sábado, 23 de mayo de 2015

Cinturones de Castidad

Una de las luchas más acérrimas que deben combatir los medievalistas es desterrar la imagen de oscurantismo que se cierne sobre el medievo. Lo medieval suele ser asimilado con conceptos como atraso, fanatismo, barbarie... y el cinturón de castidad es uno de esos objetos que aúna todos estos conceptos.

Con este post pretendemos derribar algunos de estos mitos: la Edad Media no fue una época oscura y los cinturones de castidad nunca existieron como tal.

Cinturón de castidad, entre el mito y la leyenda.
La primera evidencia sobre ello es que no existen testimonios medievales directos sobre ellos. Incluso en aquellos escritos medievales que más se aproximan a la sexualidad de la gente común y que versan sobre las infidelidades y los celos, no hay mención alguna a la existencia de estos cinturones.

De haber existido, hubiesemos encontrado alguna referencia en el mayor compendio sobre el amor del medievo, el Decamerón de Boccacio o en los escritos de Rabelais o Bardello, tampoco encontramos referencia alguna en los picantes Cuentos de Canterbury de Geoffrey Chaucer.

Por todo ello, suponemos, que de ser cierta su existencia, su uso estaría  muy restringido y sería algo muy inusual, ya que las heridas por roces, abrasiones y laceraciones podrían provocar infecciones que pondrían en un riesgo de muerte muy real a la sufrida portadora, ya que al no existir antibióticos, cualquier herida o infección podía ser causante de una galopante muerte. Incluso, la simple oxidación del metal sobre la piel podría ser fatal de necesidad.

Pero ¿de dónde surge pues esta idea? Todo parece indicar que la idea original estaría más relacionada con evitar violaciones que infidelidades, ya que para evitar infidelidades existían métodos mucho más sencillos y humanos, como la vigilancia de una suegra o un par de criadas de confianza del señor.

Mucho más peligrosas serían las violaciones o los raptos, ya hablamos en este post de lo arraigada que estaba la costumbre del rapto hasta bien entrada la edad contemporánea; por no hablar de los peligros que podían acechar a una dama en cualquier tipo de viaje, pero ¿quién podría aguantar un viaje portando uno de esos cinturones sin sufrir terribles rozaduras?

Así que su uso, de ser cierto, estaría restringido a causas muy excepcionales como estancias nocturnas en posadas o acuartelamientos militares, por su hipotético uso sólo se produciría durante unas pocas horas.

El nacimiento del mito

Uno de los posibles origenes del mito lo podemos encontrar en los hermosos poemas narrativos de Maria de Francia, 'Los Lais', unos escritos del siglo XII, relacionados con la corte de Leonor de Aquitania, donde se glorifican conceptos del amor cortesano como la fidelidad o la castidad.
Entrega de la cinta a la novia -
Decretum de Graciano, del siglo XIII -
Laon, Bibliothèque Municipale.

En uno de esos poemas, en el Lai de Guigemar, narra la bella despedida de dos amantes, ya que él debe partir hacia las cruzadas. El poema nos narra como la pareja de amantes se juran fidelidad mediante un gesto concreto, la creación de un cinturón mediante una hebilla y una prenda de su amado realizada a base de nudos, que simboliza la lealtad de los amantes.
A partir de aquí surgirá el extendido mito de la imposición de estos cinturones de castidad cuando los hombres partían hacia las cruzadas.

Es decir, existen numerosos textos medievales donde se hablan de cinturones o cintas de las castidad, pero de una forma totalmente simbólica. Así en el Decretum de Graciano, una colección de normas de derecho canónico datada en el siglo XII, vemos una miniatura relacionada con el matrimonio, donde a la novia se le entrega un cinturón, como signo de su nueva condición de 'consagrada' al marido.

Y es que el cinturón o la cinta ha sido considerado por la Iglesia como un símbolo universal para la castidad, tanto para las mujeres como para los hombres, ya que consideraban que en los riñones se encontraba el origen de la semilla sexual, por lo que en algunas reglas monásticas recomendaban dormir con un cinturón para evitar cualquier tentación nocturna.
 
El Renacimiento: El nacimiento de una mentira. 
Por lo tanto, no está muy claro cuando nace este mito, ya que la expresión de cinturón de castidad fue utilizada dentro del lenguaje teológico occidental desde el siglo VI, pero como un simbolismo religioso ligado al concepto de conservación de pureza. No es hasta los siglo XV y XVI cuando aparece ligado este término al concepto de virginidad y castidad.

Algunos investigadores han apuntado que es en la época del Renacimiento cuando este mito comienza a surgir, como claro ejemplo del oscurantismo medieval, que esta nueva época de la razón quiere romper.

Es a partir del siglo XV cuando encontramos algunos textos medievales que nos hablen de ellos, aunque parecen ser más fruto de la imaginación de sus autores que de una existencia real.  La primera referencia la encontramos en el manual del arte de la guerra de Konrad Kyeser, el  Bellifortis’, escrito a inicios de ese siglo.

"Ferreum Bracile" - dibujo de Bellifortis Kyeser Konrad von Eichstätt, 1405.

Otras referencias, aún más dudosas, son los dibujos y grabados erótico-satíricos, que empezaron a popularizarse con la difusión de la imprenta, ya en pleno renacimiento, donde aparecen mujeres portando estos cinturones.
 
El testimonio más directo sobre su existencia proviene del catálogo de 1548 del arsenal de la República de Venecia, que según queda registrado pertenecía al señor de Padua, Francisco II 'El jóven' quien según estas fuentes malintencionadas, obligaba a su mujer y a sus amantes a portar estos cinturones de castidad.
 
Aunque los hechos históricos nos hacen dudar mucho de la veracidad de este testimonio, ya que la República de Venecia en guerra abierta con Francisco de Carrara por la anexión de la rica región de Padua, logra finalmente capturarlo y conducirlo a sus prisiones, donde es asesinado junto a su hijo en 1405. Para justificar tan terrible crimen, la Serenísima República comienza a difundir terribles rumores sobre el antiguo señor de Padua, calificándolo como un señor sádico, perverso y tirano, que torturaba a su mujer mediante el uso de este temible artilugio, hecho que legitimaba su asesinato y la anexión de sus tierras a los dominios de la poderosa república italiana.

Es decir, todos estos testimonios renacentistas parecen surgir más de la lasciva y satírica imaginación de algunos artistas italianos o de falsos rumores propagados por rivales políticos que de un uso real y atestiguado.


Cinturón de Castidad del Arsenal de la República Veneciana
siglo XV-XVI.
Museo di Palazzo Ducale


La Ilustración: La consolidación de la mentira.

Curiosamente, cuando se consolida el mito de los cinturones de castidad, es durante la Ilustración, otra época que reniega de todo aquello que representa la Edad Media, ya que se intentará acabar con todo lo que representa el régimen feudal... y la barbarie que representan estos cinturones son el mejor ejemplo de esa oscura época.

Así ilustrados como Diderot o Voltaire no dudaron en confirmar su uso, ya que algunas fuentes medievales fueron interpretadas como testigos ciertos de su existencia. Por lo que en la famosa 'Enciclopedia' de Diderot y D'Alembert se describe este “instrumento tan infame como lesivo a la sexualidad”, también Voltarie lo recoge en su cuento de 'El candado'.



La Época Victoriana: La mentira convertida en realidad

Finalmente todos esta literatura e historiografía convirtió a estos cinturones de castidad en una verdad histórica, por lo que empezaron a proliferar en el mercado de las antigüedades falsificaciones que eran vendidas a coleccionistas y museos de todo el mundo. Museos como el British o el Museo Nacional de la Edad Media de Cluny exhibieron estos cinturones de castidad hasta que las modernas técnicas de datación de objetos demostraron que eran falsificaciones realizadas en el XIX.

Incluso en 1889, el arqueólogo Maximiliano de Austria Anton Pachinger anunció el descubrimiento de una tumba del siglo XVI donde se podía ver los restos de una mujer en cuya pelvis se conservaba un artilugio formado por tiras de cuero y hierro, lo que parecía ser la prueba definitiva de la existencia de estos cinturones. Y aunque sospechosamente tanto como el esqueleto como el artilugio desaparecieron, algunos investigadores han sugerido que en realidad el 'cinturón de castidad' era una prótesis para corregir alguna deformación de cadera.

Con todo ello, finalmente los cinturones de castidad se convirtieron en una realidad, en plena época de puritanismo victoriano, se empezaron a realizar, aunque algo más pequeños, refinados y ligeros. Fueron comunes en Inglaterra y Francia y se empleaban tanto para evitar violaciones en viajes o como pruebas de romántica fidelidad. Curiosamente un invento tan atroz como los cinturones de castidad surgió de la mentalidad de burgueses modernos e ilustrados que de las 'oscuras' mentes medievales.



"Cinturón de castidad" (falso)
Catálogo del Museo de Cluny en París.




Bibliografia:
Albrecht Classen, The Medieval Chastity Belt: A Myth-Making Process, New York, Palgrave Macmillan, 2007;

Régine Pernoud, La femme au temps des croisades, Parigi, Librairie generale francaise, 1992;

James A. Brundage, Law, Sex, and Christian Society in Medieval Europe, University of Chicago Press, 2009;

Umberto Franzoi, L’armeria del Palazzo ducale a Venezia, Treviso, Canova, 1990


http://www.ideasdebabel.com/home/el-cinturon-de-castidad-mito-util-de-un-objeto-inutil-por-antonio-mendoza-wolske/
http://www.abc.es/20120220/sociedad/abci-gran-mentira-cinturones-castidad-201202201403.html


3 comentarios:

  1. Todo un descubrimiento tu blog!!!

    ResponderEliminar
  2. Me encanta el blog, una pena que no sigas actualizando, tiene unos artículos maravillosos. Este en concreto es muy curioso.
    Saludos

    ResponderEliminar