"Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea,
ni todo lo que se desea se ama".
ni todo lo que se desea se ama".
- El Quijote
1.- Introducción
Antes de adentrarnos en materia me gustaría explicar como muchas veces la casualidad es la gran protagonista de las entradas de este blog, un dato que lees de refilón en un artículo te sirve para tirar de un hilo que pronto se convierte en madeja, y finalmente de una anécdota extraes toda una serie de post sobre la sexualidad en la historia.
Otras veces los posts son fruto de la investigación, visitas a la biblioteca, lecturas de libros y datos recogidos en uno y otro artículo científico, que juntos nos bridan un panorama general sobre el sexo y el erotismo. Por último están aquellos más ligeros y livianos, que fruto de la falta del tiempo, son un mero resumen de informaciones extraídas directamente de la web.
Portada del 'Quixote Erótico' de Gregorio Morales |
¿Qué no me creen? Sólo tienen que empezar a leerse el Quijote y descubrirán con asombro como el primer lugar donde va a parar nuestro hidalgo, recién salido de su pueblo natal, no es otro que una fonda con dos prostitutas...
Así que fui recopilando diferentes artículos encontrados por la red dónde se analizaba la obra cervantina en clave sexual, y mi sorpresa fue que apenas habían análisis de este tipo en lengua española. Hasta que, finalmente, la casualidad fue la que me hizo toparme con el estupendo ensayo "Quixote erótico", un fabuloso trabajo dónde se analizaba con esmero todo aquello que estaba yo buscando... y fruto de todo esto surge este post.
El Quijote y su época
Como decimos, y para sorpresa de muchos, se puede afirmar que 'El Quijote' es una obra profundamente erótica, el DESEO es la gran fuerza vital que impulsa a sus personajes, y por lo tanto es una obra que nos permite profundizar en el análisis de la sexualidad de una época marcada aún por cierta libertad sexual y relajación en la aplicación de la moral sexual cristiana.
Y es que Cervantes vivirá entre dos épocas en cuanto a moral sexual se refiere: el siglo XV, un siglo de cierta relajación moral, donde el peso de la Iglesia Católica aún no se hace notar sobre la moral sexual de sus feligreses, ya que se haya enfrascada en una reforma interna, tan urgente como necesaria. Además el Humanismo y el Renacimiento traerán un soplo de aire fresco e ideas nuevas. Pero sólo un siglo después, veremos como la Iglesia Católica bajo el impulso dado por el Concilio de Trento (1563), poco a poco, pero de forma imparable irá imponiendo una rígida moral sexual, basada en el pecado y el sentimiento de culpa.
La carga erótica en las novelas de caballerías
Sin duda alguna, uno de los motivos por lo el cual las novelas de caballerías tuvieron tanto éxito en su época fueron por su alto contenido erótico, y es que sus autores bajo la excusa de escribir obras de tintes fantásticos no dudaron en introducir escenas enormemente atrevidas para su época y con una fuerte carga sexual: aventuras amorosas, caballeros y damas enfrascados en amores prohibidos, galanes lascivos y mujeres entregadas a la pasión, y es que es precisamente esta pasión amorosa es uno de los motores narrativos de dichas novelas.
Así en el Capítulo VI del Quijote, titulado Del donoso y grande escrutinio que el cura y el barbero hicieron en la librería de nuestro ingenioso hidalgo, cuando gran parte de los libros de caballerías de Alonso de Quijano acaban en la hoguera, aquellos que fueron salvados de las llamas también contienen pasajes de un fuerte erotismo para la época. Como la más alta novela de caballería de todos los tiempos, Tirant el Blanc, salvada por el cura a pesar del «¿qué diremos de la facilidad con que una reina o emperatriz heredera se conduce en los brazos de un andante y no conocido caballero?».
Así pues el Quijote, como espejo de cualquier novela de caballería, también estará repleto de aventuras amorosas, amores prohibidos, apasionados, románticos o ingenuos... Donde personajes de toda índole y condición: nobles o criados, doncellas o prostitutas, bandidos o campesinos... verán sus vidas trastocadas por la pasión. Y es que cada página del Quijote transpira DESEO, impregnando a toda la novela de un cierto erotismo como iremos desgranando a lo largo de este artículo.
Y como no puede ser de otro forma, nuestro gran protagonista, Don Quijote, es el que mejor representa esta batalla ante el deseo. Porque qué representa Dulcinea sino su permanente e insatisfecho deseo. Además a lo largo de la novela veremos como el triste caballero «se siente espoleado por las exigencias inaguantables de sus impulsos eróticos, pero incapaz de reconocerlos por suyos».
Don Quijote y el sexo
Y es que si hacemos un repaso rápido al tipo de amores y amoríos que aparecen en la novela, al sinfín de personajes rocambolescos que pueblan sus páginas, más nos podría parecer una película de Almodóvar de los 80; ya que como bien nos describe González Echevarría en su artículo "El prisionero del sexo: el amor y la ley en Cervantes":
«La galería de amantes abarca todo el espectro: de damiselas en peligro a
prostitutas, de potenciales amantes cortesanos a seductores y
tramposos, de mujeres vestidas de hombre a hombres vestidos de mujer, e
incluso un atractivo joven vestido de mujer para ser menos atractivo
a los demás hombres (está en manos de piratas turcos). (...) Hasta el lánguido y huesudo
Rocinante se enamora, pero sus insinuaciones a algunas yeguas reciben
coces por respuesta y conducen a una pelea en la que el caballero y su
escudero son fuertemente aporreados.».
El Quijote y la Censura
Pero no queremos llevar a engaño al lector de este blog, a pesar de todo lo dicho hasta ahora no encontraremos ninguna escena de amor explícito, no hay besos ni caricias públicas. Aunque esto no nos debería extrañar, primero porque la concepción del erotismo varía enormemente de una época a otra. Seguramente una escena que a nosotros nos puede parecer algo insulsa, como la descripción del pie de una doncella, en la mente de un hombre del siglo XVI provocaría todo un torbellino de fantasías eróticas.
Y segundo, porque Cervantes era consciente de que si quería ver su novela publicada previamente debería pasar el examen crítico, tanto del Consejo de Castilla como de la mismísima Inquisición. Por lo que una de las grandes virtudes del Quijote "es el maravilloso conjunto de artificios y astucias que discurrió Cervantes para desorientar a los censores de la temible Inquisición" y no sólo sugerir escenas de fuerte carga erótica, sino arremeter contra todos los estamentos viciados de su época, como la corrupción, las injusticias sociales o el mal gobierno o incluso arremetiendo contra la mismísima Inquisición.
Y es que como venimos advirtiendo, el Quijote está repleto de pequeños detalles, juegos de palabras, y dobles sentidos que aunque a nosotros nos pasen inadvertidos seguramente fueron muy sugerentes y atrevidos para su época.
Una de dobles sentidos...
Uno de estos dobles sentidos que más ha sido comentado se da en el Capítulo LXII titulado "Que trata de la aventura de la cabeza encantada, con otras niñerías que no pueden dejar de contarse" cuando Don Quijote es invitado a pasar la noche en casa de un tal Don Antonio y su mujer, quiénes organizan un sarao en su honor.
Dos de las damas invitadas a la fiesta sacan a bailar a Don Quijote quién pronto desfallecido de tanto baile "se sentó en mitad de la sala en el suelo, molido y quebrantado de tan bailador ejercicio". Por lo que cuando Sancho lleva a su amo a la cama espeta: "Si hubiérades de zapatear, yo supliera vuestra falta, que zapateo como un girifalte, pero en lo del danzar no doy puntada."
Es en esta inocente frase donde algunos investigadores han querido verle un doble sentido, ya que si tenemos "presente el uso del verbo zapatear con el valor del mejor documentado y semánticamente afín calzar, o sea, como equivalente de joder", la frase de nuestro querido Sancho adquiere un nuevo y llamativo significado.
Mujer
No existe un arquetipo de mujer en el Quijote, la idea de mujer va variando a lo largo y ancho de toda la novela, y es que El Quijote es una obra repleta de mujeres, de todo tipo y condición, con sus virtudes y sus defectos. Cervantes no deja de ser un hombre esclavo de su tiempo, una época donde el género femenino tenía poca o ninguna consideración social, estando relegado su papel a pasar de 'hija de' a 'esposa de', teniendo únicamente dos salidas honorables socialmente: o el matrimonio o el convento.
Pues a pesar de todo ello, no deja de sorprendernos encontrar en el Quijote que el papel de la mujer no se limita a la casa o al claustro, también aparecen mujeres libres e independientes, incluso que toman un papel activo en las lides amorosas. Mujeres que enarbolan un discurso de una extraordinaria modernidad, de un feminismo casi militante, más propio del siglo XX que de la Edad Moderna.
Por lo que si uno de los grandes valores del Quijote es su canto a la LIBERTAD, esta novela se hace aún más atrevida y única cuando leemos como proclama con toda lucidez la libertad de la mujer.
Y entre todos estos personajes femeninos podemos destacar a tres mujeres que comparten unos mismos rasgos: la morisca Lela Zoraida, la labradora Dorotea y la pastora Marcela. Toda ellas mujeres fuertes, independientes y que claman por una mayor igualdad y autonomía en la toma de sus decisiones
Ya que como bien dice la pastora Marcela «Yo nací libre y para poder vivir libre escogí la soledad de los campos"». Y es que en boca de este personaje Cervantes realiza uno de los más bellos manifiestos en defensa de la libertad de la mujer (Capítulo XIV), en su derecho a elegir y en su derecho a ser libres e independientes:
«Hízome el cielo, según vosotros decís, hermosa…” “Y, según yo he oído decir, el verdadero amor no se divide, y ha de ser voluntario, y no forzoso. Siendo esto así, como yo creo que lo es, ¿por qué queréis que rinda mi voluntad?”».
Prostitución
La prostitución es un elemento de continua presencia en el Quijote, ya desde la primera aventura podemos ver como Cervantes refleja este fenómeno social, sin tapujos ni cortapisas, sin ningún tipo de condena moral, un elemento pues que debía ser muy habitual en la vida cotidiana del renacimiento, poblando caminos, ciudades, puertos y pueblos, por lo que la diferencia entre prostituta, tabernera, sirvienta no estaba del todo clara. Además, como ya indicamos en anteriores posts, los taberneros hacían a su vez de proxenetas, explotando sexualmente a sus camareras, incluso muchos son los casos donde era la propia esposa la que era prostituida o incluso ¡sus propias hijas!
Así en su primera aventura se topa con dos mujeres, la Tolosa y la Molinera, "dos mujeres, destas que llaman del partido (prostitutas), las cuales iban a Sevilla con unos arrieros", Y aunque la obra cervantina está repleta de dobles sentidos, es en este capítulo donde vemos uno de los más claros y evidentes, ya que cuando las doncellas le desnudan para armarle caballero (es decir, cuando las prostitutas le desnudan para iniciarle en los secretos del amor) nuestro Quijote dice:
Nunca fue caballero
de damas tan bien servido
como fuera Don Quijote
cuando de su aldea vino:
doncellas curaban dél;
princesas, del su rocino*
*(juego de palabra donde el rocín o rocino podía equivaler al pene)
Aunque sin duda la prostituta más relevante de todo el Quijote es Maritornes, quien el caballero de la triste figura confunde con la doncella de un castillo, y dónde se insinúa que su hija también ejerce la profesión. Esta mujer representa la lujuria, el exceso, y como tal este capítulo "De lo que le sucedió al ingenioso hidalgo en la venta que él imaginaba ser castillo" es uno de los más atrevidos (y divertidos) de toda la obra.
Así pues, la Maritornes entra en la habitación de huéspedes, con la intención de yacer con el arriero Arévalo:
"Había el arriero concertado con ella que aquella noche se refocilarían juntos, y ella le había dado su palabra de que en estando sosegados los huéspedes, y durmiendo sus amos, le iría a buscar y satisfacerle el gusto en cuanto le mandase. Y cuéntase de esta buena moza, que jamás dió semejantes palabras que no las cumpliese, aunque las diese en un monte y sin testigo alguno (...)"
- Capítulo XVI
La 'semidoncella' Maritornes siendo agarrada por Don Quijote. |
"Entró en el aposento donde los tres alojaban en busca del arriero; pero apenas llegó a la puerta cuando Don Quijote la sintió, y sentándose en la cama a pesar de sus bizmas, y con dolor de sus costillas, tendió los brazos para recibir a su fermosa doncella la asturiana, que toda recogida y callando iba con las manos adelante buscando a su querido. Topó con los brazos de Don Quijote, el cual la asió fuertemente de una muñeca, y tirándola hacia sí, sin que ella osase hablar palabra, la hizo sentar sobre la cama, tentóle la camisa (...)"
Voyerismo
Pero como venimos diciendo, aparte de estos capítulos más "sórdidos", el Quijote está poblado de sutiles referencias llenas de erotismo, especialmente aquellas con tintes vouyeristas, como en el Capítulo XXIV, donde dos varones espían a la bella Luscinda vestida sólamente con su camisa interior.
"Cumplíselos yo por mi corta suerte, enseñándosela una noche a la luz de una vela por una ventana por donde los dos solíamos hablarnos. Viola en sayo tal, que todas las bellezas hasta entonces por él vistas las puso en olvido."
Aunque si tenemos que elegir una escena por su fantaseante erotismo es aquella del Capítulo XXVIII, donde nuestros protagonistas observan escondidos como un labrador (que resulta ser mujer) se lava pies y piernas, y qué imaginamos para la época tuvo de ser una escena de una sensualidad desbordante:
"(...) no hubieron andado veinte pasos, cuando detrás de un peñasco vieron sentado al pie de un fresno a un mozo vestido como labrador, al cual, por tener inclinado el rostro, a causa de que se lavaba los pies en el arroyo que por allí corría, no se le pudieron ver entonces; y ellos llegaron con tanto silencio, que de él no fueron sentidos, ni él estaba a otra cosa atento que a lavarse los pies, que eran tales, que no parecían sino dos pedazos de blanco cristal, que entre las otras piedras del arroyo se habían nacido. (...)
Así lo hicieron todos, mirando con atención lo que el mozo hacía, el cual traía puesto un capotillo pardo de dos alas, muy ceñido al cuerpo con una toalla blanca. Traía asímismo unos calzones y polaina levantadas hasta la mitad de la pierna, que sin duda alguna de blanco alabastro parecía. (...)
El mozo se quitó la montera, y sacudiendo la cabeza a una y otra parte se comenzaron a descoger y desparcir unos cabellos que pudieran los del sol tenerles envidia. Con esto conocieron que el que parecía labrador era mujer, y delicada, y aun la más hermosa que hasta entonces los ojos de los dos habían visto".
Travestismo
Otro fenómeno muy particular de esta época, fue el travestismo de las mujeres, ya hablamos en este post Hermafroditismo, Transexualidad y cambios de sexo en la Edad Moderna, como fue un fenómeno bastante extendido, especialmente ante la invisibilidad social de la mujer, por lo que no nos debe extrañar que en la obra de Cervantes aparezcan numerosos casos de travestismo.
Aunque en este caso, veremos travestismos de todo tipo y condición: sacerdotes y laicos vestidos de mujer, mujeres vestidas de hombres, muchachos vestidos de muchacha, todo vale en esta obra, donde la identidad sexual de sus personajes tambalea ante la consecución de sus anhelo más universal: el deseo.
Libertinaje
Uno de los personajes más interesantes en clave sexual es "el prisionero de amor", el único de los personajes que puebla la novela que es juzgado y sentenciado por la Justicia por su descarado libertinaje. Algunos especialistas han visto en este galeote, el anticipo de una figura literaria de gran popularidad en los siglos posteriores: el libertino. Una persona amoral, y preocupada únicamente por satisfacer sus deseos sexuales, tan es así, que él mismo confiesa que mantiene relaciones con cuatro mujeres al mismo tiempo:
"Pasó delante don Quijote y preguntó a otro su delito, el cual respondió con no menos, sino con mucha más gallardía que el pasado:
—Yo voy aquí porque me burlé demasiadamente con dos primas hermanas mías y con otras dos hermanas que no lo eran mías; finalmente, tanto me burlé con todas, que resultó de la burla crecer la parentela tan intrincadamente, que no hay diablo que la aclare. Probóseme todo, faltó favor, no tuve dineros, vime a pique de perder los tragaderos, sentenciáronme a galeras por seis años, consentí: castigo es de mi culpa; mozo soy, dure la vida, que con ella todo se alcanza."
Y es que como bien se recoge en la obra "Love and Law in Cervantes", la seducción de mujeres es un delito que ya venía sancionado en las Siete Partida, castigado severamente especialmente en los casos de incesto, cuando el riesgo de consanguineidad era demasiado elevado. Aunque, como podemos imaginar, la aplicación de este tipo de sanción era muy diferentes si el delito era cometido por alguien del pueblo llano, o por algún personaje del estamento nobiliario, ya que la Iglesia, en estos últimos casos, concedía sin ningún miramiento aprobraciones matrimoniales entre parientes consanguíneos.
Conclusión
Miguel de Cervantes Saavedra. 1547-1616. |
Aunque sin duda alguna el principal objetivo de esta entrada es conmemorar el IV centenario de la muerte de Cervantes, fallecido un 22 de abril de 1616, una pequeña iniciativa surgida ante el asombro y la incredulidad al comprobar el escaso eco que se ha dado desde Gobierno e instituciones a la figura literaria más importante de lengua hispana, y quizá (con permiso de Homero) de todos los tiempos.
Con todo ello, pretendemos que, con la excusa de esta perspectiva erótica, muchos de los que ahora nos lean, se atrevan a buscar ese tomo del Quijote que todo el mundo guarda en casa (o en casa de sus padres) y se anime a leer, o releer, esta novela sin igual.
Y si así lo hacéis, os invito a dejaros sucumbir ante ese DESEO que es motor principal de la novela, descubrir su latente EROTISMO, y los conflictos sexuales que esa PASIÓN desata, y es que como dijo el propio Cervantes
"El AMOR junta los cetros con los cayados; la grandeza con la
bajeza y hace posible lo imposible".
Bibliografía
Carroll B. Johnson, «La sexualidad en el Quijote», en Edad de Oro, IX (1990), pp. 125-136
González Echevarría, R.; El prisionero del sexo: el amor y la ley en Cervantes, fragmento del libro "Love and Law in Cervantes" (Yale University Press).
Joly, M.; Erotismo y marginación social en la novela cervantina, Cervantes: Bulletin of the Cervantes Society of America, Vol. 12, Nº. 2, 1992, págs. 7-20.
Sánchez Mendieta, N.; ¿Qué hacer con las escenas sexuales en las ediciones infantiles y juveniles del "Quijote"?, Tus obras los rincones de la tierra descubren: actas del VI congreso internacional de la Asociación de Cervantistas / coord. por Alexia Dotras Bravo, 2008, págs. 691-708.
Vigil, M.; La vida de las mujeres en los siglos xvi y xvii, Madrid: Siglo XXI de España, 1986
[En Internet]
http://www.jotdown.es/2016/04/quijote-la-manzana-nunca-mordimos/
http://www.letraslibres.com/revista/convivio/el-prisionero-del-sexo-el-amor-y-la-ley-en-cervantes
http://deamoresyrelaciones.blogspot.com.es/2009/07/amor-sexo-y-erotismo-en-el-quijote-cap_12.html
https://www.h-net.org/~cervantes/csa/articf92/joly.htm
La historia es sabia. La literatura también. Gracias por compartir este interesante artículo. Felicidades.
ResponderEliminarArtículo disparatado hasta decir basta. Alcanza su paroxismo cuando identifica "rocino" con "pene".
ResponderEliminarEmpieza leyéndote el Quijote y después vuelves al blog, haz el favor.
EliminarDisparatado es criticar un artículo donde se recogen los estudios de:
- González Echeverría, catedrático de la Universidad de Yale.
- Carroll B. Johnson, hispanista, estudioso de la figura de Cervantes, por la Universidad de Harvard
El paroxismo es criticar un libro que seguramente nunca te hayas leído, y por supuesto, nunca lo has analizado bajo clave erótica.