jueves, 27 de septiembre de 2018

Los roles de los eunucos en Bizancio

Eunucos en Bizancio
Parte II: Los roles de los eunucos en Bizancio.

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Libro 'The perfect servant'
Los eunucos eran considerados esclavos muy exóticos, apreciados por su piel suave, sus voces agudas y sus cuerpos sin pelo, pero eran especialmente valorados al considerarlo sirvientes eficaces, leales y muy seguros. Ya que su incapacidad sexual y de producir herederos les hacía los perfectos cuidadores de los asuntos del hogar o de la corte.

Por lo que aquellos eunucos con las destrezas, habilidades e inteligencia suficientes fueron capaces de acaparar puestos de enorme responsabilidad dentro de la sociedad bizantina.




Sirvientes en hogares ricos


En muchos hogares ricos los eunucos se auparon como las personas de máxima confianza de sus señores, principalmente porque al estar incapacitados para formar familias, su única familia era en realidad la familia de su señor. Además, su formación e inteligencia los convertía en personas muy válidas, ya fuese para administrar las rentas de su señor o como tutores de sus hijos.

Además, su (supuesta) incapacidad sexual les convertía en los mejores guardianes de la virtud de las mujeres de la casa. Por no hablar de su papel como esclavos sexuales tanto masculinos como femeninos.

Ilustración que representa las diferentes capas sociales.


Eunucos cortesanos


Uno de las mayores preocupaciones de todos los emperadores bizantinos era que cualquier otro familiar o militar le intentase arrebatar el trono imperial para fundar su propio linaje imperial. Por todo ello, los eunucos se convirtieron en personas de máxima confianza dentro de los círculos palaciegos, convirtiéndose en muchos casos en sus más cercanos consejeros, ya que su lealtad era a veces mayor que la de los propios familiares del emperador.

Por lo que numerosas funciones de palacio quedaron bajo sus órdenes, siendo de las pocas personas que tenían libre acceso a las estancias privadas de la familia imperial. Así tenemos al "parakoimomenos", que dormía junto a la habitación del emperador, el "protovestiarios", encargado del guardarropa, y después, todo un "ejército" de eunucos encargados del buen funcionamiento del Palacio: comida, bodegas.

Hasta aspectos tan importantes como la educación de los hijos del emperador o su propia seguridad personal quedaba en manos de estos eunucos.



Por otro lado, también era habitual que fuesen los encargados de las cuestiones ceremoniales y de etiqueta, muy importantes dentro de la jerarquizada corte bizantina. Incluso, no era raro que los mismos eunucos facilitasen la transición entre un gobernante y otro, conservando ellos su misma posición.

Los eunucos encargados de los actos de protocolo recibían el nombre de "praipositos" y eran los 
encargados de instruir a la gente sobre cómo vestir, dónde situarse en los actos ceremoniales o cómo  comportarse ante el Emperador; y a la cabeza de todos estos eunucos estaba el "klarissimos", que actuaba como chambelán y portavoz del emperador.

Por último, destacar a aquellos eunucos empleados como funcionarios de alto rango, que realizaban labores muy específicas como mensajeros, mediadores, embajadores o secretarios privados.


Estos eunucos de corte se convirtieron en personajes de enorme poder e influencia, despertando pasiones e envidias a partes iguales.


Ese acercamiento a la figura del soberano les otorgaba gran poder, por lo que no era raro que familias poderosas castrasen a alguno de sus hijos menores con la esperanza que alcanzase un puesto de alto rango en la corte.

Recreación trono de Bizancio
Pero al mismo tiempo eran personajes temidos y envidiados a partes iguales, ya que la suerte de cualquier importante familia dependía de los antojos o los intereses de un eunuco. En su mano estaba, muchas veces, que la causa o petición de cualquier noble llegase a oídos del emperador.

Por lo que era normal que sobre ellos circulasen toda clase de rumores y habladurías, especialmente significativo es el retrato que se tiene de ellos como personas de enorme avaricia, y es que, sin descendencia, su único afán era vivir una vida plena de placeres y riquezas. Los propios historiadores bizantinos denunciaban el poder que acumulaban estos eunucos de palacio, influyendo muchas veces de forma directa en las decisiones que tomaba el emperador, acusándoles de intentar ostentar el poder en la sombra.

Añadir, que la soledad a la que estaban condenados los eunucos hizo que formasen una especie de lobby palaciego, a menudo trabajando (y conspirando)  para su propio provecho, lo que ayudó a incrementar su fama de ambiciosos e intrigantes.


Eunucos y el ejército.


Mosaico con
representación de Narses
Los eunucos también sirvieron en el ejército o como guardia personal del emperador. No parece que existiese ningún tipo de discriminación hacia su persona, ya que muchos de ellos sobresalieron en el campo de batalla, incluso algunos eunucos encabezaron ejércitos y flotas militares.

Uno de los motivos que explican este hecho es que no había riesgo que estos generales se alzasen contra el emperador vigente para intentar usurpar su puesto, ya que al ser eunucos estaban incapacitados para acceder al trono, por lo que se les presuponía una mayor fidelidad a su gobernante.

Entre los eunucos más famosos por sus hazañas militares podemos citar al general Narses, de origen armenio, quién lideró la conquista de la península itálica en tiempos del emperador Justiniano. Pero como decimos, éste no fue un caso aislado, a lo largo de la historia del Imperio Bizantino, podemos encontrar otros comandantes militares castrados.

Otro nombre famoso fue Pedro Focas que destacó por su bravura y arrojo contra los rusos, por lo que rápidamente fue ascendido a jefe de la Guardia Imperial bajo el reinado de Nicéfoto II (936-969) y posteriormente fue nombrado comandante del frente oriental.

Las fuentes también nos relatan como a finales del siglo X, Basilio II encargó a un eunuco de nombre Nicolás la dirección del ataque y asedio a Alepo, ciudad que cayó en manos bizantinas en el 995.

El Imperio bizantino hacia el año 1000. Desde el siglo VII, con la ascensión del Islam, el imperio perdió gran parte de sus territorios viéndose reducido a Anatolia y los Balcanes.

Eunucos y la Iglesia

Para entender la aceptación que tuvieron los eunucos dentro de la Iglesia Bizantina hay que sumergirse un poco en su visión del sexo, y especialmente su condena al placer sexual. Ya que los primeros padres de la Iglesia condenaron el placer sexual, y veían la ausencia de impulsos sexuales un hándicap para alcanzar la perfección espiritual.

Consideraban a los eunucos como seres puros y de alta estima,
casi comparables a los ángeles celestiales.


Por todo ello, la Iglesia bizantina fue muy permisiva con los eunucos, y no tuvo ningún problema en aceptarlos en su seno, no sólo en los escalafones más bajos, como monjes, sino que también les permitió ascender a puestos de gran poder, llegando a tener eunucos que ocuparon el cargo de patriarca de Constantinopla, la más alta dignidad dentro de la Iglesia Bizantina.

Santa Sofía de Constantinopla


Y aunque la Iglesia, casi desde su nacimiento prohibió la práctica de la castración (S.IV d.C), hubo numerosos religiosos que no dudaron en autocastrarse para así apaciguar sus apetencias sexuales, tal y como nos relata San Mateo: "eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos", en contra de los mandamientos de la Iglesia que ordenaba apaciguar la lujuria por otros medios menos drásticos.

Pero era tal el número de clérigos y monjes eunucos que existieron monasterios reservados sólo para ellos, como el erigido por San Sabas, en pleno desierto, camino de Tierra Santa; incluso sabemos la existencia de una secta cristiana, los monjes valesianos (siglo IV d.C) asentado en la zona de transjordania, que en su anhelo de alcanzar la perfección divina buscaban privarse de cualquier tentación de la Naturaleza, por lo que no dudaban es aplicarse la castración, tanto a ellos mismo, como a cualquier incauto peregrino que pillaran in fraganti, para intentar salvar su alma.

Monje eremita.

Esta peculiar sexualidad de los eunucos fue bien aprovechada por la Iglesia, ya que a los sacerdotes y monjes eunucos les solían encomendar funciones dentro de las comunidades religiosas femeninas, como la consagración de la eucaristía de los domingos.

Aunque esa misma peculiaridad sexual hacía que muchos monasterios de monjes prohibiesen el ingreso de eunucos, ya que los consideraban una fuente de tentación sexual para el resto de la comunidad.

Por otro lado, los eunucos empleados en los coros, los famosos "castrati", eran muy apreciados por su tono de voz único y especial, ya que al ser castrados antes de la pubertad conservaban ese rango de voz casi angelical. Por lo que no había coro eclesiástico que se preciase que no contase entre sus filas con algún castrati para deleite de los fieles.

Castrati


Eunucos y el sexo


Y no podemos hablar de eunucos y dejar de hablar de sexo, ya que uno de los mayores atractivos de los eunucos era en ser utilizados como esclavos sexuales. Ya que aquellos eunucos sometidos a la castración antes de llegar a la pubertad mantenían esos rasgos juveniles que tanto atraían a los hombres de la Antigüedad clásica, por lo que para muchos de ellos el sexo implicaba la sodomía, pecado terrible que la Iglesia prohibía, pero su voluntad estaba al servicio de sus amos.

Por otro lado, aunque está muy extendida la creencia que los eunucos eran incapaces sexualmente, muchos de ellos eran activos sexualmente, tanto con hombres como con mujeres. Pero debían andarse con mucho ojo en estos casos, ya que si tenemos en cuenta que la Iglesia sólo permitía tener sexo bajo fines reproductivos, si los eunucos fornicaban sólo podía ser por vicio y placer.

Aunque estos efebos no sólo eran una tentación para sus amos, sino también para otros hombres libres, por ello en muchos monasterios se prohibió la entrada de eunucos, ya que temían que su belleza juvenil desatase la pasión de otros monjes.

Los espadones era un tipo de eunuco muy solicitado.
Y si hablamos de eunucos y el sexo no podemos dejar mencionar a los eunucos denominados "espadones", no por conservar su "espada" en pleno funcionamiento , que también, sino por provenir de la ciudad persa de Spada, donde los eunucos también eran habituales.  Pues como decimos estos eunucos estaban parcialmente castrados, ya que el proceso de castrado no había sido completo, y aunque eran estériles, su miembro viril funcionaba a la perfección.

 Por lo que este tipo de eunucos eran muy apreciados entre las mujeres, ya que les garantizaba una infidelidad libre de sorpresas. Así que no puedo sorprendernos la presencia de algún buen "espadón" dentro del servicio de las mujeres de más alta cuna.

Eunucos como castigo

Aunque aquí hemos hablado de algunos de los aspectos "positivos" de ser eunuco, no nos engañemos, la castración era un terrible castigo no sólo aplicado a esclavos y prisioneros de guerra.  La propia legislación bizantina sancionaba con la castración algunos delitos, que en muchos casos podía suponer casi una sentencia de muerte, debido a la alta tasa de mortalidad de la intervención.

También era muy habitual aplicar la castración en medios cortesanos, especialmente a rebeldes, usurpadores al trono o familiares con demasiadas ansias de poder, ya fuese bajo hechos probados o como medida de precaución. Ya que si una persona no podía engendrar, nunca podría ser emperador, por lo que era un medio bastante eficaz para eliminar a peligrosos enemigos políticos.

Y aunque estas mutilaciones, bastante habituales en el código penal, nos pueden parecer una práctica bárbara, ellos la veían como un mal menor, si lo comparamos con la pena de muerte.




Bibliografía

Herrin, Judith. Bizancio: la vida sorprendente de un imperio medieval . Inglaterra: Penguin Books, 2008.

Herrin, Judith; Bizancio: El Imperio que hizo posible la Europa moderna, Editorial Debate, 2009.
 
Rautman, Marcus; La vida cotidiana en el Imperio Bizantino, Connecticut: Greenwood Press, 2006.

[En Internet]

La cruel historia de ser eunuco, en https://franciscojaviertostado.com/2014/12/01/la-cruel-historia-de-ser-eunuco/

Eunucos de Bizancio. Castración y vileza en el Imperio Romano de Oriente, en http://www.lacasamundo.com/2014/04/el-imperio-bizantino-eunucos-de.html

El tercer género en Bizancio, los eunucos, en http://elocasodebizancio.blogspot.com/2011/02/el-tercer-genero-en-bizancio-los.html

Eunucos en Bizancio

Eunucos en Bizancio
Parte I:  Historia de los eunucos en Bizancio.

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 "Su rostro era el de una rosa; la piel de su cuerpo, blanca como la nieve, era bien formado, rubio, estaba dotado de una suavidad poco habitual y desde lejos se percibía su olor a almizcle"
- Vida de san Andrés el Necio (s.X)

El imperio bizantino representa la fusión entre varios mundos: Oriente y Occidente,  el esplendor de la antigua cultura romana y el nacimiento de una nueva cultura medieval, creando una cultura fascinante donde sobreviven aspectos de la Antigüedad clásica, fusionados con la ferviente religiosidad impulsada por la rigurosa Iglesia Ortodoxa, y uno de esos elementos que mejor caracterizan ese contraste entre esos dos mundos es la figura de los eunucos.

Ocuparon puestos de importancia en el gobierno, en la Iglesia, en el Palacio, en las casas de las grandes familias aristocráticas, incluso en el ejército. Los cruzados de Occidente cuando llegaron a la capital Bizantina quedaron asombrados al descubrir los numerosos eunucos existentes en su sociedad, y más aún, cuando se dieron cuenta que éstos no eran simples esclavos, sino que muchos de ellos tenían cargos de enorme poder.

¿Cómo es posible que los eunucos, considerados seres inferiores en época romana, ahora hubiesen alcanzado tanto poder? ¿cómo se convertía una persona en un eunuco? ¿de dónde venían?


En el siguiente artículo intentaremos descubrir qué se esconde tras la enigmática vida de estas personas...

Mosaico Bizantino en la Basílica de San Vital de Rávena.
Representa a la Emperatriz Teodora flanqueada por un capellán (eunuco) y una mujer de la corte.


Admiración y envidia


La presencia de eunucos en sociedad bizantina fue muy numerosa, sobre todo porque al no poder tener descendencia, se consideraba que sus funciones, tanto en el gobierno como en el cuidado del hogar, iban a ser mucho más eficientes. Primero, porque al no tener familia, automáticamente sus señores se convertían en la única familia posible; y dentro de los ambientes palaciegos, esta incapacidad les imposibilitaba acceder al trono, por lo que se les suponía más fieles que otros posibles colaboradores.

A esto se sumaba la creencia que eran el mejor tipo de sirviente existente, ya que suponía que estaban exentos de sucumbir a una de las más peligrosas pasiones: el sexo y el amor, volcando todo su ímpetu e inteligencia en cumplir las tareas encomendadas.

Por lo que pronto encontramos sirvientes eunucos en la mayoría de las casas de las grandes familias.


Atendían las necesidades de la señora de la casa, educaban a sus niños, manejaban la economía familiar o actuaban como intermediarios en los negocios de su señor.

Mosaico de Teodora en San Vital.
A su derecha, un eunuco.
Todo esto los convertía en personajes con numerosas responsabilidades y poder, por lo que también levantaron envidias y recelos, sobre todo porque muchos de estos eunucos lograron amasar enormes fortunas, como el caso de los eunucos Antíoco y Calopodo, que donaron todas sus riquezas a la Iglesia Ortodoxa.

Muchos nobles consideraban indigno que estos eunucos tuviesen más poder que ellos mismos y que muchas veces su fortuna dependiese de la voluntad de un eunuco que había hecho carrera en la administración del reino.

Los clérigos también miraban con envidia a estos eunucos, que podían hacer carrera dentro de la Iglesia, incluso sabemos de eunucos que alcanzaron el cargo de obispo o fueron santificados. Su peculiar sexualidad les suponía libres de caer en los pecados de la carne, por lo que muchas veces eran los encargados de atender las congregaciones femeninas. Aunque esa misma ambigüedad sexual les cerraba la puerta de muchos monasterios, ya que los veían como una tentación para el resto de hombres.

No nos puede extrañar que la literatura nos haya transmitido una imagen bastante peyorativa de los eunucos, presentándolos como individuos avariciosos, glotones y bebedores. Personajes volubles, caprichosos, irascibles, charlatanes y maquiavélicos. Con modales y formas propias de gente afeminada, con risas exageradas y sin mirar nunca a sus interlocutores a los ojos.

Castración:


Si buscamos el motivo inicial que impulsó a los hombres a castrar a otros hombres, imagino que habría que buscar la respuesta en su naturaleza más cercana. ¿por qué los hombres castran a los animales? La respuesta es para aplacar su agresividad y volverlos más mansos.

Por este mismo motivo se empezó a castrar a los prisioneros de guerra, la falta de testosterona les convertía en seres más serviles y dóciles. 


Por lo que pronto, numerosas culturas, desde la Antigua Sumeria hasta la Italia del siglo XVIII, recurrieron a la castración para obtener esclavos, cuidadores de harenes, prostitutos, e incluso motivos tan superfluos como cantantes de ópera.



Por lo tanto, las técnicas de castración fueron variando a lo largo de la historia, pero normalmente se emplearon métodos brutales y sin muchas contemplaciones, lo que conllevaba un porcentaje altísimo de mortandad.  Esto hecho explica el elevado precio que alcanzaron los eunucos en el tráfico de esclavos, ya que muy pocos sobrevivían a la intervención.

Los romanos aplicaron distintos tipos de técnicas según la edad o la condición social del futuro eunuco. El aplastamiento de testículos se solía realizar en niños de corta edad, se les sumergía en bañeras de agua caliente para relajar los testículos, y luego se los machacaban con los dedos o con piedras destinadas a estos menesteres.

La técnica de la torsión también era muy utilizada, y como la palabra indica se trataba de retorcer los testículos y atarlos en una cuerda hasta atrofiarlos.

Por último, estaba la opción quirúrgica, que consistía en una pequeña incisión para quitar los testículos del saco escrotal. Este tipo de intervenciones se realizaban normalmente a partir de los 7 años.

Aunque dentro del imperio la castración estaba prohibida, muchos padres lo realizaban con sus propios hijos ilegalmente porque sabían que, si sobrevivía, tenía muchas opciones de entrar en la corte y, de ese modo, garantizar el sustento para toda la familia.

Representación de la castración de Uranus.

Tipos de eunucos:


A grandes rasgos se puede hablar de dos tipos de eunucos, según la edad de la intervención. El primer tipo de eunuco, y más apreciado, era el sometido al procedimiento antes de su pubertad, ya que debido a la falta de testosterona durante su desarrollo como persona, hacía que este tipo de eunuco destacase por sus rasgos efébicos o "femeninos".

Entre los principales cambios físicos destacaban el tono de voz, algunos de ellos conseguían conservar una extraordinaria voz angelical que los convertían en objeto de deseo para los mejores coros. Pero también solían ganar bastante obesidad en la zona abdominal y caderas, aumento del pecho, alargamiento de las extremidades, estrechamiento de la pelvis, fragilidad en los huesos y ausencia de vello facial.

Y aunque muchas veces se nos relata la belleza angelical de los efebos, también eran frecuentes los eunucos de cuerpos orondos, de voces afeminadas, convirtiéndose en objeto de mofa y burla.


Eunuco en un harén, pintura de Jean-Léon Gérôme, siglo XIX. Óleo sobre lienzo de 73,5 × 62 cm.
Actualmente en el Museo del Hermitage (St. Petersburgo).

El segundo tipo era sometido al procedimiento después de la pubertad, por lo que cómo ya habían desarrollado sus rasgos masculinos, los mantenían el resto de su vida.

Por otro lado, según el tipo de intervención realizada también podríamos diferenciar dos tipos de eunucos, ya que la amputación podía ser parcial, sólo testículos, o total, pene y testículos. Estos últimos eran mucho más codiciados, ya que su supervivencia a la operación era aún más complicada.



El auge de los eunucos

De la infamia...


Aunque en muchas civilizaciones antiguas ya existieron los eunucos, fue en Bizancio cuando su figura se puso realmente en alza. ¿cómo es posible que pasasen de simples esclavos a ocupar los cargos más importantes de la vida política y religiosa bizantina?

Empecemos por el principio, la Antigua Roma, donde eran considerados casi una aberración, y no nos puede extrañar, ya que en una sociedad tan "viril" y falocéntrica como la romana, la castración era un gran deshonor, sólo aplicable a seres inferiores como los esclavos o prisioneros de guerra, por lo que estaba completamente prohibido castrar a ningún ciudadano romano.
Relieve de un sacerdote de Cibeles.

Pero a pesar de la vergonzosa opinión que se tenía sobre los eunucos, su eficiencia como esclavos esta fuera de toda duda.  Poco a poco, fueron ocupando cargos más importantes en la sociedad romana, hasta convertirse en un elemento vital para el buen funcionamiento de la corte imperial romana, pasando a ser esclavos cada vez más solicitados, especialmente en la parte Oriental del Imperio.

Y aunque hubo emperadores, como Adriano o Constantino, que intentaron detener esta espantosa tradición, dictando severas leyes contra estas prácticas, la castración siguió vigente durante todo el Imperio Romano hasta que eclosionó definitivamente en el mundo bizantino.

Incluso, el mismísimo Justiniano llegó a prohibir la castración de esclavos dentro de los límites de su Imperio, pero siguieron siendo considerados esclavos de alto nivel y por lo tanto muy apreciados. ¿La solución a la prohibición del emperador? Tan sencilla como castrarlos en las regiones situadas en los limes del Imperio y después venderlos dentro de las ciudades romanas.

Y si hablamos de castración durante el Imperio Romano no podemos dejar de mencionar a los "galli", los sacerdotes del culto a Cibeles a los cuáles se les exigía como prueba de fe la castración.

De esta forma estos eunucos fueron ocupando puestos notables como intermediarios, consejeros o confidentes de muchos emperadores, especialmente en los últimos siglos del Imperio. Emperadores, como Diocleciano, no dudaron en rodearse de una corte de serviles eunucos dispuestos a satisfacer los caprichos del emperador. Incluso no han faltado historiadores modernos que culparon a los eunucos de la decadencia del Imperio.

La presencia de los eunucos en la Corte Bizantina puede ser herencia de los últimos monarcas absolutos tardorromanos.


Pero habrá que esperar a la división del Imperio, para que estos eunucos se alcen como auténticos protagonistas históricos, al auparse a los principales puestos de poder, ya fuesen políticos, religiosos e incluso militares; Primero, en el Imperio romano de Oriente, y posteriormentr, durante el Imperio Bizantino.



... a la gloria

 Aunque si queremos buscar las causas de su auge, hay que ir más allá de la simple eficiencia que pudieran tener como esclavos, o del extra de "confianza" que suponía a sus dueños el que estuviesen privados de sus atributos masculinos.


Algunos historiadores han apuntado que este auge de los eunucos sólo pudo darse en el Imperio Bizantino por su particular y estricta cosmovisión de su propia sociedad. Una sociedad fuertemente jerarquizada y con roles muy definidos para todas las personas: hombres y mujeres, nobles y plebeyos, emperador y súbditos, religiosos y laicos, ...

Este rígido sistema necesitaba de un elemento que pudiese actuar de engranaje entre estas separaciones tan estrictas, y estos intermediarios fueron los eunucos. 


No eran ni hombres, ni mujeres, no tenían herederos, no estaban sometidos a las pasiones más comunes del resto de hombres, todo ello les permitió ser vistos como elementos prácticos y muy útiles en múltiples aspectos de las vida política, religiosa y económica de Bizancio. Su polivalencia en la sociedad era tan amplia que podían ocupar cargos tan prestigiosos como generales, doctores o maestros, pero al mismo tiempo desempeñar las profesiones más infames como actores, cantantes o prostitutos.

El emperador bizantino Justiniano y parte de su corte.


En resumen, su importancia radica en que la misma cultura Bizantina fue otorgándoles cada vez funciones más exclusivas y específicas, por lo que muchos puestos en la corte imperial solo podían ser ocupados por eunucos. De esta manera, lo que en un principio fue simple moda o conveniencia, pronto se transformó en una tradición, tornándose la figura del eunuco esencial para el buen funcionamiento de la administración imperial.

Es por ello, que muchos romanos bizantinos empezaron a cambiar la consideración que se tenía sobre los eunucos, ya que observaron como la carrera de eunuco podía ser muy beneficiosa para los intereses familiares, por lo que no dudaron en castrar a algunos de sus hijos para que iniciasen una carrera como eunuco en la corte imperial o en la Iglesia, con la esperanza que alcanzase un futuro prometedor, por lo que pronto se pudieron encontrar eunucos provenientes de regiones locales del Imperio.

Uno de estos eunucos locales fue Nicetas el Paflagonio, que sirvió en la corte de la emperatriz Irene en el siglo VIII. Estos eunucos a diferencia del resto, eran hombres libres y de lengua griega.

La existencia de estos eunucos locales nos indica a las claras el éxito de estos eunucos, por lo que su presencia cada vez era más numerosa dentro de la sociedad bizantina. Tal es así, que el cronista francés Foucher de Chrartres, que visitó Constantinopla en tiempos de la I Cruzada (1096-1099), narraba sorprendido que en la ciudad había más de 20.000 eunucos.

Emperador Nikephoros III y su corte.
Se cree que el hombre sin barba situado a la derecha sería un eunuco importante de su corte.



Tráfico de esclavos. Los eunucos


Con la consolidación del Imperio Bizantino y la posterior expansión del Islam, la consideración de los eunucos varió enormemente, convirtiéndose en un tipo de esclavos cada vez más demandado, tanto en la cultura bizantina como en la cultura musulmana.

Y a pesar que la Iglesia se posicionó claramente en contra de este tráfico de esclavos, los eunucos que sobrevivían a la castración se convertían en un bien muy caro y que proporcionaba enormes beneficios. Así comenzó el lucrativo negocio del tráfico de esclavos eunucos y todo lo que ello implicaba: incursiones en otros territorios, quema de aldeas y raptos de los menores para después castrarlos, con más o menos habilidad, y los afortunados que sobrevivían pasaban al mercado de esclavos.

Mapa del Imperio Bizantino en tiempos de Justiniano.


El historiador bizantino, Procopio de Cesarea, nos relata que muchos de estos eunucos procedían de los territorios del Cáucaso, especialmente famosos eran los de la región de Abjasia, situada cerca del Mar Negro, pero también los traían de los Balcanes, Asia e incluso de las regiones bajo influencia árabe.

Y este dato es importante, ya que con la expansión del Islam, los mercados de esclavos comenzaron a resurgir en numerosas ciudades de Europa, y con ellos la demanda de eunucos. El obispo de Cremona, de nombre Liutprando, nos relata como funcionaba el mercado de esclavos allá por el siglo X: "eunucos a quienes se les ha quitado tanto los dos testículos como el pene...  la realizan los comerciantes de Verdún, que se llevan a los muchachos a Hispania y obtienen un enorme beneficio". 

Este mercado de Verdún, situado en el norte de Francia, se había especializado en proporcionar eunucos a los territorios bajo dominación islámica, como el Califato Omeya de Córdoba, donde este tipo de esclavos era muy apreciado.

Por último, añadir que estos eunucos de alto rango eran tan apreciados que muchas veces se enviaban como regalos en embajadas o en presentes para el emperador, ya que el valor de un eunuco bien formado podía equiparse al precio de las joyas o de caballos pura sangre.


Tráfico de esclavos en el campamento de los eslavos orientales, pintura de Serguéi Ivanov.

En contra del eunuquismo:


Como podemos intuir esta terrible práctica chocaba de pleno con la moral de la Iglesia que nunca vio con buenos ojos este tipo de intervenciones, por lo que numerosas voces se alzaron contra esta cruel práctica. Ya vimos como Justiniano trató de prohibir la castración dentro de los límites de su Imperio, e incluso mandó a un embajador (eunuco él) a la región de Abjasia para intentar frenar esta costumbre.

Por lo que no es raro encontrar testimonios a lo largo de toda la historia rechazando esta inhumana práctica. 


Desde el médico del siglo VII, Pablo de Egina, que se quejaba amargamente de estar obligado a realizar esta intervención por los deseos de sus ricos clientes: "Nuestro arte tiene por objeto restituir el cuerpo del hombre a su estado natural cuando de él se ha separado; la castración no puede negarse que tiene un fin opuesto; pero por mandatos superiores, es preciso indicar sumariamente el modo de verificarla"


Hasta el cirujano italiano del siglo XIII, Bruno de Longobucco, que criticaba a los señores de su época de querer esclavos mansos y fieles por medio del eunuquismo, y como buen profesional que era, quejándose del escaso instrumental médico que poseía para ese tipo de operaciones, contando sólo, con una navaja y un hierro candente para cauterizar la herida.


En el siglo X, León VI, introdujo dos nuevas leyes que abordaban el tema de los eunucos. Y aunque la primera de ellas prohibía a los eunucos contraer matrimonio (ya que el fin del matrimonio es la procreación), la segunda ley si que articulaba una visión más humana sobre la figura de los eunucos, al permitirles adoptar niños, pudiendo transmitir sus bienes y riquezas a estos hijos. 


Incluso no faltó un "Trado en defensa de los eunucos", redactado por Teofilacto de Ohrid, donde se relata el desprecio que sentía el pueblo de Constatinopla hacia los eunucos, a los que consideraba individuos crueles, avariciosos, perversos y repletos de vicios. Pero el autor, hermano de un eunuco de nombre Demetrio, presenta una serie de hechos que ensalzan la entrega y la virtud de numerosos eunucos a lo largo de la historia de Bizancio.




Parte II: Los roles de los eunucos en Bizancio.


Bibliografía

Herrin, Judith. Bizancio: la vida sorprendente de un imperio medieval . Inglaterra: Penguin Books, 2008.

Herrin, Judith; Bizancio: El Imperio que hizo posible la Europa moderna, Editorial Debate, 2009.
 
Rautman, Marcus; La vida cotidiana en el Imperio Bizantino, Connecticut: Greenwood Press, 2006.

[En Internet]

La cruel historia de ser eunuco, en https://franciscojaviertostado.com/2014/12/01/la-cruel-historia-de-ser-eunuco/

Eunucos de Bizancio. Castración y vileza en el Imperio Romano de Oriente, en http://www.lacasamundo.com/2014/04/el-imperio-bizantino-eunucos-de.html

El tercer género en Bizancio, los eunucos, en http://elocasodebizancio.blogspot.com/2011/02/el-tercer-genero-en-bizancio-los.html