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sábado, 25 de febrero de 2017

La sala secreta del Museo del Prado

Las 'Salas Secretas' de los Museos:
1.- Gabinete de Objetos Obscenos de Nápoles
2.- British Secretum, el armario 55
3.- Salas secretas y pinacotecas eróticas en la España Moderna
3.1.- La Sala Secreta del Museo del Prado
3.2.- Los gabinetes reservados de los nobles
4.- El Infierno de la Biblioteca Nacional Francesa
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La Sala Secreta del Museo del Prado

Hoy en día cuando paseamos por los pasillos de un museo miramos casi con indiferencia las imágenes de desnudos que se despliegan ante nosotros, sin apenas ser conscientes del efecto turbador que causaron esas mismas imágenes a nuestros antepasados...

Por lo que nunca está de más recordar que la contemplación de un cuerpo desnudo en su totalidad es un fenómeno contemporáneo, ya que ni siquiera en la intimidad del lecho conyugal se solía ver el cuerpo desnudo de la mujer (incluso las más descaradas meretrices solían tapar sus partes más íntimas).

No nos puede sorprender que estas imágenes de desnudos fueran consideradas tan escandalosas que solo los personajes más poderosos se atrevían a custodiarlas en sus colecciones privadas.


Normalmente guardadas en salas reservadas o escondidas tras gruesas cortinas, incluso sabemos que desnudos de grandes artistas fueron pasto de la moral y el fuego de la Inquisición.

'Dánae' de Tiziano, una de las obras más sensuales (y polémicas) de todos los tiempos.

Por ello os invitamos a poneros en la piel de uno de estos poderosos personajes y sentir por un momento la emoción que embriagaría sus sentidos al entrar en una de esas salas reservadas y contemplar la belleza de esos cuerpos desnudos destinados sólo para sus ojos. O el temblor que sacudiría todo su ser cada que vez que descorría la cortina que ocultaba alguno de sus más preciados tesoros.

Unos desnudos que sugerían mucho más que el mero placer estético de un cuerpo desnudo, sino que contendrían todo un simbolismo erótico y sensual que convertía estas obras en auténticas afrentas contra la moral imperante. De ahí que gran parte de ellas hayan pasado la mayor parte de su existencia escondidas en salas reservadas.

Y cómo no podía ser de otra manera nuestro Museo del Prado también albergó una Sala Reservada con más de 70 lienzos de desnudos. Una sala que apenas estuvo vigente 10 años, entre 1827 y 1838, y es que el efecto de concentrar todas estas obras sensuales en una sola habitación despertaba aún más las fantasías eróticas de sus posibles visitantes que el integrarlas entre el resto de colecciones del Museo.

Un viaje de 500 años...


Pero este viaje hay que iniciarlo varios siglos atrás, ya que se puede decir que fue Carlos V quién inició esta colección de obras eróticas.

Cuadros y lienzos que se fueron acumulando en las colecciones reales, adaptándose a los gustos y pasiones de nuestros monarcas, pero también a sus fobias y prohibiciones, sufriendo numerosos episodios de censura y confinamiento en salas reservadas.


Adán y Eva, Alberto Durero (1507).
Óleo sobre tabla. Museo del Prado.
Los dos grandes impulsores de esta colección de desnudos, probablemente la mejor de toda la Europa Moderna, se la debemos a dos reyes fundamentalmente, que aunque de carácter totalmente dispar, sí que compartieron ese gusto por esta pintura "sensual"... Estamos hablando del "prudente y muy católico" rey Felipe II, y sus encargos a Tiziano, y el mucho más libertino Felipe IV quién no dudó en utilizar el pincel del mejor pintor de su tiempo, Velázquez, para satisfacer sus gustos "artísticos"

Pero muy pronto la mojigatería de los reyes Carlos III y Carlos IV provocó que purgasen las colecciones reales de tan "inmorales" pinturas, y aunque algún rey tuvo la tentación de arrojarlas directamente al fuego, por suerte para nosotros, algún asesor le sugirió que era mejor conservarlas, aunque recluidas en una sala, por lo que durante años estos lienzos fueron "escondidos" en una habitación de la Real Academia de Bellas Artes, una sala a la que sólo tendrían acceso artistas de intachable moral y reputación que solicitaban su acceso por motivos artísticos o de estudio anatómico.

Finalmente y tras nuevos vaivenes entre su exposición pública y su reclusión en salas especiales estas grandes obras de arte "censuradas" fueron reubicadas en el Museo del Prado, donde hoy en día las podemos contemplar sin ser conscientes de que más de una vez estuvieron a punto de ser destruidas para siempre por la férrea moral sexual impuesta por la religión en esta España nuestra.


Los inicios de la Colección


Aunque Carlos I ya empieza a coleccionar obras pictóricas de desnudos es su hijo, Felipe II, quien a pesar de la férrea moral católica que trató de implantar en todos los territorios de la Corona no dudó en coleccionar para su disfrute personal toda una serie de pinturas de desnudos, entre las que destaca la que para algunos ha sido una de las obras más escandalosas y polémicas de todos los tiempos...

Estamos hablando de las "Poesías" que Felipe II encargó a Tiziano para decorar su sala privada de descanso en el Alcázar Real, donde destaca sobremanera por su sensualidad y erotismo desenfrenado 'Dánae'.

Dánae, 1551-1553, The Wellington Collection, Apsley House.
La estrecha relación entre el pintor y el rey se ve plasmada en una carta donde Tiziano le informa a Felipe II del envío de una nueva poesía para su camerino personal:

"Y porque la Dánae, que ya mandé a V. M., se veía por la parte de delante, he querido en esta otra poesía variar, y hacerle mostrar la contraria parte, para que resulte el camerino, donde había de estar, más agradable a la vista. Pronto os mandaré la poesía de Perseo y Andrómeda, que tendrá una vista diferente a éstas".

Venus y Adonis (después de la restauración) Tiziano
Óleo sobre lienzo, 186 x 207 cm
Madrid, Museo Nacional del Prado
Por lo que aunque la historia nos ha transmitido una imagen de un Felipe II religioso y puritano, su afición por el arte, y por estas pinturas repletas de erotismo y pasión, nos hablaría de un hombre de un carácter mucho más humanista y refinado de lo que nos podemos imaginar.

Por contra, nos encontraremos con un buen número de reyes de carácter mucho más puritano, desde su hijo Felipe III que ordenó a su guardajoyas que retirase esas pinturas que ofendían "la modestia y la virtud" de quién las contemplaba, pasando por los primeros Borbones, como Felipe V, que vendió gran parte de estas pinturas, por no hablar de la beatería de Carlos III.


La sala íntima de Felipe IV


El otro rey aficionado al coleccionismo de lienzos eróticos fue Felipe IV, lo cual no nos debe extrañar, ya que si por algo destacó la faceta privada de este monarca fue por su adicción al sexo. Y aunque este rasgo de su personalidad lo analizamos en el post donde explicamos la adicción al sexo de Felipe IV, esta afición desmedida al sexo y al erotismo tuvo su mejor reflejo en el aumento constante de su colección de desnudos.

Y para ello no dudó en utilizar todos los medios a su disposición, desde usar su poderosa influencia para obtener apreciadísimo regalos, como el 'Adán y Eva' de Durero que fue un obsequio de la reina Cristina de Suecia, comprando directamente las obras de arte (envió a Velázquez a Italia para que adquiriese numerosos lienzos), e incluso realizando encargos personales a los mejores artistas del momento como "El juicio de Paris" que encargó a Rubens.

De esta forma Felipe IV reubicó la colección heredada de su abuelo Felipe II en una recóndita sala del Cuarto Bajo de Verano en la zona norte del Alcázar madrileño, curiosamente el lugar «en que S.M. se retira después de comer». La elección de esta sala no fue casual, ya que era una de las habitaciones más íntimas y recónditas de todo el palacio, alejada de miradas furtivas y habladurías indiscretas.

Conocemos la impresionante colección de pinturas que allí se albergaba gracias a la detallada descripción que hizo el erudito romano Casiano dal Pozzo, quien comenta que las poesías de Tiziano se hacían cubrir, por pudor, cuando la reina anunciaba su presencia.

Esta sala íntima debería suponer todo un canto al erotismo, la sensualidad y la voluptuosidad, ya que entre sus paredes destacaban no sólo las "poesías de Tiziano, sino también destacaban 'Adán y Eva', 'Venus con el amor y la música', 'Tarquino y Lucrecia'.


Años después, y debido al incremento constante de la colección pictórica real se trasladaron las pinturas de carácter más sensual a una nueva zona del palacio, conocida como las "bóvedas de Tiziano", donde junto a las numerosas obras de Tiziano se podían contemplar cuadros de Tintoretto, Veronés, Durero, Jordaens, Cambiaso y otro de esos grandes cuadros repletos de erotismo, 'Las tres Gracias' de Rubens.

Venus recreándose en la música, Tiziano. Óleo sobre lienzo (148 x 217 cm.). 1547.
Museo del Prado. Madrid.


Los cuadros condenados al fuego por Carlos III


Pero no todos los reyes iban a compartir esta afición por los cuadros eróticos. Se sabe que Carlos III en 1762 hizo una selección de las pinturas más escandalosas de su colección para, nada más y nada menos, que ¡quemarlas!

Auténticas obras universales de la pintura estuvieron a punto de ser pasto de las llamas, en una hoguera avivada por la mojigatería y la nueva política moral impulsada por el despotismo ilustrado de Carlos III.


Por suerte para nosotros, la intervención del artista Mengs así como del Marqués de Esquilache evitaron tal tragedia y lograron convencer al monarca de conservar estas pinturas no sólo por su valor artístico, sino también, por su interés académico, por lo que finalmente estos lascivos cuadros fueron encerrados en la llamada "Casa de Rebeque", una estancia vinculada al pintor de Cámara de su majestad.

Gracias a esta intervención se salvaron obras cumbres de la pintura universal como Dánae y algunas de las más bellas Venus de Tiziano, grandes obras de Rubens como Andrómeda liberada por Perseo, Las tres Gracias, Diana y Calisto o El juicio de Paris u otras obras únicas como El tocador de Venus, de Franceso Albani; y Hipomenes y Atalanta de Guido Reni.

Aunque el precio a pagar por su salvación fue encerrarlas durante años. Con Carlos III permanecieron ocultas en discretas salas del Palacio, y posteriormente con Carlos IV muchas de ellas fueron enviadas a la Academia de San Fernando (en 1792 y 1796) bajo fines académicos, y aunque la Academia trató de dar cierta visibilidad a estas obras, Carlos IV se negó en redondo, por lo que estas pinturas siguieron encerradas en una sala reservada de acceso restringido.

Francesco Furini. Lot y sus hijas. Óleo sobre lienzo (123 x 120 cm). 1640.
Museo del Prado. Madrid.


Nuevos aires de libertad...


Con la llegada de José Bonaparte al trono se intentó airear las viejas y rancias instituciones españolas, mediante un soplido de modernidad y libertad proveniente de tierras francesas. 


Por lo que se empezaron a cambiar algunos paradigmas relacionados con la moral sexual. De esta forma, durante un breve período de tiempo, estas obras fueron sacadas de su clandestinidad y expuestas públicamente para que sirvieran "de estudio a los discípulos de la Academia, de examen e imitación a los profesores y de complacencia a los amantes de las Bellas Artes".

Es más, el propio José Bonaparte también muy aficionado a la vida disoluta no dudó en quedarse tres de estas grandes obras para su disfrute personal en su residencia de la Casa de Campo.

Aunque el triunfo del Absolutismo y la derrota de los afrancesados supuso de nuevo el confinamiento de estas obras en la Academia de Bellas Artes, hasta que en 1827, a la luz de los nuevos conceptos museográficos y en plena expansión del Museo Real, se decidió trasladar de nuevo estas obras al Museo del Prado.

Nacía la Sala Reservada del Prado, ya que estas obras fueron expuestas en una sala especial situada en el extremo suroriental del piso bajo del Museo especificándose que "es la soberana voluntad de Su Majestad que de ningún modo se coloquen a la vista del pueblo aquellos que por razón de la poca decencia de sus objetos y demás circunstancias que reúnan merezcan ponerse en sitio reservado".

Por lo que el acceso a esta sala estuvo restringido durante muchos años y "que sólo se enseña a las personas portadores de un billete especial (…), pues contiene todas las desnudeces que hubieran podido asustar a las damas” señalaba en 1831 el francés Prosper Mérimée en su crónica de su visita al Museo del Prado

Finalmente esta sala fue desmantelada en 1838, ya que los responsables del museo eran conscientes del efecto provocador que causaba la existencia de esta sala, además de ser una división artística completamente anacrónica.


Y es como bien se señala en la propia página del Museo del Prado "era más un exponente del Antiguo Régimen que del mundo contemporáneo, y no extraña que su existencia coincidiera con los últimos años de la vida de Fernando VII, un monarca absoluto con una mentalidad más cercana a la de sus colegas de siglos pasados que a la de los más destacados gobernantes europeos de su época."

Pero aun así el peso de la censura siguió vigente, ya que la obra más erótica de todas, la 'Dánae' siguió oculta a la vista del público general durante varios años más, exponiéndose en el "gabinete de descanso" del Museo, una sala con unas magníficas vistas al Jardín Botánico y que servía de descanso para cuando acudían las más altas dignidades a visitar el Museo.


Conclusión


La existencia de estos gabinetes privados son un claro reflejo de la moral imperante durante gran parte de la historia de España, ya que desde el Renacimiento fueron muchas las voces que se alzaban contra la presencia de cualquier tipo de desnudo en las obras de arte, por lo que las obras con los desnudos más explícitos y sensuales siempre estuvieron bajo sospecha, recluidas en estancias apartadas y discretas.

Pero a pesar de ello, o precisamente por ese motivo, fueron considerados objetos de lujo y de gran valor económico e incluso político. 


Por eso no nos puede sorprender que estas salas reservadas fuesen de gran importancia para algunos de sus dueños, ya que no sólo eran estancias para recrearse visualmente o estéticamente, sino que eran todo un símbolo de poder y de estatus social.

Perseo liberando a Andrómeda.
1640. Óleo sobre lienzo.
267 x 162 cm.
Aunque este largo camino entre arte, moral y censura siempre tuvo un carácter sinuoso, variando la moral sexual de la sociedad con el transcurrir de los siglos, y ¡ojo! no siempre a mejor...

Uno de mejores ejemplos de esto lo representa el cuadro de 'Perseo liberando a Andrómeda', un lienzo que se expuso sin ningún tipo de reparo durante el siglo XVII en una de las habitaciones de mayor importancia dentro del real Alcázar de Madrid, el Salón de los Espejos, destinado a recibir importantes visitas protocolarias.

Pues en pleno siglo XVIII este cuadro fue apartado de este lugar público por ser considerado demasiado indecente y pasó a engrosar la lista de cuadros censurados, ya que con el paso de los años el trasfondo político de este lienzo, la representación del buen gobierno, se fue diluyendo. Y por contra, fue aumentando la simple visión estética del cuadro, por lo que el desnudo de la mujer tomaba mucho mayor protagonismo.

Otro hecho curioso en este camino de moral y censura es que con la llegada del despotismo ilustrado, aunque pueda parecer contradictorio la moral sexual de nuestros monarcas se volvió mucho más conservadora. Y es que como buen representante del despotismo ilustrado su ideal era ser reflejo para sus súbditos de una moral intachable, por lo que acabaron desterrando cualquier conducta u objeto que pudiese ser tildado de inmoral. A todo ello, seguramente, también contribuyó los siniestros personajes religiosos que siempre rodearon, y lo que es peor, influyeron, a nuestros soberanos, inculcándoles visiones de lo más retrógradas relativas a la sexualidad.




BIBLIOGRAFÍA:

-GEORGE, B.: “Las lágrimas de Eros”. Tusquets. Barcelona, 1977.
-KENNETH, C.: “El desnudo. Un estudio de la forma ideal”. Alianza Ed. Madrid, 1981.
- PORTÚS, J.: “La Sala Reservada del Museo del Prado y el coleccionismo de pintura de desnudo en la Corte española, 1554-1838”. Museo del Prado. Madrid, 1998.
- VV.AA.: “El desnudo en el Museo del Prado”. Fundación de Amigos del Museo del Prado y Círculo de Lectores”. Madrid y Bacelona, 1998.

[En Internet]

https://www.museodelprado.es/aprende/enciclopedia/voz/sala-reservada/91593a25-dd47-40c5-95b6-6a2f709155d2

http://artetorreherberos.blogspot.com/2011/09/las-obras-secretas-del-museo-del-prado.html LAS OBRAS SECRETAS DEL MUSEO DEL PRADO . ARTE TORREHERBEROS







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domingo, 7 de febrero de 2016

Los Libertinos franceses


 "¡Imbéciles mortales!
¿Creéis realmente que podéis matar la pasión que la naturaleza ha puesto en vosotros?
Es la obra de Dios. Queréis destruir esas pasiones, embutirlas dentro de estrechos límites.
¡Locos!"
 -  Jean Baptiste Boyer d'Argens, Therese Philosophe (1748)

Si hablamos de libertinos franceses seguramente se nos vendrá a la mente alguna escena de la película 'Las amistades peligrosas', o la figura de personajes como el Marqués de Sade o Giacomo Casanova, incluso las personas de mente algo más calenturienta imaginarán lujuriosas reuniones de aristócratas franceses celebrando orgías bajo el resplandor de los candiles en un solitario castillo... pero dentro del pensamiento libertino también encontraremos a personajes de la talla de Diderot o Rousseau, que no dudaron en liderar un movimiento que pregonaba la libertad del hombre... y la libertad sexual iba a ser uno de sus frentes de batalla.

Protagonistas de la película 'Las amistades peligrosas'

Si el siglo XVI fue el siglo de los grandes descubrimiento en el campo de la física, donde gracias a personajes como Galileo, Descartes o Newton se dio el paso a un sistema de pensamiento mecanicista, el XVII será el siglo de la Razón, de la Ilustración, de donde surgirá un nuevo hombre empeñado en alcanzar la libertad, no sólo la libertad política, religiosa o social sino también la libertad de las mentes y de los cuerpos. Y para ello, deberá sondear en los límites de sus sentimientos pero también de sus pasiones.

El libertino será un hombre emancipado de los límites morales de la religión, si en el siglo XVII exigirá la libertad de pensamiento, en el siglo XVIII buscará la libertad del cuerpo.


Así pues encontraremos dos tipos de libertinos: aquellos de corte intelectual, que centraron sus esfuerzos en conseguir la victoria intelectual frente a la Iglesia, esgrimiendo la libertad de pensamiento frente al inmovilismo intelectual de la religión.
Desnudo en reposo, F. Boucher, 1751.
Museo Wallraf-Richartz, Colonia.

Y después, en los albores de la revolución francesa, aparecerá otro tipo de libertino, los 'libertinos carnales', poetas, aventureros, filósofos, aristócratas... que se entregarán a los placeres de la vida, buscando en el libertinaje y en el desenfreno sexual romper definitivamente cualquier barrera moral sobre la sexualidad humana, donde "siguiendo la estela de Epicuro, celebraron la materia, el cuerpo y la alegría"; tal y como los describe Michel Onfray en su obra 'Los libertinos barrocos'. 

Por lo que la lucha por la liberación sexual fue un arma más que esgrimir frente a la represión del Estado y de la Iglesia.

Los libertinos carnales

Será este segundo grupo de libertinos los que nos interese a nosotros, aquellos que en nombre de la moral natural se entregaron a los más lujuriosos placeres sexuales, librepensadores que no dudaron en trasgredir los dogmas establecidos y romper con las barreras morales dominantes.

Pero este fue un movimiento elitista, las clases medias y bajas siguieron siendo muy conservadoras, especialmente en todo lo relativo al terreno sexual, por lo que su liberación sexual no se produjo hasta bien entrado el siglo XX. 

De esta forma serán los nobles y los intelectuales los que encabezarán este movimiento de libertad sexual, un último canto del poder y del exceso de una aristocracia y de una nobleza que muy pronto verá cuestionada su posición ante el triunfo de la Revolución Francesa. Un triunfo que traerá consigo el protagonismo de la burguesía, la cual impondrá una nueva moral sexual, que desterrará cualquier tipo de sensualidad, y que impondrá una nueva ola de puritanismo, representado en la moral victoriana.

Por lo que nuestros protagonistas serán ‹‹los refinados, los aristócratas, los cortesanos [...] que parece caracterizar el siglo de los filósofos para hacer de él el de la pornografía y el erotismo›› en palabras de R. Muchembled.

La vida de un libertino (c. 1732-1735),  William Hogarth.
Sir John Soane's Museum, Londres.
Y nada mejor si queremos buscar una definición de este libertinaje que acudir a su máximo representante, el Marqués de Sade, quién dijo que el libertinaje “es un extravío de los sentidos que supone ir siempre más allá de todos los frenos, un desprecio soberano por cualquier tipo de prejuicio, el rechazo absoluto de toda forma de culto, el horror más profundo hacia las normas morales”.

Para comprender estas palabras de Sade y la actitud de estos libertinos recogemos el testimonio de Vázquez y Altarriba que en su obra 'La paradoja del libertino' dan respuesta al porqué de esa actitud: "Los libertinos partían de la idea de que todo ser humano es un ser sensual y, por consiguiente, un ser gozante, y que las educaciones religiosa y social han hecho de él un ser dolente. Devolverle su capacidad gozante constituye la labor esencial del libertino, que se ve a sí mismo, más que como un educador, como un anti-mesías venido a redimir a todos aquellos que pasan por la vida sin disfrutar de ella, sin conocer la naturaleza, sin conocer el universo, en suma, sin conocerse".

Por ello, algunos de estos libertinos no dudaron en romper con cualquier tipo de traba moral y adentrarse en sus límites, para inventariar casi con saber enciclopédico la naturaleza de la sexualidad humana, incluida sus perversiones más ocultas y secretas.

Viñeta del cómic, Casanova de Milo Manara.


La liberación sexual de la mujer

Una de las imágenes recurrentes cuando hablamos de los libertinos franceses es la de una reunión de ricos y aristócratas aprovechándose de jóvenes ingenuas, a las que someten a todo tipo de vejaciones...  Pero hay que recalcar que esta filosofía libertina también trajo consigo un paso más hacia la liberación sexual de la mujer.

Y es que en el siglo XVIII la condición social de la mujer aún venía marcada por la represión y el control de su sexualidad, la mujer debía refrenar sus impulsos y sus deseos, y la simple idea del goce sexual femenino estaba completamente vetada.

Los libertinos también se alzarán contra esta moral machista y controladora de la sexualidad de la mujer, la mujer dejará de ocupar un rol pasivo en cuanto a su sexualidad, el viejo mensaje de la iglesia de reducir el rol de la mujer a la maternidad quedará destruido por estos libertinos que nos mostrarán mujeres sexualmente activas, que gozan y viven una sexualidad abierta al placer y a la pasión.

Casanova, de Milo Manara.
Y si hay una persona que se preocupó en analizar el rol de la mujer en esta nueva sociedad ese fue el gran intelectual francés Diderot, quién expresó bien a las claras que la mujer, que cada mujer, era un ser lleno de deseos y placeres.

Así el enciclopedista francés consideraba que el deseo era un bien que todo ser humano tenía la obligación moral de experimentar, ya que las pasiones y los deseos reprimidos eran una fuente de infelicidad.

Para Diderot, que las mujeres no pudiesen experimentar el placer, tal como lo hacían los hombres, era una terrible tragedia, ya que la pasión y el deseo son parte de la condición humana.

"Muchas mujeres morirán sin haber experimentado la cúspide de la "volupté". [...] La mayor felicidad se les niega incluso en los brazos del hombre que adoran, pero nosotros podemos encontrarla junto a una mujer dócil que ni siquiera nos gusta"

Incluso era consciente de que para muchas mujeres el matrimonio no era un camino hacia la búsqueda de su placer sexual, sino que un nuevo foco de represión e insatisfacción sexual:

"He visto mujeres honestas estremecerse de horror cuando se les acercaba el marido; las he visto meterse en la bañera sin creerse nunca lo bastante limpias de la suciedad del deber [conyugal]"

Portada 'La Religiosa'
Sus dos obras más representativas en este aspecto fueron su ensayo sobre las mujeres ('Sur les femmes', 1772) una obra, que a pesar de arrastrar algunos tópicos tan machistas como el de la histeria femenina, conserva grandes dosis de feminismo, al hablar de la igualdad del hombre y la mujer, y de las desventajas de la mujer al nacer por el encorsamiento de la sociedad al que se ve sometida ("viven reducidas al silencio en la vida adulta").

Aunque sin duda su obra donde mejor refleja esta situación de la mujer es la novela 'La joven religiosa' (1761) que narra los problemas a los que se ve sometida una joven cuando es obligada a ingresar en un convento, una novela que se alza "contra las pasiones reprimidas y pervertidas por el dogma de la Iglesia, una magnífica metáfora de la desesperanza de una mujer en una sociedad represiva y patriarcal"


Los libertinos en el arte

La lucha de los libertinos franceses contra la moral eclesiástica se extendió a todos los campos, desde la filosofía hasta la política, por lo que el arte y la literatura también se pondrán al servicio del placer, el erotismo y la lujuria. Y es que, según se acrecentaba la represión sexual y la censura por parte del Estado se irá aumentando, al mismo tiempo, la producción artística de carácter erótico o pornográfico.

Por lo que durante este siglo disfrutaremos de una intensa producción literaria de carácter erótico que marcará definitivamente el devenir de este género literario hasta nuestros días, quedando como referencia obras tan famosas como 'Les bijoux Indiscrets' (1747) de Diderot, 'Thérèse Philosophe' (1748) de Boyer y auténticos clásicos de la literatura erótica como 'Fanny Hill' (1748) de John Cleland y las diversas obras del Marqués de Sade, 'Justine o los infortunios de la virtud' (1791), 'La filosofía en el tocador' (1795) o 'Las ciento veinte jornadas de Sodoma' (1904).

El anticleraquismo de esta literatura libertina se hace evidente en las continuas referencias sexuales relacionadas con el mundo de la Iglesia: curas depravados que se aprovechan de incautas jovencitas, monjas que alcanzan el éxtasis en brazos de un amante, escenas de sexo dentro de los muros de un convento,... todas estas imágenes suponían un ataque directo a la Iglesia, presentándola como un nido de vicio y corrupción, tan cínica y falsa, como la moral sexual imperante.

Las bañistas, Hean Honoré Fragonard.
Este mismo siglo verá como el mundo de la creación artística también vivirá un auge de la pintura de carácter erótico, los autores celebrarán el erotismo del cuerpo humano y su naturaleza sexual. Desde la visión sutil, elegante y discreta del arte Rococó, pasando por la sensualidad desbordante de Boucher o Fragonard, hasta llegar al arte más obsceno y lascivo de Thomas Rowlandson.

Cuadros llenos de sensualidad y erotismo, con mujeres voluptuosas, semidesnudas, llenas de luz y de color, obras realizadas al gusto y a los requerimientos de una sociedad caracterizada por su libertinaje al servicio del placer.

Así el genial pincel de Boucher nos presenta hermosas mujeres, sugerentes, lascivas, ofreciéndonos sus hermosos traseros, provocándonos con la mirada, invitándonos a sucumbir al placer...

Odalisca morena, F. Boucher, 1745.
Museo del Louvre.

Otra de las obras pictóricas cumbres del libertinismo es 'El cerrojo' de Fragonard, donde dos amantes apasionados buscan cerrar el cerrojo para entregarse a la pasión amatorio en el gran lecho que ocupa la parte central del cuadro. Un cuadro donde la luz se pone al servicio del erotismo.

El cerrojo, Jean Honoré Fragonard.
Museo del Louvre, París.

Conclusión

La historia de la sexualidad siempre ha venido marcada por grandes períodos de represión y censura, salpicados por momentos de liberación total de las pasiones, y estos libertinos franceses representan uno de estos períodos donde se rompe con la moral establecida para dar rienda suelta a la sexualidad natural del hombre.

Y es que estos hombres, y mujeres, vivieron a caballo entre dos épocas, entre el final del Antiguo Régimen y el inicio de la Edad Contemporánea, por lo que estos libertinos franceses representan el último canto de cisne de un grupo social caracterizado por sus privilegios, pero también por su frivolidad, por su exuberancia y por su libertad de pensamiento.

Por lo que esta explosión del gusto por expresar la sexualidad del ser humano sólo se pudo dar en ese período y en ese grupo social de intelectuales, librepensadores, filósofos, aristócratas.... ya que antes y después, el ser humano volverá a autoimponerse una estricta y rígida moral sexual...  Antes, con el control total de la moral sexual por parte de la Iglesia; después por el triunfo de la burguesía y la imposición de una nueva moral sexual, tan estricta (e hipócrita) como la ejercida anteriormente por la Iglesia.

Y es casualmente en esta era de la Razón, cuando el hombre se dejará imbuir por el lado más instintivo de la pasión, es en esta época de ansias de conocimiento cuando el hombre se atreverá a explorar un terreno vedado hasta entonces... la sexualidad humana. Por lo que la homosexualidad, la masturbación, el travestismo, o el sadomasoquismo se liberarán de la cárcel moral donde estaban ocultos y verán la luz gracias a estos libertinos franceses.

Este atrevimiento será pues su gran contribución a la historia de la sexualidad humana.

Bibliografía

Blom, P., Gente peligrosa. El radicalismo olvidado de la Ilustración europea, Anagrama, Barcelona, 2012.

Roudinesco, E.; Nuestro lado oscuro: Una historia de los perversos, Anagrama, 2009.

Vázquez, L. y Altarriba. A.; La paradoja del libertino: sobre "Las amistades peligrosas" y otras perversas relaciones dieciochescas, Liceus, 2008.

Alicia H. Puleo, J.A.N. de Caritat, Olympe de Gouges, La Ilustración olvidada: la polémica de los sexos en el siglo XVIII, Anthropos Editorial, 1993.

[En Internet]

Esteban, I.; Virtudes y perversiones de los libertinos, en
http://www.hoy.es/20090608/sociedad/virtudes-perversiones-libertinos-20090608.html

Historia crítica del libertinaje, en
http://www.revistaenie.clarin.com/literatura/Choderlos-de-Laclos-Godard-dAucour-Marques-de-Sade-Cuentos-y-relatos-libertinos_0_529147284.html

http://www.temporamagazine.com/una-ilustracion-cargada-de-razon-y-de-lujuria-2/

http://www.investigartes.com/inicio/index.php?option=com_content&view=article&id=90