sábado, 16 de abril de 2016

Hermafroditismo, Transexualidad y cambios de sexo en la Edad Moderna


Antes de iniciar esta entrada queremos curarnos en salud ante posibles errores que podamos cometer en la terminología utilizada , y es que, a lo largo de este post mezclaremos una serie de conceptos que hoy en día son claramente identificables, como transexualismo, hermafroditismo, lesbianismo e incluso travestismo, pero que en época moderna muchos de estos casos fueron englobados bajo un mismo concepto, ya que al tener una concepción hipocrático-galénica de la sexualidad humana se otorgaba un mismo diagnóstico a muy diferentes casos.

¿Qué queremos decir con eso de una concepción hipocrático-galénica de la sexualidad? Pues desde la Antigüedad hasta prácticamente la Ilustración se pensaba que desde un punto de vista biológico sólo existía un único sexo: el masculino.

Pero... ¿y las mujeres preguntaréis? las mujeres eran hombres imperfectos, y me explico.... según esta concepción biológica todos los seres humanos eran concebidos siendo hombres, pero una serie de factores como la posición durante el coito, la diferencia de temperatura o los humores internos de la mujer,... modificaban el resultado final del sexo.

Es decir, los órganos sexuales de la mujer eran iguales que los del hombre diferenciándose únicamente en su posición (interna/externa). Por lo que existían distintos grados de perfección en este único sexo: el sexo masculino era el sexo más perfecto, y por contra el femenino era el resultado de un proceso de gestación imperfecto.

Desde esta visión, entre medias quedaban abierta una serie de posibilidades intermedias que explicaban ciertos casos de hermafroditismo, e incluso cambio de sexo espontáneos, siendo muy extendida la teoría que algunas mujeres debido a grandes esfuerzos físicos podían "completarse" sexualmente y desarrollar órganos sexuales masculinos.


Su reflejo en las ciencias y en las letras

Por todo ello, no nos puede extrañar que el hermafroditismo y la transmutación sexual fuese un tema central en numerosos tratados médicos de la época, recogiéndose múltiples casos en todo tipo de escritos, especialmente en los tratados médicos y en las relaciones de sucesos.

La literatura renacentista y del Siglo de Oro no fue ajena a este fenómeno, por lo que muchas grandes obras de nuestra literatura presentan casos de hermafroditismo, transexualismo o travestismo.

Y es como bien señala Gil Fernández en 'La cultura española en la Edad Moderna': "durante el Barroco, se saboreó con gusto lo terrible y lo monstruoso. (...) esa complacencia en lo truculento, profundamente asentada en el imaginario colectivo, favoreció la difusión de historias y escritos donde se detallaban malformaciones, bicefalismos, hermafroditismos o híbridos de humano y animal. Las cortes españolas estuvieron pobladas de enanos, gigantes y monstruos."
La mujer barbuda,
Francisco de Rivera

Sólo hay que asomarse a nuestro Quijote para comprobar que está repleto de personajes que se travisten, y es que el genio cervantino logra con su humor desentrañar la causa principal que se esconde bajo la mayor parte de estos casos: la búsqueda de la libertad! Las mujeres se travisten para alcanzar mayor grado de independencia: como Dorotea que se pone un hábito para escapar !sola! a Sierra Morena, o la hija de Diego de Llana que se viste de hombre para escapar de la casa y ver el pueblo, o Ana Féliz que se embarca vestida de hombre desde las Américas para recoger la fortuna de su padre.

Pero como veremos a continuación estos casos no fueron simples invenciones literarias, sino que existieron casos reales y muy conocidos sobre mujeres que se travistieron para gozar de una libertad que la sociedad les vetaba.

Hermafroditismo

Bajo estos principios, no nos puede extrañar que tanto el derecho civil como el canónico reconociesen desde tiempos medievales la coexistencia de ambos sexos en una misma persona. De esta forma las Partidas de Alfonso X el Sabio ya recogían la forma de proceder en estos casos, procedimientos que se mantuvieron durante los siglo XVI y XVII, a saber, la identificación sexual del individuo por medio de expertos, ya fuesen doctores o comadronas, que tenían que decidir cuál era el sexo dominante.

Aunque esta elección también podía recaer en los padres o en el mismo individuo una vez llegaba a la adolescencia. Por lo que una vez aceptados estos casos por la ciencia médica de la época,  la única imposición de la sociedad era obligar al individuo a mantenerse fiel a esta elección el resto de su vida.

Mujer Hermafrodita.

Transmutación Sexual

Escultura de Hermafrodito.
Al igual que el hermafroditismo, las transmutaciones sexuales eran admitidas sin grandes problemas por el pensamiento de la época. Numerosos autores así lo afirmaban, Antonio de Torquemada en su 'Jardín de Flores curiosas' decía: “No es cosa fabulosa tornarse las mugeres, hombres”, en otro texto de esa misma época también se podía leer: “No  puede  negarse,  el  que la  muger  pueda  mudar  sexo,  y  convertirse  en hombre”.

Normalmente estos cambios de sexo solamente se producían en determinadas ocasiones, como ya dijimos anteriormente, la mayor parte de estos "milagros" acaecían cuando las mujeres se sometían a esfuerzos terribles, como el parto, donde los genitales masculinos era expulsados al exterior.

Otros casos también están asociados a la primera menstruación, como recoge Amato Lusitano sobre una pescadora portuguesa, llamada María Pacheco, "a quien viniendo a la edad en que le había de bajar su costumbre, en lugar de ella le nació, o salió de dentro si estaba escondido, el miembro viril, llamándose entonces Manuel Pacheco", extraordinario hecho del que se hacen eco otros autores como Torquemada o Martín del Río:

 "...en la portuguesa ciudad de Ezqueira, a nueve leguas de Coimbra, vivía un noble que tenía una hija llamada María Pacheco. Llegada a la pubertad, en vez de flujo menstrual le brotó un miembro viril, que no se sabe bien si lo llevaba allí escondido, o si le nació de alguna otra manera. De esta suerte, la muchacha cobró aspecto de mancebo adolescente. Como cuadraba a su sexo, se vistió de hombre y se empezó a llamar Manuel Pacheco. Embarcándose pasó a las Indias, donde por sus hazañas cobró fama de valiente soldado, y también hizo fortuna. De vuelta a su patria, casó con ricahembra. Amado nada dice de que tuviesen descendencia, pero sí que fue siempre imberbe, y de rasgos un tanto afeminados: indicios estos de virilidad imperfecta". 
                                                                         - Martín del Río, Disquisitionum magicarum libri VI, Lyon,   Horacio Cardon, 1612, liber II, quaestio (...)

Incluso existen testimonios sobre transmutaciones sexuales provocadas por el hecho de bailar frenéticamente, como el caso que explica Miguel Montano: " [...] hubo en Vitriaco una joven llamada María. En cierta ocasión, mientras bailaba con frenesí, le brotaron de pronto órganos viriles y se convirtió en varón. Al recibir el sacramento de la confirmación de manos del Obispo de Soissons le cambiaron el nombre por el de Germán. Más tarde le nació barba, y vivió hasta una edad muy avanzada. Sin embargo, nunca se casó."

Aunque curiosamente todos estos casos de transmutación sexual siempre van en una misma dirección, es decir, son las mujeres las que se transforman en hombre, y nunca al revés. Este dato también tenía su "lógica explicación científica" y es que la evolución de ese único sexo sólo podía darse en sentido ascendente, es decir, podía pasarse de un sexo inferior a uno superior, pero no al revés.

¿Intervención Divina?

Otro dato curioso es que gran parte de esos casos se dieron entre un determinado grupo de mujeres... ¿adivinan? las monjas, y es que esa vida de rosarios, oraciones y clausura provocó sin duda a más de una mujer, una transmutación, un "milagro", que las hacía libre de abandonar el claustro.

Aunque en estos casos, estas transmutaciones sexuales solían ser consideradas auténticos milagros, donde la intervención divina era directamente responsable de estos hechos, así algunas santas como Santa Paula de Ávila y Santa Liberata desarrollaron órganos masculinos para salvaguardar su vida, su honra y por lo tanto su santidad.

En su estudio sobre 'Hermafroditas y cambios de sexos en la España Moderna' Antonio Moreno Mengibar y Francisco Vázquez García recogen varios de estos casos donde las monjas son las protagonistas:

- El narrador Juan Fragoso nos habla de una monja del convento de Santo Domingo de Madrid que <<alçando un gran peso se convirtió en hombre y se llamó Rodrigo Montes, y recibió órdenes sacros, y fue después fraile>>

- La religiosa de Alcalá de Henares a la que le sucedió algo similar según narra el padre Nieremberg.

- Uno de los casos más famosos es el de la monja dominica de Úbeda, Magdalena Muñoz, a la que se ha catalogado como hermafrodita, ya que tras ingresar en un convento fue expulsa años después por tratarse realmente de un varón ya que...  “Que  ocho,  o  nueve  días  antes  avian  traido  al  Convento  una  partida  de  cien fanegas  de  trigo,  lo  avia  metido,  y  traspasado  todo  en  una  tarde,  de  el  qual  exercicio sintió  un  gran  dolor  entre las  dos  ingles,  y  que  se  avia  hinchado,  y  entendiendo  se  avia quebrado con la fuerça, se afligió mucho, y no se atrevió a decirlo. [...] y al cabo de tres días se avia resuelto la hinchazón, y le avia salido naturaleza de hombre”. Lo cierto es que esta mujer de fuerte complexión física resultó ser finalmente un hombre, por lo que acabó tomando el nombre de Gaspar y enrolándose en los tercios de Flandes donde se pierde su pista.


Transexualismo social

En una época donde la sociedad estaba tan claramente estratificada, pertenecer a uno u otro sexo suponía un cambio radical a la hora de afrontar la vida, por lo que todos estos cambios de sexo suponían todo un cambio social en sus protagonistas.

Por lo que no todos los casos acaecidos son fruto del hermafroditismo o del milagro de la transmutación sexual, cabe pensar que en la mayoría de estos sucesos no existe cambio de sexo biológico, es decir, esconden casos de lesbianismo o transexualismo social, mujeres que no se identificaron con su género, por lo que decidieron adoptar ropajes de hombres y vivir como tales.



Así en otro caso expuesto por Torquemada podemos apreciar esta situación: “en  un  lugar  no  muy  lexos  de  donde  agora  vivimos,  estava  una  muger  casada con  un  hombre  labrador  no  muy  rico,  y  como  esta  muger  no  tuviese  hijos,  el  marido  y ella  estavan  mal  avenidos,  y  ansi  se  dava  tan  aspera  vida,  fuese  de  celos,  o  por  otra causa,  que  la  muger  una  noche  hurtando  los  vestidos  de  un  moço  que  en  casa  estava, vestida con ellos se fue y anduvo por algunas partes fingiendo ser hombre, y asi sirvió y ganaba para sustentarse, y estando asi, o que la naturaleza obrasse enella pujante virtud que bastase para ello [...] ella se convertio en varon, y se caso con otra muger...



Dos casos para la historia: Elena de Céspedes y Catalina de Erauso, la monja alférez

Pero sin duda, si hablamos de transexualismo y hermafroditismo en la Edad Moderna hay que destacar el nombre de estas dos extraordinarias mujeres, que aunque les dedicaremos un post aparte, creo que es necesario realizar una pequeña reseña sobre su vida.


Elena/o de Céspedes

El caso de esta mujer se debate entre el hermafroditismo y la transexualidad, ya que aunque nació mujer, después de un parto dijo haber sufrido una transmutación sexual, viviendo su vida a partir de aquel momento como hombre. Se dedicó profesionalmente a la medicina como cirujano (siendo la primera "mujer" titulada como cirujana en toda Europa), incluso contrajo matrimonio con otra mujer, hecho que la llevó a ser juzgada por la Inquisición.

Las dudas sobre su caso parten de que fue capaz de superar varias exploraciones realizadas por importantes médicos del reino que no dudaron en afirmar su masculinidad, aunque hay algunos que piensan que esta extraordinaria mujer, de origen esclavo y morisco, aprovechó sus importantes conocimientos sobre cirugía y las creencias médicas de la época sobre el dimorfismo sexual para engañar a todos aquellos que la rodeaban y así poder vivir la vida que le dictaba su corazón y no su cuerpo.

Intentó llevar una vida libre e independiente, liberada de las rígidas normas de comportamiento que la sociedad imponía a las mujeres. Aunque finalmente, tras repetidos y exhaustivos exámenes médicos fue considerada mujer, y por lo tanto condenada por lesbianismo y sodomía, y forzada a vivir como mujer.

Aunque como indican las diversas operaciones que se autorealizó para disimular su naturaleza femenina, Elena nunca se sintió una mujer, pudiéndola considerar como un transexual masculino.


Catalina de Erauso, la Monja Alférez

Catalina de Erauso.jpg
Catalina de Erauso.
Este caso es algo diferente, ya que sobre ella no hay ninguna sospecha de hermafroditismo, ni de transmutación sexual, simplemente fue una mujer que eligió vivir su vida como un hombre. Esta mujer, condenada a vivir el resto de su existencia en un convento, decidió escapar de él y vivir desde ese momento una vida de aventuras como hombre.

Se ha especulado mucho sobre su identidad y su orientación sexual, ya que nunca sabremos si ella realmente se sintió un hombre y por eso eligió esa vida o simplemente aprovechó su disfraz de hombre para poder vivir su sexualidad de lesbiana sin ser condenada por ello.

Sea como fuera Catalina vivió una vida apasionante, que relató en sus propias memorias, combatiendo como soldado en las Américas. Su valor y bravura le valieron el ascenso a alférez, aunque su fuerte carácter también le costó su carrera militar y le acarreó graves problemas con la ley.

Finalmente atrapada por la Justicia decidió revelar su verdadera naturaleza a su confesor, hecho que la convirtió rápidamente en toda una celebridad en su época, su historia saltó rápidamente a Europa, donde muy pronto adquirió una fama inusitada, siendo recibida por reyes y papas.

Aunque hastiada de todo y de todos, decidió regresar a América y vivir sus últimos años como lo que siempre había sido... un hombre.


Bibliografía

Franco Rubio, G.; Metamorfosis femeninas y desafíos al patriarcado. El caso de Elena/Eleno Céspedes, Impulsando la historia desde la historia de las mujeres.: La estela de Cristina Segura / Pilar Díaz Sánchez (ed. lit.), Gloria A. Franco (ed. lit.), María Jesús Fuente Pérez (ed. lit.), 2012, págs. 417-428 en  https://www.ucm.es/data/cont/docs/995-2015-01-09-Gloria%20Franco%20Metamorfosis%20femeninas.pdf

Moreno Mengíbar, A. y Vázquez, F.: "Hermafroditas y cambios de sexos en la España Moderna", Monstruos y seres imaginarios en la Biblioteca Nacional, Madrid, Algete, 2000.

Richard Cleminson, F.V.; El destierro de lo maravilloso. Hermafroditas y mutantes sexuales en la España de la Ilustración, Asclepio, Vol 63, No 1 (2011)

VV.AA.; Elena de Céspedes. La azarosa vida de una cirujana del siglo XVI, Gaceta médica de México, Vol. 151, Nº. 4, 2015, págs. 538-542 en http://www.anmm.org.mx/GMM/2015/n4/GMM_151_2015_4_538-542.pdf

Zamora Calvo, M.J.; "In virum mutata est"transexualidad en la Europa de los siglos XVI y XVII, Bulletin hispanique, ISSN 0007-4640, Vol. 110, Nº 2, 2008, págs. 431-447

Flores de la Flor, M.A.; Los Monstruos en la Edad Moderna en el Mundo Hispánico



http://elcuadernodelahistoriadora.blogspot.com.es/2014/07/el-cambio-de-sexo-en-la-edad-moderna.html

2 comentarios:

  1. ..."ella se convertio en varon, y se caso con otra muger...” Muchos de estos casos son de personas intersexuales, el término hermafroditismo es más bien literario.

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  2. Santoral cristiano y la intersexualidad: http://leopoldest.blogspot.com.es/2010/09/santos-intersexuales.html

    Mas info:
    http://leopoldest.blogspot.com.es/2010/11/personas-intersexuales.html

    http://leopoldest.blogspot.com.es/2010/11/entrevista-gabriel-j-martin.html

    http://leopoldest.blogspot.com.es/2011/12/intersexualidad-dsd-guia-para-padres-y_02.html

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