sábado, 3 de junio de 2017

Religión y Sexualidad en Mesoamérica

Historia de la Sexualidad en América:
- Mesoamérica:
Capítulo 1.- Religión y Sexualidad en Mesoamérica I: Magia, sexo y religión.
Capítulo 2.- Religión y Sexualidad en Mesoamérica II: Cultos a la fertilidad (próximamente)

- Perú:
Capítulo 1.- La cultura Moche y sus increíbles cerámicas eróticas

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Cuando hablamos de religión y sexualidad en sociedades antiguas estamos hablando de toda una cosmogonía que rodea el mundo de las personas, y lo que es aún más importante, tanto la magia como la religión son realidades que participan activamente en su realidad, por lo que es imposible separar sexo y religión.

A grandes rasgos podemos decir que existen dos tendencias generales sobre la sexualidad en cualquier religión del mundo: una positiva, donde se incluyen todas aquellas prácticas aceptadas culturalmente como "naturales", que pueden ir desde ritos de fertilidad a orgías rituales; y una negativa, todo aquello que se considera antinatural o inapropiado, por lo que suelen indagar en valores como el autocontrol y la abstinencia.

Ambas visiones están presentes en cualquier sociedad o cultura, aunque la diferencia entre la sexualidad positiva y negativa puede variar enormemente de una cultura a otra, incluso muchas sociedades se preocuparon de reglamentar estos códigos culturales sobre la sexualidad.

Esta reglamentación viene asentada en la mitología o cosmogonía de cada cultura y suele estar basada en la propia concepción del cuerpo humano, en lo que apreciamos como puro e impuro, por lo que las culturas con una concepción negativa del sexo suelen tener a su vez una concepción peyorativa del cuerpo humano, sus secreciones y por lo tanto de su sexualidad; en cambio, aquellas culturas con una concepción positiva de la sexualidad suelen ver el cuerpo como un regalo de los dioses, estrechamente vinculado a la fertilidad y fecundidad, por lo que el placer sexual no es algo vergonzoso y se puede disfrutar del sexo, aunque con ciertas restricciones.

En el Códice de Dresde, documento maya del Posclásico, se ve a la diosa Ixik como atan, “consorte”, de una deidad vieja. La pareja se acaricia de manera muy discreta en lo que podría ser una preparación para la cópula.
Códice de Dresde
, p. 21c. Reprografía: Boris de Swan / Raíces


Religión, magia y sexualidad

Para las culturas mesoamericanas la presencia de los dioses se manifestaba en todo lo que acontecía a su alrededor, desde los fenómenos más globales como el clima o las cosechas hasta los aspectos más íntimos como el deseo sexual o el amor.

Por todo ello, no nos debe extrañar que existiera toda un mundo mágico y religioso estrechamente vinculado con el erotismo y la sexualidad: deidades, rituales, encantamientos, hechizos o pócimas amorosas eran muy frecuentes en el mundo de la América precolombina.

Además, como en casi todas las sociedades agrícolas la vinculación entre fertilidad, religión y sexualidad era un hecho inherente, por lo que no nos debe extrañar su estrecha relación en numerosas costumbres y rituales. Entre todas ellas, el culto al falo seguramente sea una de sus costumbres más visibles y extendidas, ya que no sólo alude a la fecundidad de la tierra y la germinación de las plantas, especialmente el maíz, sino también a la propia virilidad de lo masculino en unas sociedades marcadamente guerreras.

Templo de los Falos, Chichen Itza, México.

Incluso como bien esgrime Patrick Johansson en su obra 'La palabra de los aztecas' el simple acto sexual puede alcanzar un enorme simbolismo, por lo que la relación entre erotismo, sexualidad, muerte, fertilidad, sacralidad y divinidad estará muy presente en numerosos ritos: "Es así como la simple copulación instintiva adquiere, en el contexto ritual instaurado por el hombre, una dimensión representativa donde los distintos valores socio-religiosos entran en escena, a través de sus encarnaciones o materializaciones míticas, para consagrar el acto (...)"


Dioses de la sexualidad

Las religiones mesoamericanas no separaron el erotismo del campo de lo divino.


Xochiquétzal descrita en el Códice Borgia.1
Como decíamos al principio, los dioses intervenían en los aspectos más mundanos y pasionales de sus fieles, por lo que el deseo sexual, la lujuria, el erotismo o el placer estaban influenciados por la participación de estas divinidades, pero al mismo tiempo podían ser responsables de los más duros castigos si se infringían las leyes que regían la moral sexual de estas culturas, enviando temibles enfermedades sexuales como la temible sífilis.

Estos mismos dioses de la sexualidad presidían sangrientas ceremonias públicas donde se castigaba o ejecutaba a estos transgresores sexuales. Así sabemos que el día de Itzlacoliuhqui se castigaba con la pena capital a aquellas personas sorprendidas en adulterio. Otros dioses como la diosa Macuilxochitl exigía cuatro días de abstinencia sexual antes de la celebración de sus fiestas con la amenaza de caer bajo su temible ira si alguien incumplía sus mandatos.

Un hecho curioso, y que sorprendió gratamente a los frailes españoles, es que algunas veces los condenados se podían acoger al perdón de los dioses mediante un ritual de purificación basado en... ¡la confesión! Aunque esta similitud con el rito cristiano era sólo superficial, ya que sólo era admitida para confesar pecados de índole sexual, la confesión se hacía secretamente entre el pecador y la diosa, y sólo se podía recurrir a este perdón una vez en la vida.

El infractor era llevado ante el sacerdote que encarnaba a Xochiquetzal. Allí se sometía a varios rituales de purificación, entre los que destacaba el baño ritual. Una vez limpio se dirigía al templo con unas pajillas en la mano, cada pajilla representaba uno de los pecados cometidos, y delante de la imagen de la diosa se perforaba la lengua con estas pajillas y las lanzaba hacia atrás. Acto seguido el sacerdote las recogía y las arrojaba al fuego purificador completando el acto de confesión.

Como vemos los dioses eran todopoderosos y eran capaces de influir en todos los aspectos de la sexualidad de las personas, podían incitar al placer sexual, eran responsables de castigar las transgresiones sexuales o tenían la posibilidad de personar los pecados. Por lo que todos los mortales estaban sometidos a sus influencias, especialmente si esas energías eran canalizadas mediante hechizos, rituales o pócimas realizados por chamanes, alcahuetas o brujas.

Imagen de ritual azteca.
Así han llegado hasta nuestros días numerosos testimonios de este tipo de magia, tanto para apaciguar los apetitos sexuales, tomando una sopa con carne de jaguar; aumentar el vigor sexual, comiendo la carne de una serpiente mazacoa; o los tan socorridos y universales filtros de amor, siempre bajo la invocación de algunas de estas deidades del amor.

Incluso hay algunos testimonios de prácticas rituales orgiásticas donde se utilizarían plantas alucinógenas como afrodisíacos.




Principales divinidades sexuales

Existen numerosas divinidades mesoamericanas relacionadas con la sexualidad y el erotismo.


Hay que recordar que la sexualidad está muy presente en los mitos fundacionales de estas culturas, incluyendo numerosas transgresiones sexuales y una concepción positiva del placer sexual. Aunque si por algo destacan estas divinidades mesoamericanas es por su marcada dimensión dual: femenina/masculina o positiva/negativa. Así las principales diosas del amor o la belleza también podían tener un lado oscuro o peligroso, advirtiendo de los peligros de la sexualidad femenina o de la promiscuidad, por lo que en estas culturas tuvo un fuerte arraigo el mito (universal) de la vagina dentada.

Entre las numerosas divinidades relacionadas con el mundo del erotismo y la sexualidad podemos destacar tres divinidades principales: Tlazoltéotl, Xochiquétzal, Xochipilli.Y es cada aspecto de la vida sexual estaba asociado a un dios diferente:
Tlazoltéotl, en el códice Borbónico.

- Tlazoltéotl era la diosa del placer, la voluptuosidad, la fecundidad y la fertilidad. Ella protegía a las parturientas, a las parteras, a los hechiceros relacionados con el mundo amoroso y a los hombres de intensa actividad sexual. Fue venerada primero por olmecas y mixtecas, siendo asimilada posteriormente por los mexicas.
- Xochipilli era el dios de las flores, del amor, de la fertilidad y de las relaciones sexuales ilícitas, por lo que está asociado con el placer y la sensualidad. Era el protector de las ahuianime (prostitutas) libres y de los rituales. Su culto tiene origen en la zona de Oaxaca y Tabasco.
- Xochiquétzal era esposa de Xochipilli, con quién compartía estos rasgos, siendo también protectora de la prostitución y de las relaciones sexuales. Muy venerada entre hilanderas y tejedoras, ya que el movimiento del telar de cintura evocaba de cierta manera el movimiento del acto sexual.



Para no hacer un post extensísimo, hemos decidido ir desgranando, poco a poco, algunos de los temas más llamativos por aquí lanzados, como pueden ser el culto a la fertilidad, la magia amorosa, rituales orgiásticos, una descripción más detalladas de estas divinidades carnales, el mito de la vagina dentada, etc... Por lo que esperamos que nos sigan acompañando en este apasionante viaje y si es posible ayudándonos aportando más información en los comentarios.

En el próximo capítulo seguiremos hablando de religión y sexualidad, nos aproximaremos al que sin ninguna duda es el culto más importante de todos... los cultos a la fertilidad. ¡¡Os esperamos!!


Bibliografía


González Torres, Yolotl, “Sexualidad y religión”, Arqueología Mexicana núm. 104, pp. 26-27.


http://kajanegra.com/amor-y-sexualidad-entre-los-mexicas/


https://aquevineadondevoy.wordpress.com/tag/dioses-mayas/

http://canal22.org.mx/alacarta/?c=d&p=9&n=0_rcvcejpb&ti=19&l=150

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