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domingo, 28 de mayo de 2017

Historia de la sexualidad en América

Historia de la Sexualidad en América:
- Mesoamérica:
Capítulo 1.- Religión y Sexualidad en Mesoamérica
Capítulo 2.- Cultos a la fertilidad y cultos al falo.
Capítulo 3.- La moral sexual (próximamente)
Capítulo 4.- La prostitución (en preparación)
- Perú:
Capítulo 1.- La cultura Moche y sus increíbles cerámicas eróticas

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Introducción

Una de las asignaturas pendientes de este blog ha sido todo lo relativo al mundo de la sexualidad y el erotismo en las culturas americanas. Un universo tan fascinante como diverso, y que, por desconocimiento, no nos hemos atrevido a sumergirnos en él de lleno.

Pero antes de iniciar este recorrido me gustaría disculparme de antemano por los posibles errores a la hora de identificar los muy diversos pueblos y culturas que poblaron la América precolombina, ya que mi educación eurocentrista del mundo y su historia pueda hacer que caiga en errores de bulto sobre estas culturas o en algunos de los términos utilizados.

A pesar de todo esto, o precisamente por todo ello, hemos decidido ponernos manos a la obra e iniciar una serie de post donde iremos desengranando la sexualidad y el erotismo de los diferentes pueblos y culturas americanas (aztecas, mayas, toltecas, incas, ...), el impacto de la llegada de los europeos a América y la nueva moral sexual que surgió de la fusión de estos dos mundos.

Debido a la falta de tiempo, iremos construyendo esta historia de la sexualidad en América a salto de mata,  sin aparente orden ni concierto, aunque con el paso del tiempo esperamos que cada artículo ayude a configurar una visión global del concepto de sexualidad, erotismo y belleza en las muy diversas culturas americanas.

Esculturas en barro de Tlatilco en la capital de México.

Un choque de dos mundos

Cuando los españoles llegaron a América no sólo se produjo un encuentro entre dos mundos completamente diferentes, sino también el choque de diversas culturas con visiones muy diferentes de cómo entender la sexualidad de las personas.

Mientras en Europa, la Iglesia Católica había podido imponer su visión negativa de la sexualidad humana, reduciendo su expresión a un fin únicamente reproductor. Para los pueblos indígenas la sexualidad estaba estrechamente vinculada con sus divinidades, siendo una fuerza muy presente en su vida cotidiana, y aunque algunos pueblos mantuvieron estrictas normas sexuales, el placer sexual nunca fue contemplado como algo negativo o pecaminoso.

El placer sexual era considerado un regalo de los dioses, por lo que el sexo no sólo se limitaba a la reproducción sino también abarcaba una concepción de la sexualidad gozosa.



Por todo ello, nos podemos imaginar el tremendo choque cultural que se produjo cuando los españoles contemplaron algunas de las costumbres amerindias: sacrificios humanos, la desnudez de sus gentes, rituales con un alta carga sexual, la liberalidad de algunos pueblos, la poligamia,... incluso algunos aspectos aún muy discutidos entre los propios historiadores como la existencia, o no, de orgías rituales colectivas o la polémica sodomía, práctica bastante habitual entre algunos pueblos americanos.

Pieza del Museo Nacional
de Antropología de México
Escultura con falo
arrancado.
Todo ello sirvió para que muchos cronistas de las Américas justificarán la colonización, al tildar a muchos de estos pueblos como amorales, salvajes o libidinosos, por lo que era necesario enseñarles los valores "civilizados" de la cristiandad. Aunque curiosamente, no faltaron cronistas que elogiaron la moral sexual de algunas de sus culturas, como la de los mexicas, cultura con unos cánones sexuales muy estrictos, donde se inculcaban a sus jóvenes valores como el respeto por la familia, el carácter sagrado del matrimonio, la importancia de la virginidad en sus mujeres o el valor de la continencia sexual de sus jóvenes varones...

Pero no nos engañemos, el abismo entre las dos culturas era enorme, por lo que la polémica sobre la moral sexual de estos pueblos fue una de las principales preocupaciones de los evangelizadores. Especialmente problemático para la evangelización de las élites indígenas fue erradicar costumbres propias de su status social, como la poligamia.

Aunque si por algo destacó la conquista de América no fue precisamente por la libido desenfrenada de los pueblos indígenas sino más bien el desenfreno sexual de los propios conquistadores teniendo a las mujeres indias como principal botín de reparto y dándose casos de abusos y corrupción de costumbres de toda índole.

Pero preferimos dejar este polémico asunto para más adelante, y empezar nuestro recorrido analizando como concebían la sexualidad las diferentes culturas y civilizaciones amerindias. Un camino nada fácil, ya que como siempre, en todo lo relativo al sexo y al erotismo, nos encontramos con un problema muy común, la problemática de las fuentes.


Orgía  en una escultura de Tlatilco,
cultura mesoamericana del valle de México.

El problema de las fuentes y la censura

El primer problema al que nos enfrentamos a la hora de hablar de la sexualidad en época prehispánica es que los conceptos utilizados para describir sus prácticas, como los conceptos de "amor", "erotismo", "homosexualidad", "prostitución", etc. son términos derivados de nuestra visión occidental del mundo, por lo que muchos de ellos guardan poca o nula similitud con la percepción original que podían tener estos grupos indígenas de estos mismos valores.

Otro de los grandes problemas a los que nos enfrentamos es que la mayor parte de las fuentes escritas son indirectas, por lo que aun contando con un buen número de fuentes que recogen sus ritos y ceremonias, incluso fuentes de origen nauac, estas fuentes son post conquista por lo que la interpretación de los hechos que ven (o llegan a sus oídos) están distorsionados al pasar por el filtro de la moral y la censura cristiana, transmitiéndonos una visión parcial e interesada de costumbres y ritos.

Falo de la cultura huasteca.
http://museopalaciodebellasartes.gob.mx
Un claro ejemplo de todo ello nos lo proporciona Bernal Díaz del Castillo que en su relato sobre los pueblos indígenas nos dice sobre los huastecos (cultura desarrollada en el sureste del actual México): "Eran todos sométicos, en especial los que vivían en la costa y tierra caliente. [...] tenían excesos carnales hijos con madres y hermanos con hermanas y tíos con sobrinas, halláronse muchos que tenían este vicio de esta torpedad; pues de borrachos no les sé decir de tantas suciedades que entre ellos pasaban".

Por este mismo motivo cabe sospechar que muchos de los cronistas de las Américas trataron de ocultar buena parte de las prácticas más explícitas o amorales a sus ojos cristianos, aunque es evidente que existieron todo tipos de cultos y ceremonias donde la sexualidad estuvo muy presente, como rituales de masturbación o rituales orgiásticos.

Así, por ejemplo, uno de esos documentos fundamentales para entender la sexualidad en el México prehispánico es el "Canto de las Mujeres de Chalco",  ya que este texto aborda gran cantidad de conceptos relacionados con la sexualidad como pueden ser el placer, el deseo, el erotismo, el embarazo, la potencia viril,... Pero su recopilación y traducción está realizada por españoles, por lo que es probable que la información que les llegase a ellos ya estuviese alterada, por no mencionar, que mucha de la información obtenida podía ser tergiversada, incluso de manera inconsciente al adaptarla al imaginario occidental de esa época.

Esta censura, no sólo se limitó a los primeros cronistas europeos, sino que se ha prolongado durante siglos hasta prácticamente nuestros días, al ocultar al gran público numerosos vestigios de temática sexual. Y no sólo nos referimos a aquellos testimonios más polémicos como pueden ser la homosexualidad o las representaciones explícitas de actos de cópula, sino que incluso afecta a un culto tan extendido e importante como fue el culto fálico.

Muchas de estas representaciones fueron tildadas por los primeros españoles como símbolos satánicos, por lo que muchas de ellas fueron destruidas o aquellas esculturas de carácter itifálico fueron mutiladas.

Códice Borbónico, Lámina 30.

Esta censura se extendió a lo largo de los siglos hasta prácticamente nuestros días. Por un lado, todos estos elementos, a ojos de los ya "modernos" habitantes del país, configuraban una visión "deshonrosa" de las raíces identitarias de sus pueblos, culturas o naciones. Pero lo que es más grave es que esta censura se haya extendido hasta el sector académico, ya que apenas existen estudios generales sobre la sexualidad en las culturas americanas y muchas de estas piezas aún están custodiadas en los grandes almacenes de los museos sin atreverse a exhibirlas públicamente.

Por último nos gustaría reseñar un último factor que hay que tener en cuenta como es la idiosincrasia y particularidades de cada pueblo, por lo que es peligroso caer en grandes generalizaciones, ya que cada cultura mesoamericana tenía sus propias costumbres y prácticas sexuales, habiendo culturas más abiertas o cerradas. Por ejemplo, los mexicas eran mucho más cerrados en cuestiones de sexualidad si los comparamos a otros pueblos cercanos como los huastecos o totonacos, mucho más "liberales" en ciertas costumbres sexuales.


Pues una vez planteadas estas cuestiones preliminares estamos listos para iniciar este viaje  a las Américas...  donde recorreremos de norte a sur el gran continente americano, deteniéndonos en sus grandes culturas para intentar comprender qué concepto de la sexualidad, la belleza o el erotismo tenían, nos adentraremos sin tapujos en sus ritos y cultos más libertinos y expondremos aquellas piezas arqueológicas que aún siguen ocultas en los fondos de muchos museos.

Un viaje apasionante que esperamos recorrer con tu compañía... ¡os esperamos!

Instituto de arte de Chicago cultura moche Perú 100 B.C.- A.D. 500




Bibliografía


 http://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/la-sexualidad-en-la-tradicion-mesoamericana

Alcina Franch, J.; Procreación, amor y sexo entre los mexica.

Baudez, C.F.; Sacrificio y culto fálico en Yucatán, Sociedad española de estudios mayas, Nº19, 2007.

Gamero Esparza, Carlos (2005): La sexualidad en el Perú Pre-colombino: Kamasutra indiano. Vivat Academia. nº 65. Mayo. 2005. Páginas 1-92.

Ortega Domínguez, I.; Culte du Phallus au Mexique: un álbum lleno de secretos.




 Imágenes extraídas de: www.pueblosantiguos.com




sábado, 22 de abril de 2017

Orgías en la Historia VI: Orgías Papales

  Orgías en la Historia:
- Grecia
- Edad Media I: Sectas heréticas cristianas
- Edad Media II: Orgías papales
- Edad Contemporánea (en preparación)

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En este paseo por el fenómeno de las orgías a lo largo de la historia, ya vimos en el capítulo anterior, como todo lo relativo al medievo está más basado en sospechas, rumores y vanas especulaciones que en hechos realmente comprobables.

A pesar de ello, para avanzar en esta Historia de las Orgías, no podemos dejar de recoger algunas historias y testimonios que acreditan que a pesar de las fuertes restricciones morales respecto al sexo que impuso la Iglesia Católica, fue precisamente dentro de su seno, dónde se han vivido algunas de las más tórridas y escandalosas bacanales.

Y es que sin ninguna duda, algunos de los ocupantes del trono de San Pedro han sido quienes han protagonizado algunas de las más atrevidas e impudorosas orgías de toda la historia... haciendo oídos sordos a los numerosos textos cristianos donde se condena explícitamente todo tipo de prácticas sexuales desordenadas.

Henryk Siemiradzki – Orgie romaine au temps de César (1872)

Así por ejemplo recogemos este pasaje de las 'Gálatas', donde se advierte de los peligros de caer en la lujuria y la lascivia, castigando a estos pecadores sexuales, ni más ni menos, a no heredar el reino de Dios:

«Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia sexual y lasciva, [...]   orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios»  
- Gálatas 5:19-21

Pero como veremos a continuación todo esto no preocupó ni lo más mínimo a algunos de los principales representantes de la Iglesia...


Orgías Papales

Es por todos sabidos que la historia de los papas, especialmente en la Edad Media, es realmente truculenta: guerras, intrigas, conspiraciones, asesinatos... un dato muy esclarecedor de todo esto es que casi ningún Papa, a lo largo de todos estos siglos, murió de muerte natural. La mayor parte de ellos murieron de forma violenta: ya fuese envenenados, ajusticiados, martirizados o apareciendo misteriosamente muertos durante su encarcelamiento.

Por todo ello, y como fiel reflejo de las pasiones humanas, no nos debe extrañar que la lujuria y el sexo también haya tenido un protagonismo especial entre los ocupantes del trono papal, con infames episodios de sodomía, pederastia o incesto.

Pero el caso que nos ocupa hoy es el de aquellos papas acusados de practicar e incluso organizar auténticas orgías en el interior de las estancias papales...

Juan XII (955-963)
Juan XII

Continuando con el linaje familiar (Ver La Pornocracia, la Iglesia bajo el dominio de dos mujeres) tiene el dudoso honor de ser unos de los Papas más amorales de toda la Historia, su pasión desenfrenada por el sexo y la lujuria le hicieron merecedor del apodo de 'El fornicario' o 'El Calígula del Papado'.  Su residencia pontificia de Letrán fue famosa por servir de escenario para todo tipo de orgías y fiestas, dando cobijo a prostitutas, eunucos y esclavos de toda clase y condición.

Su papado fue tan escandaloso que fue sometido a un sínodo bajo las acusaciones de sacrilegio, simonía, perjurio, asesinato, adulterio e incesto (fue acusado de cometer incesto con su sobrina, hermanas y hasta con su propia madre).

Además los testimonios sobre su vida libertina son bastante numerosos: el monje Benito de Soracte escribió sobre Juan XII que "le gusta tener una colección de mujeres", más claro se muestra Liutprando de Cremona que en su crónica de 'Antapodosis' nos relata el sínodo al que fue sometido: "testificaron sobre su adulterio, que no vieron con sus propios ojos, pero sin embargo, sabía con certeza: que él había fornicado con la viuda de Rainiero, con Estefanía la concubina de su padre, con la viuda Ana, y con su propia sobrina, y él hizo del palacio sagrado una casa de meretrices". El mismo cronista añade que a las mujeres de la época se les advertía sobre los peligros de acercarse a la Iglesia de San Juan Laterano, ya que corrían sospechas que el propio Papa había forzado a varias mujeres que habían ido en peregrinación a la Iglesia de los Santos Apóstoles.

Los rumores sobre su muerte parecen confirmar el estilo de vida que llevó, ya que todo parece indicar que murió de un martillazo en el cráneo cuando el celoso marido de una de sus amantes les pilló in fraganti en el dormitorio.


Benedicto IX
Benedicto IX

El llamado 'Papa Niño' ha pasado a la historia pontifica por varios motivos: el primer motivo y cómo podrán adivinar por su apodo es por haber sido el Papa más joven de la historia, ya que fue nombrado con tan sólo 14 años. Además Benedicto IX también pasará a la historia por haber abandonado el Papado hasta tres veces, aunque una de esas renuncias fue para contraer matrimonio con una de sus amantes.

Aunque lógicamente si lo traemos aquí es porque las acusaciones sobre su vida disoluta también fueron muy abundantes. Desde el Obispo Benno de Piacenza que le acusó de "muchos adulterios viles" hasta el mismísimo Papa Victor III que en su tercer libro de los Diálogos habla de sus "sus violaciones ... y otros actos atroces". Por último tenemos el testimonio del arzobispo de Ostia San Pedro Damián que en su 'Liber Gomorrhianus' acusó a Benedicto IX de sodomía, bestialidad y de organizar orgías. "Este desventurado, desde el inicio de su pontificado hasta el final de su existencia se regocijó en su inmoralidad". Y es que todo parece indicar que este Papa vivió como un auténtico sultán otomano, rodeado de riquezas y con un harén de mujeres siempre a su disposición.


Alejandro VI (1492-1503)

Y cómo no podía faltar en esta pequeña lista, el Papa Alejandro VI, más conocido como el Papa Borgia, quien vivió como un auténtico príncipe terrenal entregándose sin ningún recato a todo tipo de placeres, y cuya pasión por el sexo y la lujuria sólo se vio superada por sus ansias de poder y riqueza.

Son tantos los escándalos de índole sexual en los que su familia se vio envuelta que creemos que es preferible dedicarles un post en exclusiva, aunque no podemos dejar de mencionar una de las orgías más famosas de toda la historia, El banquete de las castañas (o también llamado el 'Baile de las castañas') una orgía celebrada el 30 de octubre de 1501 en el Palacio Apostólico Vaticano organizado por César Borgia y por su padre, el Papa Alejandro VI.

Viñeta de 'Los Borgia' de Milo Manara y A. Jodorowsky

Como podemos suponer estos excesos de libertinaje no sólo se limitarían a los círculos papales sino que durante toda la Edad media fue bastante habitual que los altos cargos eclesiásticos, reservados para las más altas casas nobiliarias, viviesen rodeados de todo tipo de lujos, concubinas e hijos incluidos, por lo que son bastante numerosos los casos registrados donde estos altos dignatarios de la Iglesia llevaron una vida más propia de sultanes que de hombres entregados a Dios.




BIBLIOGRAFÍA

Karlheinz Deschner, Y.; Historia Sexual del cristianismo, Yalde, 1993.

(Byzantine Christianity: Emperor; Church and the West, Rand McNally, 1982, pp. 103-4)

 http://labarbadehegel.blogspot.com.es/2013/03/el-gesto-de-carpocrates-lo-mejor-por-lo.html

domingo, 10 de julio de 2016

El Banquete de las Castañas: Una orgía en el Vaticano

No existe en toda la historia una familia que acumule más rumores y difamaciones sobre sus miembros que la poderosa familia de los Borgia,  y lo peor de todo es que, durante siglos, muchos de estos rumores se han dado como ciertos.  Sólo la historiografía actual, y con mucho trabajo, está logrando desterrar algunos de estos bulos y esclarecer algunos de los mitos existentes sobre esta poderosa familia.

Aunque la verdad sea dicha, los Borgia, se ganaron a pulso buena parte de su leyenda negra, ya que la ambición y las ansias de poder guiaron siempre sus pasos, no dudando en utilizar todos los medios a su disposición (sexo, corrupción, asesinatos) para conseguir sus fines... como bien aseveró su contemporáneo Maquiavelo.

Retrato atribuído (falsamente)
a Lucrecia Borgia,
por Bartolomeo Veneto.
Y como en toda buena leyenda negra, si aparte de asesinatos, conspiraciones o traiciones, le añades un poco de sexo, la historia gana muchos enteros, y la crónica de los Borgia está repleta de escándalos de índole sexual: lujuria desenfrenada, incesto y hasta orgías.

Aunque como es habitual en estos casos la figura que sale peor parada es la de una mujer: Lucrecia Borgia, que fue acusada de todo tipo excesos sexuales, siendo acusada de mantener relaciones con su hermano y hasta con su padre, el papa Alejandro VI, por lo que era apodada entre sus enemigos como 'la puta del Papa'.

Pero el caso que nos trae hoy aquí es quizá la orgía más famosa de todos los tiempos, y lo es, por que está "excelentemente" documentada, teniendo día y hora de cuándo y cómo se produjo... adelante pónganse cómodos y les invitamos a participar en el famoso 'Banquete de las Castañas'.

El Banquete de las Castañas

Este suceso viene recogido en dos textos de dudosa veracidad, por un lado contamos con una misiva anónima que fue enviada a un noble de la corte austríaca, conocida como 'Carta a Savelli', donde se narran toda una serie de fechorías realizadas por la familia Borgia. Más interesante es la reseña que hace de este famoso banquete Johann Burchard, en su 'Liber Notarum', un enigmático texto aparecido en América y donde el propio Burchard, secretario del Papa, narra lo sucedido aquella noche.


Viñeta del cómic 'Los Borgia' de Milo Manara
Así pues, por lo que se desprende de estos dos textos, en la noche del 30 de octubre de 1501 se organizó una fastuosa velada en el Palacio Apostólico Vaticano, una fiesta que pasaría a conocerse como 'El Banquete o el Baile de las Castañas', y donde estaban invitados los prohombres más importantes de la ciudad de Roma, entre ellos, varios ministros de Dios.

El banquete organizado por el poderoso César Borgia y su padre, el papa Alejandro VI, no escatimó en gastos, sirviéndose distintas comidas y bebidas. Pero la sorpresa final se guardaba para los postres, después de la cena se recogieron las mesas y se dispusieron varios candelabros por el suelo ante la mirada atónita de los invitados. A una orden de César, cincuenta cortesanas aparecieron en la sala, que empezaron a bailar sensualmente en torno a los candiles, desnudándose poco a poco y proyectando sus exuberantes sombras hacia las paredes del salón.

"El Pecado" de Heinrich Lossow, 1880.
Obra inspirada en el 'Banquete de las castañas'
Pero el juego no había hecho más que empezar, César manda arrojar castañas entre los candiles y las cortesanas, con las manos atadas, debían recogerlas con la boca, aumentando considerablemente el ambiente erótico del banquete, ya que a la desnudez de las meretrices había que sumar las posturas lascivas que debían adoptar para alcanzar las castañas, exhibiendo sus grupas a su fascinada audiencia.

Por lo que los más lascivos no pudieron frenar sus impulsos, iniciándose acto seguido una gran orgía, donde hasta los miembros del clero participaron sin ningún reparo. Pero los Borgia guardaban una sorpresa más, para aquellos tres hombres capaces de yacer con más número de damas, les aguardaban fastuosos premios en joyas y lujosos ropajes, por lo que un grupo de criados llevaba la cuenta del número de veces que eyaculaba cada invitado.

De esta forma condenaba la famosa 'Carta a Silvio Savello' los excesos cometidos en aquella jornada dentro de los palacios Vaticanos:

 "¿Quién no se escandaliza al escuchar los relatos de la monstruosa lujuria que se practica abiertamente en el Vaticano, desafiando a Dios y a toda la decencia humana? ¿Quién no siente rechazo por la perversión, el incesto y la obscenidad del hijo y la hija del Papa y de las hordas de cortesanas que hay en el palacio de San Pedro? No existe casa de perversión o burdel que no sea menos respetable. El 1ro de noviembre, la Fiesta de Todos los Santos, cincuenta cortesanas fueron invitadas a un banquete en el palacio pontificio y su actuación ahí fue de lo más repugnante. Rodrigo Borgia es un abismo de vicios y un destructor de toda justicia, humana o divina".


El festín se prolongó hasta tan altas horas de la madrugada, que el propio Papa se ausentó al día siguiente de una de las más importantes ceremonias cristianas, como la festividad de Todos los Santos, hecho que escandalizó casi tanto como la orgía celebrada la noche anterior.

Un poco de historia...

Aunque no dudamos que los Borgia cometieron todo tipo de excesos sexuales, e incluso si nos atenemos a la definición de la RAE de la palabra orgía: "Fiesta desenfrenada donde se come, bebe y mantienen relaciones sexuales inmoderadamente" es probable que también participasen en alguna orgía.

Los hechos aquí narrados, son tan descarados e irreverentes, que su veracidad hay que ponerla en cuarentena, más aún, sí se analiza históricamente la "Carta a Savelli", un documento anónimo, aparecido en Tarento y conocido también con el nombre de 'lettera antiborgiana' (la carta antiborgiana), y es que en ella, no sólo se narra esta orgía, sino que carga contra los Borgia acusándolos de todo tipo de crímenes, comparándolos con los mismísimos Calígula o Nerón.

Aunque este no es, ni mucho menos, el único texto de estas características, ya que los ataques a los Borgia se redoblaron en Italia al calor de su fulgurante ascenso político, apareciendo todo tipo de libelos y panfletos, a cada cual, más feroz e iracundo. Siendo considerada esta "Carta a Savelli" uno de los ataques más furibundos contra la familia Borgia.

Orgia romana en tiempos de los césares, Henryk Siemiradzki, 1872.
Óleo sobre tela. Museo de San Pietroburgo, Russia.
Por lo que la intención política de esta misiva, parece clara, exagerar los escándalos de los Borgia para desprestigiarlos ante la Corte Austriaca, ya que el destinatario de esta carta era un noble austríaco llamado Silvio Savelli; y de esta forma, alejar a la poderosa familia romana de una posible alianza con el Emperador Maximiliano I.

Además si analizamos las fechas y los hechos narrados aparecen claras anacronías, ya que a pesar de que el documento está datado a 15 de noviembre de 1501, en la misma misiva se narran sucesos que sucedieron al año siguiente como la marcha de Lucrecia a Ferrara en enero de 1502 o la conquista de Nepi y Camerino por César Borgia.

Por lo que parece evidente que este documento fue escrito por un enemigo declarado de los Borgia, tal vez uno de los barones vaticanos condenados al exilio por alta traición.

Al engrandecimiento de su leyenda negra también contribuyó Johann Burkhardt, maestro de ceremonias vaticano, y uno de los mayores enemigos de Alejandro VI, que no dudó en difamar a la familia Borgia con acusaciones de todo tipo en su texto de 'Liber Notarum', incluyendo truculentas descripciones de sus peores fechorías y las más detallada descripción de este famoso 'Banquete de las Castañas'.

Conclusión

Aunque difícilmente podremos descubrir qué pasó realmente aquella noche dentro de los palacios Vaticanos, podemos aventurar que la "verdad" se encuentre en un término medio. Por lo que sí que es probable que se celebrase un suntuoso festín dentro de las estancias vaticanas, incluso es bastante probable la presencia de varias cortesanas, diestras en varias artes tales como la danza o el canto, para amenizar la velada. Por lo que el ambiente, con la presencia de estas mujeres y al calor del vino, es posible que se fuese erotizando en exceso...

Pero pasar de una celebración subida de tono, imaginamos que nada rara en los ambientes palaciegos de la época, a la orgía antes descrita hay un buen trecho, y es que cómo hemos demostrado, el análisis de los documentos históricos evidencia que la descripción de esta famosa orgía obedece a una campaña de desprestigio lanzada por los numerosos enemigos de la familia Borgia.









domingo, 24 de enero de 2016

Orgías en la Historia V: Edad Media. Sectas cristianas

  Orgías en la Historia:
- Grecia
- Edad Media I: Sectas heréticas cristianas
- Edad Media II: Orgías papales
- Edad Contemporánea (en preparación)

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 ¿Cómo es posible que los cristianos, que saben, gracias a una revelación, que hay que renunciar a los vicios para ser felices eternamente y para no ser eternamente infelices, que mantienen a predicadores tan excelentes (...), que tienen a su disposición a tantos confesores llenos de celo (religioso) y tantos libros de devoción, con todo esto, cómo es posible, digo, que los cristianos lleven una vida de descomunal libertinaje, como de hecho hacen?
- Pierre Bayle


La Edad Media, sin duda alguna, ha venido marcada por la configuración y extensión del cristianismo, un camino largo y tortuoso, que hasta bien entrada la Edad Moderna no acabó por configurar un cuerpo doctrinal sólido y universal, y es que la influencia del paganismo, especialmente en zonas no romanizadas, siguió estando muy presente durante muchos siglos.

Por lo que la Iglesia durante el largo período de transición entre la caída del Imperio Romano y el Concilio de Trento vivió una de sus épocas más oscuras, no sólo por las numerosas herejías que surgieron dentro de su seno, sino más bien, porque sus integrantes fueron, muchas veces, ejemplos de vida desordenada y disoluta, sin apenas formación y muy propensos en recaer en numerosos pecados, con especial devoción en aquellos relacionados con la lujuria.

Especialmente grave eran los escándalos y la corruptela  que se movía en torno al trono de San Pedro, ya vimos en este post 'La pornocracia: el papado bajo el dominio de dos mujeres', como el Vaticano fue una fuente inagotable de excesos de todo tipo: desde asesinatos hasta orgías. Por lo que por motivo de tiempo y espacio, dedicaremos este primer post sólo a las sectas heréticas acusadas de practicar orgías, dejando para otro post los testimonios sobre fiestas orgiásticas realizadas dentro de los muros del Vaticano.

Partiendo desde este punto de vista, la evolución de la Iglesia católica nos servirá de eje conductor para analizar el fenómeno de las orgías en la Edad Media, ya la mayor parte de los casos documentados están íntimamente ligados a miembros de la Iglesia.

Aunque antes de adentrarnos en el tema, hay que reconocer que muchos de los testimonios, que a continuación expondremos, están más cercanos a la rumorología interesada, a la difamación, que a la realidad histórica, por lo que hay que tomarse con cierta precaución los hechos aquí narrados. Por ese mismo motivo hemos decidido no incluir dentro de esta categoría a otros movimientos como cátaros o templarios, que aunque también fueron acusados de todo tipo de crímenes (orgías incluidas), estas acusaciones no parecen tener ningún tipo de fundamento o rigor histórico.

El Jardín de las Delicias, el Bosco.

Sexo y Herejías:

Por todo lo dicho hasta ahora, creemos conveniente iniciar nuestro viaje en los primeros siglos del Imperio Romano, cuando las primeras comunidades de cristianos aún se estaban formando bajo un cuerpo ideológico y doctrinal nada claro, lo que dio pie a la aparición de numerosos círculos gnósticos con una cierto componente libertino.

Ya mencionamos en el anterior post de esta serie, como los romanos paradójicamente acusaron a estas primeras comunidades cristianas de realizar orgías en la oscuridad de sus catacumbas. Ya que se preguntaban por qué ocultaban con tanto celo sus celebraciones y sus adoraciones, ya que "la honradez desea obrar a la luz del día, pero el crimen busca las tinieblas".

Así el romano Minucio Félix en su obra 'Octavius' definía de esta forma a las primeras sectas cristianas: "Se reconocen por marcas y signos sceretos y se aman recíprocamente casi antes de haberse conocido; además, por todas partes se mezclan entre ellos practicando una especie de culto a la lujuria; y se llaman indistintamente hermanos y hermanas para que unas relaciones culpables, sin más, se conviertan en incesto por mediación del sagrado nombre".

Martirio de Jan Hus
(Spiezer Schilling, 1485).
Aunque la Iglesia muy pronto adoptó este mismo mensaje contra sus antiguos enemigos y acusó a los paganos de realizar prácticas sexuales inmorales:

«La voluntad de Dios es que sean santificados; que se aparten de la  inmoralidad sexual;  que cada uno aprenda a controlar su propio cuerpo de una manera santa y honrosa, sin dejarse llevar por los malos deseos como hacen los paganos, que no conocen a Dios»
- Tesalonicenses   4:3-5.

Pero curiosamente fueron principalmente las distintas comunidades cristianas o judías las que se acusaban mutuamente de cometer las peores infamias inimaginables, y es que cada comunidad guardaba celosamente la celebración de sus misterios como signo de identidad.

Y es como bien indica Juana M. Torres Prieto en su artículo de 'Sexo y herejía en el mundo antiguo', la noción de herejía siempre ha estado estrechamente vinculada con la debilidad moral e intelectual, es decir, cualquier corriente distinta a la doctrina oficial era automaticamente calificada como herética; y para que esa condena se formalizase debían aducirse una serie de razones, que aparte de las meramente doctrinales, solían incluir toda una serie de acusaciones sobre su supuesta inmoralidad, permisividad sexual e incluso promiscuidad.

De esta forma, los primeros santos padres de la Iglesia católica fueron los primeros en arremeter contra los movimientos gnósticos más alejados de la doctrina central, especialmente aquellos que ponían en duda la moral sexual establecida por las autoridades eclesiásticas. Así San Basilio, se escandalizaba de que algunas de estas celebraciones, acabasen con frecuencia en excesos sexuales. Otro de los padres de la Iglesia, como fue Clemente de Alejandría también acusó de libertinaje a numerosas sectas heréticas.


Orgías en las primeras comunidades cristianas:

Entre estas primeras sectas heréticas acusadas de celebrar actos de sexo en grupo estaban:

Antitactos: En los comienzos del cristianismo, allá por el siglo I d.C., entre las muchas herejías que empezaron a surgir en esa época de crisis de valores, una de las más originales fue ésta. Creían que Dios, creador del universo, era bueno y justo, pero que una de sus criaturas había sembrado el mal en la mente de los hombres, y de ese mal primigenio derivaban los conceptos de vergüenza y pecado.

Esta extraña herejía renegaba de los mandamientos, ya que estaban regidos bajo el concepto del mal, por lo que al quebrantar dichos mandamientos, en verdad, estaban sirviendo a Dios, por lo que estaban permitidas todo tipo de acciones como el robo, el insulto y como no! todo aquello relacionado con la lujuria y la depravación.

Adamitas
Adamitas: Fue una doctrina surgida en el siglo II en el norte de África, su nombre proviene de Adán, ya que esta doctrina defendía la pureza originaria del Edén, y donde la ropa era un símbolo del pecado, por lo que estas comunidades eran firmes defensoras del nudismo. Además el matrimonio también lo veían como una consecuencia relacionada con el pecado original por lo que sus miembros no se casaban.

A partir de este punto de partida, es lógico que los rumores sobre su moral sexual fuesen de todo tipo: mientras algunos ven en su doctrina una defensa al ascepticismo y a la abstinencia sexual; la mayoría en cambio, creen que practicaban el amor libre, celebrando sus cultos en grutas y parajes naturales considerados como representaciones del Paraíso celestial, por lo que sus reuniones acababan en auténticas orgías.

Este movimiento aunque desapareció en el siglo IV volverá a surgir muchos siglos después en diversas zonas de Austria, Bohemia y Flandes, manteniéndose con cierto arraigo desde el siglo XII hasta finales del XV, hasta que la mano dura de la Iglesia la hizo desaparecer.

El propio papa Pío II (1458-1463) escribió sobre las actividades sexuales de un grupo de adanistas instalados en tierras checas:

"Ellos se entregaron a las relaciones sexuales promiscuas pero ninguno podía tener relaciones sin el consentimiento de Adam, su anciano jefe. Cuando uno de esos hermanos deseaba ardientemente a una hermana él la cogía de la mano y la llevaba ante el anciano jefe diciendo: mi alma está ardiendo de amor por esta mujer. A lo cual el anciano respondería: ve, sed fecundos y multiplicaos y llenad la tierra."

El Jardín de las Delicias, El Bosco.
Algunos autores defienden que el Bosco fue adepto a alguna de estas secta heréticas (adamitas, Hermanos Libre Espíritu) y este cuadro representa una clara defensa del modo de vida de estas comunidades.

Carpocracianos: Este movimiento surgido en el siglo II gracias a la figura de Carpócrates, mezclaba la doctrina cristiana con algunos aspectos de la filosofía pagana, especialmente cercano a las figuras de Platón y Pitágoras. Para los carpocracianos "el desenfreno, el libertinaje y la voluptuosidad es lo que libera al alma de este mundo corrupto de materia" ya que como bien se señala en el blog 'La barba de Hegel' "el pecado acumula negatividad que, una vez desbordada, saturada por las faltas, deviene en salvación"

Nuevamente Clemente de Alejandría se alza como portavoz ante las costumbres licenciosas de esta secta, acusándolos de realizar orgías: "Una funesta costumbre reina entre los carpocratianos, pues tan pronto hay un banquete, los hombres y las mujeres deben excitar sus apetitos, apagar luego las luces y aparearse a su gusto. A esto lo llaman satisfacción del espíritu".

El mensaje subversivo de Carpocrates también se extendía a su concepción de la sociedad, ya que era un ferviente defensor de un cierto comunismo primitivo, abogando por la abolición de la propiedad privada. Esta desvinculación a las posesiones materiales también afectaba a las parejas, ya que ambos miembros formaban parte de una comunidad, por lo que la organización de orgías colectivas formaba parte de sus prácticas espirituales.

Nicolaitas:  Secta pre-gnóstica de los primeros siglos que fue acusada de falta de valores morales, libre desahogo de las pasiones, desórdenes sexuales, etc.. Así un obispo de la Iglesia del siglo II los definió como «hombres falsos y turbadores que ministrando bajo el nombre de Nicolás crearon para ellos una herejía diciendo que las viandas ofrecidas a los ídolos podían ser exorcizadas y luego comidas, y que cualquiera que cometiere fornicación podía recibir la paz al octavo día».

Por todo ello, se les acusó de defender el comercio sexual sin restricciones y de realizar orgías rituales. La herejía sobrevivió hasta finales del siglo II, cuando fue absorbida por la primitiva herejía gnóstica, la ofita, extinguida.

La sociedad de los anabaptistas, por Heinrich Aldegraver
Agapetas: Este movimiento herético fue fundado por Agapia durante el siglo III, y era un movimiento fundamentalmente femenino. Este movimiento consideraba que para una conciencia pura, todo lo demás era puro. Por lo que una vez hecho los votos de castidad, y al ser almas puras, estas vírgenes podían convivir y dormir conjuntamente con otros eclesiásticos, que las aceptaban en sus conventos como ayuda. Pero, poco a poco, y como no podía ser de otra forma este movimiento fue cayendo en el más abierto libertinaje hasta su definitiva prohibición.

Jovinianos: Este movimiento hereje surge de la figura de Joviniano entre finales del IV y principios del V, ya que este monje tras padecer varios años el estilo de vida monacal más rigurosos y severo, bajo las órdenes de San Ambrosio en Milán, se hartó de esto modo de vida austero y se marchó a Roma por "preferir la libertad y los deleites del siglo a la santidad y recogimiento del claustro".

Proclamó que la sensualidad y el disfrute sexual no eran pecado, que la virginidad no era un estado más perfecto que el matrimonio y que la frugalidad en la comida y en la bebida tenían el mismo peso que una buena comilona, siempre que se diese las gracias al señor.

Con todo ello, no nos puede extrañar que sus tesis fueran rápidamente seguidas por numerosos fieles que habían vivido gran parte de su vida en la continencia y la mortificación. Por lo que pronto se entregaron a todo tipo de placeres.

Fibionistas y barbeliotas también fueron acusados de practicar la promiscuidad y el desenfreno sexual (espermatogafia, prostitución sagrada, aborto, orgías..) como método de elevación espiritual por medio de la degradación del cuerpo. 

Así San Epifanio acusaba a los fibionistas de derramar semen unos en manos de otros y ofrecerlos a dios en sus misterios para después acto seguido tragárselo, como transmutación del cuerpo de
 cristo. Al igual que las mujeres se llenaban sus manos de su propia menstruación proclamando: 'esta es la sangre de cristo'.


Sectas heréticas de la Edad Media

Alrededor del año 1000 se produce la plenitud del orden feudal, un período donde los poderes laicos se habían apoderado de casi todos los aparatos de poder de la Iglesia. Esta situación hizo surgir un gran movimiento reformista dentro de la Iglesia, visibilizado en la Reforma Gregoriana, que buscaba abolir los vicios de la sociedad cristiana, pero especialmente, los vicios dentro del seno de la Iglesia: como la compra-venta de cargos y dominios eclesiásticos y la poca ejemplaridad de los propios miembros de la Iglesia, muchas veces con nula formación teológica. Así por ejemplo, hasta el Concilio de Letrán (siglo XII) no se prohibió tajantemente el matrimonio o el amancebamiento de los propios clérigos. Es decir, el objetivo último de esta Reforma era realizar una profunda renovación espiritual de toda la Iglesia.

Explicamos todo esto, porque a partir de esta Reforma surgirán numerosas sectas heréticas por todo el occidente europeo, al apropiarse del discurso de renovación espiritual e interpretando bajo su propio prisma el Nuevo Testamento y rechazando algunos de los principios de la Iglesia oficial.


Entre las principales sectas acusadas de practicar orgías podemos citar:

Begardos: Oficialmente fue un movimiento herético cristiano que apareció en Alemania alrededor del siglo XIII, extendiéndose rápidamente por Francia, Países Bajos y España. Han recibido distintos nombres según época y lugar, por lo que la confusión entre historiadores para trazar sus orígenes y sus dogmas es muy habitual.

Sus fieles llevaban una vida austera y sencilla, de fuerte componente comunitario. Eran hombres devotos que hacían vida religiosa en común sin estar sometidos a regla alguna, y sin reconocer la disciplina eclesiástica y su jerarquía. Algunos de estos begardos estaban muy próximos al estilo de vida eremita o ermitaño.

Aunque pronto fueron acusados de herejía y duramente perseguidos  ya que consideraban que una vez alcanzada la perfección del alma, al ser almas puras, ya no podían pecar, por lo que podían satisfacer sus necesidades más terrenales.

Por lo que extraoficialmente se les acusó de entregarse a toda clase de vicios, especialmente aquellos relacionados con el sexo. Ya que consideraban que los impulsos naturales del hombre eran creación de Dios, por lo que ir en contra de estos impulsos era ir en contra de Dios. Esta acusación la vemos reflejada en la obra  'Planctu Ecclesiae' del franciscano Álvaro Pelagio (siglo XIV) acusando a los begardos de "que el acto carnal completo no es pecado, por tender a él la naturaleza, pero sí, por la razón contraria, otras acciones menos lascivas".

Detalle de 'El Jardín de las delicias',
el Bosco.
Es decir, mientras la fornicación no era pecado por ser un acto natural, los besos o las caricias sí que eran considerados pecados porque no son actos naturales sino lascivos, por lo que rápidamente la sospecha de la realización de orgías cayó sobre este tipo de grupos.

A pesar de la persecución a la que fueron sometidos estos grupos, su doctrina no se extinguió del todo, reapareciendo herejías similares de forma periódica: en el siglo XIV, los begardos ocuparon una isla en el río Nezarka en Bohemia para poder vivir libremente, en el siglo XV reaparece este movimiento con las herejías de Durango, en el XVI con los alumbrados y en el XVII con los molinosistas.



Hermanos del Libre Espíritu: Fue una herejía surgida en 1250 en las regiones de Flandes y Renania perviviendo hasta bien entrado el siglo XVI. Sus líderes son los teólogos Amaury de Bene (+ 1206), David de Dinant (+1215) y Otlieb de Estrasburgo (+1215)
 
Su presencia siempre percibida por las autoridades como un peligroso foco de rebelión social, ya que su predicaban un subversivo mensaje de tintes "anarquistas", ya que rechazaban la propiedad privada, por lo que fueron protagonistas de numerosos hurtos y asaltos.

El cuerpo doctrinal de esta secta está basado en las corrientes adamitas del siglo II d.C., cultivando ideas panteístas y negando la existencia del pecado, por lo que rechazaban tanto los sacramentos como las Sagradas Escrituras, incluso creían que la jerarquía eclesiástica era un obstáculo para la salvación, por lo que no reconocían ningún tipo de autoridad.

Al igual que otros grupos espirituales de la época, consideraban que una vez alcanzada la perfección del alma ya no podían pecar, por lo que rechazaban la mayor parte de normas morales impuestas por la Iglesia, especialmente aquellas relativas a la castidad sexual.

Uno de sus rasgos más característicos fueron sus proclamas a favor de la desnudez, ya que consideraban que era un estado natural y era el mejor reflejo de la pureza de sus almas. A partir de este punto, los relatos sobre sus ritos y sacramentos son de todo tipo: se les acusó de satisfacer sin ningún tapujo moral sus instintos más primitivos, por lo que se les acusó de celebrar orgías en cuevas y recintos subterráneos, incluso de practicar todo tipo de perversiones sexuales: incesto, masturbación grupal, voyerismo, necrofilia, zoofilia, ...

Este grupo supo aglutinar no sólo a los tejedores de Flandes, sino también atrajo a miembros respetables de la sociedad flamenca: como artistas, intelectuales e importantes personajes de la política local, atraídos por los rumores y las promesas de nuevas vivencias sexuales.


Conclusión

Lo primero que podemos decir es que nunca sabremos hasta que punto las acusaciones aquí vertidas son ciertas, y es que, parece que acusar al rival de depravado y libertino siempre fue una excelente arma para desprestigiarlo, cuando no para arrojarle directamente a las llamas de la hoguera.

Por lo que la Iglesia (y los poderes centrales) frecuentemente recurrieron a este tipo de acusaciones para eliminar o silenciar cualquier movimiento que cuestionase de alguna forma el orden establecido.

Por lo que el gran número de herejías y movimientos heréticos surgidos a lo largo de la Edad Media parecen demostrar que fueron unas magníficas catalizadoras de focos de descontento e insurrección social, no sólo en materia religiosa, sino también, en el plano política, social e incluso sexual.



Bibliografía


Carrasco Manchado, A.I.; Rabade Obrador, M.del P.; Pecar en la edad Media, Silex Ediciones, 2008.
 
García de Cortázar y Ruiz de Aguirre (coord.); Cristianismo marginado : rebeldes, excluidos, perseguidos. II. Del año 1000 al año 1500, Fundación Santa María La Real, Centro de Estudios del Románico, 1999

Torres Prieto, J.M.; Sexo y herejía en el mundo antiguo, Edades: revista de historia, págs. 137-144.

Herejías en Occidente en:
http://www.almargen.com.ar/sitio/seccion/cultura/hereje/index%282%29.html

http://ramirofeijoo.com/gabinete-de-curiosidades/?p=243

http://www.iglesiapueblonuevo.es/index.php?codigo=enc_antinomianismo

sábado, 19 de diciembre de 2015

Orgías en la Historia IV: Roma ¿mito o realidad?

 Orgías en la Historia:
- Introducción y Prehistoria
- Antiguo Egipto
- Grecia
- Roma
- Edad Contemporánea (en preparación)

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Orgías romanas ¿mito o realidad?

Si hacemos una encuesta a la gente y les preguntamos sobre sexo y Roma, seguramente la primera imagen que les venga a la mente sea la de unos romanos tumbados en sus triclinium, pegándose un festín con todo tipo de manjares, y vino, mucho vino, en un ambiente cada vez más desenfrenado que acabará en una gran orgía.

¿Mito....

Pues esta imagen, aunque muy difundida y sugerente, no representa la realidad histórica, ya que la cultura romana es su más de 1000 años de existencia estuvo regida por una estricta moral sexual, dirigida principalmente a proteger (y controlar) la virtud de las castas matronas romanas, y donde la mayor virtud de un ciudadano romano era la templanza y el autocontrol, por lo que dejarse arrastrar por las pasiones era visto como causa de degradación moral.

A estos conceptos generales podemos añadir otros tabúes como la homosexualidad pasiva, la felación, el cunnilingus y la homosexualidad femenina, que era tomada por uno de las aberraciones morales más espantosas. Incluso existía cierto pudor acerca de la desnudez en público, especialmente la femenina, ni las más atrevidas pinturas eróticas pompeyanas muestran a las prostitutas completamente desnudas.

Hay que recordar, que al contrario que en la cultura griega, los romanos no vieron con buenos ojos la desnudez pública del cuerpo masculino.


Escena de banquete en una casa de Pompeya

Por todo ello, parece muy improbable la existencia de orgías entre ciudadanos de igual extracción social, ya que sería considerado una auténtica infamia que una casta matrona romana mantuviese relaciones sexuales en público delante de otros hombres.

Tal vez la fama de los "eróticos" banquetes romanos es que fueron el lugar ideal donde las patricias romanas mostrasen todos sus encantos, era casi el único lugar donde podían flirtear con otros hombres, por lo que los banquetes serían el escenario ideal para miradas furtivas, coqueteos e intencionados roces, que podrían culminar en una pequeña aventura extramatrimonial.

Otro dato que apuntan los detractores de la existencia de orgías en la cultura romana es que los romanos canalizaron las actividades de sexo colectivo en fiestas relacionadas con cultos a la fertilidad, como las lupercales o las ludi floralis, donde a pesar de producirse en un ambiente festivo y de cierta relajación moral nunca trasgredían las barreras de la moral sexual imperante.

A todo estos argumentos podemos sumar que los principales testimonios de estas orgías provienen de autores cristianos, cuyo objetivo era mostrarnos la degeneración moral del paganismo frente a la virtuosidad del pensamiento cristiano, o historiadores romanos, que aunque contemporáneos, seguramente exagerasen los vicios de los emperadores, como metáfora de un régimen político corrupto y tiránico.

Si a eso sumamos la enorme cantidad de imágenes eróticas o sexualmente explícitas halladas en cualquier ciudad romana es fácil imaginar cómo esas pinturas o esculturas excitaron la mente de arqueólogos e historiadores, fomentando la perpetuación de muchos de estos mitos.


... o Realidad?



CONTRA SABELO

Los versos que me has leído, Sabelo, son de un estilo asaz elevado para las escenas de disolución que describes. Ni entre las prostitutas de Dídimo, no en los voluptuosos librillos de Elefántide, se hallaría cosa análoga. Pintas en tu obra nuevas posturas de amor, cual puede idearlas el libertino más desenfrenado: lo que hacen ocultamente los más avezados impúdicos; cómo se acoplan hasta cinco o más, formando una cadena , y por fin, cuanto la licencia imagina conforme se apagan las luces. Para tanto cinismo, no era precisa tanta elocuencia.
- Marcial, Epigramas (CLIV)

Pero tras la conquista de Grecia se produce una helenización de Roma, que al calor de nuevas corrientes filosóficas, como el epicureísmo, proporcionarán una nueva visión del hombre, rompiendo con los antiguos tabúes, produciéndose una progresiva liberación sexual, donde la mujer conquistará grandes cuotas de libertad y donde primarán nuevos valores como la pasión, la belleza o la idea de amor romántico.

Porque aunque la sociedad romana tuvo unas normas morales muy estrictas en la esfera pública, en la esfera privada el ciudadano romano gozó de gran libertad, por lo que pudo dar rienda suelta a los vicios o gustos más atrevidos.

Bacchanalia - Auguste Leveque (1890-1910)
Y es que concubinas, prostitutas, esclavos y otros individuos de baja condición social, al no ser considerados ciudadanos romanos, no estaban sometidos a las mismas estrictas reglas morales, por lo que si un ciudadano romano, lograse vencer sus propios convencionalismo sociales, podría montar una orgía con individuos pertenecientes a estas categorías sociales.

Es decir, un esclavo o esclava era considerado un objeto más, que debía total obediencia a su amo, por lo que podían disponer de ellos con total antojo, incluso para satisfacer sus deseos sexuales: existen infinidad de testimonios de esclavos utilizados no sólo como esclavos sexuales al servicio de su amo, sino también dispuestos a satisfacer a alguno de sus invitados, o incluso prostituirlos abiertamente como una forma más de aumentar las rentas de su señor.

Con todo esto, no sería nada raro que aquellos patricios más libertinos realizasen auténticas orgías en sus villas, incluso como regalo para algún ilustre invitado, contratando a prostitutas o sirviéndose de sus propios esclavas o esclavos. Sólo hay que revisar los ácidos Epigramas de Marcial para descubrir todo un mundo de sexo y lujuria, incluso insinuando la transgresión de numerosos tabúes sexuales, como la homosexualidad pasiva:

No soy un adivino: pero si le duele / el pájaro a tu pequeño esclavo
y a ti, Névalo, el culo, / me hace sospechar.

- Epigramas, Marcial.


¿Pero qué pasa con los famosos banquetes?

Fresco de la Casa de los Amantes castos, Pompeya.
Sin duda alguna la idea más difícil de desenterrar del imaginario colectivo es la creencia de que los famosos banquetes romanos acababan en desenfrenadas orgías, de sexo y lujuria descontrolada. Se puede afirmar sin ningún tipo de miedo de que esta creencia es falsa, o al menos de la inmensa mayoría de banquetes.

Los banquetes no dejaban de ser una reunión de amigos, un acto social para charlar y entretenerse, claro que muchos de estos banquetes se desarrollaban en un ambiente de cierta distensión sexual, y es que el placer erótico formaba parte de la cultura romana, ya que el sexo era visto como algo positivo, al no estar ligado a ninguna idea de pecado.

Pero entonces ¿había sexo o no había sexo? Una vez descartada la participación de las castas matronas romanas en cualquier tipo de orgía, sí que era posible que un invitado se retirase a la intimidad de un cuarto con alguna esclava o liberta que le hubiese atraído físicamente, o incluso con alguna meretriz traída al banquete para tales menesteres.

Tal vez la causa de la extensión de este mito fueron los banquetes exclusivamente masculinos, aquellas reuniones destinadas a 'correrse una buena juerga', lejos de las miradas censoras de sus mujeres, banquetes regados con buena cantidad de vino, y donde la presencia de cortesanas versadas en diversas artes como la poesía, la danza o la música erotizaban la velada...

Las miradas y las insinuaciones irían dando paso a caricias y besos, los poemas más líricos y hermosos se irían tornando en poemas y canciones burdas y subidas de tono, los bailes sensuales se convertirían en auténticos striptease, y finalmente cuando los efluvios de Baco impregnasen el corazón y las almas de esos hombres, las escenas de sexo también harían acto de presencia, por lo que, sí que es muy probable, que terminasen en auténticas orgías de sexo en grupo, donde cada hombre daba rienda suelta a sus pasiones, tal y como muestran algunas pinturas de Pompeya, Herculano y Stabia.

Viñeta con orgía del cómic 'Astérix en Helvecia'.

Las orgías imperiales

Pero si alguien ha dado fama a las orgías romanas fueron los excesos de la gran mayoría de sus emperadores, excesos que nunca sabremos si se deben más a la pluma excesiva de vengativos historiadores o responden a una realidad.

Y es que historiadores como Tácito o Suetonio, no dudaron en retratar a numerosos emperadores como tiranos y perversos sexuales, incluso a sus esposas e hijas (Mesalina, Claudia) a los que se les atribuyen la transgresión de todos las tabúes romanos: felaciones, incestos, sodomía, cunnilingus, travestismo y como no orgías!

Un poder ilimitado sumado a la crisis moral y de valores que vivía la sociedad romana en los primeros siglos del Imperio fue el caldo de cultivo ideal para que el sexo, la lujuria y la promiscuidad se extendiese a las capas más altas de la sociedad romana. Y tal vez, aquí se esconda, la realidad de las tan famosas orgías romanas, en el binomio poder y sexo, ya que es fácil rastrear a lo largo de la historia numerosos ejemplos donde aquellas personas que han acumulado poderes absolutos se han atrevido a satisfacer sus fantasías sexuales más atrevidas y salvajes.

'Romanos de la decadencia', Thomas Couture.


Así Tiberio, cansado del ejercicio del poder, pasó sus últimos años retirado en su fantástica villa de la isla de Capri, lejos de las ambiciones y las envidias de la ciudad eterna.  Aunque Suetonio nos dice que en su retiro se dedicó "a favor de la soledad y lejos de las miradas de Roma, entregose finalmente sin freno a todos los vicios que hasta entonces, y aunque torpemente, había disimulado"


Por lo que pronto empezaron a correr toda clase de rumores y chismes sobre lo que allí ocurría donde según cuentan tenía: "un grupo de muchachas, de jóvenes y de disolutos, inventores de placeres monstruosos (...) formaban allí entre sí una triple cadena, y entrelazados de este modo se prostituían en su presencia para despertar, por medio de este espectáculo, sus estragados deseos".

Villa Jovis en Capri
Aunque fue su sucesor, Calígula, el que se lleva el dudoso honor de ser el Emperador más depravado de todo el Imperio, desde el momento de su coronación no dejó de celebrar fastuosos banquetes donde comida, sexo, danza y música se entremezclaban sin pudor alguno. Según las diversas fuentes estas fiestas imperiales derivaban en orgías colectivas, donde se mezclaban patricios y esclavos, que bajo los efectos del alcohol y otras drogas, realizaban todo tipo de actos sexuales.

Según avanzaba su reinado, sus problemas mentales también fueron agravándose, por lo que sus excentricidades y comportamientos desquiciados se multiplicaron: tomaba a su antojo a las mujeres de sus invitados, mantuvo relaciones sexuales con sus hermanas, casándose con Drusila, su hermana  favorita, incluso llegó a nombrar cónsul a su caballo.

Ponemos como último testimonio a Mesalina, la joven esposa de Claudio que murió ejecutada a los 24 años por orden de su propio marido, harto de sus corruptelas, intrigas y escándalos sexuales de toda índole. Se la acusó de organizar orgías, de participar en ritos paganos donde el desenfreno sexual era la regla e incluso se prostituyó en los burdeles más sórdidos de Roma, volviendo de madrugada al Palacio Imperial. Conocida es la leyenda de su apuesta entre ella y la prostituta más conocida de la ciudad, Escila, para ver quién lograba satisfacer más hombres, concurso que ganó la emperatriz, dándole placer a diferentes hombres durante varias horas más.



Conclusión

En este primer viaje hacia la historia de las orgías podemos diferenciar dos períodos, un primer período donde estas orgías están marcada por su componente mágico, ritual; y un segundo período, donde el peso de la religión desaparece y simplemente estas prácticas de sexo en grupo pasan a practicarse por puro placer hedonista.

La segunda conclusión que queremos dejar reflejada es la dificultad para discernir cuánto hay de mito y cuanto de realidad en las famosas orgías romanas, ya que a pesar de contar con múltiples testimonios es difícil pensar que siglos de rígida moral sexual puedan borrarse de un plumazo.

Tal vez la mejor forma para analizar este enigma histórico sea hacer una pequeña comparación con nuestra realidad, ya que a pesar de que hoy en día vivimos en una sociedad cada vez más abierta respecto a todo lo relativo al sexo ¿cuántos de nosotros ha participado en una orgía? ¿realmente participarías?¿por qué la mayoría de la gente nunca ha practicado ninguna actividad de sexo grupal?

Y es que a pesar de que el peso de la moral sexual cristiana es cada vez menor, parece que sus casi dos mil años de presencia ha configurado en nuestro subconsciente colectivo ciertas prácticas sexuales como negativas, cuando no ciertamente como completamente amorales, por lo que imaginamos que algo similar sucedería en los corazones y mentes de los hombres romanos, marcados por cientos de años de una estricta moral sexual.

Aunque a la vista de los numerosos testimonios, tanto gráficos como escritos, parece absurdo negar una realidad, que aunque menos frecuente de lo que pensamos, tuvo que darse en ciertos ambientes de excesivo lujo y libertinaje moral.

Y es que todo parece remitirse a una cuestión más relacionada con el poder y el dinero que de determinada moral imperante de una época, sólo hay que ver los paralelismo entre Tiberio y el ex-presidente de Italia, Silvio Berlusconi implicado en varias tramas de prostitución y orgías, y que al igual que el emperador italiano, se hizo edificar una lujoso villa para sus 'fiestas privadas' en la isla de Córcega.


Bibliografía

Alberto Angela, Amor y sexo en la Antigua Roma, La esfera de los  libros, 2012

Jean-Noel, R.; Eros romano: sexo y moral en la Roma antigua, Ed. Complutense, 1999.

Grimal, P.; El amor en la Roma antigua, Paidós Ibérica, 2000.

http://www.galeon.com/culturaarcaica/orgiabaston.htm


sábado, 5 de diciembre de 2015

Orgías en la Historia III: Grecia

 Orgías en la Historia:
- Introducción y Prehistoria
- Antiguo Egipto
- Grecia
- Roma
- Edad Contemporánea (en preparación)

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Seguimos avanzando en el tiempo para adentrarnos en el estudio de las orgías a lo largo de la historia. Esta semana nos detenemos en la Grecia clásica, ya que es en esta cultura donde se origina uno de los cultos orgiásticos más conocidos universalmente... las famosas orgías dionisíacas. Unas orgías realizadas en honor al dios Dionisio y famosas, no sólo por la posterior adaptación del culto que hicieron los romanos, con sus famosas bacanales, sino por haber sido una fuente de inspiración constante tanto para artistas como para literatos.

En este post nos centraremos exclusivamente en el culto al dios Dionisio en la Grecia Clásica, un culto, que aunque tardío, llegó a ser enormemente popular en toda Grecia, y donde las mujeres tuvieron una especial relevancia a la hora de su celebración, ya que ellas fueron las protagonistas de las famosas Orgías Dionisíacas.

El porqué de la importancia de las mujeres en este culto se explica porque según el mito, durante el viaje de Dionisos a las tierras orientales fue acompañado de un séquito formado por Silenos, Sátiros y Ménades, estas últimas eran mujeres que danzaban y gritaban al son de flautas y tambores, como personificación de las fuerzas orgiásticas de la naturaleza.

Pero antes de descubrir que hay de cierto en esas famosas orgías de sexo, alcohol y desenfreno realizadas en honor al dios del vino, nos gustaría acercarnos brevemente al origen de este culto, con un gran componente mistérico y ancestral; a su celebración, que iba mucho más allá de las famosas orgías; y especialmente a su significado, que nos ayudará a entender el concepto de orgía, muy alejado del carácter hedonista que le damos actualmente.

N. Poussin, The Triumph of Pan.
National Gallery, London

Origen del culto

El origen de este culto se pierde en la noche de los tiempos, algunos investigadores opinan que hunde sus raíces en las primeras sociedades matriarcales, asimilando los ritos y cultos de la Gran Diosa que dominó el mundo mediterráneo, otros apuestan que surge por sincretismo entre alguna deidad griega de la naturaleza y un dios más poderoso proveniente de las tierras de Tracia o Frigia, también están aquellos que le dotan de un origen egipcio, por su similitud con el viaje de dios Osiris a la India y su posterior retorno.

La mitología clásica nos dice que estas fiestas fueron introducidas en Grecia por Orfeo para celebrar la vuelta de Dionisio de su viaje hacia las Indias.


Fiestas Dionisíacas o Dionisias

Bacante - Bernhard Rode (1785)
Aunque originalmente este culto fue considerado como un culto extranjero, poco a poco, fue alcanzando gran popularidad en toda Grecia hasta convertirse en uno de sus festivales más famosos y populares.

En la región del Ática se celebraban dos festivales anuales en su honor: Las Dionisias Rurales celebradas en Diciembre y las Grandes Dionisias celebradas en Atenas durante el mes de marzo.

Durante estas fiestas, famosas por sus representaciones teatrales, se realizaba una procesión donde se portaba la imagen del dios hasta su templo. En este desfile participaban tanto hombres como mujeres, y durante la procesión se portaban algunos de sus elementos más representativos como jarras de vino, hojas de vid, hiedras, cestos con serpientes y ramas de sarmiento...

Siguiendo a este grupo iban los falóforos y los italóforos, los primeros portaban en procesión un gran falo mientras entonaban cantos explícitos, los segundos vestidos como mujeres imitaban los pasos de los borrachos.

Cerrando la comitiva estarían las bacantes, mujeres ataviadas como las míticas ménades, cubiertas sólamente con pieles de animales, ciñendo una corona de vida o de hiedra y portando varas con una piña en su punta.

Las conocidas orgías se celebrarían por la noche, donde matronas y doncellas iban en procesión a montes solitarios o a algún claro escondido entre los agrestes bosques, donde durante varios días, sin contacto con hombre alguno, se lanzaban a un desenfreno místico sostenido por la ingesta de alcohol y/o plantas alucinógenas.

Pero antes de adentrarnos en más detalles sobre estas orgías es necesario conocer el significado real de este tipo de cultos, ya que así podemos comprender el porqué de la existencia de estas orgías.


El significado del Culto a Dionisos

Su culto, de gran popularidad, se oficializó en las principales ciudades griegas allá por el siglo V a.C., su éxito se basaba en que era un culto liberalizador del individuo, con cierto mensaje de rechazo a los convencionalismos sociales y con un alto grado de igualdad social.

Y es que si por algo destaca este dios es por su dualidad: Es la muerte y la resurrección, la vida y la muerte, puede ser portador de oscuridad pero también de luz, es divino pero también es el más humano de todos los dioses del Olimpo. Es el delirio pero también la extrema lucidez. Por todo ello, es un dios oscuro, salvaje, misterioso, irracional.

Su culto está rodeado de misterios y leyendas. Era un culto mistérico, con varios grados de iniciación, con juramentos para salvaguardar el secreto y la unidad sagrada del grupo. Se celebraba en recónditos bosques o en lo alto de solitarios montes, donde iban respetables madres y esposas para convertirse en las Bacantes del dios, sumergiéndose en un orgía de alcohol, misticismo y drogas, donde confluían ancestrales ritos de fertilidad, y aunque sus rituales se habían moderado, aún se escuchaban escalofriantes rumores sobre un culto aún más primigenio y salvaje que se seguía ejerciendo en tierras orientales.

Mediante este culto se pretendía conseguir la purificación del cuerpo y del espíritu, volver a un estado incivilizado para conseguir la liberación del individuo y alcanzar la paz interior. Por ello, estos ritos trasgredían las leyes de los hombres, ya que las leyes aprisionan al ser humano; hay que volver al estado animal, al inicio de la humanidad, la naturaleza salvaje frente a la polis ordenada de los hombres.

La danza de las Bacantes, Charles Gleyre (1806-74)

Por eso el rito contenía elementos primitivistas y bárbaros, como el sacrificio de animales vivos, el descuartizamiento de carneros y la ingesta de carne cruda, ya que representan el rechazo a la tecnología humana, al progreso, renunciando al fuego de Prometeo para volver al estado de comunión total con la naturaleza.

Las bacantes bailaban danzas frenéticas al amparo de la noche, completamente desnudas, al son de flautas y timbales, entrando en salvajes trances y éxtasis. Las oficiantes más antiguas ofrecerían vino a sus compañeras y posiblemente también les proporcionaban placer a las más jóvenes, por lo que seguramente estas explosiones dionisíacas acababan con orgías femeninas, ya que el sexo es una poderosa fuerza primigenia, salvaje, llena de fuerza y locura, de magia.

El éxito de este tipo de asociaciones secretas de mujeres se ha atribuido a que fueron una válvula de escape del tradicional machismo bajo el que vivían las mujeres en la antigüedad, rompiendo con algunas de las prohibiciones a las que estaban sujetas por su condición de mujer, como beber vino y quizá también disponer libremente de su cuerpo y de su sexualidad.
 

Las Bacanales romanas 

Aunque en el siguiente post hablaremos de las orgías en la sociedad romana, creemos que es necesario explicar, aunque sea brevemente, la pervivencia de estos ritos dentro de la cultura latina.

Este culto, como ya vimos en este post, se extendió por tierras itálicas con la II Guerra Púnica, aportando elementos mucho más cercanos y “humanizadores” para algunas capas de la sociedad, sobre todo en ambientes rurales.

La principal diferencia con el culto griego es que tras el liderazgo de Paculla Annia, se permitió la iniciación en el culto a los hombres  adolescentes de menos de veinte años, aunque la prohibición de participar en la Bacanales seguía vigente para el resto de hombres

Pero pronto surgieron acusaciones de asesinato y de orgías criminales ideas relacionadas con una mala interpretación de sus ritos, muy similar al de otras muchas sectas, donde se simboliza la muerte del iniciado y su resurrección como nuevo miembro del grupo. Imitando la muerte de Dioniso a manos de los Titanes y su posterior resurrección. 

The Death of Orpheus (Bacchantes) - Lovis Corinth
Por lo que en el 186 a.C., las autoridades de Roma lanzaron la primera gran persecución religiosa del Imperio romano contra los adeptos del dios Baco, acusándolos de cometer actos inmorales y de brujería durante sus ritos nocturnos. 

Aunque los verdaderos motivos de su persecución fue que estos cultos agrupaba a los marginados de la sociedad romana: esclavos, mujeres, extranjeros, que representaban una formación social nueva, un culto extranjero, que escapaba al control del Estado, y lo que es incluso más grave, era un brote de rebelión ante autoridad y supremacía masculina, que representaba el Pater Familias, una subversión al sistema social establecido que no se podía tolerar. 

Posteriormente en tiempo del Imperio se retomaron estos cultos báquicos pero perdiendo su significado original, ya que bajo el influjo del epicureísmo y el hedonismo su celebración fue una excusa para celebrar banquetes y ¿orgías sexuales?, y las imágenes relacionadas con el mundo báquico se hicieron realmente populares, poblando buena parte del mundo iconográfico romano.

P. Picasso, Bacanal de Poussin.



Bibliografía

López Puertas, G.; El mensaje liberador de Dioniso en las Bacantes de Eurípides,  Espéculo: Revista de Estudios Literarios, Nº. 28, 2004-2005.

http://www.taringa.net/posts/info/900590/Dionisos-vino-y-orgias-lesbicas-megapost.html
http://sololasbrujastienenollas.blogspot.com.es/2010/12/dionysos-dios-de-las-mujeres.html