Prostitución en el Lejano Oeste:
Parte I: El sexo en el lejano Oeste
Parte II: Prostitutas, bailarinas y madames
Parte III: Burdeles y zonas de prostitución
Es hablar del Oeste y a todos nos vienen a la mente imágenes de famosas películas de western con indios salvajes, peligrosos pistoleros, extensas praderas y duelos bajo un ardiente sol, pero no hay película donde no aparezca una "paloma herida", una "ninfa de la pradera", un "ángel caído", una "mujer pintada", nombres eufemísticos para denominar a las mujeres dedicadas a la prostitución.
La mayoría de las películas nos han mostrado a estas "mujeres de salón" como mujeres desvergonzadas, con carácter, que llevaban una vida frívola, y que, finalmente, eran rescatadas de ese mundo por el protagonista de la película.
Pero para la gran mayoría de prostitutas no había salvación alguna, ni héroe que las rescatase, ni tan siquiera una vida feliz.
Tal y como nos muestra la magnífica película de Clint Eastwood, 'Sin Perdón', que nos relata la cara más amarga de este sórdido mundo.
Un mundo sucio, peligroso, mísero y sórdido, donde la gran mayoría de prostitutas acababan alcoholizadas, adictas a alguna droga o muertas por alguna enfermedad. Aunque también existieron prostíbulos de alto standing, que les dieron la oportunidad de acumular ciertos ahorros para poder establecerse con una nueva vida en alguna lejana ciudad. Incluso mujeres, como el caso de bailarinas y chicas de alterne que, aunque tildadas de mujeres poco honorables, no ejercían la prostitución.
Prostitutas en su habitación. |
Pero empecemos por el principio, ¿por qué fueron tan populares los burdeles en Lejano Oeste? El motivo es sencillo, la falta de mujeres. La conquista del oeste no fue fácil, era un territorio inhóspito, a veces peligroso, por lo que los primeros en lanzarse a la aventura en pos de riquezas y tierras fueron principalmente hombres jóvenes. En los primeros tiempos de la conquista del Oeste, la población masculina triplicaba a la femenina, incluso hubo lugares como la California de 1850, donde el 90% de la población era masculina. Por lo que los burdeles y salones y casas de baile se convirtieron es un próspero negocio con una clientela necesitada del contacto con mujeres.
Se ha estimado que en la segunda mitad del XIX, período donde la prostitución estuvo permitida en los territorios del oeste, hubo más de 50.000 mujeres ejerciendo la prostitución. Incluso en algunas ciudades el número de prostitutas eran tal elevado que suponían hasta el 25% de la población.
Pero ¿cómo podía acabar una mujer ejerciendo en un prostíbulo? Por la miseria, ya que, la prostitución se convertía en la única fuente de ingresos posible para numerosas mujeres que se quedaban sin amparo familiar: mujeres abandonas por sus maridos, o aquellas que se quedaban solas al morir sus padres o enviudaban demasiado jóvenes. Estas mujeres eran atraídas con carteles que prometían un salario digno, ropas o comida diaria.
No faltaban las que la sociedad empujaba al mundo marginal de la prostitución. Los casos más tristes eran aquellas mujeres que, seducidas por un amante pasajero, perdían su virginidad, o aquellas que eran violadas, ya que una vez perdida la honra, no había esperanza para ellas, les imposibilitaba casarse, o las propias hijas de las meretrices, que ya nacían bajo el estigma de ver en la prostitución su única forma de ganarse la vida.
La doble moral del oeste
Otro de los motivos de esta época dorada de los burdeles era la doble moral imperante en EE.UU. en aquella época. Una doble moral plasmada físicamente en el mapa de los EE.UU., ya que mientras en las ciudades del este imperaba una rígida moral victoriana, en las nuevas ciudades del oeste se regían por una mayor permisividad, no escrita, que toleraba ciertas actitudes.
Así que, aunque la prostitución era tildada como una actividad ilegal, o más bien alegal, no había poblado o ciudad que no contase con algún lupanar en sus inmediaciones.
Incluso muchos de ellos estaban incluidos en los directorios locales o estatales, como la "Guía de viajeros de 1895" de Colorado, un manual de 66 páginas donde el cliente podía buscar el burdel más adecuado a su bolsillo.
Por ello, las autoridades locales preferían hacer la vista gorda ante la prostitución, y como mucho, confinar la zona de los burdeles en una zona apartada de la ciudad, normalmente al otro lado de las vías del tren, estableciendo una especia de frontera que separaba a las mujeres honradas de las prostitutas.
Prostituta en el interior de un prostíbulo. |
Además, en el lucrativo negocio de la prostitución, las mismas autoridades locales no dudaron en sacarle provecho económico, cobrando una especie de impuesto indirecto, a través de "multas" periódicas, tanto a las prostitutas como a los locales de alterne.
Por otro lado, también tenemos esa doble moral que siempre se ha vivido en torno a la prostitución, tolerándose como un mal necesario, ya que se veía como una herramienta social para evitar que los hombres molestasen (por no decir, violar, secuestrar...) a las mujeres honradas. Por ello, aunque las prostitutas siempre estuvieron mal vistas por el resto de la sociedad, su presencia siempre fue tolerada.
Algunas meretrices llegaron a ser mujeres referentes en sus ciudades, al promover actividades filantrópicas y culturales.
Incluso muchos hombres preferían tratar con prostitutas que, con mujeres honradas, ya que delante de las prostitutas se podían comportar, tal y como eran, y no fingir unos modales y un refinamiento del que carecían por completo.
LAS PROSTITUTAS
En el Oeste se pueden diferenciar dos tipos de señoras de "mala vida". Por un lado, tenemos a las prostitutas, que ejercían en burdeles y prostíbulos de toda clase y condición. Por otro, tenemos aquellas mujeres que trabajaban como bailarinas o chicas de alterne en salones de baile y tabernas, que, aunque su nombre pueda indicar lo contrario, no ejercían la prostitución.
Muchas de las mujeres que ejercían la prostitución tenían otro oficio con el que aumentar sus ingresos: costureras, lavanderas, cocineras, incluso muchas de ellas lograban acumular el suficiente dinero para crear algún negocio como casa de huéspedes.
Tampoco eran raros los casos de mujeres casadas que ejercían la prostitución, ya fuese porque su marido la forzase a ello, o porque estaban casadas con los dueños de algún burdel.
Las prostitutas más afortunadas eran aquellas que trabajaban como madames y regentaban un burdel, ya que solían quedarse con un 40% de lo que cobraban las chicas.
VIDA DE LAS PROSTITUTAS
Pero no nos engañamos, la vida de la mayoría de prostitutas era miserable, sus escasas ganancias las solían gastar en drogas o alcohol, la única vía de escape para sus tristes vidas.
Prostitutas de Denver, CO |
No podemos olvidar la violencia que tuvieron que sufrir estas mujeres, palizas, violaciones... Por lo que no nos puede extrañar la fama que tenían de ser mujeres duras y agresivas. Escondiendo bajo sus ropajes o en su calzado alguna navaja, o la famosa pistola Deringers, un arma de gran calibre, mortal a corta distancia.
Por lo que no era raro aquellas que preferían suicidarse, antes que acabar mendigando por las calles. Las tasas de suicidio en el gremio fueron altísimas. Por último, no faltaban aquellas que morían en el transcurso de un parto o de un aborto mal hecho, ya que la falta de métodos anticonceptivos hizo que los embarazados no deseados fuesen bastante frecuentes.
Aquellas con más cabeza, o mejor fortuna, solían ahorrar lo suficiente para intentar montar su propio negocio, normalmente alguna taberna o burdel. Otras se buscaban la vida como comadronas o abortistas. Pero muy pocas conseguían reunir el dinero suficiente y empezar una nueva vida en otro lugar.
BAILARINAS Y CHICAS DE ALTERNE
Aunque también engrosaban las filas de mujeres poco honorables, las bailarinas y chicas de alterne no solían ejercer la prostitución. A pesar de ser despreciadas por el resto de mujeres "honradas", la mayoría de chicas de salón eran tratadas como "damas" por los hombres que acudían a estos salones. Ya que tanto las propias mujeres, como el encargado del salón, o incluso los propios clientes velaban por el cuidado y respeto hacia estas chicas. Por lo que las ofensas y maltratos a estas chicas se castigaban duramente con una buena tunda o un duelo de honor en las calles de la ciudad.
Su trabajo consistía en entretener a los clientes, con sus números de canto y danza, bailando con ellos o dándoles conversación, flirtear un poco con ellos, pero sobretodo, haciendo que se dejasen su dinero en la barra del bar.
La mayoría de estas chicas provenían de familias de granjeros
pobres, mujeres viudas jóvenes o chicas sin recursos que, atraídas por la posibilidad
de ganar un buen sueldo, no dudaban en entrar a trabajar en cantinas y salones
de toda índole, una oportunidad casi única de emanciparse, bajo la promesa de vivir una vida menos dura y menos pobre que trabajando en el campo o en una granja.
LAS GRANDES MADAMES DEL OESTE
Las madames solían ser antiguas prostitutas que habían conseguido el suficiente dinero para montar su propio negocio. Pero sobretodo, fueron mujeres lo suficientemente inteligentes para lograr sobrevivir en un mundo tan duro y áspero, y llevar con cabeza y buen tino un negocio tan lucrativo, pero peligroso, como un burdel.
Debían controlar la limpieza del burdel y de sus chicas, así como proporcionarles ropas y cosméticos. También tenían que tener buena mano, y buena cabeza, para tratar con clientes, comerciantes, prostitutas y especialmente autoridades locales. Por ello, las madames se caracterizaban por ser muy buenas samaritanas, aportando fondos a organizaciones caritativas, escuelas e iglesias.
Denver, Colorado, fue una de las ciudades cuyo distrito dedicado a la prostitución adquirió mayor notoriedad por su extensión y prosperidad. La fiebre del oro hizo incrementar su población hasta los 100.000 habitantes.
MATTIE SILKS (1847-1929): Se estableció en Denver, Colorado, una de las más prósperas ciudades del oeste americano. A los 19 años ya regentaba un burdel en Springfield (Illinois); posteriormente se trasladó hacia el oeste buscando ampliar su fortuna, montando burdeles, primero en Dodge City (Kansas), para acabar asentándose en Denver, donde montó un burdel de lujo.
Su establecimiento atrajo a lo más granado de la ciudad de Denver, y pronto se convirtió en toda una institución en la ciudad. Supo invertir su fortuna en diferentes propiedades, convirtiéndose en una mujer muy rica y popular.
Mattie Silks se convirtió en la indiscutible "Reina del Barrio Rojo de Denver" a fines del siglo XIX. |
JENNIE ROGERS: También se asentó en la ciudad de Denver, llegando a poseer hasta 3 locales, a cada cual más lujoso en decoración y servicios. Jennie logró acumular una gran fortuna, y a pesar de su profesión se distinguió por ser una mujer culta y refinada.
Inauguró el famoso burdel 'House of Mirrors', un fastuoso prostíbulo situado en una mansión de tres plantas, que contaba con numerosas estancias, más de 16 dormitorios, diferentes salones, comedor, y sobretodo destacó por su salón de baile, la sala de los espejos, adornada con grandes espejos y muebles de maderas nobles.
Otra de esas grandes ciudades famosas por el gran número de prostíbulos existentes fue Deadwood, se sabe que el primer burdel se estableció con la llegada de los primeros colonos en el año de 1876. En esta ciudad destacaron dos grandes madames: Dora DuFran y Mollie Johnson
En Cripple Creek hubo otro famoso prostíbulo dirigido por la madame PEARL DE VERE, un lujoso edificio de dos plantas llamado 'Old Homestead', decorado al estilo francés y que contaba con lujos como un teléfono o dos cuartos de baño. Las fiestas que se celebraban en su interior fueron famosas en toda la región y sólo se podía acceder bajo invitación.
Por último, citar a otra famosa madame, KATE 'BIG NOSE' ELDER, novia del famoso Doc Holliday, que montó el primer gran burdel en la ciudad Tombstone. En esta ciudad destacó el famoso 'Bird Cage Theatre', un local donde se ofrecían toda clase de espectáculos y variedades, y cuyo nombre provenía de las 12 minúsculas habitaciones que se situaban en la planta superior, donde las "palomas" ofrecían sus servicios.
Interior del famoso prostíbulo "Bird Cage Theatre" |
Acabamos con el lujoso burdel de FANNIE PORTER en San Antonio (Texas), lugar muy famoso al ser frecuentado por la banda del pistolero Butch Cassidy.
MÉTODOS ANTICONCEPTIVOS
Una de las principales preocupaciones de las prostitutas era quedarse embarazas, y aunque en esta época ya se comercializaban diferentes método anticonceptivos, su uso aún no estaba muy extendido.
Había píldoras abortivas, conocidas como píldoras portuguesas, o los polvos preventivos de Madame Restell, pero como cabe suponer su efectividad era relativa. El condón ya se había inventado, fabricados en goma o piel, habían llegado procedentes de Francia, por lo que en los primeros lugares donde se empezó a utilizar fue en las zonas de influencias francesa como Nueva Orleans o St. Louis.
También se empleaban diafragmas o los famosos lavados vaginales con supuestos ingredientes espermizidas como sulfato de zinc, bicarbonato, hojas de rosa roja, vinagre...
A pesar de todos estos métodos, al final la forma más común de intentar evitar embarazos era la marcha atrás, o en caso de embarazo, los siempre peligrosos abortos.
BIBLIOGRAFÍA
Rutter, M.; Upstairs Girls: Prostitution in the American West, Farcountry Press, 2005Doval, G.; Breve Historia del Salvaje Oeste: Pistoleros y forajidos, Nowtilus,
https://www.legendsofamerica.com/we-paintedlady/
https://www.farwest.it/?p=461
https://www.dailymail.co.uk/news/article-5453959/The-everyday-lives-prostitutes-Wild-West.html
https://www.abc.es/historia/abci-sexo-y-revolver-verdad-tras-burdeles-y-pervertidas-prostitutas-lejano-oeste-201901230212_noticia.html
Un gran artículo! Todas y todos tenemos la imagen en la cabeza de lo que pudo ser la prostitución en aquella época. El cine se ha encargado de transmitirla. Pero tantos detalles, me parece muy enriquecedor y curioso.
ResponderEliminarFeliciades.
Muchas gracias, me ha ayudado mucho tu artículo para un libro que estoy escribiendo. Gracias
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