sábado, 27 de agosto de 2016

Las placas eróticas mesopotámicas

Índice de Capítulos:
- Baalismo Vs Javhismo
- Sexo en Mesopotamia
- Las placas eróticas mesopotámicas.
- Amor, matrimonio y divorcio en Mesopotamia (en preparación)
- La prostitución sagrada y el culto a Ishtar (próximamente)

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Placa de Terracota Babilónica
Antigua Babilonia, 1800 a.C. Irak, British Museum.
La región de Mesopotamia es considerada como una de las cunas de la humanidad, y es que por aquellas fértiles regiones surgió allá por el IV milenio a.C., la invención de la escritura. El método... sencillo y eficaz, se modelaban unas tablillas de arcilla en forma de lámina y se grababa sobre ellas mediante un punzón o un sello. Una vez escritas se cocían al horno y ¡voilá! la arcilla se transformaba en una resistente cerámica que permitía conservar el mensaje escrito. Fíjense si esos primeros "libros" eran buenos que su excelente grado de conservación han sido, y siguen siendo, una fuente inestimable para conocer y comprender las civilizaciones surgidas en torno a los ríos Tigris y Éufrates. 

Por lo tanto, no nos puede extrañar que decidiesen emplear esa misma técnica para elaborar todo tipo representaciones, por lo que muy pronto esas placas de terracota sirvieron para expresar su mundo simbólico e ideológico... desde lo más elevado como sus dioses, hasta lo más mundano como el sexo. Pero es que en el mundo acadio y babilónico ambos conceptos estaban estrechamente vinculados: el sexo era fuente de vida y como tal había que celebrarlo... ya fuese mediante una literatura erótica bastante subidita de tono, una cosmogonía repleta de metáforas sexuales, así como una proliferación de imágenes de carácter sexual, donde destacan las famosas placas de terracota con representaciones de sexo explícito.

Por lo que nos podemos imaginar la cara de sorpresa de los primeros historiadores, anticuarios y "arqueólogos" cuando se toparon con esta cultura que celebraba el sexo sin ningún complejo ni mojigatería. Pronto, todas estas imágenes quedaron clasificadas como pornográficas, no aptas para el público general, por lo que su estudio quedaba restringido a aquellas personas que por su elevada cultura y formación moral no se verían alteradas por tan sugerentes imágenes, por lo que estas placas de terracota quedaron sepultadas en los almacenes y salas secretas de los museos.

Pero aunque la Iglesia se ha esforzado durante estos dos mil años en imponernos una visión negativa y restrictiva del sexo, el ser humano no deja ser un ser pasional, y al final, esto del sexo nos gusta a todos un poco. Tan es así, y tan populares fueron estas tablillas de terracota, que no hay museo arqueológico en el mundo que no se precie de contar entre sus fondos con alguna de estas placas, eso sí! siempre bajo el interés científico y cultural de la pieza: desde los tradicionales grandes museos como el British o el Louvre pasando por museos más pequeños como el Museo de Oriente de Berlín o el Asmolean de Oxford, hasta los museos del otro lado del charco, como el Metropolitan Museum de Nueva York o el de la Universidad de Chicago. Aunque rara vez las verá expuestas en ninguna vitrina... quiero imaginar que por motivos de conservación.

Placas de arcilla con imágenes de vida en pareja en Mesopotamia, período babilónico antiguo, 2000-1700 a. C. (Metropolitan Museum, Nueva York).

Tipología

Aunque nos pueda sorprender, lo primero que hay que remarcar es que estas placas fueron un objeto de consumo popular, apareciendo, en gran número, en el interior de hogares, templos y tumbas de las principales ciudades del sur de Mesopotamia.  El inicio de esta industria de placas se dio durante la tercera dinastía Ur y su uso se extendió hasta su declive alrededor del 1700.

Aunque siglos antes del "boom" de este fenómeno estas culturas ya nos dejaron su particular visión de la sexualidad en algunos sellos cilíndricos con representaciones de escenas 'maritales' o banquetes, donde ya se aprecia que el sexo no era ningún tabú.

Sellos cilíndricos con parejas copulando.
Fuente: Legrain, L; Ur excavations volume III Archaic seal. Impressions.
Sellos cilíndricos con escenas de sexo.
En ambas imágenes el pelo de la mujer está siendo sujetado por una sierva. La presencia de instrumentos así como de jarras de vino sugiere una posible participación en algún tipo de ceremonia, probablemente relacionada con el ritual del matrimonio sagrado.
Pero volviendo a nuestras placas eróticas, lo más asombroso de ellas es que a pesar de su diminuto tamaño, normalmente caben en la palma de una mano, el detalle de su labrado y la profundidad del relieve alcanza en algunas piezas exquisitos niveles de artesanía. Los temas de las placas suelen ser una figura o escena narrativa en el centro con bordes decorados en sus cuatro costados.

 Estos relieves eróticos se pueden clasificar en tres grandes tipos:

- Coitus a tergo: la mujer reclinada y el hombre la penetra por detrás. Esta posición suele ir combinada con la mujer bebiendo de una jarra de cerveza a través de una pajita.
- Cara a cara: A veces de pie, otras tumbados en una cama.
- Desnudos femeninos aislados en posturas sexualmente activas, a veces con la presencia de elementos fálicos entre sus piernas.

Si analizamos iconográficamente las tablillas más populares veremos un patrón bastante estandarizado, por lo que parece claro que remiten a alguna escena mitológica o del folclore popular. Y dónde cada uno de los elementos representados encierra algún significado mágico...

Aunque cómo apuntan algunos de los más ilustres orientalistas es realmente difícil comprender qué significaron estas placas de arcilla para sus contemporáneos, no ya sólo por el problema de arrastrar nuestra actual concepción de sexo, sexualidad y erotismo hacia el pasado, sino que incluso el mismo concepto de imagen puede ser muy diferente al que se tenía en la antigüedad, es más, probablemente el propio significado de estas placas fue variando para los mesopotámicos a lo largo de su existencia. 

Y aunque más adelante profundizaremos en las distintas teorías que intentan explicar este fenómeno vamos a dar un repaso rápido a los principales patrones que se repiten:

Placa de terracota, Isin-Larsa,
The Met, Nueva York
Escenas de cama

La mayor parte de investigadores han querido ver en este tipo de placas una representación de uno de los episodios más famosos dentro de la cosmogonía babilónica, la unión sexual entre la diosa Inanna y Dumuzi, un episodio de gran tradición popular y que viene recogido en algunos de los poemas amorosos más populares.

Bajo este mismo foco, también se ha especulado que fuese la representación de este mito a través de un ritual de hierogamia, un matrimonio sagrado entre el rey y una sacerdotisa. Una ceremonia de carácter popular que se celebraba acompañadas de ardientes canciones de amor, semejantes a las recogidas en el libro bíblico conocido como el “Cantar de los Cantares”.


Escena de taberna

Placa de terracota de Uruk (Warka),
Vorderasiatische Museum,
Image credit: Assante 2002.
Denominamos escenas de tabernas a aquellas en las que aparece una mujer bebiendo de una jarra de cerveza mediante una caña mientras es tomada por detrás. Este tipo de placas nos hablaría de la íntima conexión existente entre cerveza, sexualidad femenina y sexo dentro de la cultura mesopotámica, hecho que probablemente contribuyó al éxito de este tipo de placas.

Así tenemos: un escenario, la taberna como escenario de la vida cotidiana; una protagonista, la diosa Inanna (probablemente); un objeto: la cerveza; y una actividad: el sexo. Todos estos elementos encierran un importante rol dentro de la magia popular de la época.

Y es que las tabernas (o ¿prostíbulos?) estaban gobernadas habitualmente por mujeres, ya que eran considerados "territorios" de la diosa Innana/Isthar, por lo que eran lugares con ciertas connotaciones sagradas. Por lo que la visión de los estudios modernos de la taberna como burdel frecuentado sólo por los hombres en el que las mujeres actúen únicamente para satisfacer sus necesidades, ya sea al servir cerveza o sus cuerpos no se corresponde a la evidencia cuneiforme.

Escenas de desnudos femeninos en posturas sexualmente activas

Placa de arcilla, Sumer, Tell Uhaimir
© Ashmolean Museum,
University of Oxford
Aunque a primera vista la imagen de la derecha nos pueda parecer la típica postura de una mujer de parto, su comparación con otras placas similares nos hablan de una placa de evidente carácter sexual, mostrando una postura sexual muy explícita, y es que en otros ejemplos similares a este, la figura suelen venir acompañadas con un falo erecto, justo debajo de la mujer, o la representación de una mujer en cuclillas sobre un hombre yacente. Un tipo de representación, de larga tradición en sellos y placas, que se remonta a tiempos del período prehistórico.

La representación de una mujer desnuda ha sido motivo de dispares opiniones primero sobre a quién representa, si una deidad, una sacerdotisa o una simple adoradora.  Aunque la mayor parte de investigadores asocian la figura femenina a una representación de la diosa Annane/Astarté, principalmente porque su esfera de influencia es el espacio privado, con un marcado énfasis en las emociones sexuales y el bienestar en la vida, por lo que parece lógico encontrar este tipo de placas en el interior de los hogares,

Pero aquí nos encontramos con otro problema... ¿Qué simboliza la imagen femenina? Tal vez, la fertilidad, por aquellas representaciones con pechos más prominentes, o tal vez la atracción sexual o la seducción erótica, por aquellas representaciones con énfasis en los genitales.

Interesantes son las reflexiones de una mujer, Bahrani, sobre las interpretaciones tradicionales del desnudo femenino en la tradición mesopotámica, ya que éstas se han realizado desde un prisma predominantemente masculino y bajo las nociones helenísticas y judeocristianas sobre la mujer y el sexo. Por lo que ella defiende que la sexualidad y la maternidad no eran contrarias en el mundo mesopotámico, definiendo cuatro tipos de imagen de la mujer bajo un mismo ideal de feminidad: madre, seductora, pareja sexual y artista.

¿Son las primeras representaciones pornográficas de la historia?


Placa de terracota.
Y así entramos en otro de los muchos debates abiertos en torno a estas placas ¿tuvieron una carga erótica para sus contemporáneos? Difícil saber si estas representaciones explícitas de la sexualidad humana tuvieron alguna connotación erótica.

Aunque algunos autores han sugerido que en estas placas se dan las primeras evidencias de la erotización del pecho de la mujer, ya que en algunas de ellas vemos como la mujer se toca el pecho y se lo ofrece al hombre. O tal vez sólo sea nuestra mirada occidental la que sugiere esa supuesta erotización.

No nos extenderemos mucho más en este punto, ya que merecería un post aparte, pero parece bastante difícil dilucidar cuándo comenzó a erotizarse la representación de la figura femenina.


Función y significado de las placas

Placa de  Terracota de Babilonia,
Vorderasiatische Museum, 13.5x7.5 cm
Image credit: Assante 2002.
A pesar de que ya hemos lanzado algunas teorías sobre su posible significado, éste no está tan claro, ya que desde el mismo momento de su descubrimiento dentro de la comunidad científica se han producido interminables debates sobre el significado y la función de estos objetos.

La primera teoría fue vincularlas a ritos y cultos relacionados con la prostitución sagrada, teorías que parten de textos del historiador griego Herodoto, pero que con el paso de los años se han demostrado que se deben más a la mente calenturienta de los estudiosos europeos del siglo XIX  (y de Herodoto) que a la realidad de los hechos, considerando estas civilizaciones como lugares de excesos sexuales. Y es que la sensualidad y misterio de oriente siempre ha sido una fuente de fantasías sexuales para el mundo occidental, tal y como se ilustra en muchas de las pinturas orientalistas o simplemente en el concepto que tenemos los europeos de los harenes dentro del mundo musulmán.

Y aunque hoy han perdido fuerza las teorías que relacionan estas piezas con formas de prostitución sagrada, sí que se mantienen con fuerza aquellas hipótesis que vinculan este tipo de piezas como símbolo de la "unión sagrada", hierogamia, una unión ceremonial entre el rey y la suma sacerdotisa, que renuevan cada año la relación entre Duzumi e Inanna , como medio para asegurar la fertilidad de la tierra y la plenitud de la cosecha.

Incluso existen otras teorías que las vinculan al mundo del sexo más mundado y vulgar, ya fuesen como un objeto simbólico o de recuerdo de una "casa de la cerveza" o prostíbulo, una especie de regalo de bodas o la plasmación visual de un acuerdo de matrimonio.

Placa de terracota, II milenio a.C., Nimur.

Otros investigadores han indicado que estas piezas pueden considerarse como el primer arte "pop" de la historia, debido al gran número de placas existentes y especialmente por hallarse en lugares de tránsito cotidiano, es decir sería un arte de claro carácter popular, ya que al tratarse de una material barato y de fácil reproducción se puede vender fácilmente. Por lo que estaríamos hablando de una teoría próxima a la idea de "el arte por el arte", ya que al ser un objeto económico, y probablemente vinculado con la buena suerte o con alguna deidad protectora, la gente lo adquiriría por mero placer estético.

A día de hoy, los estudios más rigurosos tienden a considerarlos como objetos mágicos, ya fuese como amuletos privados de fertilidad , como objetos votivos para la veneración de Ananne/Isthar, la diosa del amor, o como objetos apotropaícos, cuya función era proteger la vivienda y sus habitantes de los malos espíritus.

Pero antes de adentrarnos en alguna de estos estudios nos gustaría exponer una de las hipótesis más atrayentes sobre el por qué surgieron estas placas eróticas de arcilla, hipótesis que apunta también a considerar estos objetos como iconos mágicos.

Pareja de músicos.


Una revolución religiosa...

Los principales autores de esta hipótesis son Binsbergen y Wiggermann quienes consideran el factor religioso como la clave para entender la producción masiva de estas placas de arcilla, dentro de lo que podría considerarse como una revolución religiosa.

El primer motivo que esgrimen es, que parece fuera de toda duda, que se trata de un arte popular, producido de manera independiente (o paralela) a la teología oficial desarrollada por los grandes templos religiosos. Por lo que es posible que estas placas fueran un código, un símbolo de una nueva corriente religiosa, centrada en unas divinidades menores, pero de carácter más popular, más cercanas al pueblo y basada en los principios más ancestrales de la religión: la protección del individuo y de sus hogares. Por lo que identifican a la figura de la mujer desnuda como 'Bastu', un espíritu protector, que ya aparece en los antiguos sellos cilíndricos.

Placa rectangular de terracota, con pareja de amantes y mujer bebiendo de un ánfora  a través de una caña,
II milenio a.C.,  13 cm, Coleccionista privado.

De esta forma Wiggermann y Binsbergen nos habla de la existencia de dos sistemas de creencias: el "hegemónico", el oficial, auspiciado por los templos y el palacio, y un sistema "holístico", que es local, doméstico, que hunde sus raíces en los principios religiosos más ancestrales, más antiguos que la propia religión oficial. Así Wiggerman dice: "el sentimiento anti-hegemónico se renueva en situaciones de crisis, donde el teórico poder infinito de los dioses oficiales falla y el hombre debe cuidar de sí mismo".

Así esta industria de terracota estaría vinculada con este segundo concepto, siendo la plasmación más directa y clara de estar ante un cambio de paradigma.  De hecho, se observa una correlación directa entre la presencia cada vez más numerosas de placas y el aumento de confrontaciones entre las comunidades de esta zona. Más interesante aún, es el dato de que la industria de placas comenzó justo después de la caída del estado de la tercera dinastía Ur.

Es decir, ante la caída de Ur (por el abandono de sus dioses oficiales), la gente dejó de creer en el sistema hegemónico de creencias, replegándose en un sistema más básico y antiguo de creencias, unos dioses menores, pero de carácter más cercano y por lo tanto, más accesibles a los beneficios de su protección.

En resumen se trataría de un arte popular, una alternativa al sistema de dioses de las élites que les habían fallado, es una respuesta a las necesidades de la gente en tiempos de crisis sociales, con un programa iconográfico y unos valores mágicos fáciles de reconocer por todo el mundo, a pesar de las diferentes culturas, religiones, etnias o lenguajes que poblaron las tierras de Mesopotamia. Las placas sirvieron de fuerza unificadora antes los rápidos cambios culturales que se estaban dando en la región.

Relive erótico Babilónico, ¿Gilgamesh e Inanna? en postura amatoria sobre una cama,
III milenio a.C.; 5 cm. de altura. Colección privada.

Las fronteras entre dos mundos

Así una vez vista una explicación de por qué surgieron estas placas, podemos intentar descifar su significado mágico o religioso.... Por lo explicado hasta ahora parece evidente que su principal función fue protectora, aunque no se descarta una relación con algún tipo de magia blanca, tal vez, asociada a ritos de fertilidad y fecundidad.

Placa de arcilla, Summer, Tell Uhaimir
© Ashmolean Museum,
University of Oxford
Pero como bien explica la doctora Julia Assante, una de las mayores especialistas en las placas de terracota babilónicas, en dicha cultura existía una compleja relación entre el mundo de la magia y los elementos liminales, de frontera: puertas, ventanas, cruces de caminos, la cama (como frontera entre el mundo real y de los sueños), y también partes del cuerpo, como la boca o la vagina, eran vistos como lugares donde la membrana entre lo visible y los poderes invisibles se diluían, puntos dónde los habitantes o las fuerzas del universo no físico podían surgir y afectar a la realidad de la vida cotidiana.

Esto explicaría porqué muchas de estas placas se han hallado cercanas a estos puntos liminales, así como su estrecha relación con el mundo del sexo (cama, ano, vagina, boca). Además esta conexión se hace aún más palpable si analizamos su lenguaje, ya que las palabras vagina y ano comparten raíz con la palabra puerta o portal, por lo que ambos orificios del cuerpo también son elementos liminales.

Por lo tanto estas placas serían amuletos que actuaban protegiendo tanto la casa (como serían nuestros actuales atrapa-sueños) como 'las puertas del cuerpo', ya que a través de estas puertas, la vulva, el recto y la boca, fuerzas malignas o negativas pueden penetrar y así tomar posesión del cuerpo humano


Placa con escena sexual, Monte de Bismaya, Isin- Larsa, Antigua Babilonia, 2000-1600 a.C.; 
Oriental Institute Museum Universidad de Chicago



Bibliografía


Artemis A.W.  y Martha Sharp Joukowsky; Architecture, Body and Performance in the Ancient Near Eastern World, Institute for Archaeology and the Ancient World, Brown University, 2006

Assante, J;  Sex, Magic and the Liminal Body in the Erotic Art and Texts of the Old Babylonian Period, Sex and Gender in the Ancient Near East, Actes de la XLVIIe Rencontre Assyriologique Internationale (Helsinki, 2-6 July 2001), Simo Parpola and Robert M. Whiting, eds., Helsinki, 2002: 27-51.

Assante, J;  Style and Replication in ‘Old Babylonian’ Terracotta Plaques: Strategies for Entrapping the Power of Images, Ex Mesopotamia et Syria Lux; Festschrift für Manfried Dietrich zu seinem 65. Geburtstag, Oswald Loretz, Kai Metzler and Hans Peter Schaudig, eds., Alter Orient und Altes Testament 281, Münster: Ugarit-Verlag, 2002: 1-29.

Leick, Gwendolyn. Sex and Eroticism in Mesopotamian Literature. New York and London: Routledge, 1994.

Legrain, L; Ur excavations volume III Archaic seal. impressions.

[En Internet]

 http://www.academia.edu/873588/Womens_Roles_in_Ancient_Mesopotamia, page 94

 http://pladelafont.blogspot.co.uk/2012/11/inanna-ishtar-la-diosa-mesopotamica.html

http://factsanddetails.com/world.php?itemid=1521&catid=56&subcatid=363  (under “Mesopotamian Hygiene, Perfume and Sex”)

http://3.bp.blogspot.com/-d88npMh9sPo/TXDRGLhUeNI/AAAAAAAAAnw/9sGn7Xh-1XU/s1600/sumerian-love.jpg

 https://allmesopotamia.wordpress.com/page/2/

sábado, 13 de agosto de 2016

Juguetes sexuales y Manuales de amor en el Japón histórico


a) La sexualidad en el Japón histórico:
     - Juguetes eróticos y manuales de amor.

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'Harigatas'
Los símbolos fálicos han sido una constante en todas las religiones y cultos a lo largo y ancho del mundo, aunque según fueron avanzando las grandes religiones monoteístas estas símbolos fueron desapareciendo en casi todas las grandes culturas, asociando este tipo de representaciones como algo pecaminoso, maligno o vergonzoso.

Pero Japón, a pesar del puritanismo extendido por el confucionismo, en aquellas regiones donde la religión sintoísta sigue teniendo gran arraigo continúan estando vigentes ritos relacionados con la naturaleza y la fertilidad, perviviendo fiestas y ritos de culto al sexo, tanto masculino como femenino.

Así, hoy en día, existen santuarios sintoístas que celebran ritos de fertilidad y donde las mujeres portan figuras en forma de pene como ofrendas. Además en algunos festivales rurales se da una curiosa tradición, ya que los feligreses portan "en procesión" un objeto fálico por las calles hasta unirse con la vulva sagrada procedentes de otro santuario.

Todo este contexto nos sirve para entender la naturalidad con la que los japoneses se enfrentaron a la sexualidad, no viéndola como algo pecaminoso y vergonzante, sino como un don más de la naturaleza y por tanto lícito de disfrutar de él.

 Treasure book for Women on the Way of Love, Day and Night (Bido nichiya johoki)c. 1764
Mujer masturbándose en diferentes posturas.

Además varios estudios sobre las celebraciones populares en el período Edo, basados en el análisis de las imágenes shunga, recogen costumbres, ritos y celebraciones donde se atestigua la presencia de elementos fálicos (harigatas), casi siempre relacionados con ritos de fertilidad y fecundidad. Así sabemos la existencia de ritos donde se arrojaba un falo flotante al mar para que fuese arrastrado por la corriente, o la ancestral tradición de realizar una plegaria ante un elemento fálico cuando una mujer iba a contraer matrimonio.

Harigata tallado
en madera.
S.XVIII
Incluso algunas imágenes shunga recogen la tradición de colocar un 'harigata' en el 'tokonama', un habitáculo de la alcoba destinado a albergar objetos de arte o de carácter religioso. Por lo que aparte del uso de los harikata como juguete sexual, o precisamente por su presencia en rituales de la vida doméstica también fue utilizado como elemento humorístico entre los pintores shunga.

Con todo esto, no nos puede extrañar la existencia de diversos juguetes sexuales que permitiesen disfrutar del sexo, aunque su uso seguramente sea mucho anterior al documentado, es a partir del Período Edo donde estos objetos empiezan a ser muy populares, apareciendo en numerosas imágenes shunga.

Y es que en muchas de estas ilustraciones se aprecia la preocupación de dar placer al hacer el amor, con consejos y recomendaciones de todo tipo, por lo que será en el período Edo (1600-1868) cuando proliferen en los barrios del placer ('Mundos Flotantes') los vendedores de libros eróticos, de medicamentos afrodisíacos, así como de juguetes sexuales ('Warai Do-Gu', algo que podríamos traducir como "dispositivos de la risa").



Los juguetes sexuales en el Japón de época Edo.

Entre todos ellos, el más representado es sin duda alguna el harigata, un dildo (o consolador) hecho, principalmente, de cuero, aunque también podían estar realizados en otros muchos materiales como hueso, fibras vegetales, incluso aprovechando el caparazón de una tortuga. Su uso tuvo que estar muy extendido en el período Edo, tanto en los prostíbulos como en los harenes, ya que aparece reflejado en numerosas pinturas shungas. Estos harigata solían ser de gran tamaño y estaban realizados con un exquisito nivel de realismo.

Los harigatas comúnmente se sujetaban con la mano , aunque está documentada la existencia de otros modelos que se fijaban al talón o aquellos destinados a relaciones lésbicas que se ataban a la cintura

Mujer usando  'harigata' con el talón.
Su uso también ha estado relacionado con los harenes que mantenían los grandes shogun, ya que en Japón la poligamia estaba muy extendida; los hombres podían tener hasta 4 o 5 esposas y varias concubinas; por lo que es probable que las mujeres excluidas de las atenciones del shogun se entretuviesen con otros juegos.  También es probable que las meretrices en los prostíbulos jugasen con este tipo de objetos para despertar la libido de sus clientes.


Imagen shunga de mujer con 'harigata'

Hombre estimulando a su compañera mediante un dildo.

Se conoce la existencia de otro modelo de juguete sexual masculino realizado de manera mucho más artesanal, denominado 'higo zuiki', consistente en largas hebras de hilo extraídas del tallo de una planta llamada "oreja de elefante", muy apreciada por sus propiedades afrodisíacas. Cuando se remojaba en agua caliente, su textura cambiaba volviéndose suaves y resbaladizas, y los samuráis las usaban enrollando estas fibras alrededor de su miembro, lo que provocaba una prolongación en la erección al retener la sangre y un mayor estímulo a las mujeres.


Imagen Shunga con hombre utilizando un 'higo zuiki'


Explicación del funcionamiento de un 'higo zuiki'

Juguetes sexuales para el placer de la mujer en el dormitorio

Incluso existen ilustraciones que aconsejan que tipo de juguete sexual es necesario utilizar en cada época del año. Así el Brisith Museum alberga un conjunto de cuatro grabados en madera, realizados en torno a 1820,  titulados "Juguetes sexuales para el placer de la mujer en el dormitorio", donde se representan los juguetes sexuales, tanto para hombres como para mujeres, que pueden ser usados en las distintas estaciones del año para aumentar el placer de las relaciones sexuales.

Estas ilustraciones vienen acompañadas de textos cómicos, que describen los juguetes, y textos de asesoramiento, de carácter pseudo-médico, sobre cómo y cuándo debían de usarse.

El autor de estas ilustraciones fue Eisen un prolífico artista de libros eróticos y libros de almohada ('Makura Bunko'), libros especializados en sexología, donde se ofrecen todo tipo de consejos y explicaciones sobre la sexualidad y el erotismo.

Esta clasificaión en estaciones del año es un claro guiño cómico, ya que las antologías poéticas clásicas también era divididas por estaciones. Además en los textos que acompañan a las ilustraciones se nos aconseja sobre el número de relaciones que debemos tener en cada estación para mantenerse en buena salud. Aunque tradicionalmente existía un dicho de "tres en primavera, seis en verano, uno en otoño, ninguno en invierno", es decir, sexo cada tres días en primavera, cada seis en verano, todos los días de otoño y abstinencia total en invierno; en estos textos parecen que hacen un juego de palabras para terminar aconsejado esas mismas cifras pero !al día!, como claro elemento humorístico, incluso en el invierno, aconsejan un "no del todo".

Y como podemos ver a continuación la versatilidad de juguetes eróticos es sorprendente, es más, se podría decir que casi todos los juguetes eróticos que podemos comprar hoy en día en nuestros sex-shops existían ya en época Edo: dildos, extensores de pene, anillos para el pene, bolas chinas, ... todo esto hace más de !200 años!

Juguetes sexuales para el placer de la mujer en la cama, de Keisai Eisen, 1822.
British Museum.


Primavera: Vemos un par de artículos para los hombres se trata de unos rudimentarios extensores de pene, es decir una especia de casco (kabuto-gata) que se colocaría sobre el glande y una armadura (yoroi-gata) que se colocaría alrededor del pene. Ambos objetos están pensados tanto para aumentar el tamaño del pene como para que el miembro pierda sensibilidad y riego sanguíneo, por lo que le permite al hombre prolongar su erección.

Verano: Muestra un anillo para el pene realizado con unas algas marinas (namako) que se colocarían en torno al glande para aumentar su tamaño y prolongar la erección. También podemos ver las famosas 'bolas chinas'(rin no tama), bolas que se introducen en la vagina y que sirven para el fortalecimiento del suelo pélvico, por lo que la mujer al controlar mejor sus músculos vaginales alcanzará mejores orgasmos y además de otorgar mayor placer al varón al poderle realizar el mítico "abrazo de cleopatra". Y el último juguete para el verano es un pequeño dildo (harigata)

Otoño: Podemos ver un condón de cuero (kawa-gata) que podría hacer la función también de extensor de pene, ya que al reducir la sensibilidad aumentaría el tiempo de relación sexual. También podemos ver un dispositivo denominado "anillo de los celos" (rinki no wa), una dispositivo de castidad para los hombres. Su mecanismo es simple pero efectivo, se coloca alrededor del pene flácido y enmarañado con el vello púbico, por lo que si el hombre sufre una erección delante de otra mujer el artilugio se expande tirando del vello púbico, sufriendo el hombre un dolor insoportable.

Invierno: En estas fechas, como es época de abstinencia sexual (para el hombre), se recomienda a la mujer el uso de un gran consolador.

Imagen shunga con hombre utilizando un extensor de pene.


Un sex-shop en pleno siglo XVII

Muchos de los juguetes aquí mostrados tienen un claro componente artesanal, es decir, eran productos que uno mismo podía realizarlos utilizando para ellos diferentes elementos de la naturaleza como algas u hojas de planta. Pero también hemos visto otras piezas de gran lujo y detallismo, que sólo podían ser construidas por las manos de hábiles artesanos como los dildos o las armaduras para el pene.

Así que si te preguntas ¿cómo podían conseguir uno de estos juguetes? La respuesta es sencilla... en un !sex-shop! Bueno en realidad se trataría de una especie de farmacia o botica. Y es que sabemos que existió un local, denominado Yotsumeya, especializado en la ventas de estos objetos, abierto nada más y nada menos que en el año 1626. Estaba situado cerca del barrio del placer de Yoshiwara en la antigua ciudad de Edo (actual Tokio) y se mantuvo abierto hasta que con la llegada del período Meiji (finales del XIX) una ola de censura y puritanismo invadió Japón al calor de las ideas de modernización y occidentalización que se impulsaron desde esta nueva dinastía.

Y aunque la existencia de este local se mueve entre la neblina de la verdad histórica y la leyenda, parece que su existencia fue cierta ya que se cita en varias actuaciones de "rakugo" (monólogos humorísticos del siglo XVII)

La unión del pene - Utagawa Kuniyoshi - c.1835.
Una mujer enrolla sobre el pene de su marido el juguete sexual "higozuiki".


Lubricantes

No podemos hablar de juguetes eróticos sin mencionar quizá el más fundamental de todos... !un buen lubricante! ya que al hacer las relaciones más cómodas y placenteras se le puede catalogar de "juguete erótico". Y sin duda alguna fue el primer estimulante erótico que tuvo que utilizar el ser humano, ya que se conocen ejemplos de su utilización en casi todas las culturas del mundo.

Lógicamente cada cultura extraería sus propios aceites y lubricantes de la naturaleza existente a su alrededor, así los japoneses parecen que utilizaban como lubricante dos productos básicos: la batata y las algas.

Puré de batata:  Uno de los lubricantes más utilizados en el Japón del período Edo fue una sustancia llamada "tororo-Jiru", que en realidad se trataba de un sustancia resbaladiza extraída del ñame rallado , es decir, una especia de puré de batata, que proporcionaba una lubricación perfecta durante las relaciones sexuales. Además sabemos que también era utilizado para lubricar los condones realizados en cuero o tripas de animal o los famosos dildos.

Aunque si van al Japón y se encuentra un "tororo-Jiru" en la carta de un restaurante no se preocupen es en realidad una sopa muy popular en las islas niponas.

Algas: En su artículo "Usos medicinales de algas marinas" Ryan Drum revela que, de camino de regreso, observó como en los pueblos de China, Corea y Japón hervían algas rojas para producir un líquido espeso y pegajoso llamado carragenano o carragenina. Ese líquido, que ya era utilizado como eficaz remedio para hidratar tejidos, escribe también era utilizado como un lubricante sexual.

Por lo que no nos puede sorprender descubrir que a día de hoy se sigue utilizando en productos de industrias alimentarias, de salud y belleza, incluso el carragenano se utiliza como espesante en algunos lubricantes sexuales disponibles en el mercado y los condones lubricados, ya que se ha investigado que puede prevenir ciertas infecciones genitales.


Manuales de amor

Todas estas ilustraciones solían estar recogidas en una especia de manuales de amor, conocidos en Japón como  'Imágenes de almohada' (makura-e), 'Imágenes de la risa' (warai-e) o el más conocido término de 'Imágenes de primavera' (Shunga).

Réplica de un libro de almohada.
Los distintos nombres con los que se conocen este tipo de publicaciones depende en parte del uso al que estaban destinado, así los libros de almohada tenían una fuerte carga de educación sexual, ya que solían formar parte del ajuar de boda de la novia. Reciben este curioso nombre ya que se solían guardar bajo la almohada para así tenerlo siempre a mano ante los juegos amatorios.

También estaban aquellos de carácter más humorístico que se consumían como fuente de escapismo y estimulación, y hasta simples estampas eróticas, de gran consumo popular, como las antiguas postales eróticas de la España de principios de siglo XX. Aunque al final, unos y otros, fueron utilizados tanto por hombres como por mujeres en muy diferentes ámbitos de la vida.

News from the Bedroom: The Pillow Library vol. 2 de Keisai Eisen, 1823, Honolulu Museum of Art.    


Estos manuales fueron muy apreciados, no sólo por su contenido erótico, sino también por su alto componente artístico, ya que los principales artistas del país colaboraron en este tipo de publicaciones, realizando algunos de sus mejores trabajos precisamente en este campo. Y es que su éxito era tal que los editores siempre ponían a su disposición las técnicas de producción más lujosas.

Por lo que la producción de este tipo de ilustraciones tuvo un claro sentido comercial, ya que durante el período Edo se vivió un increíble auge de la demanda de materiales impresos entre las clases populares que disfrutaban de la lectura de estas obras de manera similar al consumo existente hoy en día de revistas porno, libros de historias eróticas o postales de suvenir. Así sabemos que en los barrios del placer ('Mundos Flotantes') se vendían retratos de las cortesanas más famosas o detallados libros donde se explicaban el funcionamiento de un prostíbulo.

Recopilación de juguetes eróticos de época Edo.


Imágenes y ¡textos! eróticos

Aunque para comprender del todo la naturaleza de estas imágenes vale la pena detenernos un momento en una de ellas, y ver lo explícitos que podían llegar a ser sus textos también:

Fumi No Kiyogaki,  Neat Version of a Love Letter (or Pure Drawings of Female Beauty)
Imagen Shunga con dos mujeres utilizando un 'harigata' y un frasco con lubricante.
 En la imagen vemos a dos mujeres en plena relación sexual, una de ellas lleva un enorme falo atado a su cintura mientras sujeta un pequeño frasco de lubricante. La otra mujer agarra el dildo con su mano para guiarlo durante la penetración. El texto que acompaña a la ilustración viene a decir algo así:
 La mujer que asume el rol "masculino" le dice a su compañera:
- "En vista de que vamos hacerlo de esta manera voy a poner una gran cantidad de crema en él, para que te puedas correr. Sin la crema es demasiado grande y no quiere entrar".
- Ella responde: "Date prisa y ponla. Me quiero correr. Quiero correrme cinco o seis veces sin parar".

Set para la satisfacción sexual de la mujer

Para finalizar este post traemos este kit que, aunque sea de principios del siglo XX, es un ejemplo real del tipo de juguete sexual que hemos visto representados en las ilustraciones shunga. Está catalogado en el British Museum con el bonito nombre de 'Conjunto de implementos de aseo de mujer para su satisfacción sexual' y consiste en un kit de seis consoladores, dos anillos y una bola de metal.

Conjunto de implementos de 'aseo' de mujer para su satisfacción sexual, consistente en: seis consoladores (harikata, kujiri, Kabuto, yoroigata, himenakigata), dos anillos (rin-no-wa, namako-no-wa) y una bola de metal (rin -no-tama). Materiales: cuerno, metal. En caja de madera (tapa desaparecida). Principios siglo XX.
British Museum.
Los dildos están realizados en diferentes materiales: uno en cuerno de búfalo (conocido como ushizo-), otro de caparazón de tortuga (Kamezo) y contamos con otro de madera (mokuzo). El consolador hueco, en el centro de la foto, podría ser rellenado mediante un algodón empapado en agua caliente haciendo la sensación del vibrador más cálida y suave.

Otro tipo de juguete son las fundas para el pene formados por armadura y casco, denominados en este caso 'Do-kyo-s' en honor a un monje del mismo nombre de quien se dice fue amante de la emperatriz Ko-ken (s. VIII) y probablemente el inventor de tal artilugio. En este set hay de dos tipos: en uno  En este juego hay dos tipos: en uno, la armadura y el casco están separados (izquierda); en la otra, forman una sola pieza (derecha).

También hay dos ejemplos de anillos para el pene, conocidos también con el poético nombre de "anillos secretos para hacer llorar a las mujeres '(himenaki-wa).



Conclusión

Toda esta cultura oriental orientada al sexo y el placer, aunque pueda resultar sorprendente para nuestra mentalidad occidental, debe ser comprendida dentro de los parámetros culturales, filosóficos y religiosos que Japón vivíó hasta prácticamente la entrada del siglo XX.

Aunque el confucionismo sembró un semilla de puritanismo en torno a la sexualidad, el sexo seguía siendo considerando una parte natural del ser humano, donde la fuerza milenaria de las tradiciones sintoístas mantenía intactos los ancestrales vínculos entre sexualidad y fertilidad. El sexo, como aspecto positivo de la vida, podía ser explorado, por lo que la búsqueda del placer, tanto masculino como femenino, era considerado un paso más del conocimiento de la naturaleza humana.

  “A collection of sex toys", Keisai Eisen, 1839.
Si a esta concepción abierta de la sexualidad le añadimos un período, el período Edo, donde la diversión, el placer y el hedonismo fue la única válvula de escape de una sociedad asfixiada por el rígido sistema de castas sociales, obtenemos como resultado una explosión cultural en torno a la sexualidad y el placer como pocas veces hemos visto antes en la historia de la humanidad: barrios del placer, proliferación de imágenes eróticos, literatura de carácter erótico... y todo ello con un naturalismo, y belleza que siempre ha fascinado al mundo occidental.

Aunque paradójicamente, cuando Japón rompió su aislamiento, entrando ya en el siglo XX,  una nueva corriente de puritanismo asoló la isla, el occidente europeo no sólo trajo consigo la modernización de Japón, sino también su visión restrictiva de la sexualidad humano, sus ideas de vergüenza, decoro y pecado se instalaron en Japón finiquitando con ello ese mundo abierto y naturista de la sexualidad humana.




Bibliografía:

 https://www.academia.edu/19935873/The_Women_in_Edo_Shunga_Passive_Object_or_Active_Subject

 Shunga: Sex and Pleasure in Japanese

En la intimidad del harén en http://elpais.com/diario/2008/05/18/eps/1211092011_850215.html

Juguetes sexuales en el Japón en http://jugueteseros.blogspot.com.es/2009/07/juguetes-sexuales-en-el-japon-medieval.html

https://chatarreranordica.wordpress.com/tag/juguetes-eroticos/page/2/                 




sábado, 6 de agosto de 2016

Los Mundos Flotantes: Placer y hedonismo en el período Edo


a) La sexualidad en el Japón histórico:
     - Los mundos flotates: Placer y hedonismo en el período Edo.

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"Sólo vivimos para el instante en que admiramos el esplendor del claro de luna, la nieve, la flor del cerezo y las hojas multicolores del arce. Gozamos del día excitados por el vino, sin que nos desilusione la pobreza mirándonos fijamente a los ojos. Nos dejamos llevar, como una calabaza arrastrada por la corriente del río, sin perder el ánimo ni por un instante. Esto es lo que se llama el mundo que fluye, el mundo pasajero”. 
- Narraciones sobre el mundo de las diversiones, Asai Ryoi, 1661.

Uno de los aspectos más llamativos y conocidos de la cultura japonesa son las increíbles y bellísimas imágenes shunga, delicadas ilustraciones que van desde la sensualidad y el erotismo más refinado a la pornografía más jocosa, y que nos dan una visión algo distorsionada de la cultura sexual japonesa.

"Cortesana en su gabinete", de U. Toyokuni.
Una mujer se arregla después
de un encuentro sexual.
Y es que Japón es un país de fuertes contrastes, donde modernidad y tradición se dan de la mano, y donde el respeto y el puritanismo conviven con ese lado más excéntrico y lujurioso del sexo. Por lo que estas famosísimas imágenes shunga, de gran consumo popular, ya en el siglo XVII, puede transmitir un concepto algo erróneo sobre la sexualidad en el Japón histórico, y es que, aunque sí existía una cierta promiscuidad y  relajación de costumbres en cuestiones relativas al sexo por influencias del budismo y el sintoísmo, el confucionismo fue un filosofía que impregnó Japón de una moral bastante conservadora.

Por lo que, como explicaremos en este post, esa aparente relajación moral que permitió la proliferación de estas imágenes shunga, así como de todo tipo de juguetes eróticos, es sólo un reflejo, un espejismo de un mundo de ensueño, los llamados "mundos flotantes". Un universo de placeres, ocio y diversión surgido en el propio seno de la férrea moral confuciana.

Y es que Japón contemplaba como las nuevas y pujantes clases urbanas estaban siendo ahogadas por el estricto control social de su aristocracia militar, por lo que se refugiaron en el vida hedonista que estos barrios del placer les ofrecían, convirtiéndose en la única válvula de escape ante sus anhelos de mayor libertad.

Por lo que esta incipiente burguesía urbana denominó con este poético nombre a esos lugares de placer 'Ukiyo' ('Uki', flotante; 'yo', mundo), pudiendo asociarse su significado a nuestro occidental 'carpe diem', es decir, a lo efímero, a lo transitorio, pero también al disfrute del momento y de los placeres de la vida.

Nada mejor que recoger las palabras de Ukiyo Monogatari, quién sin duda, fue capaz de realizar la mejor síntesis del significado de este 'Ukiyo':

"Debemos suprimir todos los pensamientos tristes sobre nuestra existencia terrena y disfrutar sólo de los placeres y deleites que nos ofrece la vida. Y así, seguir el camino de nuestras vidas como una calabaza sigue el curso del río, siempre flotando, aunque a veces parezca que se vaya a hundir. Este es el mundo flotante".
- Ukiyo Monogatari  (1665).

¿Quieres descubrir que se esconde tras los muros de estos 'Mundos flotantes'? Pues adelante, traspasa el umbral de esta puerta y adéntrate en uno de estos populosos barrios del placer, donde cualquier deseo puede ser realizado, siempre que tengas el dinero suficiente para pagarlo...

Cerezos en flor a la luz de la luna en el barrio norte, Utagawa Kunisada.
Puerta de entrada al 'Mundo Flotante' de Edo.

Un poco de historia... el período Edo.

El período Edo es una época de la historia del Japón, que se inicia con el shogunato Tokugawa en el año de 1603 (por lo que también es conocido como época Tokugawa) y finaliza con la restauración del emperador Meiji en el año 1868. Edo también es el nombre con el que se conocía a la antigua ciudad de Tokio, que recuperó ese nombre con el cambio de dinastía, y el establecimiento de la nueva corte imperial Meiji en la ciudad.

Durante estos dos siglos y medio Japón estará bajo un gobierno militar, cuyos principales rasgos serán un fuerte aislacionismo en política exterior, que prohibirá mantener casi cualquier tipo de contacto con elementos externos a las islas. Mientras que en política nacional este período vendrá caracterizado por su gran estabilidad interna.

Hosoda Eishi - Retrato de una prostituta.
Serie 'Seis selectas flores'
La sociedad de la época estaba fuertemente estratificada, pudiendo distinguir cuatro clases fundamentales que eran el sostén económico del país: samurais, campesinos, artesanos y comerciantes. A estas clases se pueden sumar dos más, una en cada extremo, por un lado la nobleza y la familia imperial; por otro, ocupando el estrato social más bajo, los parias, los marginados.

Aunque de especial relevancia para nuestro tema serán artesanos y comerciantes, ya que a pesar de estar situados en el rango más inferior de esta pirámide jugaron un papel fundamental en el desarrollo del arte y la cultura japonesa.

Ya vimos en anteriores post, como el confucionismo marcó profundamente la sociedad japonesa, instaurando un fuerte patriarcalismo, donde la mujer quedaba relegada al plano doméstico y familiar, al menos en apariencia, ya que como veremos a continuación, el papel de la mujer, tanto en el campo como en los barrios de placer alcanzó mucho más protagonismo.

El surgimiento de los mundos flotantes

La férrea estructura social y política impuesta por la nobleza, y apoyada en el confucionismo, coincidió con un período de explosión cultural y económica (período Genroku, 1688-1704), por lo que estos ricos comerciantes financiaron la creación de un mundo totalmente aparte del resto de la sociedad, un mundo dedicado exclusivamente al lujo, al arte, al placer y a la diversión.

Interior de la Casa del Té Gankiro,
por Utagawa Hiroshige, 1860
- Harvard Art Museum
Para los guerreros samurais el fin de las luchas nobiliarias y la prolongada paz interior supuso una pérdida de su identidad, ya que a pesar de ser una casta privilegiada en la pirámide social, su función social era irrelevante, perdiendo cada vez más protagonismo y poder adquisitivo.

Los comerciantes tenían exactamente el problema opuesto, ya que durante este período vieron como sus fortunas se multiplicaban y como al calor de su riqueza exigían más influencia en la sociedad. Pero dentro de esta arraigada jerarquía feudal, ellos eran los que ocupaban el escalafón más bajo por lo que se les prohibía acceder a cualquier tipo de poder político.

 Ante el tedio, la frustración y el aburrimiento de su estilo de vida, todas estas personas, encontraron en los distritos del placer un lugar donde hacer frente a esta situación y ahogar sus penas, disfrutando del teatro y actuaciones musicales, participando en debates filosóficos o en concursos de poesía, asistiendo a sus ceremonias de té, y por supuesto, recreándose en los placeres más mundanos de la vida: el sexo y el erotismo.

Como bien lo define Olga García en su estudio sobre la sociedad Edo, crearon "una contra-cultura civil accesible a todas las clases sociales como vía de escape a la severidad vigente en la sociedad", por lo que pronto surgieron en las principales ciudades del país barrios dedicados a estos menesteres, distritos del placer, normalmente situados en las afueras de la ciudad, donde abundaban teatros kabukis, casas de té, prostíbulos, pero también locales de luchas de sumo, de música y danza... Un mundo donde las diferencias sociales se diluían, ya que sólo el poder del dinero marcaba el acceso a los diferentes servicios prestados.

Las autoridades, aunque a regañadientes, admitieron como mal menor la existencia de estos 'lugares malos' ('akubasho'), ya que las florecientes tensiones sociales ante la falta de libertad quedaban adormecidas en estos lugares de evasión en el espacio y en el tiempo. Por lo que en 1618 el gobierno, en un intento de controlar las actividades vinculadas a la prostitución y el ocio, optó por desarrollar barrios específicos cerrados en las principales ciudades niponas que albergasen dichas actividades.

Curiosamente estos mundos flotantes nos recuerdan muchos a las grandes mancebías que aparecieron en el la Europa medieval, coincidiendo con el resurgir económico de las ciudades, como vimos en este post donde viajamos a Valencia, ciudad que albergó probablemente uno de los prostíbulos más grande del occidente europeo.

Así sabemos que el mundo flotante de Edo era un distrito completamente amurallado y rodeado por un foso, sólo existía una única entrada y los samurais estaban obligados a dejar sus armas en la entrada, una amplia y alargada avenida, cubierta de cerezos, daba la bienvenida a los visitantes de estos mundos del placer y el libertinaje.

Vistas del cerezo en flor en la calle Nakanocho en el barrio de Yoshiwara, Hiroshige.
Los mundos flotantes

De esta forma, las tres principales ciudades de Japón contaron con sus correspondientes distritos de placer: fundándose entre finales del XVI y principios del XVII tres de estos barrios en Kioto, Osaka y Edo. Los tres grandes distritos del placer fueron: Yoshiwara吉原 (Edo), Shimabara島原 (Kioto) y Shinmachi新町(Osaka)

Sus protagonistas eran, por un lado las mujeres que servían y trabajaban en estos barrios, especialmente las cortesanas, niñas y mujeres víctimas de las hambrunas o vendidas directamente por sus familias, a las que les esperaba una dura vida de servidumbre y prostitución, con la única esperanza de enamorar a algún rico cliente para que comprase su libertad, ya que incluso su salida de estos barrios estaba bastante restringida.

Pero aquí también se congregaron geishas, músicos, pintores, actores, poetas, grabadores... todo un barrio de la bohemia donde floreció una de las expresiones culturales más innovadoras y atractivas de todos los tiempos.

Por el otro lado tenemos a los asistentes a estos distritos de placer, un grupo bastante heterogéneo de los nuevos y dinámicos grupos sociales surgidos con el crecimiento económico, especialmente miembros de la floreciente burguesía urbana y de la aristocracia quienes financiaron y apoyaron fervientemente todas estas nuevas actividades culturales.

Y a pesar de que cortesanas y actores eran marginados sociales, despreciados dentro del rígido sistema social, dentro de estos mundos flotantes fueron admirados tanto por su belleza como por sus elegantes ropajes o por sus habilidades artísticas, convirtiéndose en creadores de tendencias y siendo muchos de ellos aclamados como nuestros actuales ídolos de masas, por lo que llegaban a cobrar enormes fortunas a cambio de sus servicios.

Interior de un prostíbulo, por Yoshitoshi Taiso, 1839-1892.


Manifestaciones culturales de los mundos flotantes

Esta contra-cultura civil refleja los intereses de unos grupos sociales deseosos de libertad, por lo que sus manifestaciones culturales serán un claro reflejo de ello, como los distritos de placer, el teatro kabuki o las famosas manifestaciones artísticas de estampas y libros ilustrados.


Teatro Kabuki

El teatro kabuki causó furor en la sociedad, su libertad expresiva rompía con el modelo tradicional anterior, por lo que fue motivo de frecuentes altercados de orden público. A esto hay que sumar que sus bailarinas solían ser también meretrices, por lo que después de cada función ofrecían sus servicios. Las autoridades, preocupadas por la estrecha relación que se estaba forjando entre teatro y prostitución prohibieron la participación de las mujeres en las obras.

Teatro Kabuki de la ciudad de Edo, por Masanobu Okumura (1686–1764).

Pero, como fiel reflejo del ambiente liberal y relajado que se respiraba en estos distritos, el problema persistió, ya que los jóvenes actores que interpretaban ahora los papeles femeninos, no sólo actuaban en el teatro sino que también ofrecían sus servicios como prostitutos. Por lo que las autoridades decidieron finalmente que sólo hombres maduros pudiesen actuar en este tipo de representaciones, aunque esto no frenó en fenómeno de la prostitución en torno al teatro Kabuki.

Prostitución

Pero sin duda, la actividad más lucrativas de estos mundos flotantes fue el negocio de las casas de té y la prostitución, ya que en un mundo dedicado al placer hedonista no podían faltar el servicio de damas (y caballeros) entregados a la causa del placer y el ocio. Así se sabemos que al final del siglo XVIII, más  de 4000 prostitutas ofrecían sus servicios en el distrito de Yoshiwara.


Ya hemos mencionado que el mundo de la prostitución se surtía de niñas vendidas por sus propias familias, obligadas a trabajar en los burdeles en virtud de contratos de 10 años. O también entre mujeres que arrastradas por la miseria y el hambre buscaban un futuro mejor en el mundo de la prostitución.

'Visita a Yoshiwara' de Hishikawa Moronobu, 1680.
Escena de un prostíbulo.


Por regla general se iniciaban a muy temprana edad, entre los 7 u 8 años, encargándose de las tareas cotidianas del burdel y sirviendo de asistentes de las cortesanas mayores, mientras aprendían gradualmente las diversas artes del oficio. A la edad de 11 o 12 años, si la niña destacaba por su belleza o por sus habilidades artísticas se le ofrecía una estricta formación encaminada a convertirse en cortesana de lujo.

Por otro lado, hay que recordar que para estas mujeres era muy difícil poder saldar la deuda con el prostíbulo, primero porque parte de sus ganancias se descontaban del dinero que había pagado el proxeneta a sus familias, así como los gastos de su propia manutención. Aunque el principal motivo por el que la deuda con el prostíbulo siempre iba en aumento era el lujoso nivel de vida que una meretriz debía llevar, ya que la competencia entre ellas era feroz, por lo que para conseguir o mantener a sus clientes debía vestir siempre a la moda, financiándose lujosos kimonos y embadurnándose en los más caros perfumes y maquillajes. Incluso, aquellas que se lo podían permitir pagaban el sueldo de sus propias asistentes personales.


Prostitutas viejas "yotakas" del distrito de Yoshiwara en Edo

Lógicamente estos barrios ofrecían servicios a todos los bolsillos, por lo que dentro del fenómeno de la prostitución podíamos encontrar sus dos extremos: desde las prostitutas de más bajo rango, que ejercían servicios rápidos y económicos en la clandestinidad, en hogares pobres situados en la zona extramuros, o en tabernas de mala fama; hasta aquellas más sofisticadas y al alcance de unos pocos hombres, como eran las denominadas Oiran y Tayu. Aunque por regla general, las prostitutas servían en prostíbulos especializados o en casas de té, donde esperaban sentadas en una sala de exhibición donde el cliente, a través de un entramado de celosías, podían contemplar a las mujeres ofrecidas.

Las Oiran y las Tayu eran las meretrices de lujo, mujeres que no sólo sobresalían por su belleza física, sino también por su talento en las artes y en la cultura. Eran mujeres inteligentes y dinámicas, versadas en toda tipo de actividades: la danza, el canto, la música, la ceremonia del té, juegos... pero también en temas mucho más sofisticados como la poesía o la caligrafía, pero quizá el talento más buscado era una buena conversación. Y es que por extraño que pueda parecer los clientes buscaban más, una cálida y entretenida compañía o un prolongado juego amoroso vía epistolar que la simple satisfacción sexual.

"Lectura de carta de amor" 
de Katsukawa Shunsho, 1784.
Así el escritor Fujimoto Kizan (1626-1702) escribió: "Es lamentable para cualquiera persona no ser capaz de escribir, pero para una cortesana es un desastre . Dicen que tocar el shamisen [instrumento musical de tres cuerdas] es el más importante de los logros artísticos de una cortesana, pero en realidad la escritura es lo primero, y el shamisen sólo después." Así en la ilustración de Shunsho vemos como el artista nos ofrece la visión provocadora de la ropa interior de una cortesana, de color rojo, mientras lee absorta la carta de amor de un amante.

El acceso a estas meretrices de lujo sólo era posible a través de estrictos protocolos, que incluían la entrega de enormes cantidades de dinero pero también la existencia de varias reuniones preliminares.

Pero no nos podemos dejar engañar por la visión idílica y de fantasía que nos ofrecen las estampas e ilustraciones ekiyo-e, la cruda realidad es que siempre que hablamos de prostitución, aunque sea de lujo, estamos hablando de un sistema de prostitución forzado y estrictamente controlados por proxenetas.

Y aunque este oficio les garantizaba una serie de lujos, que en sus aldeas natales no tendrían, como comidas diarias, ropas limpias, una educación esmerada y algún que otro pequeño capricho, esta mujeres vivían en condiciones de semi-esclavitud y sin ningún tipo de derecho, obligadas a cumplir con sus cuotas diarias de clientes y sometidas a todo tipo de enfermedades venéreas, malos tratos, abusos y embarazos no deseados, incluyendo la prostitución infantil, ya que una de las mayores ganancias para los prostíbulos era cuando se vendía la virginidad de la adolescente al mejor postor.

Para finalizar el tema de la prostitución volver a recordar la existencia de una prostitución masculina, no sólo en relación al teatro Kabuki, dónde jóvenes aprendices de actores ofrecerían sus servicios, sino que las propias casas de té ofrecían dichos servicios, alcanzando muchos de ellos precios incluso tan elevados como el de las cortesanas de élite.

Estampas y Libros Ilustrados


Tanto las casas editoriales como los talleres de grabados fueron uno de los sectores más beneficiados por esta nueva cultura del disfrute, ya que se produjo un auténtico fenómeno de masas en el consumo de estampas y libros ilustrados, tan es así, que incluso los más renombrados pintores del país, no dudaron en poner sus pinceles al servicio de este nuevo mercado, pintando los famosos Ukiyo-e (imágenes del mundo flotante), recreando paisajes de una gran belleza evocadora, siendo la ilustración de 'La Ola' de Kanawaga, su ejemplo más conocido.


Pero también reproduciendo imágenes de esta vida alegre y urbana: hermosos paisajes urbanos, sensuales retratos de famosas cortesanas o actores (que se coleccionaban como nuestros actuales posters de estrellas del cine o del deporte), hasta llegar al subgénero más famoso y codiciado como fueron las famosas imágenes eróticas shunga.

Artesanos (grupo de mujeres en un taller editorial), de Utagawa Kunisada.
De la serie: Parodia de las cuatro clases sociales.

Es famosa la anécdota de un editor de Ukiyo-e que amasó una enorme fortuna al colocar su tienda de grabados en la única puerta de entrada al recinto, vendiendo planos del barrio del placer donde se indicaba la situación de las principales casas de té y prostíbulos.
 
 

Geishas

Por último nos gustaría recalcar el papel de las geishas, que aunque asimiladas en el mundo occidental con el mundo de la prostitución, estas mujeres no ofrecían servicios sexuales. Eran mujeres de compañía, adiestradas y versadas en todo tipo de artes para entretener y divertir a todo tipo de audiencia, ya fuese bailando, cantando, tocando algún instrumento, contando historias o inventándose juegos para entretener a sus invitados.

La criada Nui y la Geisha Tomino,
de Eishosai Choki.
Museum de Bellas Artes de Boston
Por lo que no era extraño que las hijas de familias pudientes entrasen al servicio de alguna casa de té como geishas, ya que además de ser un escuela de aprendizaje, les permitía adquirir cierta independencia económica, así como aumentar la posibilidad de encontrar un buen marido.

De esta forma, la popularidad de estas geishas fue en aumento, por lo que sus servicios, con el paso de los siglos, acabó siendo más solicitado que el que ofrecían las cortesanas de lujo, incluso su apariencia y ropajes, más recatados y sobrios, llegaron a ser considerados más modernos y elegantes que los exuberantes kimonos que lucían las meretrices.

Muchos han querido ver este auge de la figura de la geisha en el concepto filosófico existente en Japón del placer agridulce que proporciona el deseo no consumado, ya que gran parte del atractivo de estas geishas radicaba en que eran mujeres de compañía pero sexualmente inalcanzables.


Conclusión


Aunque en posteriores post nos gustaría pararnos a analizar en mayor profundidad el papel de la mujer en el Japón del período Edo, no podemos concluir este artículo sin destacar un par de reflexiones necesarias sobre la sexualidad en el período Edo y especialmente sobre el papel de la mujer.

Lo primero que hay que recordar es que todas estas bellísimas estampas e ilustraciones que nos han llegado de estos mundos flotantes son imágenes filtradas por la mirada evocadora y romántica de artistas masculinos, es decir, son el reflejo de un arte hecho por los hombres y para los hombres. Es más, muchas de estas imágenes se pueden entender como encargos publicitarios realizados a los mayores artistas del país para promocionar estos 'Mundos Flotantes', ya que estas estampas se vendieron por todo el país, incitando a los hombres a visitar estos barrios y así seguir impulsando su economía.

Por lo que hay que entender que estos barrios del placer fueron diseñados, hasta en sus más mínimos detalles, para saciar los caprichos y los gustos, no sólo sexuales sino también intelectuales, de los hombres que allí accedían.

Por otro lado, aunque estos mundos flotantes brindaron a la mujer japonesa una oportunidad de romper con el fuerte patriarcado existente, ofreciéndoles cierta independencia económica y el disfrute de ciertos privilegios que antes no tenían, ésta era una falsa libertad, ya que vivían sólo por y para servir los deseos de una clientela masculina.

De la misma manera podemos analizar las famosas ilustraciones y estampas de estos mundos flotantes, ya que aunque nos transmitan la idea de cierta libertad de la sexualidad de la mujer, en realidad se trata de una sexualización de la figura mujer, que es vista únicamente como una proyección de las fantasías y los sueños eróticos de los hombres, siendo únicamente considerada un objeto de contemplación y de exaltación de un determinado canon de belleza.

En definitiva, estos mundos flotantes fueron la única válvula de escape de una rígida sociedad feudal donde imperaban los valores confucionistas de moderación y templanza, pero este mundo de evasión y difrute, de lujo y exceso, se construyó sobre las espaldas del sector más débil de la sociedad... las mujeres sin recursos.


Bibliografía


García de las Hijas Peña, R.; El cambio de rol de la mujer desde Edo hasta Meiji. Historia de Japón II. 2014

García Jiménez, O.; El período Edo. Sociedad y cultura popular urbana,  Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Timon Screech, Sex and the Floating World: Erotic Images in Japan, 1700-1820, University of Hawai'i Press, 1999

[En Internet]
http://compasscultura.com/japan-history-sex-and-suffering/
http://karyukai.jimdo.com/
http://glessnicolas.wixsite.com/japon-nicolas-gless/9--geishas-y-sedas
http://consentidoscomunes.blogspot.co.uk/2015/12/bijinga-bellas-del-mundo-flotante-v.html