lunes, 29 de enero de 2018

Enrique IV: impotente, homosexual y vouyerista


Sexo y Corona: Los escándalos sexuales de las monarquías europeas

Monarquía Castellana
Enrique IV : Impotente, homosexual y vouyerista (1425-1474)

Monarquía Hispánica:
Alfonso XIII: El rey del porno (1886-1941)
Isabel II: Un reinado repleto de escándalos (1830-1904)
Fernando VII: El gran sable (1784-1833)
Felipe IV: El rey adicto al sexo (1605-1665)

Monarquías Europeas:
Catalina la Grande: Una libido incontrolable


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A pesar de que la lista de reyes con escándalos sexuales es larga y nutrida, se puede decir que no hay rey sin su escándalo sexual, Enrique IV tendría el dudoso honor de encabezar esta lista.

Prácticamente se le ha acusado de todo: de impotente, homosexual, vouyerista, cornudo consentido, etc.


Y aunque muchas veces, como hemos advertido en este blog, el ser acusado de homosexual (o de algo peor) era un arma arrojadiza habitual entre nobles y reyes para desprestigiar a rivales y enemigos, en este caso parece ser que algunas de estas acusaciones tienes visos de ser realidad.

Aunque hay que tener en cuenta que muchos de estos rumores sobre la vida íntima del rey fueron avivados por sus enemigos políticos, especialmente duras son las crónicas escritas después de su caida, ya que fue cuando sus enemigos se sintieron fuertes y de esta forma justificaron su ascenso al trono de Castilla.


El contexto histórico

Pero antes de adentrarnos en estos rumores veamos quién fue Enrique IV. Enrique IV, apodado el Impotente, fue rey de Castilla desde 1454 hasta su muerte en 1474, una época marcada por la feroz lucha entre los poderes nobiliarios y el poder real, así como por el acceso al trono de los reinos hispánicos entre las diversas facciones nobiliarias.

Para que el público general lo sitúe en su contexto histórico decir que fue hermano paterno de Isabel la Católica, por lo que a su muerte hubo un nuevo conflicto sucesorio entre su hija Juana la Beltraneja (ahora veremos el sorprendente porqué de ese mote) y su hermana Isabel la Católica.

Genealogía de la casa real de los Trastámara.

Su vida estuvo marcada por el difícil equilibrio entre los diferentes reinos hispánicos (Reino de Navarra, de Aragón, de Portugal, de Castilla y con los musulmanes asentados en el Reino de Granada) y el influyente poder de las diferentes casas nobiliarias.  De ahí la importancia de establecer una buena política matrimonial y asegurar la línea sucesoria al trono, y si tu apodo es el Impotente, y viendo el contexto histórico donde vivió este rey, podemos intuir que la sexualidad de este monarca fue fuente de toda clase de rumores, chismes e infundios de todo tipo y condición.

Y estos rumores no fueron un asunto baladí, ya que contribuyeron a cambiar la historia de España para siempre, por que durante el conflicto de sucesión a la Corona de Castilla entre Isabel la Católica y Juana la Beltraneja, estos rumores vinieron a deslegitimar la posición de la Beltraneja.


Enrique IV, el Impotente

Blanca II de Navarra.
Las habladurías sobre su impotencia comenzaron muy pronto, ya que en 1440, con tan sólo 15 años se casó con Blanca II de Navarra. Desde el mismo momento de la boda los rumores sobre la impotencia del soberano fueron cobrando fuerza, ya que parece ser que en la noche de bodas el rey fue incapaz de conseguir mantener la erección el suficiente tiempo como para consumar con la reina.

Con el paso del tiempo, y como la Reina no se quedaba embarazada, los rumores sobre su sexualidad se fueron incrementando, ya que estuvo 13 años casado con Blanca II de Navarra sin ser capaz de quedarla embarazada.

Los rumores fueron cogiendo fuerza y cada vez se tornaron más osados, ya que muchos aseguraban que la impotencia del rey era debido a una homosexualidad aletargada, ya que detestaba el trato carnal con mujeres.

Este hecho fue aprovechado por sus enemigos que alentaron la circulación de ciertas coplas y cantares que aludían a la impotencia del rey.

Las investigaciones más recientes aseguran que más que impotente, ya que se sabe que el rey sí que copuló con otras mujeres, Enrique IV era estéril, por lo que poco podía hacer para conseguir el tan ansiado heredero...

En busca del unicornio

Novela basada en los problemas
sexuales de Enrique IV.
Como podemos imaginar la falta de heredero a la Corona pronto se convirtió en un asunto de estado. Por lo que no es difícil suponer que el monarca recurrió a todo tipo de soluciones: Desde pócimas y ungüentos mágicos que aumentasen su virilidad, pasando por la contratación de los mejores médicos europeos, incluso se rumorea que se hizo azotar en las nalgas mientras copulaba con su esposa.

Pero la leyenda más fantástica de todas ellas es que mandó una expedición a África en busca del cuerno de un unicornio, un elemento mágico con increíbles poderes afrodisíacos. Este apasionante viaje es el tema central de la novela 'El viaje del unicornio', novela ganadora del Premio Planeta en 1987, escrita por uno de los autores favoritos de este blog, Juan Eslava Galán.
 
Con el paso de los años la relación personal entre los dos monarcas se fue deteriorando hasta límites insospechados. Uno de los mayores detractores de Enrique IV, el cronista Alonso de Palencia acusó al monarca de despreciar a Blanca y mostrar el “más extremado aborrecimiento” a su esposa y a mostrarse indiferente ante las “estrecheces” que ésta pasaba. Incluso llegó a insinuar que intentó que su mujer cometiese adulterio para así poder tener la tan ansiada descendencia.

A todo esto, hay que sumar un cambio en los intereses de la política de la Corona de Castilla que se alejaba de la Corona de Aragón y buscaba un acercamiento a Portugal, por lo que la solución ideal fue intentar declarar nulo su matrimonio con Blanca II de Navarra para así poder contraer nupcias con Juana de Portugal (hermana del rey portugués).

¡Impotente por un maleficio!

El argumento esgrimido para obtener la anulación papal del matrimonio fue que Enrique IV había sido víctima de ¡¡un maleficio!! Y sí! por sorprendente que nos pueda parecer esta fue su excusa, ya que declaró que a pesar de intentarlo durante más de tres años (el tiempo mínimo exigido por la Iglesia) este hechizo era el causante de no haber podido consumar su matrimonio. Incluso algunas prostitutas de Segovia testificaron haber tenido relaciones con el monarca, por lo que quedaba claro que el problema era sólo con la desdichada Blanca de Navarra.
Libro sobre
Juana de Portugal

Así que el obispo de Segovia, Luis Vázquez de Acuña, en el año de 1453 declaró oficialmente nulo si matrimonio con Blanca II de Navarra, teniendo vía libre para casarse con Juana de Portugal. Este nuevo  matrimonio, como podéis imaginar, no terminó con las habladurías sobre su vida sexual sino que aún estaba por venir uno de los mayores escándalos reales conocidos.

Aunque antes de adentrarnos en este nuevo escándalo hablaremos sobre otro de esos rumores que siempre acompañaron al monarca... su supuesta homosexualidad.


Enrique IV ¿homosexual?

Como vemos la vida de Enrique IV estuvo siempre acompañada de toda clase de infundios y rumores, muchos de ellos vertidos por declarados enemigos suyos, por lo que hay que tomar con cierta cautela ciertas informaciones, especialmente las relativas a su homosexualidad,

Medallón barroco en San Marcos de León
que representa a don Juan Pacheco
Estas malintencionadas voces esgrimen que Enrique IV desde bien joven dio muestra de su supuesta homosexualidad. A su carácter débil y enfermizo se le sumaba que le gustaba tratar con fornidos sirvientes y con los guardias moros que había en el palacio. Otros argumentan que el responsable de su homosexualidad fue su tutor, Juan Pacheco, marqués de Villena, quien introdujo a su joven pupilo en estas prácticas homoeróticas.

Como vemos esta suma de tópicos parece responder más a un ataque de enemigos personales que a una realidad palpable. Ya que no sólo le acusaban a él, sino que muchas aducían que era culpa de una herencia degenerada, ya que su padre, Juan II de Castilla, también se le acusó en su momento de sodomita.

En una época como esta, donde vemos que el poder real aún dependía de los apoyos de las grandes casas nobiliarias es difícil discernir en este entramado de intereses políticos y familiares, entre las conjuras, las traiciones y los rumores malintencionados de la realidad histórica.

Así muchos historiadores no dudan en asumir que la caída o el ascenso de tal o cual noble se debía más a motivos en clave homoerótica que a otro tipo de justificaciones políticas o de intereses particulares.

Una larga lista de amantes masculinos

Entre la lista "reconocida" de amantes se encuentran el ya mencionado Juan Pacheco. También se dice que un tal Gómez de Cáceres fue amante del rey, ya que ascendió de manera fulgurante en la corte real a pesar de no contar con méritos visibles. Otro noble implicado en estos asuntos fue Francisco Valdés que, según cuentan las malas lenguas, salió escopeteado de la corte cuando descubrió las verdaderas intenciones del monarca hacia su persona. Tal fue el despecho del rey ante tal desplante que mandó encarcelar al pobre desdichado al que acusó de “su dureza de corazón y su ingrata esquivez”.

No fue el único noble obligado a huir de la corte por no querer ceder a los apetitos del monarca, cuentan que Miguel de Lucas, futuro condestable, huyó al Reino de Valencia por los mismos motivos. Por lo que vemos, la sospecha de sodomía recaía sobre cualquier noble que ascendía en la corte real

Cornudo consentido

Pero de todos los rumores que circularon en torno a Enrique IV el que más daño le hizo fue, sin duda alguna, el de ser un cornudo consentido, ya que esto fue lo que a la postre le costó el trono a su hija.


Beltrán en una obra idealizada del siglo XIX.
El protagonista de esta historia es Don Beltrán de la Cueva, proveniente de una familia noble menor logró ascender rápidamente en la corte del rey, consolidándose como uno de los consejeros de mayor confianza del rey. Su fulgurante carrera política desató las envidias y rencores de numerosos cortesanos y nobles, por lo que pronto las malas lenguas empezaron a difundir rumores, no sólo sobre que el buen porte y belleza de este joven había despertado la pasión del rey, sino que la propia reina Juana era su principal valedora.

Por lo que no nos puede extrañar que cuando la reina dio a luz a su primera hija (después de 7 años de matrimonio) empezara a circular el rumor de que esta niña era hija en realidad de Don Beltrán de la Cueva, por lo que los enemigos del monarca apodarían a esta niña como Juana "la Beltraneja", logrando de esta forma deslegitimar la posición del rey y su heredera en el conflicto civil castellano.

Muchos historiadores afirman que más que un caso de infidelidad fue un adulterio consentido, ya que la principal obsesión de Enrique IV era obtener su ansiado heredero. Pero hay investigadores que no dudan en afirmar que Enrique IV tenía una extraña tendencia sexual en la que disfrutaba viendo como su mujer era poseída por otro hombre. Acusando al monarca de obligar a sus esposas a cometer esta clase de adulterio y aduciendo que este era uno de los motivos por lo que su primera mujer había renunciado tan fácilmente a seguir con su matrimonio con Enrique IV.

" (...) habían maculado su persona real, diciendo que no era hábile para reynar, y que era hombre efeminado, y que había dado de su voluntad la Reyna su muger á su privado Beltran de la Cueva, á quien hizo Duque de Alburquerque, cuya hija afirmaban que era aquella Doña Juana, y que era odioso á la justicia, y distribuia el patrimonio real á sus privados, y á quien ellos querian con gran prodigalidad y disolucion, y que era embuelto en luxurias y vicios desordenados y otras cosas feas; y que no solo las habian dicho, mas aun las escribieron por sus letras al Papa, y las publicaron por toda la Cristiandad."
- Crónica de los Señores Reyes Católicos Don Fernando y
Doña Isabel de Castilla y de Aragón


Fecundación in vitro en plena Edad Media

Como curiosidad, si es que aún caben más en esta historia, es comentar que nuestro rey es protagonista de otro rumor fascinante, el ser el primero en intentar una fecundación in vitro. Y es que también circula una teoría que afirma que Juana de Castilla es posible que fuese realmente hija de Enrique IV, ya que el humanista alemán Hieronymus Münzer recogió en una de sus crónicas de viaje, como los médicos de Enrique IV idearon una cánula de oro para fecundar a la reina. Según esta teoría introducían esta caña en vagina de la reina e "intentaron después que a través de su luz el semen del Rey penetrara en la vagina de su esposa pero que éste no pudo y que hubo que recurrir a otros métodos para recoger el semen".



Extravagancias y placeres ocultos

Para rematar, y como buen rey, a todas las cosas descritas hasta ahora se le suma un gusto por lo extravagante y lo bizarro. Por lo visto el rey tenía una finca de caza donde daba rienda suelta a todos estos placeres ocultos, en la finca podían verse a enanos y a etíopes que participaban en toda clase de juegos. Incluso las fuentes más licenciosas y libidinosas cuentan que el rey organizaba auténticas orgías, donde su escogida guardia mora participaba en toda clase de prácticas sodomitas.




Conclusión

Como vemos la vida de Enrique IV está repleta de toda clase de rumores que le siguieron acompañando incluso después del nacimiento de su hija. En todo lo escrito hasta ahora es difícil desentrañar que parte fue realidad y que parte fueron rumores vertidos por sus numerosos y poderosos enemigos políticos, que aprovecharon una posible enfermedad crónica para mancillar su imagen y lograr cambiar la línea sucesoria.

Ya que aunque muchos autores confirman su homosexualidad latente sin ningún tipo de rubor, varias crónicas, como la 'Crónica Castellana' o la 'Crónica de Alonso de Palencia' hablan de las amantes femeninas del rey, como Beatriz de Vergara, Catalina de Sandoval o Guiomar de Castro. Y aunque es posible que el rey las utilizase como "señuelos" para despejar dudas de su homosexualidad, también es raro que se expusiese a nuevas habladurías si estas amantes notasen algo raro.

Entonces ¿qué tipo de dolencia sufría Enrique IV? La historiografía ha debatido mucho sobre ello, quizá uno de los estudios más concienzudos lo realizó el mismísimo Gregorio Marañón, quién publicó en 1930 su "Ensayo biológico sobre Enrique IV de Castilla y su tiempo". En este estudio se apunta a que Enrique IV sufría «displásico eunucoide con reacción acromegálica, una enfermedad que impidió el correcto desarrollo sexual del Rey, dificultando una correcta erección durante sus relaciones y provocándole una esterilidad permanente.

Resultado de imagen de enrique iv impotente
Enrique IV.


Un estudio más reciente, realizado por el prestigioso urólogo Emilio Maganto Pavón, titulado "Enrique IV de Castilla (1454-1474). Un singular enfermo urológico", corrige este diagnóstico en este estudio que puede leerse aquí, y considera que Enrique IV fue "un enfermo en el más amplio sentido del término, con una enfermedad crónica grave, progresiva, casi invalidante y padecida desde la juventud, la acromegalia". Esta enfermedad puede arrastrar una serie de trastornos psicológicos, muchos de ellos derivados de la disfunción eréctil, como la pérdida de autoestima, la misantropía o la abulia.

Por lo que la comunidad científica parece coincidir que a grandes rasgos, a Enrique IV les costaba tener erecciones por razones anatómicas. Más allá de su orientación sexual, esta enfermedad sin lugar a dudas alteró el curso de la historia de España, ya que incapaz de engendrar un heredero sólido al trono, su hermana Isabel se aprovechó de todo ello para alzarse en el trono de Castilla y cambiar para siempre la historia de España.



Bibliografía

Maganto Pavón, E.; Enrique IV de Castilla (1454-1474), un singular enfermo urológico, Historia de la urología 2, Arch. Esp. Urol., 56, 3 (211-220), 2003.

http://www.abc.es/historia/abci-ingenio-vitro-para-enrique-impotente-pusiera-pesadilla-sexual-201607040313_noticia.html