resto de la familia.

El otro gran motivo que explicaría este silencio en las fuentes escritas puede ser debido a que las autoridades no querían manchar el nombre de los implicados, ya fuesen casas nobles o autoridades eclesiásticas, y sólo saldrían a la luz aquellos casos donde esta situación es aprovechada por la monarquía (o por otros nobles) para arrebatar cuotas de poder a las familias nobiliarias implicadas.

Así los únicos casos de abusos sexuales que saldrían a la luz serían sólo aquellos casos más flagrantes, ya fuese por su continuidad en el tiempo, su reiteración o por sus excesos, donde el pueblo o la villa denunciaría estos casos. Aunque la inmunidad jurídica de la que solían gozar estos nobles hacía de la rebelión y el alzamiento contra el señor el único recurso que le quedaba al pueblo llano.

En la península ibérica los dos ejemplos más claros de este tipo de revuelta son las rebeliones irmandiñas gallegas y las guerras de Remensa en Cataluña, donde el campesinado exigía el fin de estos "malos usos", que también contemplaba acabar con los abusos de carácter sexual.



Conclusión:

Como llevamos viendo desde los incios de este blog la historia no es una ciencia cerrada sino una ciencia en continuo debate y transformación, donde cada cierto tiempo, surgen nuevos estudios o descubrimientos que vienen a revolucionar el panorama científico, cambiando paradigmas universalmente aceptados.

El caso que nos ocupa es uno de esos debates apasionantes, donde la postura de los historiadores a ido variando según la época o las fuentes consultadas.  Tal vez no exista una verdad absoluta, sino que el denominado derecho de pernada se practicó según épocas y regiones en las diferentes vertientes aquí expuestas.

Por ello, y para ofrecer todos los puntos de vista, los siguientes posts los dedicaremos a las fuentes documentales que vendrían a "avalar" la existencia del derecho de pernada tanto en la Península Ibérica como en la Europa continental

Os esperamos!!!


Bibliografía


Barros, C.; Rito y violación: derecho de pernada en la Baja Edad Media, Primeras Jornadas de Historia de las Mujeres, Luján (Argentina) 28-29 de agosto de 1991.
Disponible en  http://www.h-debate.com/cbarros/spanish/pernada_castellano.htm#_ftn1

Boureau, A.; Le droit de cuissage. La fabrication d'un mythe (XlIIe-XXe siécle), París, Albin Michel, 1995, 325 pp.

http://www.cronicas.org/ruedas.htm#fragment-3


http://www.euskonews.com/0098zbk/gaia9801es.html