Para cualquier sociedad agrícola uno de los recursos más importantes, quizá el que más, es la mano de obra, por lo que para los egipcios aportar hijos a la sociedad era de vital importancia, incluso un elemento de cierto prestigio social si eras capaz de mantener una familia numerosa.
Así que uno de las peores cosas que te podía suceder en el Antiguo Egipto era contraer matrimonio y no ser capaz de embarazar a tu mujer inmediatamente. Pronto empezarían las habladurías, los rumores, recayendo cierto estigma social sobre el varón de esa familia. Por ello, en estos casos lo ideal era una rápida y discreta adopción, seguir perpetuando la familia y aportando nuevos brazos a la sociedad.
"No eres un hombre desde el momento que eres incapaz de dejar embarazadas a tus esposas como tus compañeros" se puede leer en un fragmento de ostracon (piedra caliza) conservado en el Museo de Berlín datado en el reinado de Ramsés III o IV.
Incluso en los casos que la esposa muriera era recomendable volver a contraer nupcias y seguir "cumpliendo" con la nueva mujer. Por lo que tuvieron que ser frecuentes los matrimonios con grandes diferencias de edad entre el hombre y la mujer.
Por todo ello, no nos debe extrañar la preocupación del hombre egipcio por mantener su virilidad durante toda su vida.
Los varones con problemas de erección o de fertilidad no dudaron en recurrir a remedios de toda índole: desde soluciones más materiales como brebajes, pociones e ungüentos, pasando por recursos más espirituales como fórmulas mágicas, encantamientos y plegarias a los dioses.
AFRODISÍACOS
Las plantas y algunos alimentos afrodisíacos o con sustancias psicoactivas tuvieron gran importancia en algunos rituales religiosos del Antiguo Egipto, así como en la vida sexual de sus ciudadanos. Este tipo de plantas con propiedades afrodisíacas y opiáceas normalmente se vincularon a dioses de la fertilidad como el dios Min, el dios itifálico de la cultura egipcia.
Representaciones del dios Min. Dios de la fertiliadad egipcio. |
Entre las plantas más utilizadas como estimulantes de la libido tenemos el lirio azul,
una planta de la que se ha descubierto que contienen fosfodiésteres,
uno de los ingredientes activos de la viagra. El hinojo, las granadas,
el jengibre o los rábanos también tuvieron fama de productos
afrodisíacos, y por su puesto, la miel, empleada en cientos de recetas para aumentar la virilidad del hombre.
Una de las plantas más sorprendentes que asociaron a la fertilidad fue una que seguro tienes en tu frigorífico... una planta alargada, vigorosa, con un tallo duro que al romperse desprende un líquido blanco, y que por todo ello estuvo asociada al dios Min y fue retratada en numerosos templos egipcios... ¿aún no sabes cuál es? Pues ¡¡la lechuga!!
Para
los egipcios tenía múltiples beneficios. Para las mujeres aumentaba su
fertilidad, mientras que a los hombres su consumo propiciaba un mayor
deseo sexual..
Otro planta muy utilizada en ceremonias religiosas, elixires de amor y pociones de fertilidad fue la mandrágora.
El intenso aroma de su fruto era considerado un poderoso afrodisíaco,
estimulando tanto el deseo sexual masculino, como la fertilidad de las
mujeres. Se introdujo en Egipto desde el Oriente Próximo en época del
Imperio Nuevo y alcanzó gran popularidad, cultivándose en los jardines
de los miembros de élite de la sociedad egipcia y representada también
en numerosas pinturas egipcias como elemento relacionado con el amor, la fertilidad y la sexualidad.
Estela de Los enamorados, Neues Museum, Berlín. La princesa Meritatón, hija de Akenatón, ofrece los frutos de la mandrágota a su esposo Semenkhare. |
UNGÜENTOS Y REMEDIOS CONTRA IMPOTENCIA
Muchas de estas plantas fueron utilizadas en diversos y muy variados remedios para aumentar el vigor masculino, así como para propiciar la fertilidad de los cónyuges.
En un papiro del Reino Medio se puede encontrar un ungüento formado a partir de hojas de abrojo, hojas de acacia y miel, todo ello se molía creando una pasta que se aplicaba sobre el pene a través de un vendaje.
Este tipo de remedios se siguieron aplicando durante milenios, ya que 2000 años más tarde podemos leer en un papiro fechado en el siglo III d.C. una fórmula para mantener feliz a la mujer:
"Cómo hacer que una mujer ame a su marido. Machaca semillas de acacia con miel unta tu falo con esto y duerme con la mujer"
SEXO EN LA OTRA VIDA
Esta importancia de la procreación en la vida del hombre, también se trasladó a su vida después de la muerte, ya que cuando el difunto fallecía también debería cumplir con sus obligaciones amatorias en el más allá. Por lo que no son raros los textos mágicos que buscaban otorgar virilidad en el otro mundo. Incluso algunas esculturas femeninas halladas en el interior de algunas tumbas se han identificados como amuletos para cargar de energía sexual al difunto o como figuras relacionadas con la fertilidad.
Figura mujer. Período Badariense. Museo Británico. |
Bibliografía:
Kate Bosse-Griffiths, “The Fruit of the Mandrake in Egypt and Israel”, en Amarna Studies and Other Selected Papers (ed. por J. Gwyn Griffiths), págs. 82-96, Orbis Biblicus et Orientalis 182 (Friburgo, Suiza y Göttingen, 2001).