Fetichismos y parafilias en la Historia:
- Capítulo I: Agalmatofilia
- Capítulo II: Candaulismo
El candaulismo es una práctica sexual o fantasía que se refiere al impulso psicológico de un sujeto de exponer a su pareja sexual o imágenes de ella o él, ante otras personas, con el fin de obtener gratificación erótica.
El término puede aplicarse a la simple exhibición del cuerpo de la pareja, como deseo que sea admirada por su belleza, como a la excitación de ver a la pareja manteniendo relaciones sexuales con una tercera persona.
Algunos psicólogos asocian esta parafilia como una variación de otras prácticas similares como pueden ser el voyeurismo y el exhibicionismo. Otros la ven más cercana a prácticas sadomasoquista, dentro de juegos de dominación y sumisión. Nos vemos con la obligación de remarcar que este tipo de prácticas siempre tienen que ser consensuadas con la pareja, sino están catalogadas como delito.
Aunque hoy en día esta práctica es más conocida con el término inglés de "cuckold", como cualquier fetichismo o parafilia recoge su nombre de un personaje de la Antigüedad. En este caso del rey griego Candaules.
Candaules
Fue rey del poderoso reino de Lidia, situado en las actuales costas de Turquía. Fue el último rey de la Dinastía Heráclida, ya que, como veremos, fue asesinado por uno de sus colaboradores más próximo, Giges, otro de los protagonistas de esta historia.
El relato más detallado sobre su reinado nos lo proporciona Heródoto de Halicarnaso, quien nos cuenta que Caudales sentía auténtica pasión por su mujer, considerándola la mujer más bella de todo el reino.
Esposa de Candaules descubriendo el escondite de Giges. Eglon Van Der Neer (1660-1662) |
Un día, estando reunido con Giges, uno de sus ministros de más confianza, empezó a alabar la belleza de la reina. Canduales, creyendo que Giges reaccionaba a sus palabras con incredulidad, le propuso que lo comprobase con sus propios ojos.
Invitó a Giges a esconderse en el dormitorio de su esposa y contemplarla desnuda, y juzgar así, con sus propios ojos, si las palabras del rey eran una exageración.
El rey Candaules de Lidia mostrando a su mujer Jacob Jordaens. |
La noche acordada, el rey escondió a Giges en las estancias del monarca. La reina, en su ignorancia, se desnudó como todas las noches, mientras el fascinado Giges observaba con veneración el cuerpo desnudo de la dama. Una vez que la Reina se acostó en su lecho, el Rey intentó sacar al estupefacto Giges de la habitación en sigilo. Pero decimos "intentó" porque la Reina se percató de lo ocurrido. Ultrajada, en silencio, prefirió meditar sobre cómo restaurar su honor.
Al día siguiente, la Reina hizo llamar a Giges a su presencia. La reina le acusó de haber mancillado su honor, pero ante las explicaciones de Giges, la dama le dijo que sólo tenía dos opciones para resarcirlo: Suicidarse, ya que sus ojos habían contemplado lo que a todo el mundo le estaba vetado; o asesinar al rey, ya que era el culpable de esta situación, y proclamarse con nuevo monarca y tomarla a ella como esposa, ya que era probable que Candaules quisiese repetir la experiencia.
Giges, sorprendido ante las exigencias de la reina se quedó en shock, pero ante la amenaza de perder su vida o convertirse en rey, decidió cumplir con los planes de la reina y asesinar al rey. Como la venganza es un plato que se sirve en plato frío, la reina decidió utilizar la misma estrategia que utilizó su marido. Metió a escondidas en el dormitorio a Giges, ocultándose en el mismo sitio que la vez anterior y cuando el rey se durmió lo apuñaló hasta la muerte.
La coronación de Giges no fue tarea sencilla, ya que dentro de la corte tenía enemigos. Por lo que decidieron consultar al oráculo de Delfos sobre la legitimidad de Giges para ocupar el trono de Lidia. El oráculo, debidamente sobornado por oro y plata, confirmó a Giges como nuevo monarca.
Como decimos, este relato de Heródoto no es el único que existe sobre este suceso. Existe una versión más antigua que nos narra como el rey Candaules exigió a su esposa a desfilar desnuda frente a sus tropas, por lo que, ante la negativa de la reina, ordenó matarla.
El rey Candaules Jean Leon Gerome |
Jerjes y Esther
Este fetichismo, aunque nos pueda parecer único, no es tan infrecuente como nos pueda parecer. Tenemos otro caso similar que viene recogido en el 'Libro de Esther'
En él se cuenta, que un rey persa denominado Asuero, a quién los investigadores identifican como el gran Jerjes I, estaba casado con la hermosa Vasti. Jerjes que gobernaba un inmenso imperio que se extendía desde la India hasta Etiopía estaba celebrando un espectacular banquete de varios días, con príncipes y nobles llegados de todos los puntos de su vasto Imperio.
En un momento dado, el rey embriagado por el vino quiso presumir de una de sus más hermosas conquistas, la reina Vasti, por lo que ordenó que la reina se presentase al banquete con sus mejores galas.
La reina ofendida decidió incumplir las órdenes del rey. Un acto de desobediencia que, ante la presencia de tan ilustres invitados, suponía toda una ofensa al gran Jerjes, por lo que no dudó ni un instante en relegar a su esposa y contraer matrimonio con Esther.
Podemos entender que en aquellos tiempos antiguos, las esposas de estos poderosos monarcas fuesen vistas como un trofeo de guerra más, y que fuese viable quererlas exhibir públicamente, como muestra de su poder. Pero como veremos, a lo largo de la historia, hemos tenido más casos de candaulismo.
Antigua Roma
No nos vamos a detener mucho en la Antigua Roma, ya que la corte imperial romana siempre ha sido un hervidero de toda clase de rumores sexuales, creo que no hay filia o fetiche que no se le haya atribuido a uno u otro miembro de la familia imperial.: Desde Messalina, a la que se le ha acusado de todo, pasando por los emperadores Tiberio o Calígula, a otras mujeres romanas como Clodia o Faustina, la joven.
El Duque de Orleans y su libertino juego
El Duque de Orleans mostrando a su amante, E. Delacroix, 1825 |
Otra figura histórica que protagonizó un claro ejemplo de candaulismo fue el Duque de Orleans, un episodio recogido en diferentes fuentes como en la "Historia de los duques de Borgoña", de Baramte, o en "Les vies de dames galantes", de Brantome; y que nos sirve de ejemplo de la vida libertina que impregnó a la aristocracia francesa en el siglo XVIII.
El duque de Orleans tenía entre sus amantes a Mariette d'Enghien, esposa de su antiguo chambelán, Aubert le Flamenc. Mariette confesó a su amante Luis lo poco que su marido la tocaba y lo desatendida que estuvo siempre en la cama, así que al Duque de Orleans se le ocurrió un divertido y peligroso juego, ver si su marido era capaz de reconocer su cuerpo desnudo. Le hablaría a Aubert le Flamenc del delicioso cuerpo de su nueva amante, y se lo mostraría desnudo para que lo contemplase, pero cubriéndole el rostro a la dama para respetar su honorabilidad.
Y ni corto ni perezoso, el duque de Orleans hizo entrar a Aubert a sus aposentos, donde le esperaba desnuda en la cama, la amante de uno y la esposa del otro. El duque le mostró al marido el cuerpo desnudo de su mujer, pero ocultándole el rostro tras las sábanas, y como esperaban el cornudo marido admiró la gran belleza del cuerpo de la mujer, pero sin ser capaz de reconocer que era el cuerpo de su esposa.
Este episodio ha sido recogido por varios pintores, entre ellos el gran Eugene Delacroix.
El escándalo Worsley
No nos extenderemos mucho sobre este caso, ya que esta trama merece un post aparte, ya que fue uno de los escándalos sexuales más sonados en la alta sociedad británica. Y es que la joven Seymour Dorothy Fleming, más conocida como Lady Worsley, a pesar de estar casada, era conocida por su "ligereza", coqueteando públicamente con sus numerosos amantes.
Por lo que, cuando Lady Worsley quedó embarazada, pronto surgieron habladurías que insinuaban que la hija era fruto de su relación con el Capitán George M. Bisset, amigo íntimo y vecino del Gobernador Sir Richard Worsley.
El pobre gobernador intentó tapar el escándalo, retirándose el matrimonio a una apartada villa, pero el carácter libertino de Lady Worsley hizo que la situación estallase. Sir Richard Worsley cometió un error que pagaría el resto de su vida, ya que no se le ocurrió otra cosa que demandar a Bisset por adúltero, por haber seducido a su mujer y, como no, por haber mancillado su honor, por lo que le reclamaba una fuerte suma de dinero o la cárcel en caso de impago para el adúltero.
Viñeta satírica donde se ve a Sir Richard ayudando a Bisset a ver a su esposa desnuda. |
Y es que los abogados de Bisset defendieron a su cliente argumentando que el propio Sir Richard había alentado el romance, animando a su esposa al adulterio.
Un 'ménage à trois' que se vio aireado en los periódicos londinenses, publicando viñetas satíricas, ya que se desveló que Sir Richard también era cómplice de adulterio, al ser cómplice junto a Bisset, de espiar a su mujer en una casa de baños.
Aunque Sir Richard ganó técnicamente el juicio, se le otorgó la irrisoria cantidad de un chelín por daños molares, al ser considerado cómplice del adulterio. Todo ello acabó con la carrera política de Sir Richard.
Lady Worsley acabó peor, convirtiéndose en una apestada a ojos de la sociedad británica, repudiada por su marido, desterrada por su familia, sin poder ver a sus hijos... su única forma de sobrevivir fue seguir con su vida libertina, convirtiéndose en una dama de "compañía" de ricos amantes.
¿Musas o candaulismo?
La línea que separa la exposición pública de alguna de las musas de grandes artistas a ser consideradas prácticas exhibicionistas o candaulistas puede ser muy fina.
El caso más evidente puede ser la extraña, y abierta, relación que mantuvieron Salvador Dalí y su gran musa, Gala.
Según numerosos testimonios, Gala era una mujer de mucho carácter y con un fuerte impulso sexual, por lo que mantuvo durante toda su vida numerosos amantes, relaciones que el propio Dalí alentó.
Aunque al ser una relación tan poco convencional , una relación marcada por una poderosa atracción erótica (aunque al parecer ausente de sexo), donde se fusionaron amor, pasión, locura, tormento... es difícilmente clasificable.
En esta delgada línea algunos autores también sitúan al pintor italiano Raffaelo de Urbino y los retratos que realizó a su musa y amante, 'La Fornarina', a quién no dudó de representar en poses muy escandalosas.
La fornariana, Rafael Sanzio, 1518 - 1520 |
Una de espías
Acabamos este repaso con uno de los casos más claros y polémicos de candaulismo y exhibicionismo, y es que el protagonista era un agente del FBI.
El agente se llama Robert Hanssen y fue arrestado en 2001 acusado de espiar para los rusos. Durante las investigaciones se desveló que Hanssen había utilizado el equipo del FBI para sus propios fines fetichistas.
En un principio, tomó a escondidas fotografías explícitas de su mujer y se las envió a un amigo suyo.
La búsqueda de nuevas sensaciones hizo que la parafilia fue aumentando en intensidad, ya que posteriormente invitó a su amigo a observar clandestinamente como mantenía relaciones sexuales con su esposa a través de una ventana.
Aunque contando con un equipo de última tecnología del FBI ¿por qué no aprovecharlo para grabar esas relaciones? Así que montó un circuito cerrado de televisión para que su amigo pudiese ver desde la habitación de invitados lo que ocurría dentro del dormitorio.
Bibliografía
https://lavilladelospapiros.com/2017/11/19/historia-de-candaules-en-la-pintura/
https://es.wikipedia.org/wiki/Candaulismo
https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2018-08-24/que-le-harias-a-mi-mujer-perversion-sexual_1599179/
http://retratosdelahistoria.blogspot.com/2011/05/el-escandalo-worsley.html
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