domingo, 19 de julio de 2015

Moral sexual romana I: Los Besos

Moral sexual romana:
- Parte I: Los besos
- Parte II: La virginidad
- Parte III: La infidelidad
- Parte IV: El desnudo

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La mayoría de culturas y sociedades mediterráneas son bastante "besuconas", siendo el beso una forma más de comunicación, normalmente asociado a la idea de respecto y afecto. Pero ese gesto, encierra toda una serie de códigos morales y sociales, que reflejan aspectos sociales, culturales e ideológicos de una cultura.

Las Águilas de Roma de Marini
Así entre los romanos podemos distinguir a grandes rasgos dos tipos de besos: los besos pasionales, moralmente deleznables, especialmente cuando se realizaban en lugares públicos o delante de otras personas; y por otro lado, tenemos los besos 'normales' aquellos que se dan entre amigos como expresión de saludo y respeto, muy habituales en la sociedad romana entre personas del mismo rango social.

En definitiva, el acto de besar estaba muy presente en la vida pública, existiendo numerosos tipos de besos... desde el típico beso de felicitación y de saludo, pasando por besos fúnebres, incluso entre los militares también existía un tipo concreto de beso... Los únicos que eran censurables eran aquellos que mostraban públicamente una actitud de amor pasional... desde el fogoso beso entre una joven pareja de amantes hasta el beso casto de un sólido matrimonio de respetables y notables ciudadanos.

LOS BESOS PASIONALES

Como decimos, en la antigua Roma nunca veríamos a ninguna pareja besarse públicamente, ya que besarse en público era contrario a la 'pudicitia' que toda mujer romana debería respetar. Pero este código moral no sólo se ceñía a las clases sociales más altas, sino que es muy probable que también se extendiese a las clases populares, ya que éstas solían imitar los códigos de conducta de la aristocracia.

Tampoco hace falta retrotraerse mucho en el tiempo para ver situaciones similares... ¿os imagináis en la España franquista a una pareja besándose en plena calle, y no sólo nos referimos a un beso apasionado, ya que un simple beso en los labios podía ser motivo de escándalo público.

En Roma, los besos y las muestras afectuosas de amor deberían realizarse en la intimidad del hogar, un claro ejemplo de esta situación, son las escasas representaciones de arte clásico donde aparezca una pareja besándose. Tal vez, la mejor y más sugerente excepción sea el mosaico de la villa romana del Casale situada en Piazza Armerina, donde se representa a Eros y Psique en actitud muy cariñosa.

Otro ejemplo de esta moral tan estricta respecto a la exteriorización del amor lo encontramos en la obra 'Vidas Paralelas' de Plutarco, en ella el historiador griego nos cuenta que el severo Catón logró expulsar del senado a un tal Manilio, ejemplar ciudadano que aspiraba al consulado. El motivo que expuso Catón y que a la par fue definitivo, fue que Manilio osó besar a su mujer, de día, y a la vista de su hija.
 
Mosaico Piazza Armerina

TIPOS DE BESO

OSCULUM: El osculum era el beso tradicional romano, un beso casto, en la mejilla, utilizado por personas de cierto estatus social como signo de respeto o como señal de agradecimiento por el cierra de algún contrato o acuerdo. Su nombre deriva de la palabra boca "os".

Este era el único tipo de beso que le estaba permitido realizar a una mujer en público, incluso tenía la obligación como marcaba la norma 'ius osculi' de besar de esta forma tanto a su marido como a sus familiares.

SAVIUM: Con este nombre se referían al beso pasional, con lengua, el beso que se da entre amantes y enamorados. Su nombre proviene de la palabra 'suavis' que se puede traducir como dulce, suave.

Incluso Catulo jugando con las palabras utiliza su diminutivo 'saviolum' para referirse al beso robado a su amante masculino: "Te he robado, mientras jugabas, dulcísimo Juvencio, un besito [saviolum] más dulce que la dulce ambrosía".

Incluso el gran Ovidio en sus Amores, aconseja a las mujeres despertar el celo entre sus amantes luciendo "chupetones" en su cuello. "Que él vea por toda la cama rastros de hombres y los moratones en el cuello provocados por mordiscos lascivos"

BASIUM: Palabra de la que deriva nuestro actual beso, y que si en un principio designaba también al beso erótico, poco a poco su significado se fue asemejando más al de 'osculum', siendo ya utilizado en época bajoimperial como sinónimo de beso afectuoso entre familiares.

Escena del cómic 'Murena'.

IUS OSCULI: Una ley para el control de la mujer

Una de las costumbres más llamativas respecto al  mundo de los besos fue la ley 'ius osculi' , el 'derecho al beso', en la cual toda mujer estaba obligada a besar en la boca todos los días, no sólo a su marido, sino también a sus familiares más o menos directos... pero ¿por qué tipificar por ley un gesto de cariño? Porque precisamente no era un gesto de cariño, sino de control de la mujer.

El origen de esta costumbre, según Plutarco se remonta a los primeros tiempos de la monarquía, cuando se promulgó esta ley por la excesiva afición de la mujeres al vino, y que debido a la escasa efectividad en su cumplimiento, se fueron endureciendo sus penas hasta equipar la ingesta de 'temetum' (vino puro) con el adulterio.

Con este beso en la boca se buscaba averiguar si la mujer había bebido vino, no sólo a través del sentido del gusto, sino más bien a través del olfato, evitando de esta forma que la mujer, custodia de las llaves de la casa, cayese en la tentación de abrir la alacena donde se guardaba el vino.

Y es que como ya hemos visto en este blog, a la mujer romana le estaba vetado el consumo de vino (sólo podían consumir vino cocido aromatizado con ciertas especias o vino más puro en ciertas ceremonias o rituales). Además, el incumplimiento de esta norma no era un asunto baladí, ya que su 'dueño' y esposo, podía no sólo divorciarse de ella, sino incluso, castigarla con la misma muerte, ya fuese encerrándola en una habitación hasta su muerte por inanición o mediante una paliza como relata el historiador Valerio Máximo:

 “mató a golpes de fusta a su esposa, porque había bebido vino, hecho por el que ni se le acusó ni se le reprendió” porque “la mujer que toma cierra la puerta a las virtudes y la abre a los vicios”. 
 - Factorum et dictorum memorabilium


Aspecto de una bodega tradicional de Castellote (Teruel).

Esta rígida norma esconde un control de la sexualidad de la mujer, ya que el vino suele asociarse con el libertinaje y la infidelidad, por lo que una mujer que bebiese vino era considerado un acto moralmente deleznable. Por lo que con esta medida se buscaba evitar que la mujer cayese bajo el influjo de los efluvios de Baco y pudiese cometer más fácilmente una infidelidad, que arruinase no sólo el nombre de su marido, sino el de todo su linaje familiar.

Aunque, según nos acercamos a época imperial, parece ser que está estricta norma se fue relajando (el último divorcio registrado por este motivo se fecha en el 194 a.C.), flexibilizándose aún más cuando el vino pasó a formar parte de la dieta básica romana.

Por último, algunos investigadores apuntan a que esta norma fue abolida por Tiberio por causas más bien higiénico-sanitarias, ya que con esta costumbre era muy habitual el contagio y la difusión de herpes labiales, especialmente durante la celebración de ceremonias públicas, por lo que aprovechó una epidemia de herpes para abolir dicha norma.


Otros besos en la vida cotidiana romana

Besos al aire

El repertorio de tipos de besos que se podían observar en una ciudad romana no acaba aquí, así un tipo de beso muy extendido y muy propio de las sociedades mediterráneas son los besos a distancia, al aire, o como lo denominaban los romanos "iacere oscula", lanzar besos.

Un gesto que parece remontarse a las primeras civilizaciones, con un claro origen religioso, donde se lanzaban besos a distancia a las divinidades en diferentes cultos y ceremonias, ante la prohibición de tocar directamente la imagen de la divinidad. Es decir, este tipo de besos fue una forma más de adorar a las divinidades.

Este beso, que en un principio se realizaba juntando el dedo índice y pulgar, como hacemos en la actualidad para indicar que una comida está muy buena, poco a poco, se fue ampliando su significado y diversificándose el tipo de gesto, convirtiéndose en un tipo de beso muy presente en la sociedad, como gesto de gratitud o alabanza. Incluso tenemos testimonios de que las prostitutas durante su festividad en las Floralia lanzaban besos provocativos a los hombres acompañándolos de gestos obscenos.


Besos en la mano

Escena de la película 'El Padrino'
El último beso que vamos a analizar es un beso relacionado con el poder, es el beso en la mano, un beso que implica la sumisión y el respeto frente a una persona de mayor poder y prestigio. Esta costumbre también parece tener un origen oriental y se introdujo en Roma en época imperial, difundiéndose a todo el Imperio desde época tardo imperial

Este tipo de beso dentro de la sociedad republicana sólo sería posible entre individuos de diferente rango social, por ejemplo un esclavo o un liberto besarían la mano de su señor ante la concesión de alguna gracia o algún favor; algo muy similar al funcionamiento de la mafia italiana; aunque este mismo gesto sería impensable entre ciudadanos del mismo rango.

Pero con la progresiva transformación de la sociedad romana desde finales de la República, donde el servilismo burocrático imperial fue borrando el concepto de república de iguales, estos tratamiento se fueron extendiendo al conjunto de la sociedad, siendo la figura del Emperador el ejemplo más claro de este tipo de tratamiento, no sólo a través del beso en la mano, incluso las personas de menos estatus estarían obligados a besarle los pies como acto de sumisión.




Bibliografía

Alberto Angela, Amor y sexo en la Antigua Roma, La esfera de los  libros, 2012

Jean-Noel, R.; Eros romano: sexo y moral en la Roma antigua, Ed. Complutense, 1999.

http://arquehistoria.com/los-besos-en-la-roma-antigua-14771

sábado, 11 de julio de 2015

Sexo y Propaganda en la Guerra Civil Española

Seguramente, al leer sobre cartelería y Guerra Civil española a todos se nos viene a la mente alguna de aquellas famosas ilustraciones producidas tanto en el bando nacional como en el republicano caracterizadas por su energía y gran fuerza expresiva. Y es que uno de los aspectos más llamativos de la Guerra Civil fue el auge que adquirió la propaganda política a través de sus famosos carteles, llenos de expresividad y muchas veces  haciendo gala de gran originalidad.

Esa propaganda cartelística nacida al calor del desarrollo de la sociedad de consumo y las nuevas necesidades de la sociedad industrial, alcanzó su cénit curiosamente en el campo de la propaganda política más que en el mundo comercial, ya que los artistas y diseñadores tuvieron más libertad creativa y "espiritual" para desarrollar todo su arte. Un arte donde colaboraron todo tipo de profesionales: pintores, grafistas, fotógrafos, litógrafo,...

Cartel Rivero Gil. 1937

Dentro de la variada temática de estos carteles también encontramos algunos directamente relacionados con el leitmotiv de este blog, es decir, la sexualidad humana. Serán aquellos carteles que advierten del peligro de las enfermedades de transmisión sexual, así como sus principales 'culpables', las prostitutas, incluso tenemos algunos que van un poco más allá y nos trasladan una visión negativa de la mujer como posible causante de desgracias para el soldado.

Por lo que no está de más recordar, que a pesar de que en un principio las mujeres en el bando republicano fueron aceptadas en el frente y formaron milicias junto a los soldados, poco a poco, esa imagen de mujer valerosa y combativa se fue modificando, hasta convertirse en un verdadero quebradero de cabeza para las autoridades militares, ya que las consideraban foco de problemas e infecciones, cuando no directamente se las tachaba de prostitutas, por lo que se las fue relevando progresivamente del frente y encomendándoles acciones en la retaguardia.

Por lo que parece evidente que estos carteles tenían el claro objetivo de concienciar a los soldados sobre los peligros de contraer algún tipo de enfermedad al entrar en contacto con las prostitutas o con las mujeres del frente. De esta forma, en casi todos los carteles de este tipo encontraremos algunos conceptos como enfermedad venérea, prostitución y mujer, muy interrelacionados.

A continuación expondremos algunos de los carteles que contienen un claro contenido sexual, clasificándolos según el especial énfasis que le den a alguno de los anteriores conceptos citados:

A) Cárteles contra las enfermedades venéreas

Aquí vemos carteles que previenen al soldado de las enfermedades venéreas, utilizando para ello imágenes genéricas de mujer, pero sin olvidar que no sólo se dañan a sí mismos sino que también al ejército.

Anónimo. 1936.
Anónimo.1936


B) Carteles contra la prostitución

Otros inciden directamente en la imagen de las prostitutas como transmisoras de enfermedades, casualmente los dos carteles identifican a las meretrices con la misma simbología, mujeres con blusa roja y debajo de una farola. Aunque mientras el primero parece prevenir directamente a los soldados, el segundo cartel bastante más genérico, sirve para prevenir a toda la población.

Cartel Darío Carmona. 1937

Cuerpo de Seguridad, Sanidad,
Lucha Antivenérea, [entre 1937 y 1939]




















Por último, tenemos aquellos carteles que comparan a la mujer portadora de enfermedades venéreas directamente con la muerte, tan peligrosa como la misma guerra y con sus mismas terribles consecuencias, arrastrando al soldado hacia la muerte.


C) Carteles de rehabilitación

También podemos destacar aquellos carteles que nos presentan a la mujer, no como causante de enfermedades sino, como víctima de una sociedad machista. Muchos de estos carteles, realizados por la asociación anarcosindicalista 'Mujeres Libres',  buscaban la rehabilitación de las mujeres afectadas por enfermedades venéreas, normalmente mujeres que se habían visto obligadas a ejercer la prostitución, por lo que esta asociación se encargaba de proporcionarles apoyo para lograr una correcta integración social.




D) Carteles de concienciación

Por último, traemos un ejemplo de aquellos carteles cuyo fin primordial es concienciar, de manera directa y muy gráfica, a la población, al mostrar las terribles secuelas de estas enfermedades. Ya que eran enfermedades de larga duración, y que no sólo afectaban a la mujer, sino que también podía transmitirse a los hijos, siendo estos últimos los que sufriesen algunas de sus trágicas consecuencias.





Bibliografía

Idea del artículo extraída de http://blogs.publico.es/strambotic/2015/03/guerra-venerea/ y elaborado gracias a los excelentes trabajos de:

- Arroyo Fernández, R.; La representación de la mujer en los carteles de la guerra civil española, TFM, Universidad de Valladolid.
en https://uvadoc.uva.es/bitstream/10324/6272/1/TFG-N.115.pdf

- Gómez Escarda, M.; La mujer en la propaganda política de la Guerra Civil española,  Barataria, Revista Castellano-Manchega de Ciencias Sociales, Nº 9, pp. 83-101, 2008.
en  http://silente.es/wordpress/wp-content/uploads/2010/09/n9.7.maria_.gomez_.escarda.08.pdf

- Fernández, D.; La nueva feminidad en el cartelismo republicano de guerra, I Encuentro de Jóvenes Investigadores en Historia Contemporánea de la Asociación de Historia Contemporánea : Zaragoza, 26, 27 y 28 de septiembre de 2007
en http://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/27/15/15.diegofernandez.pdf


domingo, 5 de julio de 2015

Alfonso XIII, el rey del porno

Sexo y Corona: Los escándalos sexuales de las monarquías europeas

Monarquía Hispánica:
Alfonso XIII: El rey del porno (1886-1941)
Isabel II: Un reinado repleto de escándalos (1830-1904)
Fernando VII: El gran sable (1784-1833)
Felipe IV: El rey adicto al sexo (1605-1665)

Monarquías Europeas:
Catalina la Grande: Una líbido incontrolable
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Retrato satírico de Alfonso XIII.
La casa real de los Borbones siempre ha estado salpicada por todo tipo de rumores y escándalos de índole sexual, ya vimos en este post, los rumores existentes durante el reinado de Isabel II, hoy nos vamos acercar a la figura de su nieto Alfonso XIII.

Alfonso XIII desde joven siempre arrastró fama de galán y playboy aunque algunos historiadores lo definen más bien como un "enfermo sexual", insaciable en cuestiones de sexo, disfrutando de  numerosas amantes, llegando a mantener una familia paralela con la actriz Carmen Ruiz Moragas, con la que tuvo dos hijos.

Pero si queremos acercarnos a la personalidad de Alfonso XIII nada mejor que contar una pequeña anécdota, que nos refleja muy bien dos de sus grandes pasiones: el sexo y el cine.

Existen dos versiones sobre esta conversación: Algunos afirman que se produjo durante su visita a Hollywood, en casa del actor Douglas Fairbanks. Otros investigadores sostienen que esta conversación la tuvo con la guionista Anita Loos, que en una visita a España, fue invitada a tomar té en el palacio real.

La conversación, según cuenta la leyenda fue algo similar a esto:

- Douglas Fairbanks: Majestad, ¿a qué estrella de Hollywood le gustaría conocer? Tal vez se la pueda presentar.
- Alfonso XIII: Sin ninguna duda a Fatty Arbuckle!
- Douglas Fairbanks: Oppps! Lo siento Majestad. ¿no sabe lo qué le pasó? Por lo visto en una fiesta violó con una botella de Champagne a una chica y la pobre murió! Y ahora los estudios de Hollywood se niegan a trabajar con él.
- Alfonso XIII: ¡Qué injusticia! Eso le podría haber pasado a cualquiera de nosotros.

Nunca sabremos si esta conversación fue cierta, aunque resumen muy bien el modo de vida de Alfonso XIII. Pero de lo que no cabe ninguna duda es que el terrible suceso que relata sobre Arbucklec realmente si que sucedió, ya que en una orgía celebrada en su casa, supuestamente violó con una botella de champán a la starlet Virgina Rappe, que murió dos días después por una hemorragia interna. Y aunque el actor no fue condenado por este delito, a partir de ese escándalo su carrera en Hollywood finalizó.

Aquellos locos años 20

Pero ¿qué tiene que ver Alfonso XIII con el cine porno? No seáis impacientes ya que antes de adentrarnos en ese historia hay que hablar un poco de los orígenes del cine... y del cine porno, aunque todo parece indicar que ambos, cine y cine porno, surgieron casi al mismo tiempo, ya que desde muy pronto algunos directores encontraron financiación privada para el rodaje de un tipo películas muy "especiales", es decir, el primer cine porno, fue realizado por y para las clases más adineradas.

Y así llegamos a los locos años 20, una época de cierto libertinaje y relajación moral, el jazz más alegre y el divertido charlestón sonaban en los numerosos cabarets y salas de baile que inundaban las más modernas capitales mundiales. Aquellos locales que ofrecían los espectáculos más atrevidos y picantes se llenaban de hombres y champán.

La España de los años 20: Entre la dictadura y el libertinaje

El panorama de la España de los 20 era similar en las grandes ciudades, donde una clase media cada vez más próspera formada por comerciantes, burguesía industrial y gente de negocios enriquecida empezaba a demandar las nuevas formas de ocio que se destilaban por París y Nueva York.

Los cines empezaban a ser una forma de ocio popular, cupletistas y vedettes acaparaban portadas de revistas y los corazones de muchos hombres poderosos. Al mismo tiempo se empezaron a difundir nuevas ideas relacionadas con el feminismo y la libertad sexual.

Vedettes en el mítico Molino en los años 20.
Así la España de los años 20 es un claro reflejo de las contradicciones propias de nuestro país, por un lado se vivía bajo una dictadura militar de carácter conservador, apoyada en una monarquía tradicional, y donde el catolicismo aún impregnaba casi la totalidad de la sociedad española. Por otro lado, tenemos la España de los cabarets y los espectáculos nocturnos, donde la prostitución se extendía hasta extremos nunca alcanzados, al mismo tiempo que empezaban a circular pequeñas novelas de tintes eróticos.

Alfonso XIII, el rey pornógrafo,
dibujado por Alberto Cimadevilla,
de http://www.atlanticaxxii.com/
En España, los pioneros del cine mudo fueron los barceloneses hermanos Baños, que lograron fundar su propia productora, 'Royal Films' , filmando su primera película en 1911, 'Carmen o la hija del contrabandista'. Continuando con cierto éxito su carrera hasta la llegada de la Guerra Civil. Pero a parte de sus películas convencionales, parece ser, que los hermanos Baños también recibieron alguna que otra suculenta oferta para grabar otro tipo de films. Y es que, Barcelona, en los años 20, tenía autorización especial del gobernador civil para proyectar películas de alto contenido erótico.

Pues  ya tenemos todos los ingredientes: un rey libertino y muy aficionado al séptimo arte (como atestigua su visita a Hollywood), un cine porno en auge entre ciertas clases sociales muy privilegiadas y unos directores dispuestos a rodar cualquier encargo mientras la paga sea buena.

Agitamos todos estos ingredientes y nos encontramos con un Alfonso XIII que pronto quiso unir dos de sus grandes pasiones el sexo y el cine, y que lugar mejor para disfrutar de dichas películas que en su sala de proyecciones privada del Palacio Real.

Alfonso XIII, el Rey del Porno

Así que Alfonso XIII ordenó a su hombre de confianza, el Conde de Romanones, que se pusiese en contacto con los hermanos Baños para llevar a cabo una de sus mayores fantasías, producir  sus propias películas porno... y es que era tal su afición por el cine, que Alfonso XIII, no se contentó sólo con financiar dichas películas, sino que quiso participar más directamente, trabajando en el 'guión' de estas películas porno, proponiendo la aparición de ciertos personajes. Estas películas filmadas en Barcelona, fueron interpretadas por borrachos y prostitutas del Barrio Chino.

Estas primeras películas porno si destacan por alguna cosa, es por si carácter mordaz y satírico, ya que parecen esconder una crítica a la sociedad de la época, donde aparece siempre algún personaje de la capa más alta de la sociedad, ya sea un sacerdote, un médico o un ministro, siendo representados como seres viciosos.

No se sabe a ciencia cierta cuantos de estos films se llegaron a rodar, ya que la mayoría de ellos se han perdido, seguramente se llevase sus películas favoritas al exilio con él, otras muchas serían destruidas o escondidas. Aunque por suerte se han podido recuperar tres de estas películas: 'El ministro', 'El confesor' y el 'Consultorio de señoras' , que aparecieron en los años 90 en un convento valenciano, por lo que han sido recientemente restauradas.


'El confesor' es una película corta y técnicamente aún muy rústica, su argumento no brilla por su complejidad... un cura se aprovecha de las pobres feligresas que van a visitarle. 'El consultorio de señoras' técnicamente mejor realizada y de mayor duración nos muestra la consulta de un doctor que tiene un método muy personal para examinar a las mujeres. 'El ministro' se basa en otro episodio de abuso de poder, una mujer va al ministerio a pedirle que no despida a su marido, a lo cual el ministro sólo accede a cambio de favores sexuales.




Bibliografía

Sanz Ferreruela, F.; "El confesor", de los hermanos Baños (1920)un singular tratamiento de lo religioso en el cine mudo español, Artigrama: Revista del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza,  Nº 18, 2003 , págs. 609-640

Iturriza, A.; Alfonso XIII, el rey pornógrafo en  http://www.atlanticaxxii.com/2411/alfonso-xiii-el-rey-pornografo

https://cinesilentemexicano.wordpress.com/2010/11/02/el-confesor-de-los-hermanos-banos-1920-un-singular-tratamiento-de-lo-religioso-en-el-cine-mudo-espanol/


miércoles, 1 de julio de 2015

Elefantis: el Kamasutra de la Antigüedad

 Manuales eróticos en la Historia:
- Elefantis, los kamasutras de la antigüedad clásica
- Speculum al Joder, un manual erótico medieval molt català
- I Modi, el kamasutra del Renacimiento

"Los versos que me has leído, Sabelo, son de un estilo asaz elevado para las escenas de disolución que describes. Ni entre las prostitutas de Dídimo, ni en los voloptuosos librillos de Elefántide, se hallaría cosa análoga. Pintas en tu obra nuevas posturas de amor, cual puede idearlas el libertino más desenfrenado: lo que hacen ocultamente los más avezados impúdicos; como se acoplan hasta cinco o más, formando una cadena, y por fin, cuanto la licencia imagina conforme se apagan las luces. Para tanto cinismo no era precisa tanto elocuencia".
- Marcial, Epigramas.

El sexo y el amor han sido y son una de las principales obsesiones del ser humano, en este blog ya hemos visto como tanto hombres y mujeres han buscado controlarlo mediante todo tipo de sortilegios, hechizos y artilugios mágicos, incluso desde época prehistórica las primeras manifestaciones artísticas tuvieron un gran componente simbólico sexual.

Como es de suponer todo esto ha tenido su reflejo en la literatura, especialmente en época clásica, donde el sexo y el amor se convierten en los principales actores que mueven los corazones y las voluntades de los hombres. Este interés por el tema del amor ha sido tan grande que se desarrolló un popular género literario especializado en el erotismo, famosos tratados y manuales sobre diferentes enseñanzas amorosas.

Cerámica griega con escena erótica.
Aunque el manual sobre sexualidad más famoso del mundo es el Kamasutra, libro escrito en la India por Vatsyayana Mallanaga allá por el siglo IV d.C., el interés por reflejar los secretos del sexo se remontan hasta los albores de la historia, ya que se conocen antiguos manuales eróticos desde tiempo de los antiguos egipcios.

Ya hemos hablado en este blog del papiro de Turín, una recopilación de posturas sexuales procedente del antiguo Egipto, o el papiro de Leide del que por desgracia sólo se conservan algunos fragmentos.

Los Kamasutras de la Antigüedad clásica

Pero es durante la antigüedad clásica cuando estos manuales sobre sexo alcanzaron gran difusión, algunos siendo tan populares como nuestro actual kamasutra, destacando el tratado 'Elefantis' el cual fue el que alcanzó mayor fama, tanta, que el libertino emperador Tiberio mandó decorar una habitación de su palacio de Capri con imágenes inspiradas en este libro.

Como veremos a continuación estos tratados sobre enseñanzas amorosas fueron bastante habituales en la literatura de la antigüedad, pudiéndose considerar casi un género propio, que se remonta desde época arcaica griega, con autores de uno y otro sexo, empezando por Astianasa, considerada la creadora del género, pasando por otros autores como Botris, Salpe, Páxamo, Pánfile de Epidauro, Nico de Samos, Calístrate de Lesbos o Pitonico de Atenas.

Entre estos bestsellers del sexo de la Antigüedad podemos destacar los realizados por famosas hetairas, cortesanas de lujo de la antigua Grecia, que elevaron a la categoría de arte, el erotismo y el sexo, quedando reflejados sus conocimientos y saberes de su oficio en tratados como el de Artyanassa, el de Filenis de Samos, o el ya mencionado Elefantis.

Heteras en un banquete.
Terracotta de Myrina, Mysia, ca. 25 a.C

Apenas nada sabemos sobre la vida de estas hetairas, de la mujer sobre la que tenemos más datos es precisamente de Elefantis, poetisa griega del siglo I d.C, que aparte de su famoso kamasutra también escribió un tratado sobre cosmética y otro sobre el aborto para mujeres con escasos recursos económicos y sociales.

De Filenis de Samos parece ser que fue una cortesana griega que vivió entre el siglo IV o III a.C, autora de un manual sobre el noviazgo y el sexo. Se cree que el libro es un compendio sobre todo tipo de artes sexuales, ya que se conservan breves fragmentos del manual entre los Papiros de Oxirrinco.

El libro sería un compendio sobre todo tipo de artes sexuales: desde técnicas de seducción, pasando por la descripción de distintas posiciones sexuales, así como toda clase de afrodisíacos, abortivos y cosméticos.

Testimonios sobre su existencia

Pero para nuestra desgracia ninguno de estos manuales de sexo ha logrado sobrevivir a la censura y al paso de tiempo, perdiéndose de manera definitiva en el polvo de la historia. Todo lo que conocemos acerca de ellos es por boca de otros autores:

Escena erótica de cerámica griega.
Suetonio en su obra 'De vita Caesarum' (Vida de los Césares) nos explica que estos manuales se apilaban en el dormitorio de Tiberio "para que cada figurante siempre encontrase el modelo de posturas que debía ejecutar", otorgando al lascivo emperador todo un manual de acrobacias y posturas sexuales con las que satisfacer sus inabarcables apetencias sexuales.

Por otro lado, el poeta latino Marcial nos narra que los libros de Elefantis o el del romano Sabelo fueron libros muy populares en su época.

Otro testimonio sobre su existencia nos lo aportan los famosos Priapeos, poemas obscenos dedicados a la figura del dios Príapo. Entre estos poemas encontramos uno donde se menciona el famoso manual de Elefantis:

Obscenas rigido deo tabellas
dicans ex Elephantidos libellis
dat donum Lalage rogatque, temptes,
si pictas opus edat ad figuras.

(Obscenidades dedicadas al dios erecto
traídas de los cuadros desvergonzados de los libros de Elefantis,
rogándole que intente imitar, junto a ella,
la variedad de cópulas en las ilustraciones)

El mismo poeta bilbilitano realiza una curiosa comparación, quién sorprendido por los lascivos versos de los Priapeos escribió:

Quales nec Didymi sciunt puellae,
Nec molles Elephantidos libelli,
Sunt illic Veneris novae figurae.

(Tales versos, que ni siquiera las hijas de Didymus conciben,
ni los libros libertinos de Elefantis,
en los cuales se disponen las nuevas formas del sexo).

Conclusión

Aunque actualmente no se ha conservado ninguno de estos manuales griegos donde se reflejaban distintas posturas sexuales, es muy probable que algunos de ellos se mantuviesen ocultos en colecciones privadas perviviendo durante siglos pasando de mano en mano.

Por lo que es muy probable que el conocido como kamasutra del Renacimiento, I modi, una colección de dieciséis láminas con diversas posturas sexuales, estuviese inspirado en alguno de esos antiguos manuales que aún se conservase en alguna vieja biblioteca particular.


Bibliografía:

 Alberto Angela, Amor y sexo en la Antigua Roma, La esfera de los  libros, 2012

 http://elespejogotico.blogspot.com.es/2012/07/elefantis-y-el-arte-del-erotismo.html