martes, 29 de diciembre de 2015

Dictadores: sexo y poder


 El sexo es una de las formas primarias del poder
- Ernesto Sábato


Inauguramos una nueva sección donde analizando la figura de diversos dictadores queremos buscar qué relación existe entre sexo y poder. Y es que tras los muchos post publicados en este blog parece claro que el sexo es un ingrediente fundamental en el devenir de la historia, no sólo ha condicionado la personalidad y la acción política de diversos gobernantes, sino que también ha sido causa y motivo de guerras.

Además, como llevamos viendo desde la creación de este blog, muchas de las grandes figuras de la humanidad que han ostentado un poder absoluto no les ha dado ningún reparo en satisfacer sus más íntimas fantasías sexuales, dando igual época, credo o condición.

Y es que parece evidente que existe una estrecha conexión entre sexo y poder, infinidad son los ejemplos de hombres poderosos que han sido incapaces de refrenar sus apetitos sexuales, entrando en una espiral desenfrenada de conquistas sexuales. Por lo que podemos afirmar que, salvo escasas excepciones, como nuestro mojigato dictador Franco, el poder absoluto dota a los hombres de un apetito sexual casi compulsivo, los cuales se creen con total impunidad de satisfacer sus deseos.

Sienten que el mundo depende de ellos, y que por lo tanto son dueños de los cuerpos (y de las mentes) de los demás, desarrollando un fuerte deseo de sumisión del otro.

 
Stalin - Mao - Hitler
Con todo ello, podemos preguntarnos: ¿Existe alguna relación entre dictadura y sexualidad? ¿la sexualidad de los tiranos condiciona su forma de ejercer el poder? ¿tienen los dictadores unas características sexuales específicas?

A lo largo de los siguientes post veremos como la mayoría de los dictadores del pasado siglo fueron muy mujeriegos, incluso a la gran mayoría de ellos se les puede catalogar como desenfrenados sexuales, no dudando en utilizar su posición de poder para acceder a cientos de mujeres.

Y aunque nos cueste creer, el culto a la personalidad daba sus frutos, ya que muchas de estas mujeres se entregaban con gran regocijo a estos hombres, produciéndose un fenómeno fan muy similar al que padecen muchas estrellas del cine o de la música.

Miles de mujeres suspiraron por estos dictadores, acumulándose en sus despachos cientos de cartas de amor, por lo que el acceso al sexo femenino siempre les fue bastante sencillo.


Pero si algo define a estos hombres es su enfermiza personalidad, presentando la mayor parte de ellos rasgos claros de psicopatía, es decir, son personas que sólo piensan en sus intereses y sólo les importan sus sentimientos, siendo incapaces de sentir empatía por los sentimientos de los demás, y esto no sólo se refleja en sus terrible políticas de represión, castigo o incluso exterminio, sino también en el trato que dieron a las mujeres a lo largo de sus vidas.

Aunque no nos gustaría presentar a estas mujeres como simples e ignorantes víctimas, algunas de estas mujeres de dictadores fueron conscientes de los crímenes cometidos por sus crueles maridos y no dudaron en apoyar sus siniestras políticas, incluso influenciando en sus decisiones políticas, siendo el caso más representativo el de la cuarta mujer de Mao, quién fue fiel ejecutora de sus represivas políticas de adoctrinamiento.

Hitler.

Pero esto no quita otro rasgo común de todos estos dictadores, el menosprecio total a la mujer. No sólo utilizaron a sus amantes como simples mujeres con las de satisfacer sus deseos más básicos, sino que incluso las mujeres que les acompañaron a lo largo de sus vidas padecieron trágicos destinos, ya que la mayoría de ellas acabarían asesinadas o suicidándose.

Por último, aunque creemos que se trata más de propaganda de sus enemigos que hechos probados, ciertas biografías han apuntado que muchos de estos dictadores han tenido ciertas tendencias pedófilas, siendo acusados de mantener relaciones con chicas menores de edad.

En definitiva a lo largo de los siguientes post intentaremos ahondar en la psicología de estos siniestros personajes, y es que no hay nada mejor que adentrarnos en la sexualidad de estos sanguinarios caudillos para intentar comprender algunos de sus comportamientos.

1.- Mussolini
2.- Stalin
3.- Hitler
4.- Mao
5.- Franco
6.- Leónidas Trujillo
7.- Fidel

Para abrir boca, y antes de adentrarnos en la vida sexual de los siguientes personajes, os dejamos el documental 'Dictadores:Sexo y Poder' emitido en 'La noche temática' y que fue quién nos inspiró para iniciar esta serie de post: 





Bibliografía

Ducret, Diane; Las Mujeres de los dictadores, Aguilar, 2011.

Gasparini, Juan; Mujeres de Dictadores, Península, 2002.

Montero, Rosa; Dictadoras: Las mujeres de los hombres más despiadados de la historia, Lumen, 2013.

Suttora, Mauro; Mussolini secreto: Los diarios de Claretta Petacci (1932-1938), Crítica, 2010.


[En Internet]

Las aberraciones sexuales en la Alemania Nazi ---> http://www.filosofia.org/aut/001/1949relg.htm

 http://www.abc.es/gestordocumental/uploads/Cultura/primeras-paginas-mujeres-dictadores.pdf

http://www.elplural.com/2013/12/26/la-vida-intima-de-los-dictadores-franco-cero-mujeriego-y-un-meapilas-a-diferencia-de-hitler-mussolinni-o-stalin/

http://elpais.com/elpais/2015/09/14/icon/1442246548_000555.html

http://www.rtve.es/alacarta/videos/la-noche-tematica/lnt-dictadores-poder-230515-2330/3139201/

 http://www.semana.com/gente/articulo/tiranos-cama/255042-3

sábado, 19 de diciembre de 2015

Orgías en la Historia IV: Roma ¿mito o realidad?

 Orgías en la Historia:
- Introducción y Prehistoria
- Antiguo Egipto
- Grecia
- Roma
- Edad Contemporánea (en preparación)

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Orgías romanas ¿mito o realidad?

Si hacemos una encuesta a la gente y les preguntamos sobre sexo y Roma, seguramente la primera imagen que les venga a la mente sea la de unos romanos tumbados en sus triclinium, pegándose un festín con todo tipo de manjares, y vino, mucho vino, en un ambiente cada vez más desenfrenado que acabará en una gran orgía.

¿Mito....

Pues esta imagen, aunque muy difundida y sugerente, no representa la realidad histórica, ya que la cultura romana es su más de 1000 años de existencia estuvo regida por una estricta moral sexual, dirigida principalmente a proteger (y controlar) la virtud de las castas matronas romanas, y donde la mayor virtud de un ciudadano romano era la templanza y el autocontrol, por lo que dejarse arrastrar por las pasiones era visto como causa de degradación moral.

A estos conceptos generales podemos añadir otros tabúes como la homosexualidad pasiva, la felación, el cunnilingus y la homosexualidad femenina, que era tomada por uno de las aberraciones morales más espantosas. Incluso existía cierto pudor acerca de la desnudez en público, especialmente la femenina, ni las más atrevidas pinturas eróticas pompeyanas muestran a las prostitutas completamente desnudas.

Hay que recordar, que al contrario que en la cultura griega, los romanos no vieron con buenos ojos la desnudez pública del cuerpo masculino.


Escena de banquete en una casa de Pompeya

Por todo ello, parece muy improbable la existencia de orgías entre ciudadanos de igual extracción social, ya que sería considerado una auténtica infamia que una casta matrona romana mantuviese relaciones sexuales en público delante de otros hombres.

Tal vez la fama de los "eróticos" banquetes romanos es que fueron el lugar ideal donde las patricias romanas mostrasen todos sus encantos, era casi el único lugar donde podían flirtear con otros hombres, por lo que los banquetes serían el escenario ideal para miradas furtivas, coqueteos e intencionados roces, que podrían culminar en una pequeña aventura extramatrimonial.

Otro dato que apuntan los detractores de la existencia de orgías en la cultura romana es que los romanos canalizaron las actividades de sexo colectivo en fiestas relacionadas con cultos a la fertilidad, como las lupercales o las ludi floralis, donde a pesar de producirse en un ambiente festivo y de cierta relajación moral nunca trasgredían las barreras de la moral sexual imperante.

A todo estos argumentos podemos sumar que los principales testimonios de estas orgías provienen de autores cristianos, cuyo objetivo era mostrarnos la degeneración moral del paganismo frente a la virtuosidad del pensamiento cristiano, o historiadores romanos, que aunque contemporáneos, seguramente exagerasen los vicios de los emperadores, como metáfora de un régimen político corrupto y tiránico.

Si a eso sumamos la enorme cantidad de imágenes eróticas o sexualmente explícitas halladas en cualquier ciudad romana es fácil imaginar cómo esas pinturas o esculturas excitaron la mente de arqueólogos e historiadores, fomentando la perpetuación de muchos de estos mitos.


... o Realidad?



CONTRA SABELO

Los versos que me has leído, Sabelo, son de un estilo asaz elevado para las escenas de disolución que describes. Ni entre las prostitutas de Dídimo, no en los voluptuosos librillos de Elefántide, se hallaría cosa análoga. Pintas en tu obra nuevas posturas de amor, cual puede idearlas el libertino más desenfrenado: lo que hacen ocultamente los más avezados impúdicos; cómo se acoplan hasta cinco o más, formando una cadena , y por fin, cuanto la licencia imagina conforme se apagan las luces. Para tanto cinismo, no era precisa tanta elocuencia.
- Marcial, Epigramas (CLIV)

Pero tras la conquista de Grecia se produce una helenización de Roma, que al calor de nuevas corrientes filosóficas, como el epicureísmo, proporcionarán una nueva visión del hombre, rompiendo con los antiguos tabúes, produciéndose una progresiva liberación sexual, donde la mujer conquistará grandes cuotas de libertad y donde primarán nuevos valores como la pasión, la belleza o la idea de amor romántico.

Porque aunque la sociedad romana tuvo unas normas morales muy estrictas en la esfera pública, en la esfera privada el ciudadano romano gozó de gran libertad, por lo que pudo dar rienda suelta a los vicios o gustos más atrevidos.

Bacchanalia - Auguste Leveque (1890-1910)
Y es que concubinas, prostitutas, esclavos y otros individuos de baja condición social, al no ser considerados ciudadanos romanos, no estaban sometidos a las mismas estrictas reglas morales, por lo que si un ciudadano romano, lograse vencer sus propios convencionalismo sociales, podría montar una orgía con individuos pertenecientes a estas categorías sociales.

Es decir, un esclavo o esclava era considerado un objeto más, que debía total obediencia a su amo, por lo que podían disponer de ellos con total antojo, incluso para satisfacer sus deseos sexuales: existen infinidad de testimonios de esclavos utilizados no sólo como esclavos sexuales al servicio de su amo, sino también dispuestos a satisfacer a alguno de sus invitados, o incluso prostituirlos abiertamente como una forma más de aumentar las rentas de su señor.

Con todo esto, no sería nada raro que aquellos patricios más libertinos realizasen auténticas orgías en sus villas, incluso como regalo para algún ilustre invitado, contratando a prostitutas o sirviéndose de sus propios esclavas o esclavos. Sólo hay que revisar los ácidos Epigramas de Marcial para descubrir todo un mundo de sexo y lujuria, incluso insinuando la transgresión de numerosos tabúes sexuales, como la homosexualidad pasiva:

No soy un adivino: pero si le duele / el pájaro a tu pequeño esclavo
y a ti, Névalo, el culo, / me hace sospechar.

- Epigramas, Marcial.


¿Pero qué pasa con los famosos banquetes?

Fresco de la Casa de los Amantes castos, Pompeya.
Sin duda alguna la idea más difícil de desenterrar del imaginario colectivo es la creencia de que los famosos banquetes romanos acababan en desenfrenadas orgías, de sexo y lujuria descontrolada. Se puede afirmar sin ningún tipo de miedo de que esta creencia es falsa, o al menos de la inmensa mayoría de banquetes.

Los banquetes no dejaban de ser una reunión de amigos, un acto social para charlar y entretenerse, claro que muchos de estos banquetes se desarrollaban en un ambiente de cierta distensión sexual, y es que el placer erótico formaba parte de la cultura romana, ya que el sexo era visto como algo positivo, al no estar ligado a ninguna idea de pecado.

Pero entonces ¿había sexo o no había sexo? Una vez descartada la participación de las castas matronas romanas en cualquier tipo de orgía, sí que era posible que un invitado se retirase a la intimidad de un cuarto con alguna esclava o liberta que le hubiese atraído físicamente, o incluso con alguna meretriz traída al banquete para tales menesteres.

Tal vez la causa de la extensión de este mito fueron los banquetes exclusivamente masculinos, aquellas reuniones destinadas a 'correrse una buena juerga', lejos de las miradas censoras de sus mujeres, banquetes regados con buena cantidad de vino, y donde la presencia de cortesanas versadas en diversas artes como la poesía, la danza o la música erotizaban la velada...

Las miradas y las insinuaciones irían dando paso a caricias y besos, los poemas más líricos y hermosos se irían tornando en poemas y canciones burdas y subidas de tono, los bailes sensuales se convertirían en auténticos striptease, y finalmente cuando los efluvios de Baco impregnasen el corazón y las almas de esos hombres, las escenas de sexo también harían acto de presencia, por lo que, sí que es muy probable, que terminasen en auténticas orgías de sexo en grupo, donde cada hombre daba rienda suelta a sus pasiones, tal y como muestran algunas pinturas de Pompeya, Herculano y Stabia.

Viñeta con orgía del cómic 'Astérix en Helvecia'.

Las orgías imperiales

Pero si alguien ha dado fama a las orgías romanas fueron los excesos de la gran mayoría de sus emperadores, excesos que nunca sabremos si se deben más a la pluma excesiva de vengativos historiadores o responden a una realidad.

Y es que historiadores como Tácito o Suetonio, no dudaron en retratar a numerosos emperadores como tiranos y perversos sexuales, incluso a sus esposas e hijas (Mesalina, Claudia) a los que se les atribuyen la transgresión de todos las tabúes romanos: felaciones, incestos, sodomía, cunnilingus, travestismo y como no orgías!

Un poder ilimitado sumado a la crisis moral y de valores que vivía la sociedad romana en los primeros siglos del Imperio fue el caldo de cultivo ideal para que el sexo, la lujuria y la promiscuidad se extendiese a las capas más altas de la sociedad romana. Y tal vez, aquí se esconda, la realidad de las tan famosas orgías romanas, en el binomio poder y sexo, ya que es fácil rastrear a lo largo de la historia numerosos ejemplos donde aquellas personas que han acumulado poderes absolutos se han atrevido a satisfacer sus fantasías sexuales más atrevidas y salvajes.

'Romanos de la decadencia', Thomas Couture.


Así Tiberio, cansado del ejercicio del poder, pasó sus últimos años retirado en su fantástica villa de la isla de Capri, lejos de las ambiciones y las envidias de la ciudad eterna.  Aunque Suetonio nos dice que en su retiro se dedicó "a favor de la soledad y lejos de las miradas de Roma, entregose finalmente sin freno a todos los vicios que hasta entonces, y aunque torpemente, había disimulado"


Por lo que pronto empezaron a correr toda clase de rumores y chismes sobre lo que allí ocurría donde según cuentan tenía: "un grupo de muchachas, de jóvenes y de disolutos, inventores de placeres monstruosos (...) formaban allí entre sí una triple cadena, y entrelazados de este modo se prostituían en su presencia para despertar, por medio de este espectáculo, sus estragados deseos".

Villa Jovis en Capri
Aunque fue su sucesor, Calígula, el que se lleva el dudoso honor de ser el Emperador más depravado de todo el Imperio, desde el momento de su coronación no dejó de celebrar fastuosos banquetes donde comida, sexo, danza y música se entremezclaban sin pudor alguno. Según las diversas fuentes estas fiestas imperiales derivaban en orgías colectivas, donde se mezclaban patricios y esclavos, que bajo los efectos del alcohol y otras drogas, realizaban todo tipo de actos sexuales.

Según avanzaba su reinado, sus problemas mentales también fueron agravándose, por lo que sus excentricidades y comportamientos desquiciados se multiplicaron: tomaba a su antojo a las mujeres de sus invitados, mantuvo relaciones sexuales con sus hermanas, casándose con Drusila, su hermana  favorita, incluso llegó a nombrar cónsul a su caballo.

Ponemos como último testimonio a Mesalina, la joven esposa de Claudio que murió ejecutada a los 24 años por orden de su propio marido, harto de sus corruptelas, intrigas y escándalos sexuales de toda índole. Se la acusó de organizar orgías, de participar en ritos paganos donde el desenfreno sexual era la regla e incluso se prostituyó en los burdeles más sórdidos de Roma, volviendo de madrugada al Palacio Imperial. Conocida es la leyenda de su apuesta entre ella y la prostituta más conocida de la ciudad, Escila, para ver quién lograba satisfacer más hombres, concurso que ganó la emperatriz, dándole placer a diferentes hombres durante varias horas más.



Conclusión

En este primer viaje hacia la historia de las orgías podemos diferenciar dos períodos, un primer período donde estas orgías están marcada por su componente mágico, ritual; y un segundo período, donde el peso de la religión desaparece y simplemente estas prácticas de sexo en grupo pasan a practicarse por puro placer hedonista.

La segunda conclusión que queremos dejar reflejada es la dificultad para discernir cuánto hay de mito y cuanto de realidad en las famosas orgías romanas, ya que a pesar de contar con múltiples testimonios es difícil pensar que siglos de rígida moral sexual puedan borrarse de un plumazo.

Tal vez la mejor forma para analizar este enigma histórico sea hacer una pequeña comparación con nuestra realidad, ya que a pesar de que hoy en día vivimos en una sociedad cada vez más abierta respecto a todo lo relativo al sexo ¿cuántos de nosotros ha participado en una orgía? ¿realmente participarías?¿por qué la mayoría de la gente nunca ha practicado ninguna actividad de sexo grupal?

Y es que a pesar de que el peso de la moral sexual cristiana es cada vez menor, parece que sus casi dos mil años de presencia ha configurado en nuestro subconsciente colectivo ciertas prácticas sexuales como negativas, cuando no ciertamente como completamente amorales, por lo que imaginamos que algo similar sucedería en los corazones y mentes de los hombres romanos, marcados por cientos de años de una estricta moral sexual.

Aunque a la vista de los numerosos testimonios, tanto gráficos como escritos, parece absurdo negar una realidad, que aunque menos frecuente de lo que pensamos, tuvo que darse en ciertos ambientes de excesivo lujo y libertinaje moral.

Y es que todo parece remitirse a una cuestión más relacionada con el poder y el dinero que de determinada moral imperante de una época, sólo hay que ver los paralelismo entre Tiberio y el ex-presidente de Italia, Silvio Berlusconi implicado en varias tramas de prostitución y orgías, y que al igual que el emperador italiano, se hizo edificar una lujoso villa para sus 'fiestas privadas' en la isla de Córcega.


Bibliografía

Alberto Angela, Amor y sexo en la Antigua Roma, La esfera de los  libros, 2012

Jean-Noel, R.; Eros romano: sexo y moral en la Roma antigua, Ed. Complutense, 1999.

Grimal, P.; El amor en la Roma antigua, Paidós Ibérica, 2000.

http://www.galeon.com/culturaarcaica/orgiabaston.htm


domingo, 13 de diciembre de 2015

Fernando VII y su gran sable

Sexo y Corona: Los escándalos sexuales de las monarquías europeas

Monarquía Hispánica:
Alfonso XIII: El rey del porno (1886-1941)
Isabel II: Un reinado repleto de escándalos (1830-1904)
Fernando VII: El gran sable (1784-1833)
Felipe IV: El rey adicto al sexo (1605-1665)

Monarquías Europeas:
Catalina la Grande

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Si por algo destacaron nuestros monarcas en el siglo XIX fue por convertir el palacio real, en una (y perdón por la expresión) auténtica casa de putas, y ¡no!, no exageramos... durante todo este siglo gobernaron reyes y reinas, pero también amantes de reyes y amantes de reinas, donde personas de toda clase y condición opinaron e intervinieron sobre asuntos de Estado, desde generales advenedizos, pasando por religiosos piadosos, políticos corruptos y todo tipo de representantes del pueblo llano, desde cortesanas hasta panaderos.

Dentro de este convulso siglo, con tan malos y nefastos gobernantes, el que se lleva la palma, sin duda alguna, es el infame Fernando VII, considerado como el más inepto, inútil e incapaz de todos los regentes que le ha tocado sufrir a nuestro país.

Pero dejando al lado su faceta política, Fernando VII también destacó en otro rasgo característico de los Borbones, su enfermiza obsesión por el sexo, una lujuria incontrolada que como ya vimos en anteriores post heredaron tanto su hija, Isabel II, como su bisnieto, Alfonso XIII.

Retrato de Fernando VII.
El 'gran sable' de Fernando VII

El principal mito sexual acerca de Fernando VII es el descomunal tamaño de su miembro viril, hecho que le acarreó numerosos problemas a sus sucesivas esposas. Este gran tamaño se debía a una enfermedad conocida como macrosomía genital, derivada de la costumbre borbónica de contraer matrimonio con familiares consanguíneos. Y para que se hagan una idea de su 'monstruoso' aspecto les dejamos la descripción que hizo del mismo el escritor francés Prosper Mérimée: "Fino como una barra de lacre en su base, y tan gordo como el puño en su extremidad, además tan largo como un taco de billar".

Este problema no era asunto baladí, ya que la falta de descendencia acarreó un grave problema de Estado. Y es que el enorme tamaño del miembro fue la causa de que sus tres primeras mujeres sufrieran numerosos abortos  y desgarros vaginales, incluso circuló el rumor que la muerte de su segunda esposa fue a causa del aborto provocado por dichos desgarros. Por todo ello, sus médicos idearon una almohadilla circular con un agujero en medio para que hiciese de tope y no penetrase tan profundamente a sus esposas en sus arrebatos amatorios.


Reconstrucción de la almohadilla para el pene.

También era comidilla de todo el reino la afición del rey a frecuentar las tabernas y prostíbulos de los bajos fondos madrileños, correrías nocturnas que no se esforzaba mucho en disimular. Partía del Palacio de Oriente por una pequeña escalinata secreta, que aún hoy en día es conocida como la "fernandina", siempre acompañado de un nutrido séquito, formado por gente de toda clase y condición, para acabar en locales tan poco recomendables como el prostíbulo de Pepa la Malagueña, donde según cuenta la leyenda alardeaba de las doncellas que había desflorado en Palacio con su 'gran sable'. Por lo que no nos debe sorprender que pronto circulasen coplillas en su honor cantado sobre sus 'virtudes'.

Los matrimonios de Fernando VII

El problema fisiológico de Fernando VII, como decimos, trascendió a la política, tanto nacional como internacional, ya que sus tres primeras esposas no pudieron darle descendencia a causa de lo complicado de las relaciones con el Monarca. Pero los rumores sobre la ajetreada vida sexual de Fernando VII no acaban aquí, sus cuatro matrimonios también estuvieron salpicados de escándalos de todo tipo, especialmente los episodios relativos a las noches de boda:


María Antonia Borbón
Dos Sicilias
Primera boda: El despertar de la lujuria

Su primera boda fue con 17 años y se casó con su prima hermana, María Antonia Borbón Dos Sicilias, en 1806. El pobre príncipe se presentó a la noche de boda sin que nadie le hubiese dado ninguna noción básica sobre sexualidad, por lo que a la hora de consumar no sabía muy bien qué tenía que hacer. Su flamante esposa, algo más instruida en estas labores se despojó de sus ropajes para dejarle hacer, aunque lo único que consiguió fue que el heredero al trono se lanzase a lamer sus pechos cual lactante. Una vez "saciada su sed" y pensando que ya había cumplido con su deberes matrimoniales se retiró a sus estancias.

Y así pasaron varios meses, sin que ninguno de los dos esposos pusiese fin a esta situación. María Antonia hastiada, por la repulsión que le provocaba su nuevo marido, tampoco tuvo mucho interés por enseñarle los secretos del sexo femenino. Otros autores, algo más benignos, apuntan que este matrimonio no se pudo consumar hasta un año después debido al retraso en el desarrollo hormonal de Fernando.

Finalmente esta situación, siendo ya la comidilla de toda la Corte, llegó a oídos de su padre, el rey Carlos IV, que rápidamente tomó cartas en el asunto, instruyendo a su vástago en todo lo relativo al sexo, y de qué manera! a partir de esas lecciones nuestro futuro rey se convirtió en todo un semental, y pronto la princesa quedó embarazada. Aunque la princesa, débil de salud y tras sufrir dos abortos, murió de tuberculosis en 1806.

Segunda boda: El rey de los prostíbulos

María Isabel de Braganza.
Su segundo matrimonio, con su sobrina María Isabel de Braganza, tampoco tuvo mucha mejor fortuna. Y es que la nueva reina, nacida en Lisboa, de cuerpo rollizo, ojos saltones y expresión bobalicona, pronto fue el blanco de las burlas del pueblo español, que a otra cosa no!, pero a mala leche no le gana nadie, por lo que el día de su boda fue recibida con la cantinela de: "Fea, pobre y portuguesa, ¡Chúpate esa!"

La princesa poco agraciada y con numerosos problemas para mantener relaciones sexuales con el rey, nunca fue del agrado del monarca, por lo que prefirió apaciguar su fogosidad en los burdeles madrileños. Cuenta la leyenda que la reina harta de las escapadas nocturnas del rey, una madrugada le esperó en las escaleras de palacio vestida a la manera de las prostitutas madrileñas, ocasión que no desaprovechó nuestro fogoso monarca para tomarla allí mismo.

Aún con todo esto, la reina fue capaz de dar a luz una niña, que muy débil de salud solo vivió cuatro meses. Su siguiente embarazo, un año después, acarreó peores consecuencias, ya que madre e hija murieron en un terrible parto anticipado, como terriblemente cuenta el cronista Wenceslao Ramírez de Villaurrutia: "hallándose en avanzado estado de gestación y suponiéndola muerta, los médicos procedieron a extraer el feto, momento en el que la infortunada madre profirió un agudo grito de dolor que demostraba que todavía estaba viva".

  
Tercera boda: La peor noche de bodas de la historia

María Josefa Amalia.
Su tercer matrimonio fue aún más esperpéntico, su mujer María Josefa Amalia de Sajonia, una joven de apenas 15 años y criada en un convento entre monjas y rosarios, sólo conocía del sexo aquello que le habían contado las monjas, por lo que todo lo que sabía sobre el sexo era que un acto pecaminoso y vergonzante.

Por lo que la pobre reina esperaba la noche de bodas con auténtico pavor, más aún, cuando el lascivo rey, un hombre veinte años mayor que ella, atraído por la gran belleza de su nueva joven esposa, se abalanzó sobre ella sin ningún tipo de recato. Cuentan que la pobre reina, muerta de miedo, se hizo sus necesidades encima, hecho que llenó de asco al rey, que salió en estampida de la habitación.

La situación no mejoró en los meses siguientes, la beata reina se negaba a cometer ese terrible pecado que condenaría su alma eternamente (imaginamos que el enorme tamaño del falo real también le ayudó a tomar dicha postura); por su parte, el rey harto de que su mujer se negase a consumar el matrimonio le escribió una misiva al Papa para que le concediese la anulación del matrimonio.

Por fin, y tras mediar la Santa Sede asegurando la salvación del alma de la reina, la puritana dama accedió a consumar el matrimonio, eso sí! siempre rezando un rosario antes de cada acto. Aunque imaginamos que a pesar de los rezos, los contactos entre los reyes fueron escasos, porque a pesar de sus más de 10 años de matrimonio, la reina nunca quedó embaraza, muriendo finalmente de fiebres en su Palacio de Aranjuez en 1829.


Cuarta boda: ¡Mi reino por una almohadilla!

Reina María Cristina.
La falta de descendencia de un ya maduro Fernando VII era un evidente problema de Estado, ya que su hermano Carlos María Isidro de Borbón conspiraba en la sombra para hacerse con el trono, por lo que se le buscó una nueva esposa al rey felón. La elegida fue su sobrina María Cristina de las Dos Sicilias, quien conocedora de los problemas que habían arrastrado las anteriores esposas de Fernando VII por el tamaño de su pene, y sabedora, que tenía que quedar pronto encinta, rogó a los médicos de Palacio que buscasen un solución eficaz.

La mejor solución que encontraron los médicos fue la almohadilla perforada que hacía de tope durante el coito y aunque fue un remedio algo artesanal parece que fue bastante efectivo, ya que, la reina María Cristina pronto quedó embarazada de nuestra futura reina Isabel II, al que siguió un segundo embarazo de otra niña, Luisa Fernanda.

Poco tiempo después Fernando VII morirá, quedando como regente su mujer María Cristina, que intentará por todos los medios que su hija Isabel herede la Corona frente a los derechos dinásticos de su tío Carlos. Aunque los escándalos sexuales no terminarán con la muerte del rey, ya que tanto la reina regente como su hija Isabel II, seguirán protagonizando escándalos sexuales de todo tipo.

Aunque eso ya es otra historia....




sábado, 5 de diciembre de 2015

Orgías en la Historia III: Grecia

 Orgías en la Historia:
- Introducción y Prehistoria
- Antiguo Egipto
- Grecia
- Roma
- Edad Contemporánea (en preparación)

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Seguimos avanzando en el tiempo para adentrarnos en el estudio de las orgías a lo largo de la historia. Esta semana nos detenemos en la Grecia clásica, ya que es en esta cultura donde se origina uno de los cultos orgiásticos más conocidos universalmente... las famosas orgías dionisíacas. Unas orgías realizadas en honor al dios Dionisio y famosas, no sólo por la posterior adaptación del culto que hicieron los romanos, con sus famosas bacanales, sino por haber sido una fuente de inspiración constante tanto para artistas como para literatos.

En este post nos centraremos exclusivamente en el culto al dios Dionisio en la Grecia Clásica, un culto, que aunque tardío, llegó a ser enormemente popular en toda Grecia, y donde las mujeres tuvieron una especial relevancia a la hora de su celebración, ya que ellas fueron las protagonistas de las famosas Orgías Dionisíacas.

El porqué de la importancia de las mujeres en este culto se explica porque según el mito, durante el viaje de Dionisos a las tierras orientales fue acompañado de un séquito formado por Silenos, Sátiros y Ménades, estas últimas eran mujeres que danzaban y gritaban al son de flautas y tambores, como personificación de las fuerzas orgiásticas de la naturaleza.

Pero antes de descubrir que hay de cierto en esas famosas orgías de sexo, alcohol y desenfreno realizadas en honor al dios del vino, nos gustaría acercarnos brevemente al origen de este culto, con un gran componente mistérico y ancestral; a su celebración, que iba mucho más allá de las famosas orgías; y especialmente a su significado, que nos ayudará a entender el concepto de orgía, muy alejado del carácter hedonista que le damos actualmente.

N. Poussin, The Triumph of Pan.
National Gallery, London

Origen del culto

El origen de este culto se pierde en la noche de los tiempos, algunos investigadores opinan que hunde sus raíces en las primeras sociedades matriarcales, asimilando los ritos y cultos de la Gran Diosa que dominó el mundo mediterráneo, otros apuestan que surge por sincretismo entre alguna deidad griega de la naturaleza y un dios más poderoso proveniente de las tierras de Tracia o Frigia, también están aquellos que le dotan de un origen egipcio, por su similitud con el viaje de dios Osiris a la India y su posterior retorno.

La mitología clásica nos dice que estas fiestas fueron introducidas en Grecia por Orfeo para celebrar la vuelta de Dionisio de su viaje hacia las Indias.


Fiestas Dionisíacas o Dionisias

Bacante - Bernhard Rode (1785)
Aunque originalmente este culto fue considerado como un culto extranjero, poco a poco, fue alcanzando gran popularidad en toda Grecia hasta convertirse en uno de sus festivales más famosos y populares.

En la región del Ática se celebraban dos festivales anuales en su honor: Las Dionisias Rurales celebradas en Diciembre y las Grandes Dionisias celebradas en Atenas durante el mes de marzo.

Durante estas fiestas, famosas por sus representaciones teatrales, se realizaba una procesión donde se portaba la imagen del dios hasta su templo. En este desfile participaban tanto hombres como mujeres, y durante la procesión se portaban algunos de sus elementos más representativos como jarras de vino, hojas de vid, hiedras, cestos con serpientes y ramas de sarmiento...

Siguiendo a este grupo iban los falóforos y los italóforos, los primeros portaban en procesión un gran falo mientras entonaban cantos explícitos, los segundos vestidos como mujeres imitaban los pasos de los borrachos.

Cerrando la comitiva estarían las bacantes, mujeres ataviadas como las míticas ménades, cubiertas sólamente con pieles de animales, ciñendo una corona de vida o de hiedra y portando varas con una piña en su punta.

Las conocidas orgías se celebrarían por la noche, donde matronas y doncellas iban en procesión a montes solitarios o a algún claro escondido entre los agrestes bosques, donde durante varios días, sin contacto con hombre alguno, se lanzaban a un desenfreno místico sostenido por la ingesta de alcohol y/o plantas alucinógenas.

Pero antes de adentrarnos en más detalles sobre estas orgías es necesario conocer el significado real de este tipo de cultos, ya que así podemos comprender el porqué de la existencia de estas orgías.


El significado del Culto a Dionisos

Su culto, de gran popularidad, se oficializó en las principales ciudades griegas allá por el siglo V a.C., su éxito se basaba en que era un culto liberalizador del individuo, con cierto mensaje de rechazo a los convencionalismos sociales y con un alto grado de igualdad social.

Y es que si por algo destaca este dios es por su dualidad: Es la muerte y la resurrección, la vida y la muerte, puede ser portador de oscuridad pero también de luz, es divino pero también es el más humano de todos los dioses del Olimpo. Es el delirio pero también la extrema lucidez. Por todo ello, es un dios oscuro, salvaje, misterioso, irracional.

Su culto está rodeado de misterios y leyendas. Era un culto mistérico, con varios grados de iniciación, con juramentos para salvaguardar el secreto y la unidad sagrada del grupo. Se celebraba en recónditos bosques o en lo alto de solitarios montes, donde iban respetables madres y esposas para convertirse en las Bacantes del dios, sumergiéndose en un orgía de alcohol, misticismo y drogas, donde confluían ancestrales ritos de fertilidad, y aunque sus rituales se habían moderado, aún se escuchaban escalofriantes rumores sobre un culto aún más primigenio y salvaje que se seguía ejerciendo en tierras orientales.

Mediante este culto se pretendía conseguir la purificación del cuerpo y del espíritu, volver a un estado incivilizado para conseguir la liberación del individuo y alcanzar la paz interior. Por ello, estos ritos trasgredían las leyes de los hombres, ya que las leyes aprisionan al ser humano; hay que volver al estado animal, al inicio de la humanidad, la naturaleza salvaje frente a la polis ordenada de los hombres.

La danza de las Bacantes, Charles Gleyre (1806-74)

Por eso el rito contenía elementos primitivistas y bárbaros, como el sacrificio de animales vivos, el descuartizamiento de carneros y la ingesta de carne cruda, ya que representan el rechazo a la tecnología humana, al progreso, renunciando al fuego de Prometeo para volver al estado de comunión total con la naturaleza.

Las bacantes bailaban danzas frenéticas al amparo de la noche, completamente desnudas, al son de flautas y timbales, entrando en salvajes trances y éxtasis. Las oficiantes más antiguas ofrecerían vino a sus compañeras y posiblemente también les proporcionaban placer a las más jóvenes, por lo que seguramente estas explosiones dionisíacas acababan con orgías femeninas, ya que el sexo es una poderosa fuerza primigenia, salvaje, llena de fuerza y locura, de magia.

El éxito de este tipo de asociaciones secretas de mujeres se ha atribuido a que fueron una válvula de escape del tradicional machismo bajo el que vivían las mujeres en la antigüedad, rompiendo con algunas de las prohibiciones a las que estaban sujetas por su condición de mujer, como beber vino y quizá también disponer libremente de su cuerpo y de su sexualidad.
 

Las Bacanales romanas 

Aunque en el siguiente post hablaremos de las orgías en la sociedad romana, creemos que es necesario explicar, aunque sea brevemente, la pervivencia de estos ritos dentro de la cultura latina.

Este culto, como ya vimos en este post, se extendió por tierras itálicas con la II Guerra Púnica, aportando elementos mucho más cercanos y “humanizadores” para algunas capas de la sociedad, sobre todo en ambientes rurales.

La principal diferencia con el culto griego es que tras el liderazgo de Paculla Annia, se permitió la iniciación en el culto a los hombres  adolescentes de menos de veinte años, aunque la prohibición de participar en la Bacanales seguía vigente para el resto de hombres

Pero pronto surgieron acusaciones de asesinato y de orgías criminales ideas relacionadas con una mala interpretación de sus ritos, muy similar al de otras muchas sectas, donde se simboliza la muerte del iniciado y su resurrección como nuevo miembro del grupo. Imitando la muerte de Dioniso a manos de los Titanes y su posterior resurrección. 

The Death of Orpheus (Bacchantes) - Lovis Corinth
Por lo que en el 186 a.C., las autoridades de Roma lanzaron la primera gran persecución religiosa del Imperio romano contra los adeptos del dios Baco, acusándolos de cometer actos inmorales y de brujería durante sus ritos nocturnos. 

Aunque los verdaderos motivos de su persecución fue que estos cultos agrupaba a los marginados de la sociedad romana: esclavos, mujeres, extranjeros, que representaban una formación social nueva, un culto extranjero, que escapaba al control del Estado, y lo que es incluso más grave, era un brote de rebelión ante autoridad y supremacía masculina, que representaba el Pater Familias, una subversión al sistema social establecido que no se podía tolerar. 

Posteriormente en tiempo del Imperio se retomaron estos cultos báquicos pero perdiendo su significado original, ya que bajo el influjo del epicureísmo y el hedonismo su celebración fue una excusa para celebrar banquetes y ¿orgías sexuales?, y las imágenes relacionadas con el mundo báquico se hicieron realmente populares, poblando buena parte del mundo iconográfico romano.

P. Picasso, Bacanal de Poussin.



Bibliografía

López Puertas, G.; El mensaje liberador de Dioniso en las Bacantes de Eurípides,  Espéculo: Revista de Estudios Literarios, Nº. 28, 2004-2005.

http://www.taringa.net/posts/info/900590/Dionisos-vino-y-orgias-lesbicas-megapost.html
http://sololasbrujastienenollas.blogspot.com.es/2010/12/dionysos-dios-de-las-mujeres.html

sábado, 28 de noviembre de 2015

Prostitución en el Antiguo Egipto

1.- Introducción 

La cultura egipcia siempre fue mucho más recatada y pudorosa a la hora de hablar de su sexualidad que las posteriores culturas griegas y romanas, por lo que los testimonios sobre la prostitución son escasos, o son muy tardíos o son relatos de autores extranjeros.

Esta escasez de fuentes testimoniales directas sumado a la viva imaginación de algunos autores grecolatinos, nos puede dar una imagen algo alterada del fenómeno de la prostitución en Egipto, convirtiéndose en un tema algo controvertido.

A todo ello, hay que sumar la traducción de un lenguaje tan simbólico como el jeroglífico, hecho que puede dar lugar a muy distintas interpretaciones de un mismo texto.

Por otro lado, tenemos todo lo relativo al tema de la prostitución sagrada, tema que dejaremos aparte, ya que creemos que este fenómeno merece un post especial. Aunque algo ya adelantamos cuando hablamos de las orgías en el Antiguo Egipto; por lo que en este post nos centraremos exclusivamente en la prostitución de carácter más mundano.

Y es aquí donde surgen numerosos interrogantes: ¿cuándo empezó? ¿era legal? ¿cómo era considerada socialmente? ¿qué clase de mujeres eran prostitutas? ¿era un cuerpo social especial? o ¿cualquier mujer soltera o adúltera podía ejercer la prostitución como medio de supervivencia? El papel de las esclavas en materia sexual es otro de esos grandes tabúes que la historiografía casi nunca se atrave a abordar ¿estaban obligadas a otorgar placer sexual a sus amos? ¿la posibilidad de tener una concubina dentro del matrimonio minimizaría la existencia de la prostitución?


2.- Las prostitutas en Egipto ¿cómo eran?

Viñeta del Papiro Erótico de Turín.
En el Antiguo Egipto las prostitutas eran conocidas bajo el nombre nada sutil de 'Kat Tahut', y decimos esto porque 'Kat' significa literalmente vulva y 'Tahut' problablemente prostituta. Estas mujeres siempre aparecen representadas mediante elementos con una significativa carga erótica como pueden ser las pelucas, la flor de loto o la cerveza, y en actividades estrechamente vinculadas con el erotismo, como pueden ser la danza y la música.

Esta estrecha relación entre erotismo, magia, fertilidad, sexualidad, religión y música ha hecho que los investigadores duden sobre el papel de la prostitución en el Antiguo Egipto. Por lo que no están muy claros los límites que separaban a una prostituta, de una danzarina o de una sacerdotisa. Y es que se podría decir que aunque todas las meretrices eran mujeres artistas, no todas las mujeres artistas serían meretrices.

Todo ello ha llevado a comparar la figura de las prostitutas egipcias con la de las hetairas griegas, es decir mujeres con una elevada formación cultural y tratadas con cierta consideración y respeto.

 
3.- La prostitución durante el Imperio Antiguo  

Aunque podemos imaginar que el fenómeno de la prostitución se remonta a tiempos inmemoriales, los testimonios sobre su existencia antes del Reino Nuevo (1550- 1069 a.C.) son escasos y algo ambigüos.

Un primer testimonio sobre la prostitución en el Antiguo Egipto antes del Reino Nuevo nos lo ofrece el historiador griego Heródoto, que se remonta en el tiempo para relatar que el faraón Keops (2570 a.C.) para construir su gran pirámide no dudó en explotar a todo su pueblo hasta límites extremos, llegando incluso a obligar a su hija a prostituirse para recaudar fondos:

"Quéops llegó a tal grado de maldad, que viédnose falto de dinero, colocó a su propia hija en un burdel y le ordenó que se hiciese con una cantidad."

Según prosigue el mismo relato, la hija de Keops decidió pedir además un bloque de piedra tras cada encuentro, con lo que se aseguró la construcción de una pirámide de 50 metros de base y 30 metros de altura.

Un testimonio más directo, y algo más fiable que el relato de Herodoto, es un pasaje del 'Libro de los muertos', donde a la frase "no he tenido comercio con una mujer casada", puede ser interpretada de diversas formas: por un lado, como una justificación de no haber cometido adulterio, aunque otros autores apuntan a que es un justificación de no haber mantenido sexo con una prostituta.


J.M. Collier,
Las sirvientas del Faraón
4.-La prostitución durante el Imperio Nuevo

Como ya dijimos anteriormente la escasez de testimonios que nos hablen directamente de la prostitución y la ambigüedad de algunos de estos datos han provocado un largo debate sobre la figura de las prostitutas en el Antiguo Egipto, incluso algunos autores han llegado a afirmar que la prostitución no existió tal y como la conocemos hoy en día.

Pero como veremos a continuación contamos con varias evidencias claras que vendrían a confirmar la existencia de la prostitución en el Antiguo Egipto:

- Papiro erótico de Turín
- Las Casas de la Cerveza
- Ciudades con prostíbulos


4.1.- Papiro Erótico de Turín

Sin duda alguna el mejor testimonio sobre la existencia de la prostitución en el Antiguo Egipto es el Papiro erótico de Turín, fechado a finales del Imperio Nuevo. No nos extenderemos mucho sobre él, ya que este documento único se merece un post en exclusiva, por lo que sólo destacaremos algunos detalles estrechamente vinculados con el tema de la prostitución.

El papiro está dividido en dos franjas, la superior, la más divulgada y políticamente correcta, narra varias fábulas a través de distintas ilustraciones de animales. La inferior, censurada y oculta durante mucho tiempo, muestra 12 viñetas "pornográficas", donde diversas parejas retozan en las más diversas posiciones sexuales. Este papiro tiene un claro carácter satírico-humorístico.

Reconstrucción coloreada del Papiro erótico de Turín

Esta franja inferior es la única representación conocida del interior de un prostíbulo del Antiguo Egipto, ya que las escenas transcurren en el interior de un prostíbulo de Tebas. Este papiro vendría a confirmar la vinculación de muchos de los elementos anteriormente mencionados con el mundo de la prostitución:

- Por un lado, las casas de la cerveza como lugares de prostitución, ya que muchas de las viñetas eróticas aparecen regadas con jarras de cerveza.
 - Por otro lado, el papiro muestra como estas meretrices se preparan para sus encuentros amatorios: se acicalan sus pelucas, se pintan los labios, se perfuman.
- Finalmente se representan varios símbolos relacionados con el erotismo y la sensualidad: las flores de loto, los instrumentos musicales, ...

4.2.- Casas de la Cerveza

Las casas de las cerveza, aunque muchas veces se han identificado con prostíbulos, creemos que no todas funcionarían como tal, ya que algunas de ellas estarían más próximas a nuestro concepto moderno de bar. En este lugar se reunían hombres y mujeres para beber y charlar, y es que uno de los grandes logros de la civilización egipcia fue la libertad e igualdad de derechos de los que gozaban las mujeres.  Por lo que, las mujeres eran libres de disfrutar de su vida social como ellas quisieran.

Incluso en una tumba tebana se ha encontrado un grabado de una mujer ebria que vomita mientras es atenida por una sirvienta, por lo que podemos afirmar, que las mujeres también se emborrachaban en estas Casas de la Cerveza.

Grabado de tumba tebana.

Todo ello, no implica que en las casas de la cerveza no se ejerciese la prostitución, ya que el ambiente relajado y distendido de estos locales facilitaría dichos encuentros. Podemos suponer, que a medida que avanzaba el día, el ambiente se iría cargando, las personas más decentes se retirarían a sus hogares, mientras soldados, camorristas y juerguistas seguirían bebiendo hasta bien entrada la noche, entre espectáculos de música y danza.

Incluso es probable que existieran diferentes tipos de casas de la cerveza, algunas de carácter más "familiar" y otras dedicadas exclusivamente a la prostitución. Esto hizo que estos locales alcanzasen mala fama: alcohol y meretrices en busca de clientes hacían de estas casas de la cerveza un lugar poco apropiado para jóvenes y con los que andarse con mucho cuidado.

Así contamos con numerosos escritos que advierten de los peligros de estas Casas de la Cerveza, no sólo por el peligro de emborracharte:

"No te dejes llevar a beber cerveza
Puesto que cuando hablas, entonces
Lo contrario de lo que piensas sale por tu boca"

Sino también por el peligro de dejarte arrastrar por los placeres de esta vida ociosa, descuidando los estudios o las labores agrícolas:

 "Me dicen que descuidas la práctica de la escritua, 
Y que te abandonas a los placeres.
Vas de taberna en taberna,
La cerveza te quita todo respeto humano.
Pierde tu ánimo.
Eres como un timón roto."


Y es aquí, donde entran algunas de las evidencias más claras sobre la existencia de la prostitución, las advertencias sobre el peligro de caer en la redes de estas "mujeres de vida alegre":

"Aquí estás, sentado en la taberna,
rodeado de mujeres de vida alegre
Deseas desahogarte
Y seguir con tu placer...

Hete aquí frente a una mujer,
anegada de perfume,
Con una guirnalda de flores en torno al cuello,
Tamborileando sobre tu vientre."


4.3.- Ciudades con prostíbulos

Como ya hemos reflejado alguna vez en este blog, allá donde hay una concentración grande de hombres, allí hay prostitutas. Ya vimos con anterioridad como los grandes ejércitos, muy a menudo, eran seguidos en la distancia por un grupo muy heterogeneo de gentes de toda clase y condición, donde especialmente destacaban los grupos de prostituas.  Por todo ello, no nos puede extrañar la presencia de prostíbulos en poblados y ciudades de todo tipo: desde poblados de obreros como Deir el-Medina hasta en grandes ciudades como Menfis. 

Deir el-Medina: La arqueología como fuente de información...

Por suerte no sólo contamos con fuentes las fuentes escritas para poder analizar el fenómeno de la prostitución. La arqueología también nos puede brindar valiosa información, y la ruinas de Deir el-Medina son su más claro exponente.

Este poblado, situado junto a la entrada del Valle de las Reinas, y no muy lejos del de los Reyes, fue el más próspero poblado de artesanos y obreros del Antiguo Egipto, y entre sus ruinas se ha podido identificar los que parecen los restos de un burdel (Casa de la Cerveza) de enorme dimensiones, y no sólo eso, la propia necrópolis de la ciudad tiene una zona concreta donde sólo hay enterradas mujeres, o mujeres con sus hijos. Esto nos podría indicar que estas mujeres segregadas fuesen las prostitutas que vivieron en el enorme prostíbulo de Deir el-Medina.

Set Maat "El lugar de la Verdad": Ruinas del poblado de artesanos, actualmente Deir el-Medina. 

Menfis, la ciudad de los placeres

Si un poblado de obreros albergaba un prostíbulo de grandes dimensiones ¿qué no depararían las grandes ciudades egipcias? Un bello poema egipcio nos retrata Menfis como una ciudad de placeres:

"Yo parto para el norte, por la galera como remero asalariado [...] Yo voy a Menfis y diré a Ptah que administre justicia: ¡Dame una joven [hermana] esta noche! El río es de licor, Ptah está en las rosas, Sekmet en als hojas de loto, Iaret en los botones y Béfertum en el cáliz que se ensancha [...] es la alegría que ilumina la tierra con su elleza y Menfis es una ofrenda de mandrágoras puestas ante Ptah, el de la bella cara"

Náucratis: una colonia griega con mucho vicio...

Esta colonia griega, fundada (en el siglo VII a.C.) ,con permiso del faraón en pleno delta del Nilo fue conocida en Grecia por sus prostitutas de lujo. La propia poetisa Safo acusó a una cortesana de lujo, aunque de origen heleno, llamada Rodopis, de robar las riquezas de su hermano, un rico comerciante griego asentado en esta ciudad.

Este testimonio nos puede abrir algún interrogante sobre el origen y la procedencia de las prostitutas, ya que algunos autores han defendido que la mayor parte de las prostitutas serían esclavas asiáticas o europeas.

De cualquier forma, todos estos testimonios nos vendrían a confirmar la existencia de estas Casas de la Cerveza por todo lo largo del Nilo.

Fresco de tumba Tebana.

5.- Sobre la consideración social de las prostitución...

Como pase en todas las culturas del mundo la prostitución parece ser un mal menor, condenada moralmente, aunque aceptada como una válvula de escape de posibles tensiones sociales. En Egipto la prostitución parece regirse por códigos morales similares, ya que encontramos varios testimonios que parecen orgullecerse de no haber tenido contacto con ningún tipo de prostituta.

Otro testimonio similar nos lo ofrece la "Carta a la esposa muerta", donde el viudo dice a su esposa: "Yo he pasado tres años viviendo [solo] sin entrar en una casa [de la cerveza], ya que no es correcto que uno como yo haga eso"

En algunas de las muchas 'Instrucciones', textos de carácter moralizante, también podemos encontrar advertencias sobre el peligro de las prostitutas:

 "Cuidado con las mujeres extranjeras (¿prostitutas?), cuidado con las desconocidas en la propia ciudad. No las mires cuando pasean ante ti, no hagas el amor con ellas. Una mujer sin marido es como el agua profunda cuyo rumbo se desconoce".
- Instrucciones de Ani

Aunque algunos investigadores apuntan a que estas mujeres no sufrían ningún tipo de estigma social, ya que parece ser que estas advertencias no condenan la prostitución en sí, sino el peligro de aficionarte a este tipo de placeres, alejándote de tus obligaciones diarias.

Otro punto de vista tendría que ver con la consideración religiosa de estas mujeres, a las que sí se las consideraría impuras, ya que una cultura tan profundamente religosos como la egipcia es muy probable que este tipo de mujeres estuviesen vetadas a participar en muchos de los rituales religiosos.



6.-Otros posibles rasgos identifcativos:

6.1.- Tatuajes: Dios Bes

Por lo visto hasta ahora no parece que las prostitutas en Egipto sufrieran ningún tipo de estigma social que las obligase a vestir o a comportarse de manera diferente. Aunque a partir del Reino Medio, y especialmente en el Reino Nuevo, sí que se aprecia que las mujeres dedicadas a "ciertas artes" compartían un rasgo en común... la adoración del Dios Bes, dios asociado al amor y al placer sexual.

Así pues en muchas representaciones de bailarinas y músicas veremos un pequeño tatuaje de este dios en sus muslos, lo que parece confirmar una vez más la estrecha vinculación entre algunas artes como la música y la danza con el erotismo, y seguramente también, con la prostitución.

Todo esto reforzaría la idea de que las prostitutas en el Antiguo Egipto compartirían rasgos similares con las hetairas griegas, acercándose más al concepto de cortesanas que al de prostitutas, es decir, eran mujeres versadas en muy diversas artes, que no sólo aportaban sexo, sino también compañía, entretenimiento, diversión, ...


Recipientes para vino con artista adornada con flor de loto y tatuaje del dios Bes en el muslo.
Cerámica de fayenza azul- 1400-1300 a.C.. Collection of Rijksmuseum van Oudheden

6.2.- Sexo Anal

Otro posible rasgo que nos permitiría identificar las representaciones de prostitutas sería el sexo anal, ya que algunos autores, basándose en el ejemplo de las cerámicas griegas, creen que este tipo de penetración estaría vinculado al mundo de la prostitución.

Dos argumentos podrían esgrimirse para defenser esta teoría: por un lado, las evidentes ventajas para las prostitutas de realizar este tipo de penetración, ya que evitaban quedar embarazadas.

Por otro lado, como bien indica Orriols i Llonch, este tipo de representaciones artísticas podían representar la humillación del personaje copulado o bien como una recurrente fantasía sexual de los hombres egipcios.

El pairo erótico de Turín vuelve a dejarnos algunas posibles pistas... así en la imágen mostrada más abajo vemos a un militar penetrado ¿analmente? a una prostituta. En su mano sostiene un recipiente que se ha interpretado como una posible botellita de lubricante para facilitar dicho penetración.

Viñeta Papiro Erótico de Turín,

Por último mencionar a las famosas felatrices, prostitutas especializadas en el acto de las felaciones, y cuyo signo de distinción eran unos labios pintados de color rojo bastante intenso.

BIBLIOGRAFÍA

Castañeda Reyes, J.C.; Señoras y Esclavas: El papel de la mujer en la historia social del Egipto Antiguo, Colegio de Mexico, 2010.

Manniche, L.; Sexual Life in Ancient Egypt. Kegan Paul International. London & New York. 1997.
 http://www.williamapercy.com/wiki/images/Some_Aspects.pdf

Schumann Antelme, R. y Rossini, S.; Sacred sexuality in Ancient Egypt.Teh erotic secrets of the forbidden papyrus, Inner Traditions Rochester Vermont.

Orriols i Llonch, M.; Léxico e iconografía erótica del antiguo Egipto. La cópula a tergo, Trabajos de Egiptología, Número 5/2, 2009.

http://www.egiptoantiguo.org/foro/viewtopic.php?p=37979&sid=efd738ca9314e819e4e35cbb4ff7b8b5

https://drive.google.com/file/d/0B7CWjFR47EUqY2k5MHZyVGNVY2c/view
http://www.egipto.com/cgibin/forum2004/showthread.php?t=631

http://www.egiptologia.com/mujer-en-el-antiguo-egipto/369-apuntes-sobre-las-erotica-aegyptiaca-y-la-sexualidad-en-el-antiguo-egipto.html

http://www.scoop.it/t/prostitucion-en-la-antigua-roma

domingo, 15 de noviembre de 2015

Fetichismo y Parafilias en la Antigüedad: Agalmatofilia


Fetichismos y parafilias en la Historia:

- Capítulo I: Agalmatofilia
- Capítulo II: Candaulismo

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La Agalmatofilia es una parafilia sexual que se caracteriza por el amor desmedido por las estatuas o las imágenes de arte, especialmente por aquellas que están representadas desnudas o en actitud sensual, pudiendo incluso experimentar un violento deseo físico y sexual por ellas.

Este síndrome también es conocido por «pigmalionismo», «estatuofilia», «monumentofilia» o «petrifilia»; y aparte del deseo físico hacia estas imágenes, también puede implicar el deseo de dotarlas con vida o hacer que parezcan seres vivos, recordar que en la antiguedad las esculturas se pintaban para intentar dotarlas del mayor realismo posible.

Este síndrome, aunque hoy en día, nos puede parecer bastante extraño, en la Antigüedad clásica pudo ser bastante más frecuente, ya que los grandes artistas griegos fueron capaces de dotar a un frío bloque de mármol de un realismo y una sensualidad que tuvo que despertar la admiración y el asombro de sus contemporáneos.

Buena muestra de ello son los numerosos mitos y testimonios que nos han dejado numerosos autores clásicos sobre sucesos de esta naturaleza, donde tal vez el mito de Pigmalion sea el más conocido...


PIGMALION:

La historia más conocida que relata un episodio de agalmatofilia es la del rey de Chipre, Pigmalión. Este rey buscó durante mucho tiempo una mujer con la que casarse, aunque cansado de no encontrar a la mujer perfecta, decidió abandonar dicha búsqueda y dedicar su tiempo a crear hermosas esculturas de mujeres para suplir dicha ausencia.

Una de estas escultruas, Galatea, resultó ser de tal belleza, que Pigmalión se enamoró perdidamente de ella. Una noche, y gracias a la intervención de Afrodita, soñó que la estatuta cobraba vida:

"Pigmalión se dirigió a la estatua y, al tocarla, le pareció que estaba caliente, que el marfil se ablandaba y que, deponiendo su dureza, cedía a los dedos suavemente, como la cera del monte Himeto se ablanda a los rayos del Sol y se deja manejar con los dedos, tomando varias figuras y haciéndose más dócil y blanda con el manejo. Al verlo, Pigmalión se llena de un gran gozo mezclado de temor, creyendo que se engañaba. Volvió a tocar la estatua otra vez y se cercioró de que era un cuerpo flexible y que las venas daban sus pulsaciones al explorarlas con los dedos."
- Las Metamorfosis, Ovidio.

Pygmalion de Jean-Baptiste Regnault de 1786,
Musée National du Château et des Trianons.
Cuando despertó Pigmalión se encontró con la mismísima Afrodita, que conmovida por el amor del rey hacia la estatuta de Galatea decidió cumplir sus deseos y transformarla en humana con estas palabras: "mereces la felicidad, una felicidad que tú mismo has plasmado. Aquí tienes a la reina que has buscado. Ámala y defiéndela del mal".

Aunque la versión más antigua de este mito nos la ofrece Filostéfanos, autor griego del siglo IV a.C., y cuya historia tiene un carácter mucho más mundano. En esta versión, el rey se enamora de la estatua de Afrodita situada en el santuario de Pafos, pero en este caso, ninguna estatua cobra vida, sólo la mente enferma del rey, en pleno delirio erótico, la verá como una mujer.


AFRODITA DE CNIDO:

Copia de Afrodita
de Cnido.
Aunque el caso más flagrante de agalmatofilia nos lo cuenta Plinio el Viejo en su 'Historia Natural', según narra, el famoso escultor Praxíteles esculpió dos fabulosas estatuas de Afrodita, que "adelantaba a todas las suyas y a las de todo el orde de las tierras". Una estatuta estaba velada, mientras la otra estaba completamente desnuda.

Los habitantes de la ciudad de Cos, que eran los que habían realizado el encargo, prefirieron la estatuta cubierta ya que la consideraban más pudorosa, por lo que la ciudad de Cnido o Knidia compraron a Praxíteles la versión desnuda.

La belleza de esta estatua fue tal, que pronto la ciudad de Cnido se convirtió en centro de perenigración de muchos viajeros, "hasta donde muchos habían navegado para verla". Incluso el rey Nicomedes quiso comprarles dicha estatua, a cambio de pagarles las cuantiosas deudas que la ciudad de Cnido tenía, pero sus habitantes se negaron, ya que gracias a ella, la fama de la ciudad se estaba extendiendo por todo el mundo griego.

Así Plinio nos ofrece un primer testimonio de contacto sexual entre un hombre y esta estatua:

"El templete donde estaba colocada estaba abierto por todas partes para que pudiera verse desde cualquier ángulo la efigie de la diosa, esculpida, según se creía, con el favor de ella misma. La admiración que producía no disminuía desde ningún punto. Dicen que uno, que se había enamorado de ella, se escondió durante la noche y la abrazó fuertemente, y la mancha dejada sobre ella fue el indicio de su pasión."
- Plinio el Viejo, Historia Natural, XXXVI, 20-21


Luciano de Samosata, en su 'Erotes' o 'Amores' también nos ofrece una versión similar de estos hechos. Primero nos cuenta como uno de los visitantes del templo, llamado Caricles, ante la visión de la estatuta perdió todo control de sí mismo y se abalanzó sobre ella para besarla.

Posteriormente nos cuenta otro incidente mucho más sacrílego:

"Sin embargo, la diaconisa que estaba a nuestro lado nos contó una historia extraña e increíble. Nos dijo que un joven procedente de una familia bastante distinguida... que visitaba con frecuencia el templo, se enamoró de la diosa por funesto azar. [...]  Al final, las tensiones violentas de su pasión se convirtieron en desesperación y descubrió la audacia como alcahueta de su lujuria. En efecto, un día, cuando ya se había puesto el sol, se deslizó en silencio sin que lo vieran los presentes detrás de la puerta y se ocultó en el interior del templo... Esas huellas de los abrazos amorosos se advirtieron cuando llegó el día, y la diosa tiene esa mancha como comprobación de lo que sufrió."
- Luciano de Samosata, Amores, 13-16.

El Juicio a Friné

Como curiosidad añadir que la mujer que sirvió de modelo para esta escultura fue la famosa hetera Friné que fue amante y musa de Praxíteles. Su belleza era tal que se la acusó de impiedad al comparar su belleza con la de la diosa Afrodita, un delito muy grave en la antigua Grecia, y por el cual fue conducida a juicio.

A pesar de que fue defendida por el prestigioso orador Hipérides, éste fue incapaz de convencer a los jueces, por lo que como último recurso optó por apelar al amor a la belleza por parte de los jueces. Así ordenó desnudar a Friné delante de los jueces que estupefactos ante la belleza de esta mujer fueron incapaces de condenarla, ya que sería como condenar a la misma Afrodita.

Friné ante el areópago (1861), obra de Jean-Léon Gérôme — Hamburg Kunsthalle.

CUPIDO DE PARIO.

El mismo Plinio, nos narra otro caso de Agalmatofilia, esta vez con una escultura masculina del mismo Praxíteles, un Cupido desnudo de la ciudad de Pario. Este Cupido también fue famoso por su extraordinaria belleza y por haber sufrido un episodio de arrebato amoroso, donde Alcetas el Rodio, enamorado de esta escultura de bronce, también ultrajó a la estatua manchándola con su semilla.


CULTURA ROMANA

Esta parafilia no fue sólo cosa de los griegos, ya que numerosos autores latinos nos siguen contando  hechos similares acaecidos en la misma Roma.

Koré del Peplo
(Museo de la Acrópolis, Atenas )
Plinio cuenta varios casos: Por un lado, el de Junio Piscículo que se enamoró del grupo escultórico de las Tespíades situado junto al Templo de la Felicidad. Otro caso es el de la escultura realizada por Estróngilo, una Amazona de tan bella factura que fue denominada Eúcmenos, la de las hermosas pantorillas, y la cuál Nerón se llevaba consigo a todas partes.

Y es que incluso autores tan tardíos como Ateneo de Náucratis (siglo III d.C.) siguen recordando casos donde esta parafilia sigue muy presente. En su obra 'El banquete de los eruditos' cuenta la anécdota de Clísofo de Selimbria que se enamoró de una koré de mármol situada en un templo de Samos, y realizado por Ctesicles. El tal Clísofo se encerró en el templo con la koré e intentó satisfacer sus apetitos sexuales, pero ante la dureza y frialdad del mármol dedició utilizar un trozo de carne para simular la textura de la cerne humana.
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Bibliografía

González García, J.L.; Por amor al arte. Notas sobre la agalmatofilia y la Imitatio Creatoris, de Platón a Winckelmann, Anales de Historia del Arte, 2006, 16, 131-150

 http://revistas.ucm.es/index.php/ANHA/article/view/ANHA0606110131A/31094

http://www.jotdown.es/2015/11/una-mancha-de-semen-sobre-la-afrodita-de-cnido/