viernes, 23 de junio de 2017

Homosexualidad en la Antigua Roma

Índice:
1.- La homosexualidad en la cultura romana
2.- La evolución de la moral sexual respecto a la homosexualidad
3.- Homosexualidad femenina en la antigüedad clásica
4.- Esclavos sexuales  (en preparación)
5.- Transexuales en Roma (en preparación)

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Uno de los principales problemas al hablar de homosexualidad en la Roma Antigua es que solemos trasladar nuestros conceptos contemporáneos hacia el pasado... y ¡eso es un error! Ya que nosotros entendemos homosexualidad masculina, como el amor mutuo entre dos personas del mismo sexo; y por regla general, cuando hablamos de homosexualidad en tiempos de los romanos no estamos hablando de sentimientos de amor y afecto, y si me apuran, ni siquiera hablamos de dos personas, ya que normalmente este tipo de relaciones homosexuales se daban entre un amo, un ciudadano romano libre, y un esclavo, un ser que no llegaba ni a la condición de persona, sino de objeto.

Además, como ya hemos explicado en otros post, la sexualidad romana era un claro reflejo de su concepto de poder, el hombre romano, el pater familias, era un hombre que poseía, que dominaba, por ello su obligación en el sexo era tomar un papel activo, por lo que el sexo no era una cuestión de placer ni mucho menos de amor. Se sodomizaba a esclavos, prisioneros, libertos o extranjeros, nunca a otros ciudadanos romanos. Es decir, la homosexualidad en Roma no era una simple cuestión de placer, sino que escondía un importante papel cultural y político.


Es por ello, que el otro gran error histórico es asimilar el concepto de homosexualidad griega y romana, mientras en Grecia la pederastia educativa o militar estaba aceptada socialmente en un buen número de polis, la moral romana era bastante severa con este tipo de prácticas, al menos como veremos, con sus jóvenes libres...

Pintura erótica pompeyana.
Una de las pocas representaciones donde aparecen dos hombres fornicando.

Por último, añadir que en este primer post vamos a intentar acercarnos al concepto de homosexualidad existente en la cultura romana. Es preciso señalar que este concepto no es extensible a toda su cultura y regiones, basta con recordar que su cultura se extiende durante un período de casi mil años y por regiones muy dispares culturalmente, por lo que en un segundo post  analizaremos cómo fue evolucionando el concepto de homosexualidad a lo largo del tiempo...


UN MUNDO BISEXUAL

Lo primero que hay que recordar a nuestros lectores es que nos encontramos ante una cultura abiertamente bisexual. 

La bisexualidad estaba muy presente en el mundo grecorromano. Algunos de sus grandes dioses eran bisexuales, como Zeus cuando raptó a Ganimedes o el fiero Hércules y su compañero de armas Hilas; algunos de los grandes héroes de sus historias también eran bisexuales, como Pelópidas y Epanimónidas, por lo que no nos debe extrañar que grandes figuras históricas fuesen abiertamente bisexuales: Sócrates, Platón, Aristóteles, Alejandro Magno, César, Tiberio, Calígula, Nerón, Trajano, Adriano o Heliogábalo son algunos de estos grandes nombres de la historia de clara orientación bisexual.

Crátera de figuras rojas con la representación del mito de Zeus y Ganimedes.

Esto mismo nos cuenta Marcial en un epigrama cuando su mujer le pilla in fraganti con el esclavo de la casa:

"Me colmas de reproches, mujer, porque me has sorprendido con mi tierno esclavo, y como último argumento, me dices que también tienes posaderas. ¡Cuántas veces dijo otro tanto Juno al lascivo (Júpiter) Tonante! Éste, sin embargo, se acuesta aún con su grácil y delicioso Ganimedes. El héroe de Tirinto soltaba el arco para entendérselas con el bellísimo Hilas; ¿y crees, quizá, que no tenía trasero Mégara? La fuga de la hermosa Dafne desesperaba a Apolo; no obstante, el pastor de la Ebalia supo bien pronto consolarlo. Briseida brindaba su virginal trasero a Aquiles; éste prefería los favores de un jovencito. Cesa, pues, de aplicar nombres masculinos a la parte posterior de tu cuerpo y no olvides que, tanto por detrás como por delante, no eres más que mujer".
- Marcial, Epigramas, (Lib.XI, ep. 43)

Y si la realidad de una sociedad hay que buscarla entre sus poetas, la naturalidad con la que hablan de la homosexualidad y/o bisexualidad es un claro reflejo de lo extendida que estaba en la sociedad: Catulo, en sus poemas se declara abiertamente bisexual, sus bellos poemas de amor a Lesbia, no le impiden cantar al amor de un muchacho joven; Crisipo enseñaba a los sabios el arte de amar a los efebos; Marcial, con toda su ironía y mala leche vertida en sus Epigramas, no dudó en defender el amor hacia los jóvenes efebos; Petronio y su Satiricón son una muestra más de la corrupción de costumbres en la que se había sumergido la sociedad romana.

Sus más alta plumas, como Ovidio y Séneca hablan de la homosexualidad con toda normalidad. Hasta el respetable Catón aceptaba la homosexualidad, su principal queja era los altos precios que se pagaban por satisfacer esos vicios al comprar bellos esclavos griegos u orientales a precios muy elevados.

La homosexualidad se aceptaba con naturalidad, siempre que se respetasen sus reglas y excepciones.


Y esa parece ser una de las principales quejas de estos censores, el vicio donde la sociedad romana había caído, y no por el hecho de acostarse con un muchacho, sino más bien por la vida regalada y lujuriosa a la que muchos hombres se entregaban sin ningún freno, un estilo de vida lujoso y excesivo, muy alejado de los valores, tan proclamados de la Antigua República, como la austeridad y la templanza.

El retrato que nos hacen estos escritores es que vivíamos en un mundo abiertamente bisexual, y aunque muchos de ellos eran críticos con la extensión de estos "vicios", parece innegable afirmar que tanto la homosexualidad como la bisexualidad estuvieron enormemente extendidas en muchas provincias romanas. Y por ello, nos preguntamos...

¿Qué es ser homosexual en un mundo bisexual?

Y es que en un mundo abiertamente bisexual es difícil definir la homosexualidad en nuestros términos modernos, ¡claro que habría hombres que sólo sintiesen atracción por otros hombres! Pero recordamos que la obligación de cualquier ciudadano romano era casarse y aportar hijos a su ciudad, además, el matrimonio no era una cuestión de amor, sino una cuestión de negocios, entonces ¿por qué no casarse y aumentar la dote familiar? 

¿por qué arriesgarse en caer en habladurías e infamias si una vez casado aún podías disfrutar en la intimidad de tu hogar de tu favorito?


De nuevo Marcial nos brinda un excelente retrato en esta cuestión...

Eras rico en otro tiempo, pero entonces fuiste pederasta y no conociste ni una sola mujer en mucho tiempo. Ahora vas detrás de las viejas. ¡A cuánto obliga la indigencia! Ella hace de ti, Caridemo, un follador.
- Marcial, Epigramas.

Por todo ello es difícil encontrar el caso de ciudadanos romanos que tuviesen una vida de pareja estable entre ellos,  ¿para qué caer en ese estigma social? si podías convivir con tu esclavo toda una vida... o acaso no fue eso lo que pasó entre el gran emperador Adriano y su joven (y extranjero) amante Antínoo. Un romance que se inició en un viaje a Asia menor del emperador y desde entonces y hasta la muerte de Antínoo fueron compañeros inseparables.

Bustos del emperador Adriano y su amante Antínoo. British Museum.



HOMOSEXUALIDAD PEDERÁSTICA

Este es otro de esos asuntos polémicos entorno a la concepción de la homosexualidad en la antigüedad, principalmente porque comparamos nuestro concepto actual de pederastia con el desarrollado en la cultura greco-latina.

Y es que en la antigüedad la más bella edad era considerada la adolescencia masculina, por lo que la mayor parte de relaciones homoeróticas se daban entre un ciudadano libre y un adolescente de condición social inferior. Son muchos los poetas que cantan a la belleza de estos efebos, o se lamentan porque su amante empieza a mostrar signos de madurez y hombría.

"Joven Hilo, ¿por qué me niegas hoy lo que ayer me otorgabas?, ¿por qué tanta crueldad después de tanto amor y dulzura? más ¡ay! tienes razón: tu barba, tus años, tus pelos, nos impiden resucitar lo pasado. ¡Oh tú, noche malévola, que trocado en un viejo el suavísimo doncel de otros días, cuán triste y larga eres! El tiempo, Hilo, se burla de mi afán. Tú que ayer fuiste un niño, dime ¿por qué eres hombre hoy?"
- Marcial, Epigramas (Lib. IV, Ep. 7)


Uno los símbolos más destacados del paso de la adolescencia a la edad adulta es el pelo, ya que cuando un adolescente alcanzaba la edad adulta solía cortarse el pelo y perder esas largas melenas que tanta gustaban a sus amantes.

Pero, al mismo tiempo, era considerado una grave afrenta si se mostraban preferencias por muchachos demasiados jóvenes, por lo que había una franja de edad bastante imprecisa que marca los límites permitidos de las relaciones homoeróticas.

Por contra, también eran motivo de burla aquellos hombres a los que les gustaban los culos velludos, es decir, aquellos hombres que se sentían atraídos por hombres una vez superado este umbral de la adolescencia. También resulta sorprendente a nuestros ojos, que en este tipo de relaciones pederásticas tuviesen unas pautas tan marcadas, por lo que sólo están permitidas ciertas actividades sexuales, mientras que otras prácticas, como la masturbación de los efebos, también eran duramente censurables.


CONTRA UN PEDERASTA MASTURBADOR


"Que tus rudas caricias profanen el blanco y delicado rostro de Galeso y que te acuestes con un Gamínedes desnudo, es ya demasiado, al decir de la gente. Limítate, pues, a desflorar a los efebos y deja de excitarlos con tu mano perversa, que, originándoles una pubertad prematura, les haces más daño que las acometidas de tu pene.  De ahí ese olor ese olor de las axilas, esos pelos precoces, esa barba que, en los tiernos muchachos, contemplan con asombro las madres; de ahí, en suma, nuestro escaso placer de verlos desnudos en los baños. La Naturaleza dio a los machos dos partes: una para el servicio de la mujer, otra para el del hombre; conténtate con esta última".
-Marcial, Epigramas, Lib.XI, Ep.22

Por último, apuntar que los versos de estos poetas también dan a entender que cuando un joven romano contraía matrimonio se suponía que debía de abandonar sus relaciones homoeróticos con sus favoritos. Incluso sabemos de la existencia de contratos matrimoniales donde el futuro esposo se comprometía a no tener ni concubina ni favorito.

Como ejemplo escogemos este epigrama de Catulo, donde se burla de la desgracia de un esclavo que al casarse su amo pierde su condición de "favorito", por lo que se le cortan sus cabellos, ya que nunca más tendrá sexo con su antiguo amo.

Eros y Sileno.
"No calle más la procaz burla de los fesceninos, 
ni niegue a los niños nueces el esclavo favorito,
cuando sepa que ha perdido el amor de su señor.
Dales nueces a los niños, inservible favorito.
Bastante tiempo jugaste con las nueces. 
Te conviene ahora servir a Talasio*. (*Dios del matrimonio)
Favorito, dales nueces.
Las rústicas (las campesinas) te asqueaban  favorito, ayer y hoy.
Ahora rapándote está la cabeza el peluquero.
Desdichado, ay, desdichado. Favorito, dales nueces.
Cuentan que de mala gana tú, marido perfumado,
renuncias a tus lampiños amigos. Pero renuncia.
Io, Himeneo, Himen, io, Himen, Himeneo."
- Catulo


También Marcial en otro Epigrama aconseja a un tal Víctor abandonar los amoríos con su favorito, ya que está a punto de casarse, por lo que le aconseja ir a un prostíbulo para aprender como debe mantener relaciones con una mujer...

"Iníciate en las delicias del tálamo, iníciate, Víctor: aprenda tu pene la dulce función que aún ignora. Ya ha empezado a tejerse el flámeo (velo de la esposa) de tu prometida; instrúyese ésta en todos sus nuevos deberes, y bien pronto sus virginales manos cortarán los cabellos de tus esclavitos. Cuando empieces a desflorarla, espantada de tu abultado príapo, apretará las piernas; tu dardo entonces resbalará hacia abajo y amenazará su trasero; pero su madre y su nodriza, providas salvarán a la cuitada gritándote: ¡Que es una mujer, cielos! ¡Que no es un muchacho!  ¡Ay, qué de sofocones y qué de sudores te costará si un coño es para ti una cosa exótica! Confíate, muchacho, a las lecciones de alguna profesional de la Subura, y que ella te enseñe a ser hombre: una virgen no es maestra en tal arte."
- Marcial, Epigramas, Lib. XI, Ep.78

Por todo ello, no nos puede extrañar que Augusto se viese obligado a promulgar leyes que sancionaban a los solteros, bajo el pretexto de la corrupción moral y de costumbres de la vieja aristocracia romana.

PLACER SIN PASIÓN

Este es uno de los ejes fundamentales para comprender la homosexualidad en Roma, el hombre libre activo podía tener relaciones con un esclavo o con un prostituto, con el fin de obtener un placer tranquilo, opuesto a la pasión. Se pensaba que en este tipo de relaciones tranquilizaba al espíritu, ya que no había cabida para los arrebatos amorosos o la pasión, que hacía perder la cabeza a los hombres.

Además, mediante este acto también imponía su autoridad, por lo que no sólo era una cuestión de placer, sino que en muchos casos la sodomía podía ser un castigo o una muestra más del poder del señor frente a sus esclavos y libertos.

La pasión amorosa sólo debía darse entre hombres y mujeres, y aun así caer bajo la pasión era un signo de debilidad, de falta de autocontrol. Bajo esta mirada no nos debe extrañar que Propercio (II,4) dijese: "Deseo que mis enemigos amen a las mujeres y mis amigos a los jóvenes", añadiendo "la pederastia es el río apacible y sin zozobra: ¿qué mal temer de tan reducido espacio?"

Por ello cuando un ciudadano cae rendido a la pasión hacia un joven y bello muchacho, y su voluntad pasa a ser dominada por este violento deseo, esa relación se torna condenable. Del mismo modo que es condenable, que un esclavo, sabedor de la pasión que un ciudadano romano siente hacia él, se aproveche de esa situación para sacarle suntuosos regalos.



BANQUETE ROMANO

Los mejores testimonios sobre la existencia de relaciones homosexuales de carácter afectivo entre amo y siervo nos lo ofrecen varios autores en su descripción de los banquetes romanos. Recordar la importante función social que tuvo el banquete para la aristocracia romana, siendo el lugar por excelencia para dar rienda suelta a su diversión y a su placer, aunque siempre manteniendo unas ciertas normas de decoro.

Es en este espacio donde se cultiva ese erotismo hacia lo masculino, donde se mezclan comida, bebida, música, poesía y erotismo. Y donde la figura del puer delicatus, del favorito, alcanza gran protagonismo, no sólo como escanciador de vino o como acompañante en el banquete, sino a veces también como un juguete sexual.

Mosaico romano depositado en el Castillo de Boudry (cantón de Neuchatel, Suiza)

Son innumerables los testimonios de autores clásicos que nos hablan de modo, más o menos velado, de la clara relación de complicidad sexual y afectiva que se daban entre los señores y sus favoritos en estos banquetes, ocupando por ello un lugar privilegiado, siempre cercano a su amante. Y aquí radica la importancia del mito del rapto de Ganimedes por Zeus, ya que es raptado por Zeus y es llevado al Olimpo para ocupar la posición de escanciero, con la aprobación de todos los dioses (menos Hera), por la belleza del joven efebo.

No nos debe extrañar, pues, la gran cantidad de testimonios que tenemos sobre este tipo de relaciones: Plinio nos explica como a Nerva le gustaba de cenar con su liberto Veiento reclinado en su pecho, o con esclavos favoritos recostados junto a sus dueños, como hizo el liberto Zoilo, o Trimalción con su joven Creso.

Estas muestras de amor son una clara representación de la existencia de relaciones afectivas sólidas, que rompían con todos los convencionalismos de la muy clasista sociedad romana. La única posición permitida socialmente a un esclavo era delante de los lechos, escanciando vino, ¡no recostado junto a su señor! Ya que era considerado como un exhibicionismo irrespetuoso y obsceno de los gustos homoeróticos del señor. Se podía aceptar este tipo de relaciones, pero nunca exhibirse públicamente en un banquete.

¡Oh, tú, encanto de mis ocios, prenda de mi alma, Telesforo dulcísimo! Con tu adorada boca - que me ha prodigado caricias supremas, desconocidas, sutiles-, con tu boca divina, perfumada por el viejo Falerno, bésame niño, bésame sin cesar, y pásame la copa cuando la desfloren tus labios. Si, después de esto, me concedes los verdaderos goces del amor, no me cambiaré por Júpiter cuando acariciaba a Ganimedes.
- Marcial, Epigramas, Lib. XI, Ep.26.

Incluso al propio Augusto, según nos relata Suetonio (Aug. 83,2), le gustaba rodearse de bellos efebos de origen oriental en sus banquetes.


Copero sirviendo vino en  un fresco de Pompeya.



SER GAY EN ROMA

Todo este panorama que hemos planteado no significa que la homosexualidad estuviese públicamente bien vista y aceptada, una cosa es lo que tu hagas en la intimidad de tu hogar, con recato y sobriedad, y otra muy distinta hacer alarde públicamente de tus preferencias sexuales, especialmente si había rumores sobre tu gusto excesivo por los hombres o por tu actitud pasiva en el sexo.

Entonces, ¿se podía ser abiertamente homosexual en Roma? Sí y no. Como bien apunta Paul Veyne en su ensayo sobre la homosexualidad ¿se puede ser infiel abiertamente en nuestra sociedad? o ¿se puede predicar a los cuatro vientos que eres swinger? En la Antigua Roma también existían uniones ilegítimas, pero moralmente admitidas. Lo importante es que las personas implicadas sean discretas, el resto del mundo, aun sabiéndolo aparentará ignorarlo; los menos los poetas, los únicos con licencia para hablar de ello sin ningún tipo de censura.


Mosaico con Baco ebrio, Museo Romano-Germánico de Colonia

Y es que es sorprendente como cambia la visión de estos autores cuando hablan de homosexualidad pasiva, sólo hay que leer las duras palabras que emplea Marcial contra Papilo:

"Pecando contra natura, te complaces, Papilo, en ser el paciente, y enseguida lloras las consecuencias. ¿Por qué, satisfechas ya tu ansias, muestras tanto pesar? ¿Te arrepientes de tu goce impuro o deploras su fugaz duración?"
- Marcial, Epigramas (Libro IV, Ep.48)

Por lo que no nos debe extrañar que uno de los insultos más típicos que podías escuchar en las calles de cualquier ciudad romana es algo similar a nuestro castizo y rancio "maricón", traducido al latín como "pedico", "irrumo" o "catamita", insultos que hacían referencia, no al hecho de tu atracción hacia los hombres, sino de ser pasivo en cuestiones de sexo homosexual.

"Mucho hombre eres tú, Nasón. Más ponle
que el que a tu lado baja, mucho hombre
no es. Así Nasón, en conclusión,
digamos que eres mucho maricón."
- Catulo

Por otro lado, el ser "afeminado" o como decimos en España "tener pluma" también era motivo de burla en el mundo romano, como vemos el mundo tampoco ha cambiado tanto en estos 2000 años.

Ese fatuo, a quien se ve noche y día en las literas de las mujeres, conocido en toda la ciudad por sus perfumes, por su brillante púrpura, por sus rasgos suaves, por su amplio seno, y por sus piernas depiladas, y que se acerca sin cesar a tu esposa, no debe inspirarte miedo ¡oh Cándido! Jamás se la follaría.
- Marcial, Epigramas 


Y aunque el hombre romano era bastante coqueto y solía preocuparse bastante por su imagen física:   llevar una barba cuidada, teñirse, la utilización de perfumes y ungüentos para el cuerpo e incluso ¡la depilación era bastante habitual! Los homosexuales eran especialmente cuidadosos en este aspecto como bien nos recuerdan estos epigramas...

"Aunque llevas, Cresto, los cojones depilados y una polla igual al pescuezo de un buitre y una cabeza más lisa que los culos de los putos, y no queda con vida en tus piernas un solo pelo, y unas pinzas asesinas desbrocen las canas de tus hocicos, de Curios, Camilos, Quincios, Numas, Ancos y de cuantos de pelo en pecho hemos leído en alguna parte hablas con grandilocuencia y te desgañitas con voces y amenazas, y emprendes una cruzada contra las obras teatrales de tu tiempo. Entre tanto, si se te presenta un atleta que se ha librado ya del pedagogo y cuyo pene hinchado ha desembarazado un especialista, lo llamas con una seña y te lo llevas y da vergüenza decirlo, Cresto, lo que haces con tu lengua catoniana".
- Marcial, Epigramas (Lib. IX, Ep. 28)

Pinzas romanas para la depilación

Por último, no podemos dejar de mencionar a los llamados "cinaedi", homosexuales travestidos, que muestran abiertamente su condición de homosexuales pasivos, que según Juvenal (Sátira II) son el culmen de la falta de decorum social, ya que incluso se atreven a asistir al culto de la Bona Dea, una deidad esencialmente femenina.

Y es que estos cinaedi era los peores considerado socialmente, ya que su falta de virilidad era vista como toda una afrenta a su escala de valores. La virilidad de un hombre romano era esencial y debía mostrarse en todos los aspectos de su vida: en la calle, en su casa, en su cama. La virilidad del hombre romano era un instrumento para demostrar su superioridad y justificar su sometimiento, por lo que estos hombres carentes no sólo de virilidad en el sexo, sino también en su vida pública eran considerados como seres despreciables por la mayor parte de la sociedad.

De esta forma los describe el astrólogo Manilio (Astrología):"[...] Tendrán siempre la preocupación por su ornato personal y por la hermosura de su semblante: rizar y ondular sus cabellos o sujetar la cabellera con lazos dándole forma en la poblada coronilla, o bien transformar el aspecto de la cabeza añadiendo cabellos, así como alisar los miembros ásperos con la porosa piedra pómez, detestar su virilidad y desear unos brazos torneados. Les agradan los vestidos femeninos, el calzado no para proteger los pies, sino para su adorno, y la forma de andar afeminada. Les da vergüenza su naturaleza masculina y en su pecho habita una ambición inconfesable, a la par que se jactan de su enfermedad como si fuera una virtud".


Orestes y Pilades.
Museo del Prado.

MATRIMONIO HOMOSEXUAL

Y a pesar de todo esto, y aun con el estigma social que podía suponer tenemos noticias de matrimonios entre hombres en plena época imperial, y ¡vale! que uno de esos testimonios sea sobre un emperador, ya sabemos a las excentricidades que llegaron algunos de los emperadores, pero es que el otro testimonio no alude a ningún poderoso personaje.

De esta forma el testimonio que nos ofrecen dos de nuestros escritores satíricos por excelencia, como son Marcial y Juvenal, podría ser una pista de que este tipo de matrimonios fueron más frecuentes de lo que pensamos, y es que lo más llamativo es que fueron realizados públicamente. Y aunque el matrimonio en Roma no tenía carácter religioso, era un simple acto social, esto no quita importancia al hecho de que existieran estos matrimonios homosexuales.


"Nerón se manchó con todos actos lícitos e ilícitos, y no había desvergüenza que no cometiera. Para obrar aún más torpemente, pocos días después se unió en matrimonio, con la solemnidad seguida en los esponsales, con un depravado, de nombre Pitágoras. Al emperador se le colocó sobre la cabeza el velo de color rosa de las esposas. Se llamaron testigos; se convino la dote. Se colocó el tálamo y se eligieron las faces. En público se ofreció todo lo que, aun tratándose de una dama, se oculta."
- Tácito, Ann. XV.37


"El barbudo Calístrato se casó con el rudo Afro con el ritual con que una doncella se suele casar con un hombre. Brillaron delante las antorchas, cubrieron su rostro los flameos, y no faltaron tus fórmulas rituales, Talaso [dios itálico de los matrimonios] Se fijó además la dote. ¿No te parece, Roma, que ya es suficiente? ¿esperas acaso los frutos de tan peregrino consorcio?"
- Marcial, Lib. XII, Ep.42)

Aunque no faltan investigadores que defienden que estas bodas no fueron reales, sino más bien o ataques personales a emperadores o una crítica a ciertos aristócratas muy afeminados.



LA HOMOSEXUALIDAD EN EL EJÉRCITO

Aunque en el mundo griego son bastante conocidos los casos de homosexualidad en sus ejércitos, en los ejércitos romanos estos casos estaban completamente prohibidos, actuando sin contemplaciones y condenando a muerte a los infractores.

Y es que esta severidad también puede ser entendida como que era un problema habitual: las largas campañas, la soledad, la falta de mujeres, el sentimiento de camaradería... podían hacer surgir ciertas pasiones entre los soldados...

Por lo que no nos faltan testimonios sobre la inflexibilidad del ejército en estos casos, dando igual la graduación de los soldados, es más, los castigos eran más severos con aquellos oficiales de más alta graduación, ya que precisamente ellos debían servir de ejemplo para los soldados más jóvenes.

Uno de estos testimonios nos lo ofrece Plutarco quien relata como un soldados de nombre Trebonio asesinó a su oficial al intentar sodomizarlo, el caso es que este oficial llamado Gayo Lucio era sobrino, nada más y nada menos, que del poderoso Mario, por lo que nadie se atrevía a ocuparse de la defensa de Trebonio. Por lo que en el juicio fue el propio Trebonio quien expuso los hechos y al salir a la luz la actitud de Lucio, Mario, no sólo exculpó al soldado Trebonio, sino que además le otorgó una corona por su ejemplo.

Todo esto no implicaba que no estuviesen extendidas este tipo de costumbres griegas entre los ejércitos, especialmente si había esclavos presentes. Sabemos que prestigiosos generales como Sila o Sertorio no dudaron en rodearse de esclavos de gustos griegos.



ESCLAVOS SEXUALES

Hasta ahora hemos visto el fenómeno de la homosexualidad desde la visión de un ciudadano romano, pero poco sabemos sobre los sentimientos de estos efebos, ya que ningún poeta consideró interesante plasmar su visión de los hechos.

Ya hemos dicho que los efebos solían ser esclavos o libertos, normalmente procedentes de Oriente y Alejandría, con largos cabellos y que encarnan el ideal de belleza romano. Pero en una sociedad esclavista como la romana los esclavos no cuentan para nada, son sólo objetos, objetos parlantes. Séneca el Viejo dijo:

«La impudicia es una infamia para un hombre libre, para el esclavo, constituye el más absoluto deber hacia su amo; para el liberto, representa un deber moral de gratitud».

Esclavo borracho, F.Sabbate (1900), Escuela de Bellas Artes, París.
Un espartano muestra a sus hijos un esclavo borracho.

Por lo que muchos esclavos eran comprados por su belleza, especialmente caros eran los efebos orientales, y su único fin podía ser servir a las pretensiones sexuales de su amo. También sabemos que muchos señores sacaban un dinero extra prostituyendo a sus propios esclavos, por lo que su opinión, su vida, sus sentimientos, no valían nada, da igual que fuesen niños o pre-adolescentes.

La única regla era que el señor se limitase a obtener placer de ellos, por lo que estaba muy mal considerado darles placer a ellos, ya fuese permitiéndoles ocupar la posición activa, mediante la masturbación o la modalidad más sacrílega para un romano, practicar sexo oral.

A pesar de todo ello, todo parece indicar que estos favoritos ocuparon un lugar privilegiado en la casa del señor, solían ser llamados también bajo el nombre de "pueri delicati" (muchacho mimado), por lo que su posición era relativamente cómoda en el hogar, ya que podía disfrutar de ciertos privilegios prohibidos al resto de esclavos, e incluso aspirar a obtener la libertad como el liberto Trimalción del 'Satiricón' de Petronio.

Bailarines
Cuando el favorito empezaba a mostrar los primeros signos de madurez solían ser sustituido por otro efebo más joven, ya que estaba muy mal visto socialmente continuar una relación con un exolati, es decir, un joven que había superado ya la edad de la adolescencia.

El futuro de estos jóvenes, una vez, abandonaban el papel de favoritos, era bastante incierto, algunos estarían empujados a vivir en el mundo de la marginalidad o la prostitución masculina, otros seguirían sirviendo en la casa del amo, o era vendido a otro señor; por último, estarían aquellos que por intentar conservar sus últimos rasgos de juventud recurrían a la castración.

Aunque por desgracia, nunca sabremos lo que realmente existieron estos adolescentes, que desde muy jóvenes fueron sometidos a toda clase de abusos por parte de sus amos, ¿arrastrarían traumas para el resto de sus vidas? ¿estaban preparados mentalmente para soportar este tipo de vida? ¿su vida era más feliz que la de otros esclavos?



CONCLUSIÓN

En este primer post hemos intentado acercarnos al concepto de homosexualidad existente en la cultura romana, buscando desterrar viejos mitos y abriendo nuevas líneas de investigación para futuros posts, como es el tema de los esclavos sexuales o de los transexuales, También hemos dejado sin tocar temas tan relevantes como la homosexualidad femenina, leyes y sanciones contra la homosexualidad o la evolución de la moral sexual romana respecto a la homosexualidad, ya que debido a su importancia creo que es mejor dedicarles en las próximas semanas una entrada individualizada.

Pero aún con todo ello, con lo visto hasta ahora parece una necedad negar que la bisexualidad y la homosexualidad fue un fenómeno bastante extendido y visible en la sociedad romana.

Hasta los censores más severos aceptaban con cierta normalidad este fenómeno. El rechazo hacia la homosexualidad pasiva, pues, no es un rechazo a la homosexualidad humana, sino a lo que simbolizaba la sodomía en su peculiar visión del sexo.

Para un romano lo más importante era mostrarse viril en todas las facetas de la vida: en la política, en el hogar, en el sexo; por lo que la pasividad, la sumisión, era considerada una debilidad vergonzosa para cualquier romano. Por eso, el sexo guarda una estrecha vinculación con su concepto de poder.

Por último, añadir que todos aquellos historiadores que han querido atribuir el origen de la  homosexualidad romana a la extensión del vicio griego, como intentando justificar que este "vicio" no es propio de sus queridos romanos, no pueden estar más equivocados. Los gustos homofílicos se desarrollaron en Roma mucho antes de que las modas griegas conquistasen la capital del Tíber.

Y es que la homosexualidad humana es inherente a su propia naturaleza, por lo que lo asombroso, como bien señala Paul Veyne, "no es que una sociedad conozca la homofilia, sino que la ignore: lo que hay que explicar no es la tolerancia romana, sino la intolerancia actual".

Por lo tanto, no sólo hay que preguntarse sobre los principios y la moral sexual romana, sino también reflexionar sobre nuestros propios principios.


BIBLIOGRAFÍA

ÁNGELA, ALBERTO; “Amor y sexo en la Antigua Roma”. La esfera de los libros. Madrid, 2015.

BLÁZQUEZ MARTÍNEZ, J.M.; El mundo amoroso de Catulo y de la Roma de finales de la República, Gerión, 2007, Vol. Extra 277-310.

MARCIAL, Epigramas Eróticos,Aldebarán, 2000.

VEYNE, P.; La Homosexualidad en Roma, en: Sexualidades Occidentales, Ph. Ariès, A. Béjin, M. Foucault y otros. Editorial Paidós, Buenos Aires, Argentina, 1987, pp. 51 – 64

GRIMAL, P.; El amor en la antigua Roma, Ed.Planeta


[En Internet]

Especialmente recomendable es el artículo Sexo en Roma, del mito a la realidad:  http://antiqua.gipuzkoakultura.net/antiqva_sexoroma.php

Mangas Romo, J.; Travestis en Roma. Un pasaje satírico: Juvenal, Universidad de Salamanca.

Sobre el aseo romano: https://domus-romana.blogspot.com.es/2014/05/tonsor-aseo-personal-del-romano.html

Sobre la Homosexualidad en Roma: http://hijosdemarte.blogspot.com.es/2008/07/homosexualidad-en-roma.html

http://www.temporamagazine.com/cotidiana-vitae-iv-sexo-y-sexualidad-en-roma/

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